TRUJILLO Y FRANCO: DOS GENERALÍSIMOS ( y 4)
POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES
Al terminar esta breve serie sobre los
generalísimos Trujillo y Franco hay que decir que ambos actuaron siempre con
actitud parecida al perverso monarca Ajaz (o Acaz), el del Reino de Judea, en
la llamada Edad de Hierro, quien en materia de gobierno no creía más que en sus
propios cálculos, lo cual finalmente llevó al infortunio a los pueblos bajo su
dominio.
Ambos personajes fueron descritos de manera
secreta por las potencias que en las 4 primeras décadas del siglo pasado
incidían mucho en los asuntos generales del mundo.
En el caso del antillano y caribeño Trujillo
hay
un informe secreto de la diplomacia inglesa, fechado el 31 de marzo de 1933: “Había
adquirido considerable riqueza…a través del robo de ganado y la apropiación
ilegal de tierra del gobierno y de otros. Ahora es el más rico y uno de los más
grandes terratenientes ganaderos del país, pero su codicia todavía es
insaciable. Es ambicioso, inescrupuloso, falto de piedad y autocrático.”
(Asuntos Dominicanos en Archivos Ingleses. Editora Corripio,1993. P206. Editores
Bernardo Vega y Emilio Cordero Michel.)
En
el caso del gallego Franco los ingleses prepararon un grueso expediente
informativo nada favorable, desde antes de que el 17 de julio de 1936 estallara
en el Marruecos español la insurrección que 3 años después lo llevaría al poder
absoluto en una España ensangrentada y devastada.
No
obstante los criterios que reposan en los archivos londinenses y escoceses, los
primeros ministros británicos Stanley Baldwin y Neville Chamberlain, por
cuestiones de geopolítica, hacían saber, más como pose, de cara al público, que
no se inclinaban ni por los rebeldes de Franco ni por los republicanos, que
eran las dos fuerzas principales que se enfrentaron en la guerra española
(1936-39.)
Muchos
años después el historiador y académico español Enrique Moradiellos García
escribió al respecto que se trataba de “una neutralidad benévola hacia el bando
insurgente y notoriamente malévola hacia la causa del gobierno de la
República.” (Neutralidad benévola. Pentalfa Ediciones, 1990.)
Es oportuno
señalar otra coincidencia entre los referidos exponentes del cesarismo en ambos
lados del Atlántico. Desde el 1936 los falangistas crearon un saludo especial,
con signos enigmáticos, para reverenciar al Franco que todavía no había tomado
el poder.
Un año después,
mediante el artículo 3 de una resolución publicada en septiembre de 1937, el
Partido Dominicano hizo lo mismo para que sus miembros rindieran devoción a
Trujillo. El simbolismo aquí consistía en alzar el pecho
y poner la mano derecha abierta en el área donde se ubica el corazón para
ensalzar al mandamás.
Por
lo anterior, y muchas otras cosas, se puede pensar que cuando el español Jesús
de Galíndez escribió en su ensayo titulado La era de Trujillo que lo que se
vivía en el país era “la sumisión de un pueblo” esa verdad podría extrapolarse
al pueblo español que padecía el látigo de Franco.
Trujillo,
por los motivos que fueran, (económicos, raciales o como gesto de cara al mundo
de supuesta actitud democrática) acogió a partir del 1939 en el país a miles de
españoles republicanos derrotados por las fuerzas de Franco.
En
su mayoría eran intelectuales, educadores, comerciantes, escritores y artistas.
Muchos de ellos, pocos años después de
llegar aquí, tuvieron que emigrar a
otros lugares de América.
Ellos
crearon en República Dominicana el Centro Democrático Español para mantener
viva la idea de unidad frente al opresor régimen de Franco, pero su existencia
fue efímera. Por órdenes expresas de Trujillo fue suprimido, y sus directivos
advertidos sobre duras represalias.
