JAMAO AL NORTE, PARAÍSO A UN COSTADO DE LA CORDILLERA
SEPTENTRIONAL
POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES
Origen y economía pasada de Jamao al Norte
El
Municipio Jamao al Norte está situado en la parte Oeste de la Provincia
Espaillat, de la cual forma parte.
Pertenece
al circuito denominado Cibao Norte, donde
las lluvias que llegan con los vientos alisios empujados desde el Nordeste
suelen estar por encima del promedio nacional.
Ese
paraíso criollo se encuentra enclavado en la vertiente sur de una de las
sierras de la Cordillera Septentrional, la misma que el cronista de los tiempos
coloniales Bartolomé de las Casas describió así:
“Y
esta cordillera comienza desde la provincia de Higüey e de la comarca del
pueblo del Macao, y se acaba en el Monte Christi…Es toda esta sierra muy
fértil, tan fértil en las cumbres como en el medio y en el principio, para
labranzas y ganados, como si fuera campiña llana, y es llena de grandes arboledas,
y estaban de pueblos y gentes rebosantes…”1
Antes
que existiera el poblado, el nombre Jamao era usado para identificar el
principal río del lugar, clasificado como una importante fuente de agua lótica,
con su nacimiento en un punto de la hoy provincia Hermanas Mirabal, en una de
las elevaciones que tiene allí la Cordillera Septentrional.
Al
estudiar ahora (2019) la hidrografía de esa región, en clave de simple
aficionado, se observa que el río Jamao tiene una dinámica fluvial
caracterizada por no provocar daños en su entorno.
Esa
corriente de agua tiene un desplazamiento con poco serpenteamiento, pues un
geógrafo del pasado anotó, sin más detalles, que va desde el Suroeste hacia el
Noroeste, donde se encuentra con el río Yásica, en la parte costeña de la
franja norte del país.2
Hasta
la última década del siglo antepasado el territorio que hoy forma el municipio
de Jamao al Norte estaba copado por grandes caobales y otros árboles de maderas
preciosas o nobles, como también se les dice, que se exportaban especialmente
para Europa.
La
historia registra que para esa época todavía había por allí señales de la
ganadería extensiva que era costumbre de los tiempos coloniales, caracterizada
más por ser una actividad de caza que de crianza, debido a la entonces baja
población y la inmensidad de los predios sin alambradas.
En
su obra Economía, Esclavitud y Población Rubén Silié aborda con abundancia de
detalles, en el marco de la era colonial, sobre realidades productivas parecidas
a la de Jamao al Norte en todo el territorio nacional.3
Con el paso de los años la economía de Jamao
al Norte se fue diversificando, gracias al fomento de ganado vacuno estabulado
y también con crianza a cielo abierto, protegida por cercas de alambres de púas,
y, además, con la producción a gran escala de tabaco, café, cacao y otros
productos de comercialización nacional e internacional.
Aunque en menor
proporción, pero se impone señalar que ahora también hay en ese municipio decenas
de granjas porcina y de aves, especialmente de pollos, gallinas ponedoras y
pavos. Es una forma moderna de ganadería intensiva, con jaulas en batería.
Comienzos de la formación comunal de Jamao al Norte
Se
sabe de sobra, por las múltiples pruebas arqueológicas, paleontológicas y
pictóricas esparcidas en su territorio, que los taínos fueron habitantes de
esas lomas; pero es a partir de los años finales de la centuria del 1800-1900
cuando esa zona ubicada en el lado sur de la Cordillera Septentrional comienza
a poblarse con perfiles de comunidad. Familias que emigraron de otros lugares
del país constituyeron la base de su actual demografía.
Aquellos
pioneros del hoy activo Municipio Jamao al Norte se desparramaron e hicieron
bohíos en las proximidades de ríos y arroyos, entre pequeños valles, collados,
montes empinados y al pie de mogotes. Unos hicieron huertos con palas y
escarbadores; otros se dedicaron a la crianza de animales en predios cubiertos de
pasto silvestre, cuando el pienso no era necesario. Pero todos talaron árboles
para hacer “claros” en la espesura de la pequeña jungla y casi aniquilaron el sotobosque del
territorio.
Algunos
de esos primeros moradores de Jamao al Norte en realidad desarrollaban su
cotidianidad (a manera de calco del relato Los Crisantenos, del escritor
estadounidense y premio Nobel de Literatura John Steinbeck) en la rutina de
“cabalgar subiendo la ladera… en busca de los novillos”, y tal vez todos ellos
contemplando cada cierto tiempo que a un puesto cercano de sus ranchos de
montañeses llegaba, como en el referido relato, un hombre encima de una carreta
con una lona en la que “estaban pintadas unas palabras en letras torpes y
torcidas: Ollas, cazuelas, cuchillos, tijeras, herramientas, se arreglan.”4
Desde
los orígenes de ese poblado la agropecuaria ha sido su renglón económico más
importante, aunque a través del tiempo se ha variado el tipo de cultivo, por
una miríada de razones.
