MANZANILLO:BAHÍA,
PUERTO Y PUEBLO DEL NOROESTE DOMINICANO
POR
TEÓFILO LAPPOT ROBLES
Manzanillo
Manzanillo es la bahía
situada más al noroeste de la República Dominicana. Es una de las cunas del
litoral marino nacional, exactamente en el punto donde el río Dajabón vierte
con estruendo su agua.
El puerto de Manzanillo es uno de los de más
profundo calado en todo el arco del Caribe insular y su historia es tan amplia
como el horizonte marino que se observa desde su pequeño malecón.
Dicha bahía ha sido
descrita como hermosa, con aguas tranquilas y profundas, siendo la primera de
las costas septentrionales dominicanas. En ella desemboca el río Yaque del
Norte, con su caudal de agua y la de sus varios tributarios.
Uno de los primeros
geógrafos criollos verificó en sus primarias averiguaciones que a parte de las
aguas de la desembocadura del río Dajabón “éntranle también por el Este los
ríos Maguaca y Chagüey y los arroyos Macabón y La Gozuela, que desembocan todos
por un caño llamado El Estero…Cerca de la boca del Tapión, una de las antiguas
bocas del Yaque del Norte, hay un islote llamado Barriga de Vaca….”1
La comunidad formada en
ese hermoso entorno, en un recodo colindante con Haití, y en el lado oriental
del río Dajabón, también conocido como Masacre, dentro de la provincia Monte
Cristi, no sólo es llamada Manzanillo, sino también Puerto Libertador y Pepillo
Salcedo, que es su nombre oficial.
Al norte colinda con El
Océano Atlántico y el municipio de Monte Cristi. Al Sur se encuentra con su
vecina la provincia de Dajabón. Al Oeste roza la aldea haitiana de Ferrier y al
Este con el municipio capital de la provincia de la cual forma parte.
Su emplazamiento y su
realidad geográfica lo convierten en un pueblo costero y su trilogía de nombres
la equiparan, en ese sentido, con la gigantesca y activa ciudad de Estambul, en
el euroasiático estrecho de Bósforo, que también ha sido conocida con el paso
de los siglos como Bizancio y Constantinopla.
Aunque la historia de
Manzanillo se hunde en los meandros de la convulsionada era colonial, el
asentamiento formal comenzó a gestarse en los primeros años del siglo diecinueve,
tal y como se recoge en numerosos informes estadísticos e históricos que forman
parte de nuestro pasado.
Hasta el 1942 era una sección
que formaba parte del rosario de áreas rurales del Municipio Montecristi, pero
con la llegada a la zona de una empresa agropecuaria extranjera comenzó un
acelerado proceso de urbanización que influiría para que Manzanillo fuera elevado
de categoría.
En efecto, el 25 de
agosto de 1949, previa aprobación del Congreso Nacional, esa población fue
llevada a municipio con el nombre de Pepillo Salcedo, en atención a una
secuencia de condiciones que hacían válido otorgarle esa condición en la
distribución geográfica del país.2
Los pequeños poblados
de Santa María, Copey y Carbonera también forman parte de Pepillo Salcedo. Su
producción es esencialmente agrícola, con un importante componente pecuario,
sobre todo de ganadería caprina. Así como también un elemento económico
proveniente de pescados y mariscos.
Donde
arranca la frontera con Haití
En ese municipio es
donde arranca la línea divisoria que separa a la República Dominicana de Haití,
tal y como quedó establecido en el Tratado fronterizo del año 1929. Ese sólo
hecho le da una extraordinaria importancia en la geopolítica binacional.3
Pero mucho más atrás en
el tiempo, luego de la convención del 25 de agosto de 1773, el acuerdo del 29
de febrero de 1776, firmado en la comunidad de la Atalaya, y el instrumento del
28 de agosto de 1776, las más altas autoridades francesas y españolas
decidieron establecer los límites de las dos colonias en que se dividía la isla
de Santo Domingo.
En efecto, mediante
tratado firmado el 3 de junio de 1777, se dispuso lo siguiente: Artículo 1-Que
los límites entre las dos naciones quedarán perpetuas e invariablemente fijados
en la desembocadura del río Dajabón o Massacre del lado Norte de la dicha isla
y en la desembocadura del río Pedernales o de Anses-a-Pitres del lado Sur…”4
Los
mangles de Manzanillo
Aunque gran parte del
manglar que antes existía en la zona de Manzanillo ha sido devastada por la impiadosa
mano del hombre, todavía quedan pequeñas áreas allí de esos árboles resistentes
a las sales y que encuentran su hábitat preferido en zonas donde desembocan
ríos.
