SAMANÁ: PENÍNSULA Y BAHÍA DOMINICANA
POR TEÓFILO LAPPOT
ROBLES
Encantos naturales de Samaná
Samaná es la más
grande y hermosa península dominicana, siendo al mismo tiempo tierra de bahías,
pues está integrada por al menos tres grandes: Escocesa, Rincón y Samaná, que
le dan a esa provincia una característica única en la geografía del país.
La capital provincial, Santa Bárbara de Samaná, sufrió un pavoroso
incendio el 14 de octubre de 1946. Solo la iglesia metodista conocida como La
Chorcha, y unas cuantas viviendas de estilo victoriano, se libraron de las lenguas
del fuego.
Bahía y península son
términos geográficos opuestos, sin embargo Samaná tiene la singularidad de ser
las dos cosas, pues el mar penetra extensamente a sus costas y una amplia
franja de su territorio se interna en aguas marinas.
Esa característica
geográfica, y algunos atributos intrínsecos a sus habitantes, han convertido a
Samaná en fuente de estudios para historiadores, antropólogos, geólogos,
biólogos marinos, minerólogos y ensayistas, pero también en lugar de
ambientación para obras de ficción como novelas, cuentos, relatos y poemarios,
así como lugar de gran atracción para cineastas, fotógrafos y documentalistas.
Cito un solo ejemplo
literario: Fue en las tibias aguas de Samaná que a la embarcación imaginaria de
Trigarthon, el solitario del mar, "los ciclones la hicieron pedazos con la
furia de sus vientos endemoniados".1
Los ríos de Samaná
son pocos y de limitado recorrido, pero en cambio tiene mucha arena en gran
parte de sus costas marinas, lo que ha permitido que en el transcurso de los
años se hayan formado muchas playas, algunas de ellas de difícil acceso, pero
todas hermosas y con sus características particulares para deleitar a moradores
y visitantes.
Samaná era una isla,
tal vez desde el Cretáceo, hace ya millones de años, y luego se transformó en
península, cuando el canal marino que la separaba del resto del país fue
tapizado por las terrazas aluvionales del río Yuna. Eso se comprueba al
observar los mapas cartográficos y leer los relatos de viajeros de la época
colonial.
El Océano Atlántico
corteja esa península por el Norte, el Este y parte del Sur. El Parque Nacional
de los Haitises cubre una porción de sus lados Sur y Oeste y las provincias
María Trinidad Sánchez y Duarte colindan con gran parte de su flanco
occidental.
Tiene seis áreas
protegidas, incluyendo el Refugio de Vida Silvestre del Gran Estero y un
Santuario de Mamíferos para las ballenas jorobadas que de enero a marzo vienen
unas a aparearse y otras a parir en esa zona dominicana.
Bahías, playas, ríos,
orografía, península, cayos, gastronomía, música, religiosidad, multiplicidad
étnica y otras cosas hacen de Samaná un muestrario perfecto de la
dominicanidad.
Sobre los bosques,
minas y en fin todo lo que como conjunto es Samaná, se ha escrito mucho, y con
razón.
Un ejemplo de
descripciones referentes a esa provincia peninsular: "...El cambio de
rumbo se inicia en Punta Balandra, promontorio de picachos y rocas que
desciende en una playita. Un poco más hacia el oeste está el observatorio
terrestre de ballenas jorobadas..." Sobre los cayos de Samaná el autor a
que aludo dice: "El más conocido es Cayo Levantado, de 3 kilómetros
cuadrados, montado sobre el gran arrecife de la bahía de Samaná. Es un lugar
paradisíaco, con 600 metros de playa de arena blanca y fina, cocoteros... Otros
de los islotes más vistos son: Cayo Los Pájaros, Los Chivos, La Falda,
Chingüela, Vigía y La Garza."2
La riqueza y
diversidad del litoral marino de Samaná están insertadas en el libro Ecos de la
Costa, cuyo "santo y seña" figura en la bibliografía de esta entrega.
