domingo, 12 de mayo de 2019

MANZANILLO,BAHÍA,PUERTO, PUEBLO DEL NOROESTE DOMINICANO


MANZANILLO:BAHÍA, PUERTO Y PUEBLO DEL NOROESTE DOMINICANO
POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES
Manzanillo
Manzanillo es la bahía situada más al noroeste de la República Dominicana. Es una de las cunas del litoral marino nacional, exactamente en el punto donde el río Dajabón vierte con estruendo su agua.
 El puerto de Manzanillo es uno de los de más profundo calado en todo el arco del Caribe insular y su historia es tan amplia como el horizonte marino que se observa desde su pequeño malecón.
Dicha bahía ha sido descrita como hermosa, con aguas tranquilas y profundas, siendo la primera de las costas septentrionales dominicanas. En ella desemboca el río Yaque del Norte, con su caudal de agua y la de sus varios tributarios.
Uno de los primeros geógrafos criollos verificó en sus primarias averiguaciones que a parte de las aguas de la desembocadura del río Dajabón “éntranle también por el Este los ríos Maguaca y Chagüey y los arroyos Macabón y La Gozuela, que desembocan todos por un caño llamado El Estero…Cerca de la boca del Tapión, una de las antiguas bocas del Yaque del Norte, hay un islote llamado Barriga de Vaca….”1
La comunidad formada en ese hermoso entorno, en un recodo colindante con Haití, y en el lado oriental del río Dajabón, también conocido como Masacre, dentro de la provincia Monte Cristi, no sólo es llamada Manzanillo, sino también Puerto Libertador y Pepillo Salcedo, que es su nombre oficial.
Al norte colinda con El Océano Atlántico y el municipio de Monte Cristi. Al Sur se encuentra con su vecina la provincia de Dajabón. Al Oeste roza la aldea haitiana de Ferrier y al Este con el municipio capital de la provincia de la cual forma parte.
Su emplazamiento y su realidad geográfica lo convierten en un pueblo costero y su trilogía de nombres la equiparan, en ese sentido, con la gigantesca y activa ciudad de Estambul, en el euroasiático estrecho de Bósforo, que también ha sido conocida con el paso de los siglos como Bizancio y Constantinopla.
Aunque la historia de Manzanillo se hunde en los meandros de la convulsionada era colonial, el asentamiento formal comenzó a gestarse en los primeros años del siglo diecinueve, tal y como se recoge en numerosos informes estadísticos e históricos que forman parte de nuestro pasado.
Hasta el 1942 era una sección que formaba parte del rosario de áreas rurales del Municipio Montecristi, pero con la llegada a la zona de una empresa agropecuaria extranjera comenzó un acelerado proceso de urbanización que influiría para que Manzanillo fuera elevado de categoría.
En efecto, el 25 de agosto de 1949, previa aprobación del Congreso Nacional, esa población fue llevada a municipio con el nombre de Pepillo Salcedo, en atención a una secuencia de condiciones que hacían válido otorgarle esa condición en la distribución geográfica del país.2
Los pequeños poblados de Santa María, Copey y Carbonera también forman parte de Pepillo Salcedo. Su producción es esencialmente agrícola, con un importante componente pecuario, sobre todo de ganadería caprina. Así como también un elemento económico proveniente de pescados y mariscos.

Donde arranca la frontera con Haití
En ese municipio es donde arranca la línea divisoria que separa a la República Dominicana de Haití, tal y como quedó establecido en el Tratado fronterizo del año 1929. Ese sólo hecho le da una extraordinaria importancia en la geopolítica binacional.3
Pero mucho más atrás en el tiempo, luego de la convención del 25 de agosto de 1773, el acuerdo del 29 de febrero de 1776, firmado en la comunidad de la Atalaya, y el instrumento del 28 de agosto de 1776, las más altas autoridades francesas y españolas decidieron establecer los límites de las dos colonias en que se dividía la isla de Santo Domingo.
En efecto, mediante tratado firmado el 3 de junio de 1777, se dispuso lo siguiente: Artículo 1-Que los límites entre las dos naciones quedarán perpetuas e invariablemente fijados en la desembocadura del río Dajabón o Massacre del lado Norte de la dicha isla y en la desembocadura del río Pedernales o de Anses-a-Pitres del lado Sur…”4
Los mangles de Manzanillo
Aunque gran parte del manglar que antes existía en la zona de Manzanillo ha sido devastada por la impiadosa mano del hombre, todavía quedan pequeñas áreas allí de esos árboles resistentes a las sales y que encuentran su hábitat preferido en zonas donde desembocan ríos.