A
partir de hace algunos años el turismo ha tomado también importancia económica
en esa área del país. Esa serranía del septentrión dominicano tiene varios
parques de uso colectivo, corredores ecológicos y senderos interiores para el
esparcimiento de sus habitantes y de los visitantes, especialmente para
aquellos conocidos como de suela larga, quienes disfrutan los encantos de los
sitios donde van en plan de recreación.
Jamao al Norte, de Sección a Distrito Municipal
La
antigua Sección Jamao al Norte fue elevada a Distrito Municipal mediante la Ley
177, promulgada el 27 de octubre del 1980. Luego de hacer las ponderaciones
correspondientes sobre la pertinencia de subir de categoría administrativa ese
territorio, el Congreso Nacional, en el artículo 1 de dicha ley, dispuso lo
siguiente:
“La Sección de Jamao al Norte perteneciente a
la jurisdicción territorial del Municipio de Moca, Provincia Espaillat, queda
elevada a Distrito Municipal, con el nombre de Jamao al Norte. Estará integrado
por Jamao al Norte, como cabecera del Distrito Municipal, y las Secciones Los
Brazos y Jamao del Sur, con los siguientes parajes: El Ramonal, Los Meluces,
Arroyo del Agua, Los Ganchos, Arroyo del Gato, La Canela y Las Espinas.”5
Jamao al Norte, de Distrito Municipal a Municipio
El
13 de marzo del 2001 el Senado de la República, y el 9 de mayo del mismo año la
Cámara de Diputados, aprobaron elevar al entonces Distrito Municipal de Jamao
al Norte a la condición de Municipio.
Se
tomaron como elementos de preeminencia para dicha decisión congresual la
pujanza agrícola y ganadera de esa importante colectividad, con una activa y
permanente producción de café, cacao, plátanos, maíz, frutos menores, ganado de
carne y leche, sus actividades comerciales en expansión, así como su condición
de polo turístico de hecho, con importantes balnearios que atraen semanalmente
a cientos de viajeros nacionales y extranjeros.
La
Ley número 97-01, promulgada el 25 de mayo del año 2001, dispone en su artículo
1 lo siguiente: “El Distrito Municipal
de Jamao al Norte, del municipio de Moca, provincia Espaillat, queda
elevado a la categoría de municipio.”A su vez el artículo 2 reza así: “Los
parajes Las Caobas y La Filipina, de jurisdicción de Jamao al Norte, quedan
elevadas a la categoría de Sección con 10 parajes.”6
Entre
los lugares urbanos y rurales que integran el Municipio de Jamao al Norte están
Los Brazos, Las Caobas, Jamao al Sur, La Filipina, Hojas Anchas, La Canela,
Palo Blanco, Arroyo Agua, Los
Manantiales, Las Manaclas, El Ramonal, La Jagua, Las Espinas, Arroyo del Gato,
Los Moluses, Rincón Caliente, La Vereda, Boca de Jamao, La Laguna, Palo Roto,
etc.
Ocho balnearios para el turismo en Jamao al Norte
Al
margen de la propaganda que resalta con razón las bellezas naturales de Jamao
al Norte, para ser un lugar receptor de turismo, y en cadena con eso la
realidad que se palpa al recorrer esa demarcación enclavada en el lomo y en el
lateral sur de una de las sierras de la Cordillera Septentrional, cargada con
bosques de diversos árboles, a veces copados de una tenue neblina, flores,
aves, cabañas rurales y pequeños valles intramontanos, lo cierto es que cuando
en el año 2001 el Congreso Nacional decidió darle su condición actual de
Municipio de la provincia Espaillat resaltó, entre otras cosas, lo siguiente:
“
Que el Distrito Municipal de Jamao al Norte, se ha convertido en un polo
turístico de ríos y montañas, importantizando la provincia y el país, contando
con los balnearios La Represa, El Chorro, La India, Los Peña, Paso de Tin, Las
Piedras, Rancho Río y Los Brazos.”7
Balneario Arroyo Frío
No
sé si por uno de esos frecuentes descuidos en que se incurre en el Congreso
Nacional en la redacción de leyes, lo cierto es que en la mencionada
disposición legal que creó el Municipio Jamao al Norte no se mencionó como
lugar de interés para los visitantes a uno de los puntos más hermosos de allí.