Generalmente sólo se
mencionan de manera innominadas como playas de Samaná a Las Terreras, Rincón y
Las Galeras. Sin embargo desde La Majagua hay un largo rosario de lugares
llenos de arena y de agua de poca profundidad, dando origen a playas como:
Punta Arena, Balatá,
Cosón, Punta Bonita, Las Ballenas, Los Pescadores, Punta Poppy, Balcones del
Atlántico, Portillo, El Ancón, El Estillero, Limón, Morón, Lanza del Norte, Las
Canas, El Ermitaño, Puerto Malo, Puerto Brun, Rincón, Breman, Frillet, Ñiñingo,
La Colorá, El Caletón de Julito, Playita del Amor, La Playita, Las Galeras, El
Rincón de los Naranjos, El Aserradero, Madame.
Además hay que
mencionar que son de allí las playas El Frontón, Francés, Balandra, Playa Cayo
Levantado, Los Cacaos, Petrona, Las Flechas, Chinguela, Yagrumo, Simi Báez,
Carenero, Bushi, Villa Clara, Anadel, Playa de Los Puentes, La Pascuala,
Playitas Majagual, Las Garitas, San Pedro, Punta Gorda, Chombito, Palo de Cebo,
Caimán y la Gureña.
Pero también el agua
dulce de la provincia de Samaná atrae a miles de turistas durante todo el año.
Caño Frío, en Rincón, y el salto de El Limón son los más concurridos, así como
algunos espacios de escorrentía en bolsones de llanura.
" El río Limón,
en realidad tiene dos grandes caídas de agua, realmente impresionantes, el
salto del Indio y el Limón, propiamente, el primero escondido en la espesura
del bosque de galería y el segundo aflorando como el velo de un ángel en la
vertiente norte del sistema montañoso de la península de Samaná".3
Probado está que
antes de que los inmensos cocotales ejercieran el dominio casi monótono que
tienen sobre las estribaciones y sierras de la península de Samaná la misma
estaba tupida de árboles diversos que daban a la zona una más rica configuración
visual.
Los testimonios
escritos de viajeros de antaño consignan que abundaban allí poblaciones de
caoba, mamón, caimito, mara, mamey, ceiba, cedro y otros árboles de la floresta
dominicana. Ninguno de los relatores del pasado dijo haber visto los cientos de
miles de cocoteros que suplantaron ese otrora paraíso arbóreo.
De la pasada arboleda
de la península se escribieron cosas como esta: "La inmensa cantidad de
árboles que cubren a Samaná dota de una gran pompa al reino animal."4
Mármol de Samaná
En ese ángulo del
nordeste es donde se encuentran las mayores canteras de mármol del país,
especialmente en territorio del distrito municipal de Las Galeras, aunque
también hay en Arroyo Barril, Rancho Español, Barrancolí y otros puntos de esa
provincia.
Viajeros curiosos,
especialistas en minería, científicos y cronistas de la naturaleza dominicana
han dejado por escrito sus impresiones sobre la riqueza marmórea de Samaná.
"...La península
de Samaná resultó de la acumulación escalonada de materiales geológicos...Después
de Samaná, pero sobre todo más allá de Anadel y de Clará, está el esplendor más
crudo del mármol, donde asoma en blancas desgarradoras."5
Samaná en la historia dominicana
Samaná siempre ha
sido uno de los lugares del país que más ambiciones ha abierto a poderes
externos, así como entre muchos gobernantes dominicanos y sus adláteres,
quienes han querido utilizarla para afianzar su poder y para sacar pingües
beneficios particulares en negociaciones antipatrióticas.
"... La
Península y Bahía de Samaná desempeñaron un papel protagónico a todo lo largo
del proceso histórico dominicano...Desde su constitución en un nitaíno del
cacicazgo de Maguá, bajo el mando de Guarionex..." Hasta cuando
"Luperón tuvo la oportunidad de protagonizar una de sus más hermosas
gestas patrióticas, justamente en Samaná, con sus legendarias hazañas en el
vapor Telégrafo, bautizado Restauración..."6
Mucha razón coronan los juicios anteriores del eximio historiador
dominicano Emilio Cordero Michel al analizar con el bisturí de la verdad los
hechos bélicos ocurridos en Samaná.
Son abundantes las
pruebas documentales que avalan que allí se ha puesto en juego varias veces
tanto la hegemonía de potencias externas como la existencia de la propia
identidad nacional.
Fue en territorio de
Samaná, específicamente en la bahía Rincón, donde se libró el primer combate en
América (1493) entre los conquistadores españoles y los indígenas. A ese hecho
de gran trascendencia histórica se le ha denominado la batalla del Golfo de Las
Flechas.