Formando parte del
entorno urbano de esa comunidad se observan manchones de mangle botón y otros,
que contribuyen a conservar el medio ambiente tan maltratado por inconscientes
de sus efectos favorables.
En la zona hay
ejemplares de mangles costeros y
estuarinos, estos últimos más inclinados hacia los humedales de agua
dulce.
Los estudios realizados
por especialistas en la materia arrojan como resultado que el Municipio Pepillo
Salcedo tiene todavía una clasificación importante entre las 55 áreas del país
donde se ha detectado la existencia de mangles.5
Manzanillo
y el Guardia del Arsenal
Uno de los merengues
clásicos del cancionero dominicano es el guardia del Arsenal. Sus letras
contagiosas, su mensaje directo y el acoplamiento de tambora, güira y acordeón
lo convirtieron en un himno popular que se mantuvo por décadas como preferido
en el gusto musical de miles de dominicanos.
Su autor, el
inolvidable Luis Díaz, quiso que el protagonista de su fantástica creación
literaria naciera en la Bahía de Manzanillo.
Parte de dicha canción
dice así: “Yo nací en la Bahía de Manzanillo/(oh, oh, oh). Caribe tengo la
voz/Si no fuera porque viviera tan lejos/(oh, oh, oh) te enseñara como soy.”6
Por
qué el nombre de Pepillo Salcedo
Pepillo Salcedo, cuyo
nombre real era José Antonio Salcedo Ramírez, es un fascinante héroe y mártir
dominicano.
Luchó tenazmente por la
consolidación de la Independencia Nacional, participando activamente en varios
enfrentamientos contra los invasores haitianos.
Una prueba de las
condiciones de Pepillo Salcedo la trasladó a sus escritos el historiador José
Gabriel García al describir la batalla de Beller, librada contra los invasores
haitianos en el 1855, en la cual el bizarro combatiente fue elevado de
capitán a comandante, en consideración a
sus actos épicos.7
Nuestro patricio mayor,
Juan Pablo Duarte, se refirió al hombre cuyo nombre lleva ese municipio del Noroeste
del país en términos de gran admiración por su reciedumbre moral y su valía
como luchador por la libertad del pueblo dominicano: “…Me será lo más grato el
hallarme a su lado…Mientras, pues, se me presente la ocasión de presentar a
usted mis respetos personalmente y ponerme a sus órdenes…”8
El héroe Benito Monción,
por su parte, hizo un relato pormenorizado de su participación en varias de las
batallas desarrolladas contra los intrusos vecinos del oeste de la isla y dejó
asentado su admiración hacia Pepillo Salcedo, indicando que la patrulla de la
que formaba parte, dirigida por éste, fue transformada por órdenes del general
Luis Franco Bidó en columna “de quinientos hombres que puso bajo el mando del
entonces comandante José Antonio Salcedo, y me agregó a él.”9
Terminadas las
tormentosas luchas contra los haitianos el tenaz combatiente que era Pepillo
Salcedo se retiró al lugar conocido como Estero Balsa, en la parte Este de
Manzanillo, donde por un tiempo ejerció el comercio al tiempo que se mantenía
vigilante sobre los destinos del país.
Por los relatos orales
que se fueron acumulando en la mente de memoriosos de la zona se conoce que
Pepillo Salcedo disfrutaba del ambiente bucólico del lugar, con vista a esa
maravilla de la naturaleza que es la aguja vegetal llamada Punta Presidente, la
cual recibe los vientos alisios que llegan desde el Oriente atravesando la
costa atlántica dominicana.
Hizo de la bahía de
Manzanillo su domicilio por un tiempo no precisado por la historia, dejando
allí gratos recuerdos que impulsaron muchos años después a que sus moradores
influyeran para que a esa comunidad se le denominara con su nombre.
El reposo del guerrero,
allí donde estuviere, terminó cuando se produjo la Anexión a España.
Amante de la libertad
de su pueblo, no vaciló en ponerse de nuevo los aperos de guerra, brillando en
los múltiples escenarios bélicos en que participó en la terrible y sangrienta
Guerra Restauradora.
Pepillo Salcedo fue
víctima de la inquina de sus enemigos personales que no soportaban la
brillantez de sus actuaciones, su extraordinario don de mando y las cualidades
que le permitieron ser el primer Presidente de la República ya liberada del
yugo anexionista de los españoles.
Al arrancar la Segunda
República, luego del grito de Capotillo, Pepillo Salcedo ocupó por designación el más elevado cargo de la
Nación el 14 de septiembre de 1863,
hasta el 10 de octubre de 1864, fatídica fecha en que los mezquinos que nunca
faltan lo depusieron utilizando una sarta de mentiras que el tiempo se ha
encargado de poner en evidencia. Cinco días después, con 48 años de edad, fue
fusilado en el litoral de la bahía de Maimón.