Los
móviles de Trujillo para permitir esa migración pudieron ser variados, pero lo
cierto es que él siempre abogaba por un supuesto “blanqueamiento” de la
población dominicana, tal y como se comprueba en la historia migratoria del
país.
Hay
pruebas documentales de que Trujillo creía ser blanco. Sólo citaré dos ejemplos
para sustentar lo anterior.
En un alambicado libro de Manuel de Herrera se
copian párrafos completos de discursos
pronunciados por Trujillo resaltando su origen español y creyéndose dueño de
unos genes no mezclados con otras razas. (La figura excepcional del
Generalísimo Trujillo. P.45)
Rymer K. R., un escritor puertorriqueño muy
vinculado con el susodicho déspota dominicano, en una extensa recopilación de
la palabrería de Trujillo, cita un discurso suyo en el cual dijo: “todo
dominicano tiene dos patrias: la República Dominicana y España.” (España heroica.P.157.
Editora del Caribe,1957.)
En
distintas etapas de su largo y pesado régimen Trujillo contó con el apoyo de
funcionarios que secundaban con entusiasmo esos deseos estrafalarios del
tirano.
Uno
de ellos fue el abogado e historiador Manuel Arturo Peña Batlle quien, con
ideas de raíces adventicias sobre ese tema, llegó a escribir algo racial y
etnográficamente imposible: “Vamos a ser una República de raíces netamente
española…que los dominicanos de hoy y de mañana sean, en lo posible de origen
español.”
Pero
no sólo fue en el referido 1939 que vinieron a establecerse en el país miles de
españoles. La otra gran migración proveniente de España, en la llamada Era de
Trujillo, se produjo luego del viaje que este hizo a ese país en el 1954.
En
esa ocasión fueron traídas al país familias campesinas españolas para realizar
labores agrícolas.
El
primer barco con esos emigrantes llegó al puerto de Santo Domingo el 8 de enero
de 1955. Eran más de 700 personas, originarias de las provincias de Burgos y
Valencia.
Dos niños nacieron en esa travesía desde España hacia
República Dominicana. Como dato curioso debo decir que ambos fueron bautizados
en uno de los salones del palacio de gobierno.
A
uno de esos niños le pusieron por nombre Rafael Leónidas, como al sátrapa, y al
otro Héctor Bienvenido, homónimo de quien era entonces presidente gomígrafo del
país, y hermano de alias Chapita o El Jefe.
Nunca
se cumplieron las promesas que les hicieron a esos trabajadores agrícolas
personeros de ambos gobiernos.
Uno
de los ensayos de investigación más completos sobre esos desafortunados
labriegos valencianos y burgaleses lo publicó en el 1993 doña Francis Pou de
García.
Ella
explica en su rigurosa investigación aludida, con detalles irrefutables, que esos inmigrantes fueron ubicados en
tierra pobre para la agricultura, que no tenían agua potable para el consumo
humano, casas inadecuadas, poco apoyo económico, enfermedades no atendidas,
etc.(Inmigración de agricultores españoles a la República Dominicana en el
período Franco-Trujillo,1939-61.Publicado en el 1993, Francis Pou de García.)
En
resumen, fueron muchos los puntos comunes que tuvieron los dos generalísimos Trujillo y Franco.
Los matones a su servicio hacían con deleite
de sabuesos la función de la tarabilla, que en el molino de harina hace ruido
para que todos sepan que está
trabajando. Esa tablita de madera sólo deja de sonar cuando se para el molino.
En el caso concerniente a esta crónica, cuando desaparecieron ambas tiranías.
Por la sintonía entre ellos Trujillo calificó a
Franco de “ser el libertador de España de las garras esclavizadoras del
comunismo…” Por su parte Franco dijo que Trujillo era el “paladín del
anticomunismo en el mar de las Antillas…” (Citado en la obra La alianza de dos generalísimos.Pp260,261 y
268. Francisco Javier Alonso.)
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