Formando parte del entorno urbano de esa comunidad se observan manchones de mangle botón y otros, que contribuyen a conservar el medio ambiente tan maltratado por inconscientes de sus efectos favorables.
En la zona hay ejemplares de mangles costeros y  estuarinos, estos últimos más inclinados hacia los humedales de agua dulce.
Los estudios realizados por especialistas en la materia arrojan como resultado que el Municipio Pepillo Salcedo tiene todavía una clasificación importante entre las 55 áreas del país donde se ha detectado la existencia de mangles.5
Manzanillo y el Guardia del Arsenal
Uno de los merengues clásicos del cancionero dominicano es el guardia del Arsenal. Sus letras contagiosas, su mensaje directo y el acoplamiento de tambora, güira y acordeón lo convirtieron en un himno popular que se mantuvo por décadas como preferido en el gusto musical de miles de dominicanos.
Su autor, el inolvidable Luis Díaz, quiso que el protagonista de su fantástica creación literaria naciera en la Bahía de Manzanillo.
Parte de dicha canción dice así: “Yo nací en la Bahía de Manzanillo/(oh, oh, oh). Caribe tengo la voz/Si no fuera porque viviera tan lejos/(oh, oh, oh) te enseñara como soy.”6
Por qué el nombre  de Pepillo Salcedo
Pepillo Salcedo, cuyo nombre real era José Antonio Salcedo Ramírez, es un fascinante héroe y mártir dominicano.
Luchó tenazmente por la consolidación de la Independencia Nacional, participando activamente en varios enfrentamientos contra los invasores haitianos.
Una prueba de las condiciones de Pepillo Salcedo la trasladó a sus escritos el historiador José Gabriel García al describir la batalla de Beller, librada contra los invasores haitianos en el 1855, en la cual el bizarro combatiente fue elevado de capitán  a comandante, en consideración a sus actos épicos.7
Nuestro patricio mayor, Juan Pablo Duarte, se refirió al hombre cuyo nombre lleva ese municipio del Noroeste del país en términos de gran admiración por su reciedumbre moral y su valía como luchador por la libertad del pueblo dominicano: “…Me será lo más grato el hallarme a su lado…Mientras, pues, se me presente la ocasión de presentar a usted mis respetos personalmente y ponerme a sus órdenes…”8
El héroe Benito Monción, por su parte, hizo un relato pormenorizado de su participación en varias de las batallas desarrolladas contra los intrusos vecinos del oeste de la isla y dejó asentado su admiración hacia Pepillo Salcedo, indicando que la patrulla de la que formaba parte, dirigida por éste, fue transformada por órdenes del general Luis Franco Bidó en columna “de quinientos hombres que puso bajo el mando del entonces comandante José Antonio Salcedo, y me agregó a él.”9
Terminadas las tormentosas luchas contra los haitianos el tenaz combatiente que era Pepillo Salcedo se retiró al lugar conocido como Estero Balsa, en la parte Este de Manzanillo, donde por un tiempo ejerció el comercio al tiempo que se mantenía vigilante sobre los destinos del país.
Por los relatos orales que se fueron acumulando en la mente de memoriosos de la zona se conoce que Pepillo Salcedo disfrutaba del ambiente bucólico del lugar, con vista a esa maravilla de la naturaleza que es la aguja vegetal llamada Punta Presidente, la cual recibe los vientos alisios que llegan desde el Oriente atravesando la costa atlántica dominicana.
Hizo de la bahía de Manzanillo su domicilio por un tiempo no precisado por la historia, dejando allí gratos recuerdos que impulsaron muchos años después a que sus moradores influyeran para que a esa comunidad se le denominara con su nombre.
El reposo del guerrero, allí donde estuviere, terminó cuando se produjo la Anexión a España.
Amante de la libertad de su pueblo, no vaciló en ponerse de nuevo los aperos de guerra, brillando en los múltiples escenarios bélicos en que participó en la terrible y sangrienta Guerra Restauradora.
Pepillo Salcedo fue víctima de la inquina de sus enemigos personales que no soportaban la brillantez de sus actuaciones, su extraordinario don de mando y las cualidades que le permitieron ser el primer Presidente de la República ya liberada del yugo anexionista de los españoles.
Al arrancar la Segunda República, luego del grito de Capotillo, Pepillo Salcedo ocupó  por designación el más elevado cargo de la Nación  el 14 de septiembre de 1863, hasta el 10 de octubre de 1864, fatídica fecha en que los mezquinos que nunca faltan lo depusieron utilizando una sarta de mentiras que el tiempo se ha encargado de poner en evidencia. Cinco días después, con 48 años de edad, fue fusilado en el litoral de la bahía de Maimón.