Se
trata de un importante cañón donde está el balneario Arroyo Frío. No tiene la
dimensión ni la fama del Cañón de Colorado, en los Estados Unidos de Norteamérica, ni de
otros en diferentes lugares del mundo, pero su majestuosidad entre los
contrafuertes que tiene la Cordillera Septentrional en esa zona del país lo
convierten en una belleza extraordinaria, con su corriente de agua cayendo
desde diversas cascadas y formando decenas de charcos de un líquido cálido a
veces, frío en ocasiones, pero siempre cristalino.
El
ambiente que brinda la naturaleza en Arroyo Frío, de Jamao al Norte, es
indescriptible, con vientos casi siempre bonancibles, pero que por momentos se
alborotan, y hacen recordar la famosa Tramontana, magistralmente relatada por
el genio colombiano de las letras y premio Nobel de Literatura Gabriel García
Márquez, al decir que a pesar del silbido y el estruendo “…el tiempo seguía
siendo de una belleza irrepetible, con un sol de oro y el cielo impávido.”8
Ríos
de Jamao al Norte
En
la configuración geográfica de Jamao al Norte se encuentran bosques húmedos subtropicales, que albergan una flora
y una fauna diversificadas y con ellas serpentean y dejan sus beneficios colectivos
los ríos Jamao, Yásica, El Aguacate, Arroyo Frío, así como decenas de arroyos
que juntos con las aguas de escorrentía facilitan áreas de microclimas que
permiten realizar un turismo de montaña y senderismo, como el que se disfruta,
recorriendo por trillos bien trazados, lugares como El Ramonal, El Aguacate,
Las Caobas y Los Tinajones, con sus atractivos de cascadas y cavernas. Además
del deleite al paladar con una gastronomía sencilla y tradicional, pero
suculenta.
Lo
dicho en el párrafo anterior no significa que no haya problemas en la masa
arbórea de ese municipio, pues recorriendo sus áreas rurales uno se percata que
hay elevadas actividades de conuquismo y de ganadería extensiva. Es visible la
tala indiscriminada de árboles, lo que a su vez provoca el empobrecimiento, por
erosión, de suelos que en el pasado tenían una gruesa capa vegetal.
La
acción depredadora de algunos pelmazos que utilizan a infelices campesinos como
asalariados para degradar el ecosistema provocará un cambio negativo en sitios
donde la conjunción de agua, árboles, aves y la amabilidad de los moradores son imanes
para atraer turistas. Por eso hay que preservar las riquezas naturales de Jamao
al Norte.
Más
que leyes adjetivas, como la de Medio Ambiente y Recursos Naturales y la de
Áreas Protegidas, es la misma Constitución de la República que facilita la
protección de lugares dominicanos donde la naturaleza se expresó de manera
pródiga, como en Jamao al Norte.
En
efecto, los artículos 14 y 15 de la Carta Magna son claros al disponer que:
“Son patrimonio de la Nación los recursos naturales no renovables que se
encuentran en el territorio… El agua constituye patrimonio nacional estratégico
de uso público, inalienable, imprescriptible, inembargable y esencial para la
vida…las cuencas altas de los ríos y las zonas de biodiversidad endémica,
nativa y migratoria, son objeto de protección especial por parte de los poderes
públicos…Los ríos, lagos, lagunas, playas y costas nacionales pertenecen al
dominio público…”9
Gregorio Luperón y Jamao al Norte
Fue
entre la gran floresta de caoba de Jamao al Norte donde el gran héroe
restaurador Gregorio Luperón aceró su
espíritu de hombre vigoroso y decidido a enfrentar los más difíciles retos de
la vida.
Allí,
en la biblioteca de su protector Pedro Eduardo Duboc, leyó varias obras que
marcarían su existencia, entre ellas Vidas Paralelas, de Plutarco, el famoso
historiador y filósofo griego-romano. El desglose de la vida de decenas de
grandes figuras de la antigüedad fue de gran impacto en la mente del mozo a
quien el rico hacendado de referencia “le entregó la dirección de su casa y de
sus grandes negocios.”
La
temprana presencia de Gregorio Luperón en Jamao al Norte ha sido definida de
múltiples maneras, pero tanto él como biógrafos y publicistas de su vida
coinciden en que ese fue el lugar que moldeó desde la adolescencia el carácter
y la templanza del personaje que luego se convertiría en uno de los hombres
decisivos para restaurar la Independencia Nacional, arrebatada por la vil
traición que fue la Anexión a España.