No se trató de una
escaramuza, como han pretendido pintar el hecho algunos neocolonialistas.
Fueron varios días de intensa lucha, en los cuales se demostró la valentía
indígena y la crueldad de los españoles.
Finalmente, por la
superioridad armada y experiencia guerrera de los conquistadores, se produjo
una masacre contra los habitantes primitivos, pero lo cierto fue que los
ciguayos armados con sus flechas, dirigidos por el cacique de Samaná Mayobanex
(al que los españoles colocaron el apodo de el Cabrón) plantaron cara a quienes
llegaron a profanar su tranquilidad, quitarles su libertad y apoderarse de sus
bienes.
Lo cierto es que 24
años después del enfrentamiento arriba mencionado, la indomabilidad de los
nativos se mantenía. En el legajo 1624 del Archivo General de Indias figura el
interrogatorio hecho en el año 1517 a un tal Pedro de Ledesma (publicado
parcialmente en el 1953 por el historiador español Manuel Jiménez Fernández) en
el cual el referido sujeto declaró que en Samaná había más de dos mil indios con
un fuerte espíritu de rebeldía, pues cuando se intentaba atraparlos para
ponerlos a trabajar la tierra, en condición de esclavos, se alzaban hacia los
montes.7
Sobre la hecatombe de
los ciguayos de Samaná Las Casas puntualizó que los conquistadores "fueron
tras ellos, mataron muchos y asaetearon muchos con las ballestas, y con las
espadas desbarrigaron y cortaron brazos y piernas..."8
El almirante genovés
narró sucintamente esa acción así: "11-16 de enero. En Puerto de las
Flechas (Bahía de Samaná).Primera lucha con los indios."9
A partir de de la
referida batalla entre indígenas y españoles Samaná se convirtió en un
territorio de extraordinaria importancia tanto para la geopolítica europea y
norteamericana, como para la propia política interna dominicana. Fue en
realidad una especie de campo de Agramante caribeño, con mucha discordia de por
medio.
Los hechos (que
siempre flotan con su sedimento de verdad, por más que algunos quieran dorar la
píldora) están registrados y sirven como el mejor testigo para avalar lo
anterior.
La codicia de unos y
el fervor patriótico de otros convirtió en el pasado a la península de Samaná
en un verdadero teatro de guerra.
Una de las creencias
que movían a las potencias colonialistas del pasado (España, Inglaterra,
Francia y EE.UU) para apoderarse de la bahía de Samaná era que pensaban que la
misma era tan grande que podía manejar la entrada y salida de "todas las
flotas del mundo", pero sobre todo porque estimaban que estaba preñada de
carbón mineral, producto de importancia para la economía, la guerra y el
dominio de otros territorios en el siglo XIX.
Se trataba de un
mito. En efecto, en el 1851 el entonces cónsul inglés en el país Robert Herman
Schomburgk, luego de un viaje por esa península, rindió un informe a su
gobierno en el cual indicó que en las minas de carbón cercanas al arroyo
Almacén, en Samaná, no existía carbón mineral, "sino que están formadas
por el combustible fosilizado denominado lignito o carbón de madera... Las
laderas de las montañas son muy fértiles y a principios de este siglo estaban
cultivadas de caña de azúcar, café y cacao...Se asegura que 60 ríos y
riachuelos vacían sus aguas en la Bahía de Samaná."10
Un eminente patriota
dominicano, poseedor de una alta dosis de sabiduría, dio en la diana al examinar
la razones de tanta ambición sobre esa tierra "...Samaná, bahía segura,
defendida y tan grande, que el geógrafo D´Anville le da el título de Golfo; tan
cómoda, que encierra varios puertos en sus flancos apacibles para mayor
seguridad del anclaje."11
Otro gran dominicano,
nacido en la ciudad bautizada como la novia del Atlántico y principal espada de
la Restauración, refiriéndose a las amenazas que acechaban al país, escribió
desde París que "el gran peligro es la gran importancia de la Península de
Samaná en el centro de las Antillas...Esperanza tenemos de llegar a neutralizar
la piratería que prepara el Gobierno americano contra Samaná y si por desgracia
no lo consigamos evitar, volaré a mi Patria a hacerme matar en la Península de
Samaná."12
Antes que el país del
Septentrión pusiera sus ojos de águila imperial sobre esa parte del territorio
nacional ya Francia había goloseado tenerla bajo su control.