Más que merecido es, en consecuencia, el topónimo de Pepillo Salcedo para el poblado que originalmente se denominaba Manzanillo, conjuntamente con su bahía que mantiene este último nombre.



 Puerto Libertador
Generalmente los nombres de los pueblos tienen una razón de ser. En este caso al municipio Pepillo Salcedo, además de Manzanillo, también se le conoce como Puerto Libertador.
Se le identifica popularmente así tal vez por los acontecimientos de nuestro ayer originados en las facilidades costeras que siempre ha tenido y que han permitido que combatientes dominicanos hayan realizado allí jornadas gloriosas en defensa de la soberanía nacional.
El 26 de octubre de 1845 varios navíos dominicanos formaron un mural defensivo para enfrentar las hostilidades de los entonces enemigos que tenían su centro de operaciones en la ciudad haitiana de Fort Liberté.
Al mando de esa escuadra naval de la incipiente Armada Dominicana estaba Juan Bautista Cambiaso. Este avezado marino formó la trilogía de “Juanes” que organizó la primera flota del país. Los otros dos fueron Juan Bautista Maggiolo y Juan Alejandro Acosta.
Pero también en las costas del hoy municipio Pepillo Salcedo tropas españolas fueron diezmadas, en el 1863, por el fuego liberador de los patriotas dominicanos.
Un clásico narrador de las luchas restauradoras, al referirse a lo que ocurría en la zona comprendida entre Montecristi y Dajabón, con grandes dificultades para los anexionistas que estaban bajo el asedio permanente de los restauradores, anotó lo siguiente:
“Se instalaron máquinas norteamericanas de desalar el agua de mar para evitar la penosa salida diaria de un vapor a la bahía de Manzanillo a hacer agua, lo cual era hostilizado por los patriotas…”10
Ese  puerto no ha estado exento del tráfico de mercancías contrabandeadas. Al parecer el estraperlo (como dicen los españoles) ha sido una constante en su existencia. En una comunicación fechada el 20 de enero de 1868 el Comandante de Armas de Montecristi, General Ezequiel García, le informaba al presidente Buenaventura Báez, entre otras cosas, este detalle:
“Atendiendo a los abusos que se cometen por Estero Balsa (de Manzanillo) respecto de las introducciones de mercancías y exportaciones de los productos del país y como quiera que este es el puerto habilitado y que sólo por este puerto es que se debe efectuar el embarque y desembarque…para evitar las contravenciones que se están cometiendo y se puedan cometer en aquel puerto, ocasionando esto perjuicio al fisco….”, etc.11
La Isla de La Tortuga y la Bahía de Manzanillo
Es pertinente anotar que los acontecimientos que ocurrían en la isla La Tortuga se conectaban con la Bahía de Manzanillo y viceversa. Ese vínculo se producía por encontrarse en coordenadas cercanas; por sus aguas estar infestadas en el siglo diecisiete de bucaneros, filibusteros, corsarios y otras alimañas marinas y por ser ambas parte de la lucha de intereses de las  potencias europeas (Holanda, Francia, España, Inglaterra) que entonces se disputaban la hegemonía  en el vasto Mar Caribe.
Al estudiar la angustiante historia de la isla de La Tortuga, descrita con maestría por Manuel Arturo Peña Batlle, se extrae en varias partes de la misma que, sin mencionar de manera expresa a la bahía de Manzanillo, algunos de los hechos referidos por él se sucedieron en su entorno, incluyendo los resultados derivados de las actuaciones positivas del aragonés Juan Francisco de Montemayor Córdoba, en el gobierno colonial en el 1653, las intrigas del irlandés Juan de Morfa Geraldino; para no hablar de las infamias del bribón Rodrigo Pimentel y las manipulaciones del arzobispo Pío Guadalupe, sin excluir la importancia del luego bautizado como Puerto Libertador cuando el 26 de junio de 1655 se ordenó el abandono de La Tortuga.12
Opinión de un turista extranjero en el 1914
Es importante contrastar el presente con el pasado, para tener un juicio más completo sobre las cosas. Por eso es oportuno acudir a las fuentes que vivieron realidades ya inexistentes.
Acudo, pues, a alguien que pasó hace ahora 105 años por Manzanillo y dejó escritas sus impresiones del lugar. Refiriéndose a río Yaque del Norte el explorador y zoólogo estadounidense Alpheus Hyatt Verrill dijo lo siguiente:
“…desemboca en la Bahía de Manzanillo más allá del muelle. Desafortunadamente, el muelle está infestado de los más nocivos y sanguinarios mosquitos, los que convierten hasta una corta visita a tierra en algo casi insoportable para los extranjeros…”13
Los guineos en la historia de Manzanillo
En el año 1942 se estableció en Montecristi una compañía de capital estadounidense dedicada a la agricultura a gran escala, especialmente de musáceas.