Luperón
nació en un recodo de la ciudad de Puerto Plata, el 8 de septiembre de 1839,
fruto del amor furtivo de una hermosa dama negra de ojos perspicaces llamada Nicolasa
Luperón y de un apuesto hombre blanco, dedicado al comercio local de baja
escala crematística, conocido como Pedro Castellano, quien le negó su apellido.
Del
General Gregorio Luperón escribió el recopilador por excelencia de las glorias
y miserias de la Guerra Restauradora, Pedro M. Archambault, lo siguiente: “…De
una familia muy pobre, le encontramos a los 12 años trabajando en un corte de
caobas de Don Pedro Eduardo Duboc, en Jamao, en donde se hizo hombre, llegando
a ser encargado de los cortes.”10
La
calidad excepcional de Gregorio Luperón, el muchacho forjado como hombre entre
los árboles y peonadas de Jamao al Norte, y que luego llegó a ser “un
acaudalado burgués”, se comprueba no sólo en la pluma de historiadores versados
en el contenido de las fuentes de Clío, la importante musa de la mitología
griega, sino también en las notas que dejaron gentes como Eugenio J. Senior,
secretario que fue, en la Guerra Restauradora, de acantonamientos situados en
las afueras de Puerto Plata, tales como Muñoz,
Maluis o Sabana Grande.
El
respetable señor Senior al describir la desolación en que quedó Puerto Plata, luego
de la patriótica guerra librada por los dominicanos contra los españoles y sus
secuaces criollos, anotó que al dejar el campo llamado Muñoz “…nunca me había
figurado una ciudad deshabitada….con tantos estragos…todo era monte, bejuquera,
escombros…El general Luperón estaba él mismo construyendo su casita, y no
pudiendo ser indiferente con el estado lamentable de su pueblo, salió
acompañado de hacheros y principió por la calle Progreso a pinchar y tumbar
bayahondas para abrir caminos…” Para concluir así: “Luperón expatriado
voluntariamente volvió a Puerto Plata a morir entre los suyos.”11
Jamao al Norte, Luperón y la agricultura
A
parte de ser un experto en el arte de la guerra, y de caracterizarse en los
combates por no darles tregua a los enemigos de la patria (extranjeros y sus
achichinques criollos), Gregorio Luperón practicó en los campos de Jamao al
Norte el arte de la agricultura.
En
sus notas autobiográficas Luperón resaltó su aprendizaje en la áspera, y no
siempre gratificante, actividad de hacer parir la tierra. Llegó a escribir que
“la agricultura es la nodriza más generosa de las naciones”.
Tal
vez por lo anterior, en el gobierno de Fernando Arturo de Meriño “liquidó su
casa de comercio y se entregó por completo a la agricultura.”
Esa
decisión dio como resultado que “sembró tres mil tareas de cañas de azúcar y
fomentó una hacienda de cacao, café, de frutos menores y de crías de ganaderías
y aves.”12
Sobre
las condiciones marciales de ese espíritu vivaz que fue Luperón, forjado en los
caobales de Jamao al Norte, escribió Joaquín Balaguer. Luego de exponer sobre
su “coraje desatado, ímpetu ingobernable, exuberancia estrepitosa…”, esa
especie de etnarca caribeño nacido en el pueblo de Navarrete, señaló lo
siguiente: “la imaginación no advierte diferencia alguna entre el Cid y
Luperón, verdadero numen de la guerra, mancebo armipotente a quien la fantasía
popular lo representa entrando a las batallas envuelto en una columna de fuego…”13
Machete en mano en Jamao al Norte
Roberto
Cassá, riguroso biógrafo de Luperón, detalla que “su personalidad terminó por
definirse en la agreste vida de Jamao.”
El
conocido historiador citado narra un episodio del que fue protagonista el entonces
jovencísimo Gregorio Luperón, en esa comunidad rural de la vertiente sur de una
de las sierras de la Cordillera Septentrional, a poco más de la mitad del siglo
19, que pinta de cuerpo entero al personaje bizarro que registra la historia
dominicana: “Aún adolescente le tocó enfrentar, machete en manos, a un grupo de
truhanes, lo que le ganó celebridad y puso ya de manifiesto la valentía como
primer atributo de su personalidad.”14
A
propósito del uso que en Jamao al Norte hizo Luperón del machete como artefacto
de ataque y defensa, es pertinente recordar que esa herramienta de corte,
también usada como arma, tiene tradición en la historia militar y religiosa
dominicana.