Basta señalar un caso
fortuito para demostrar eso. Bertrand D’Oregon, que desde el 6 de junio del año
1665 era gobernador de la isla La Tortuga, en ruta a un frustrado rescate de
franceses apresados en Puerto Rico, naufragó por los frentes de la bahía de San
Lorenzo, teniendo por eso que pisar tierra. Allí le creció la ambición típica
de los jerifaltes soberbios.
Un pensador
dominicano resumió sus investigaciones sobre el caso así: "Las
experiencias de D’Oregon por el este de La Española lo enamoraron de Samaná y
allí hizo fundar una colonia de franceses en 1673 como avance a su plan de
ocupación total."13
El Tratado de
Basilea, firmado el 22 de julio de 1795, por conveniencia mutua entre Francia y
España, mediante el cual la última cedió a la primera el hoy territorio
dominicano a cambio de que ésta le devolviera las ocupadas provincias
Vascongadas y la región de Cataluña, convirtió en los años siguientes a Samaná
en el foco de la atención de todos. Múltiples fueron las razones de esa
fascinación por los 863 kilómetros cuadrados de la península situada al
nordeste de la República Dominicana.
En efecto, cuando el
27 de enero de 1801 el general haitiano Francois Toussaint Louverture ocupó la
ciudad de Santo Domingo una de sus primeras disposiciones fue enviar el primer
regimiento de su ejército invasor a controlar Samaná.
El general Charles
Victoire Leclerc, cuñado del emperador Napoleón I, y jefe de las tropas de
ocupación de Francia en la isla de Santo Domingo, al ser derrotado en las
callejuelas de Puerto Príncipe, en el 1801, estableció en varias ocasiones su
puesto de mando en la península de Samaná. Así también lo hizo el general Jean
Louis Ferrand, quien encabezó la llamada era de Francia en el país, hasta que
se produjo el hecho de Palo Hincado.
Páginas sobre
historia dominicana revelan que "...Las tropas europeas enviadas desde
Samaná por el general Leclerc, con el objeto de expulsar de la parte española
de la isla a sus intrusos invasores y establecer en ella, sobre sólidas bases,
la verdadera dominación francesa."14
Décadas después, en
diciembre de 1843, los afrancesados dominicanos encabezados por Buenaventura
Báez convinieron en solicitar el protectorado de Francia, para lo cual tuvieron
varias conversaciones con el cónsul de ese país en Haití Andre-Nicolas Le Vasseur,
un archiconocido maniobrador imperial. A cambio de dicha "protección"
ofrecieron ceder la península y bahía de Samaná.
Ese nefasto proyecto
fracasó gracias a la decidida acción de Duarte, Sánchez, Pedro Alejandrino
Pina, Juan Isidro Pérez, el sacerdote José Antonio de Bonilla y otros valientes
dominicanos.
Cuando el 9 de
febrero de 1822 se produjo la invasión haitiana a nuestro país el presidente
Jean Pierre Boyer puso mucho interés en asegurar para sus intereses la bahía de
Samaná. Una serie de disposiciones tomadas casi de inmediato así lo demuestran.
Comprobado está que "uno de los primeros actos de Boyer fue la
construcción en 1822 de un fuerte en Los Cacaos, frente al cayo del
Levantado...los haitianos construyeron en la boca del río Limón un pequeño
fuerte, con varios cañones..."15
Otros acontecimientos
de gran impacto político, económico y militar ocurrieron en Samaná y sus
contornos en el período convulso de 1801 hasta el 1822, época en la cual se
produjeron tres invasiones de tropas haitianas al territorio dominicano.16
Es oportuno señalar
que miles de páginas cubren los diversos intentos de los Estados Unidos por
apropiarse de Samaná, así como la actitud obsecuente de algunos dominicanos en
ese malsano propósito.