Cientos de miles de tareas de tierra fueron acondicionadas para producir millones de unidades de guineos para la exportación. A su llegada a la zona la segunda guerra mundial estaba atravesando su ecuador.
Esa corporación de negocios, identificada como United Fruit Company, estuvo allí durante dos décadas. Operó también con el sobrenombre de División Berlanga. Dicen que así la llamaron en reconocimiento a un sacerdote de la orden jesuita que introdujo en el país los guineos y plátanos de las islas Canarias, en los tiempos de la Colonia Española.
Esa empresa fue la que le dio perfil de pequeña ciudad al entonces caserío conocido como Manzanillo. Los ejecutivos de la misma ordenaron la construcción de varias decenas de casas (que todavía se conservan) para sus funcionarios. Los diseños de las mismas  se asemejan al estilo de los pequeños pueblos que se pierden en la inmensidad del interior de los Estados Unidos de Norteamérica.
Dicha empresa también fue la responsable de convertir lo que era un simple apostadero en un puerto de calado profundo, capaz de recibir embarcaciones de quillas planas y verticales, con gran capacidad de almacenaje en sus bodegas. El resultado de la producción bananera llegaba a ese puerto por vía férrea.
Mamita Yunai
Es pertinente señalar, para que nadie se llame a engaño, que esa empresa aquí llamada División Berlanga fue denunciada en Centroamérica, por el trato injusto a que sometía a sus trabajadores, el expolio contra los pueblos donde operaba y sus intromisiones en elementos sensibles de la soberanía de los países mesoamericanos donde tenía sus plantaciones, especialmente en Costa Rica.
Mamita Yunai le apodaban. El escritor costarricense Carlos Luis Fallas publicó una novela de amplia denuncia social con ese nombre. Esa empresa transnacional se inmiscuía hasta en política interna de los pueblos. El personaje de ficción Sibajita, co-protagonista de la referida obra, dice muchas cosas, entre otras esta perla: “Salimos. Noche negra y silenciosa. Arriba, ni una estrella. A lo lejos las deformes siluetas de los montes dormidos…Todo en el miserable caserío era monótono y desagradable…”14
El poeta chileno Pablo Neruda le dedica un poema a Calero, uno de los personajes de la citada novela del costarricense Fallas: “No te conozco. En las páginas de fallas leí tu vida, /gigante oscuro, niño golpeado, harapiento errante./…entre los bananeros, en el barro sombrío, la lluvia y el sudor./Qué vida la de los nuestros, qué alegrías segadas.”15
Bibliografía:
1-Geografía Física, Política e Histórica de la isla de Santo Domingo,1915. Pp248-249.Cayetano Armando Rodríguez.
2- Ley 2089. 25 de agosto de 1949.Bloque de Leyes de 1949.
3-Gaceta Oficial del 5 de marzo de 1929.Bloque de Leyes de 1929.
4-Tratado de los límites de las posesiones francesas y españolas, en Santo Domingo, 3 de junio del año 1777.Vaciado en el libro Proceso Histórico Domínico-Haitiano. Publicaciones América,1980.Pp189-191.Carlos Cornielle.
5-Atlas de Biodiversidad y Recursos Naturales de la República Dominicana, 2011.Editado por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la República Dominicana.
6-El guardia del Arsenal. Luis Díaz.
7-Obras Completas. José Gabriel García.Volumen3,pp100 y siguientes. Editora Amigo del Hogar.2016.
8-Carta a Pepillo Salcedo,26 de abril de 1864.Juan Pablo Duarte.
9-Relato militar, Guerra Restauradora. Benito Monción.
10-Historia de la Restauración. Editora Taller, quinta edición, 1987.P224. Pedro M. Archambault.
11-Documentos Presidenciales.Tomo I.(1868-1870).Buenaventura Báez.P53. Compilador Rafael Darío Herrera.
12-La Isla de La Tortuga.Pp154-155 y 196-202.Editora de Santo Domingo,1974. Manuel Arturo Peña Batlle.
13-Los primeros turistas en Santo Domingo.Editora Amigo del Hogar,2011.P152.A. Hyatt Verrill.
14-Mamita Yunai.Edición Popular Cubana. Carlos Luis Fallas.
15-Canto General.Imprenta Salesianos, S.A., 2005. Pablo Neruda.