Más que merecido es, en
consecuencia, el topónimo de Pepillo Salcedo para el poblado que originalmente
se denominaba Manzanillo, conjuntamente con su bahía que mantiene este último
nombre.
Puerto Libertador
Generalmente los
nombres de los pueblos tienen una razón de ser. En este caso al municipio
Pepillo Salcedo, además de Manzanillo, también se le conoce como Puerto
Libertador.
Se le identifica
popularmente así tal vez por los acontecimientos de nuestro ayer originados en
las facilidades costeras que siempre ha tenido y que han permitido que
combatientes dominicanos hayan realizado allí jornadas gloriosas en defensa de
la soberanía nacional.
El 26 de octubre de
1845 varios navíos dominicanos formaron un mural defensivo para enfrentar las
hostilidades de los entonces enemigos que tenían su centro de operaciones en la
ciudad haitiana de Fort Liberté.
Al mando de esa escuadra
naval de la incipiente Armada Dominicana estaba Juan Bautista Cambiaso. Este
avezado marino formó la trilogía de “Juanes” que organizó la primera flota del
país. Los otros dos fueron Juan Bautista Maggiolo y Juan Alejandro Acosta.
Pero también en las
costas del hoy municipio Pepillo Salcedo tropas españolas fueron diezmadas, en
el 1863, por el fuego liberador de los patriotas dominicanos.
Un clásico narrador de
las luchas restauradoras, al referirse a lo que ocurría en la zona comprendida
entre Montecristi y Dajabón, con grandes dificultades para los anexionistas que
estaban bajo el asedio permanente de los restauradores, anotó lo siguiente:
“Se instalaron máquinas
norteamericanas de desalar el agua de mar para evitar la penosa salida diaria
de un vapor a la bahía de Manzanillo a hacer agua, lo cual era hostilizado por
los patriotas…”10
Ese puerto no ha estado exento del tráfico de
mercancías contrabandeadas. Al parecer el estraperlo (como dicen los españoles)
ha sido una constante en su existencia. En una comunicación fechada el 20 de
enero de 1868 el Comandante de Armas de Montecristi, General Ezequiel García,
le informaba al presidente Buenaventura Báez, entre otras cosas, este detalle:
“Atendiendo a los
abusos que se cometen por Estero Balsa (de Manzanillo) respecto de las
introducciones de mercancías y exportaciones de los productos del país y como
quiera que este es el puerto habilitado y que sólo por este puerto es que se
debe efectuar el embarque y desembarque…para evitar las contravenciones que se
están cometiendo y se puedan cometer en aquel puerto, ocasionando esto
perjuicio al fisco….”, etc.11
La
Isla de La Tortuga y la Bahía de Manzanillo
Es pertinente anotar
que los acontecimientos que ocurrían en la isla La Tortuga se conectaban con la
Bahía de Manzanillo y viceversa. Ese vínculo se producía por encontrarse en
coordenadas cercanas; por sus aguas estar infestadas en el siglo diecisiete de
bucaneros, filibusteros, corsarios y otras alimañas marinas y por ser ambas
parte de la lucha de intereses de las
potencias europeas (Holanda, Francia, España, Inglaterra) que entonces
se disputaban la hegemonía en el vasto
Mar Caribe.
Al estudiar la
angustiante historia de la isla de La Tortuga, descrita con maestría por Manuel
Arturo Peña Batlle, se extrae en varias partes de la misma que, sin mencionar
de manera expresa a la bahía de Manzanillo, algunos de los hechos referidos por
él se sucedieron en su entorno, incluyendo los resultados derivados de las
actuaciones positivas del aragonés Juan Francisco de Montemayor Córdoba, en el
gobierno colonial en el 1653, las intrigas del irlandés Juan de Morfa
Geraldino; para no hablar de las infamias del bribón Rodrigo Pimentel y las
manipulaciones del arzobispo Pío Guadalupe, sin excluir la importancia del
luego bautizado como Puerto Libertador cuando el 26 de junio de 1655 se ordenó
el abandono de La Tortuga.12
Opinión
de un turista extranjero en el 1914
Es importante
contrastar el presente con el pasado, para tener un juicio más completo sobre
las cosas. Por eso es oportuno acudir a las fuentes que vivieron realidades ya
inexistentes.
Acudo, pues, a alguien
que pasó hace ahora 105 años por Manzanillo y dejó escritas sus impresiones del
lugar. Refiriéndose a río Yaque del Norte el explorador y zoólogo
estadounidense Alpheus Hyatt Verrill dijo lo siguiente:
“…desemboca en la Bahía
de Manzanillo más allá del muelle. Desafortunadamente, el muelle está infestado
de los más nocivos y sanguinarios mosquitos, los que convierten hasta una corta
visita a tierra en algo casi insoportable para los extranjeros…”13
Los
guineos en la historia de Manzanillo
En el año 1942 se
estableció en Montecristi una compañía de capital estadounidense dedicada a la
agricultura a gran escala, especialmente de musáceas.