En ese sentido basta
con decir que Franklin Pierce, el décimocuarto presidente de los Estados
Unidos, envió al país al famoso aventurero texano William Cazneau para
"firmar un tratado de reconocimiento de la República Dominicana a cambio
del arrendamiento de la Bahía de Samaná y una porción de terrenos en un punto
estratégico para una estación carbonera."17
Ante ese acto Juan
Abril Cueto, un espía español residente en el país, envió el 20 de septiembre
de 1854 una comunicación a sus superiores en Madrid, extensiva a los capitanes
generales de las entonces colonias de Cuba y Puerto Rico, en la cual, aludiendo
a Samaná, les dice:
"Tenemos la
firme convicción de que el señor Cazneau ha hecho un tratado secreto con el
gobierno de este país en ceder o arrendar un pedazo de terreno en las costas de
esta República para que los americanos puedan establecer arsenales, cuarteles,
fortificaciones, poner guarniciones, aguas libres para navegar sus buques de
guerra en todo el litoral de la República..."18
Aunque al principio
de la Anexión a España una parte de los samanenses la apoyaron, luego se
produjo una adhesión masiva a la causa restauradora, provocando que los jefes
anexionistas acantonados en la Capitanía General de Santo Domingo tomaran
represalia.
Así quedó registrado
ese suceso histórico: "Por ejemplo, el cuerpo de policía de Samaná fue
suspendido porque la mitad de su personal desertó, pasándose a las filas
rebeldes."19
Diversidades samanenses
La provincia de
Samaná tiene como capital a la ciudad de Santa Bárbara de Samaná, poseedora de
encantos gastronómicos y un idílico paisaje de mar, cayos y montañas; y los
municipios de Las Terrenas (cuya singular belleza marina es el deleite de
turistas nacionales y extranjeros) y Sánchez, con una alforja repleta de
acontecimientos históricos, desde hace décadas transformado en un activo punto
de comercio agropecuario y lugar de abasto de pescado y mariscos, especialmente
crustáceos.
En el Limón de
Samaná, fruto de un francés y una samanense, nació el 20 de septiembre del 1819
Teodoro Chassériu, quien se convertiría en uno de los más famosos pintores
franceses del siglo XIX. Su fama es resaltada a nivel mundial. Escuelas y
calles del país llevan su nombre.
La provincia de
Samaná es uno de los pueblos dominicanos que mayor flujo de inmigrantes ha
tenido en el discurrir de los siglos.
Un culto y
distinguido samanense, en un enjundioso ensayo sobre las inmigraciones
francesas a Samaná, explica con lujo de detalles que "... desde el 1640
hasta las primeras décadas de los 1900, Samaná recibió grandes cantidades de
inmigrantes que fueron conformando su población y sociedad...Durante ese
lapso-casi 250 años- hubo cinco inmigraciones claramente diferenciadas..."20
La capital provincial, Santa Bárbara de Samaná, sufrió un pavoroso
incendio el 14 de octubre de 1946. Solo la iglesia metodista conocida como La
Chorcha, y unas cuantas viviendas de estilo victoriano, se libraron de las
lenguas del fuego.
Esa famosa iglesia
fue pre fabricada en Inglaterra e instalada en Samaná en el año 1901. Es de
zinc por fuera y madera preciosa por dentro. A parte de los cultos religiosos
ordinarios, en La Chorcha se celebran varias festividades ancestrales, siendo
una de ellas la alabanza por las cosechas de productos de la tierra.
En los años 70s del
siglo pasado esa ciudad fue reconstruida por el gobierno de Balaguer, quedando
sólo en pie el referido templo metodista. En la ocasión hubo graves
arbitrariedades gubernamentales contra los samanenses que se oponían a la
destrucción del pueblo. Se produjo una voltereta paisajística, pues se
destruyeron muchas viviendas que representaban la verdadera historia
arquitectónica de Santa Bárbara de Samaná.
La península de
Samaná posee su gastronomía particular y sus peculiares conceptos religiosos,
ello como resultado de esa especie de crisol de inmigrantes de diversas razas
que han ido formando allí una identidad propia.
Desde mediado del
siglo XIX se estuvo hablando de un ferrocarril que uniera a las ciudades de
Santa Bárbara de Samaná y Santiago de los Caballeros para desarrollar el
comercio agropecuario de esa amplia franja de la parte norte del país. La línea
férrea fue inaugurada en el 1888, en un tramo que cubría Sánchez-La Vega.