Valga
la digresión para decir que Fray Cipriano de Utrera, para poner un solo
ejemplo, refiriéndose a la batalla de Sabana Real de la Limonada, dice lo
siguiente: “…derribaron aquellas cabezas enemigas a golpe de machete, y
acudieron presurosos al Santuario de Higüey y con aquel pueblo creyente
hicieron voto de celebrar perpetuamente cada año, una misa con novenario de
acción de gracias…”15
Para
mayor abundamiento de lo anterior, es oportuno indicar que los principales
combatientes victoriosos de la referida batalla fueron los lanceros criollos de
Higüey y El Seibo, legendarios pueblos del Este del país, a quienes el
mencionado capuchino franciscano calificó como “artistas del machete”. Fue
llevada a cabo el 21 de enero de 1691, en un lugar desde donde el cacique
Guacanagarix dirigió el Cacicazgo de Marién, llamado por los indígenas El
Guarico, y luego rebautizado con el topónimo de Cabo Haitiano.
Diversas
fuentes consultadas coinciden en afirmar que la primera etapa de la presencia
de Luperón en el territorio de lo que ahora es el Municipio de Jamao al Norte
se extendió por seis años. Aquel lugar y aquel período fueron como una fragua
donde se moldeó un titán de la historia dominicana.
Jamao al Norte camino de guerreros
Cuando
el 7 de julio de 1857 estalló en la ciudad de Santiago de los Caballeros un movimiento
armado para derrocar al régimen de Buenaventura Báez, lo que hoy es el
municipio de Jamao al Norte se convirtió en uno de los escenarios preferidos para
la circulación de los guerreros que iban a sitiar la península de Samaná y la
ciudad de Santo Domingo, que eran en ese tiempo bastiones fuertes del baecismo.
Las
hostilidades entre los bandos enfrentados duraron largos meses, pero fue
aplastante la victoria de los rebeldes, dirigidos militarmente por el general
Juan Luis Franco Bidó. El caudillo Báez huyo al exterior.
Después
la historia sería otra, pues el gobierno provisional en armas presidido por
José Desiderio Valverde y Benigno Filomeno Rojas pronto desapareció, y el
gendarme de rompe y raja Pedro Santana Familia volvió a controlar los resortes
del poder.
Lo
cierto es que Gregorio Luperón, que participó en ese alzamiento bélico contra
el segundo gobierno de Báez cuando apenas tenía 18 años de edad, dejó escrito en
sus notas personales que en aquella ocasión “hicieron por Jamao y Rincón de
Yásica un camino de las tropas que salían del Cibao para ir a estrechar el
sitio de Samaná…”16
Bibliografía:
1-Historia de las Indias, Libro Primero, capítulo VIII.
Crónicas Escogidas (Oviedo-las Casas).Editora Corripio, 1988.P598. Bartolomé de
las Casas.
2-Geografía Física, Política e Histórica de la isla de
Santo Domingo, 1915. P383. Cayetano Armando Rodríguez.
3-Economía, Esclavitud y Población. Segunda edición.
Impresora Búho, 2009. Rubén Silié.
4-Los Crisantenos. Narrativa Norteamericana
Contemporánea. Impresora Medinaceli, Barcelona, 1978.Pp281-292. John Steinbeck.
5-Ley No.177. Gaceta Oficial No.9541, publicada el 29
de octubre de 1980.
6-Ley No. 97-01, promulgada el 25 de mayo del año
2001.
7-Cuarto Considerando de la Ley No. 97-01, promulgada
el 25 de mayo del año 2001.
8-Doce Cuentos Peregrinos. Editorial Oveja Negra,
julio 1992.Pp165-171.Gabriel García Márquez.
9-Constitución de la República,26 de enero de 2010,
artículos 14 y 15.
10- Historia de la Restauración, quinta edición.
Editora Taller,1987.P316. Pedro M. Archambault.
11-La Restauración en Puerto Plata. Relato de un
restaurador. Editora Montalvo, 1963, publicación póstuma.Pp76, 77 y 95. Eugenio
J. Senior.
12-Notas Autobiográficas y Apuntes Históricos. Tomo III.
Reproducción facsimilar de la segunda edición de 1939.Editora de Santo Domingo,
1974.P121.Gregorio Luperón.
13-Los Próceres Escritores. Balaguer. Obras Selectas.
Ensayos Literarios. Tomo 1.Editora Corripio, 2006.Pp 277 y 347.Joaquín Balaguer.
14. Personajes Dominicanos. Tomo II. Editora Alfa y
Omega,2013.P18. Roberto Cassá.
15- Notas sobre Historia Militar de Santo Domingo.
Fray Cipriano de Utrera.
16-Notas Autobiográficas y Apuntes Históricos. Tomo I.
Reproducción facsimilar de la segunda edición de 1939.Editora de Santo Domingo,
1974.P91.Gregorio Luperón.
(29-junio-2019).