Cientos de miles de
tareas de tierra fueron acondicionadas para producir millones de unidades de
guineos para la exportación. A su llegada a la zona la segunda guerra mundial
estaba atravesando su ecuador.
Esa corporación de
negocios, identificada como United Fruit Company, estuvo allí durante dos
décadas. Operó también con el sobrenombre de División Berlanga. Dicen que así
la llamaron en reconocimiento a un sacerdote de la orden jesuita que introdujo
en el país los guineos y plátanos de las islas Canarias, en los tiempos de la
Colonia Española.
Esa empresa fue la que
le dio perfil de pequeña ciudad al entonces caserío conocido como Manzanillo. Los
ejecutivos de la misma ordenaron la construcción de varias decenas de casas
(que todavía se conservan) para sus funcionarios. Los diseños de las
mismas se asemejan al estilo de los
pequeños pueblos que se pierden en la inmensidad del interior de los Estados
Unidos de Norteamérica.
Dicha empresa también
fue la responsable de convertir lo que era un simple apostadero en un puerto de
calado profundo, capaz de recibir embarcaciones de quillas planas y verticales,
con gran capacidad de almacenaje en sus bodegas. El resultado de la producción bananera
llegaba a ese puerto por vía férrea.
Mamita
Yunai
Es pertinente señalar,
para que nadie se llame a engaño, que esa empresa aquí llamada División
Berlanga fue denunciada en Centroamérica, por el trato injusto a que sometía a
sus trabajadores, el expolio contra los pueblos donde operaba y sus
intromisiones en elementos sensibles de la soberanía de los países
mesoamericanos donde tenía sus plantaciones, especialmente en Costa Rica.
Mamita Yunai le apodaban.
El escritor costarricense Carlos Luis Fallas publicó una novela de amplia
denuncia social con ese nombre. Esa empresa transnacional se inmiscuía hasta en
política interna de los pueblos. El personaje de ficción Sibajita,
co-protagonista de la referida obra, dice muchas cosas, entre otras esta perla:
“Salimos. Noche negra y silenciosa. Arriba, ni una estrella. A lo lejos las
deformes siluetas de los montes dormidos…Todo en el miserable caserío era
monótono y desagradable…”14
El poeta chileno Pablo Neruda
le dedica un poema a Calero, uno de los personajes de la citada novela del
costarricense Fallas: “No te conozco. En las páginas de fallas leí tu vida,
/gigante oscuro, niño golpeado, harapiento errante./…entre los bananeros, en el
barro sombrío, la lluvia y el sudor./Qué vida la de los nuestros, qué alegrías
segadas.”15
Bibliografía:
1-Geografía
Física, Política e Histórica de la isla de Santo Domingo,1915. Pp248-249.Cayetano
Armando Rodríguez.
2-
Ley 2089. 25 de agosto de 1949.Bloque de Leyes de 1949.
3-Gaceta
Oficial del 5 de marzo de 1929.Bloque de Leyes de 1929.
4-Tratado
de los límites de las posesiones francesas y españolas, en Santo Domingo, 3 de
junio del año 1777.Vaciado en el libro Proceso Histórico Domínico-Haitiano.
Publicaciones América,1980.Pp189-191.Carlos Cornielle.
5-Atlas
de Biodiversidad y Recursos Naturales de la República Dominicana, 2011.Editado
por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la República
Dominicana.
6-El
guardia del Arsenal. Luis Díaz.
7-Obras
Completas. José Gabriel García.Volumen3,pp100 y siguientes. Editora Amigo del Hogar.2016.
8-Carta
a Pepillo Salcedo,26 de abril de 1864.Juan Pablo Duarte.
9-Relato
militar, Guerra Restauradora. Benito Monción.
10-Historia
de la Restauración. Editora Taller, quinta edición, 1987.P224. Pedro M. Archambault.
11-Documentos
Presidenciales.Tomo I.(1868-1870).Buenaventura Báez.P53. Compilador Rafael
Darío Herrera.
12-La
Isla de La Tortuga.Pp154-155 y 196-202.Editora de Santo Domingo,1974. Manuel
Arturo Peña Batlle.
13-Los
primeros turistas en Santo Domingo.Editora Amigo del Hogar,2011.P152.A. Hyatt Verrill.
14-Mamita
Yunai.Edición Popular Cubana. Carlos Luis Fallas.
15-Canto
General.Imprenta Salesianos, S.A., 2005. Pablo Neruda.