En la provincia
Samaná nació el gran historiador y eminente ciudadano dominicano Emilio
Rodríguez Demorizi. Llegó al mundo en la comunidad de Sánchez, el 14 de abril
de 1906. Escribió o editó más de 120 libros sobre diversos temas y
acontecimientos históricos, incluyendo en su bibliografía la deliciosa novela
La Tertulia de los Solterones ("hastiado ya de publicar viejos papeles y
largas cosas de historia, escribo este libro para divertirme...)."Es raro
que la mujer superior pueda encontrar compañero de su categoría que acepte una
igualdad y menos una superioridad...Por eso lo triste de muchas solteronas es
que los que se les acercan se sientan, frente a ellas, o muy jóvenes o muy
viejos o muy indignos de ellas..."21
Esa descollante
personalidad ocupó diversas posiciones de gran relevancia: Secretario de
Educación, Secretario de Interior y Policía, Rector de la Universidad de Santo
Domingo, Presidente de la Academia Dominicana de la Historia y de la Sociedad
Dominicana de Geografía, Director del Archivo General de la Nación, Presidente
del Concejo de Regidores del Ayuntamiento del Distrito Nacional, embajador
acreditado en varios países. Escuelas y bibliotecas se honran con su nombre.
El historiador Dr.
Frank Moya Pons lo definió como "el más alto modelo de la abnegación que
haya dado el país desde los días de Pedro Henríquez Ureña."
Bibliografía:
1- Anadel (la novela
de la Gastrosofía). Editorial Ucamaima 1976. Julio Vega
Batlle.
2- Ecos de la Costa.
Editora Amigo del Hogar. Octubre 2016. Páginas 128 y
131. Domingo Marte.
3- Pacto con las
Aguas. Impresora Ocean Grafic Printing, China.Abril 2015. Autora Miriam
Calzada. p416 (texto
citado Agua y Vida, de Eleuterio Martínez).
4- Noticia
Estadística sobre Samaná (1822), por J. Becker.
5- La Naturaleza
Dominicana. t3. p93.Editora Corripio, 2006.Félix Servio Ducoudray.
6- Schomburgk y
Samaná. Colección Orgullo de mi Tierra. Editora Búho 2009.pp 45-47. Emilio
Cordero Michel.
7- Los Dominicos y
Las Encomiendas de Indios de la isla Española. Editora del Caribe, 1971.p.
295. Emilio Rodríguez
Demorizi.
8- Oviedo, Las Casas,
Crónicas Escogidas. Editora Corripio, 12 diciembre 1988. pp436, 438.
Fray Bartolomé de las
Casas.
9- Cristóbal Colón
Diario de Navegación.p 355. Editora Corripio, 14 de mayo de 1988.
10- Asuntos Dominicanos
en Archivos Ingleses. pp38, 39 y 43.Editora Corripio 1993. Editores:
Bernardo Vega y
Emilio Cordero Michel.
11-Papeles de Pedro
F. Bonó. Editora del Caribe 1964. Página 97. Publicado originalmente en la
Impresora del Cibao
en 1857.
12- Carta de Gregorio
Luperón a Pedro F. Bonó, fechada el 15 de abril de 1882.
13- La isla de la
Tortuga. p244. Ediciones Cultura Hispánica, 1951. Editada en facsímil en el
1974. Manuel Arturo
Peña Batlle.
14- Rasgos
biográficos de dominicanos célebres. p116.Editora del Caribe. Septiembre
1971.José
Gabriel García.
15- Breve historia de
Samaná. Editora Búho, 2009. Colección Orgullo de mi Tierra. p23.
Bernardo Vega.
16- Invasiones
haitianas de 1801,1805 y 1822.Editora del Caribe 1955.pp186 y siguientes.
Emilio Rodríguez Demorizi.
17- Documentos para
la historia de las relaciones domínico-americanas (1837-1860). Editora
Corripio
1987.p228.Alfonso Lockward.
18- Paz en Santo
Domingo (1854-1865). Página 83.Madrid, 1987. Editor Centro de Estudios
Históricos. Cristóbal
Robles Muñoz.
19- El Caribe Hispano
en el siglo XIX.p115.Editora Búho, octubre 2012.Luis Alvarez López,
quien tomó la
información de la nota del legajo 1034 A del Archivo General de Indias.
20- Las Inmigraciones
francesas a Samaná. Colección Orgullo de mi Tierra. Editora Búho
2009. p62. Ing.
Efrain Baldrich Beauregard.
21- La Tertulia de
los Solterones. Editora Taller, mayo 1995.p81. Emilio Rodríguez Demorizi.
Publicado 5-mayo-2018.Diario
Dominicano.