miércoles, 14 de abril de 2021

 

SANTIAGO EN MARZO DE 1844 (II)

 

POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES

 

Mella y la batalla del 30 de marzo de 1844

 

Al proclamarse la Independencia Nacional a Matías Ramón Mella, el hombre del histórico trabucazo de la puerta de la Misericordia, se le asignó la ardua tarea de dirigir el andamiaje armado que en el Cibao tenía como obligación patriótica defender la República recién nacida.

En esa calidad, y especialmente en su condición directa de Jefe Militar de Santiago, fue el organizador inicial de su defensa, días antes del alevoso ataque de los haitianos el 30 de marzo de 1844.

Mella comunicó directrices, impartió instrucciones militares y realizó designaciones en diferentes puntos estratégicos de la zona del Cibao para enfrentar ataques de sorpresa. Hay pruebas de sobra sobre ello. Además de que hizo ingentes labores de reclutamiento de combatientes, todo lo cual contribuyó sustantivamente al triunfo de las armas dominicanas.

 En  tareas de acopio de combatientes estaba el día de la referida batalla. La confrontación bélica lo sorprendió en San José de las Matas, en las estribaciones de la Cordillera Central, en compañía a títulos de sus edecanes del general Pedro de Mena y del capitán José Desiderio Valverde Pérez.

En el 1891, al cumplirse 47 años de la Independencia Nacional, Federico Henríquez y Carvajal escribió un ensayo biográfico sobre Mella, en el cual sostuvo lo siguiente sobre la Batalla del 30 de Marzo de 1844: “A no ser por su celosa solicitud de elementos para la lucha, suyos habrían sido los inmarcesibles laureles del triunfo que obtuvo para sus sienes otro invicto héroe en la gran batalla del 30 de Marzo.”1 

En su obra Personajes Dominicanos Roberto Cassá resalta el papel de Mella en esa icónica batalla al señalar que: “…Las previsiones tomadas por Mella y la competente dirección de Imbert dieron por resultado que el 30 de marzo se infligiese una derrota aplastante a los haitianos, quienes tuvieron cientos de muertos, mientras que, al parecer, pocos dominicanos perdieron la vida.”2

Hay constancia de que Mella aceleró el reclutamiento de los serranos y los incorporó a una tenaz persecución del ejército haitiano invasor en desbandada, logrando así que el general Pierrot no tuviera respiro en territorio dominicano.

Permitida sea la digresión para decir que el edecán de Mella José Desiderio Valverde Pérez no participó en los acontecimientos del 30 de marzo de 1844 en Santiago por lo indicado en el cuarto párrafo, pero había participado activamente cumpliendo órdenes de Mella en los preparativos de las defensas de esa ciudad y su papel fue excepcional en el 1856 en la batalla de Sabana Larga, en los contornos de Dajabón.

Los combates de Sabana Larga y el de Jácuba, en Puerto Plata, apagaron los ímpetus de ocupación de los haitianos y pusieron término a 12 sangrientos años de hostigamiento contra el territorio dominicano.

Valverde, ya con el rango de general, fue presidente de la República, del 7 de julio de 1857 al 31 de agosto de 1858. En el 1861, por su apego a los intereses conservadores que encarnaba Pedro Santana, torció el rumbo de su vida y se convirtió en un resuelto anexionista. Fue tan cúmbila de Buceta que ayudó a éste a organizar a los anexionista en la santiaguera Fortaleza San Luis.

Persiguió a los patriotas restauradores en el triángulo formado por Santiago, Puerto Plata y Monte Cristy, lo que le valió el alto rango de Mariscal de Campo del ejército de ocupación español. Lo que ganó en las luchas patrióticas lo perdió al convertirse en un feroz anexionista.

 

Una opinión sobre la batalla del 30 de marzo de 1844

 

Sobre la batalla librada en la ciudad de Santiago de los Caballeros el 30 de marzo de 1844, en la cual salieron victoriosos los patriotas dominicanos y derrotados los invasores haitianos, se han escrito ensayos, conferencias, relatos y capítulos de manuales de historia.

Sería prolijo hacer un cotejo detallado de las diversas versiones vertidas desde entonces hasta ahora.

Escojo como muestra representativa de las diferentes opiniones sobre el tema la del historiador Alcides García Lluberes, quien en un ensayo titulado Dos Grandes Batallas se refiere a la del 30 de Marzo de 1844 como “el castigo condigno de los insolentes desafueros”, puntualizando que “después de la Batalla del 30 de marzo los hombres de Haití quedaron completamente convencidos de que el pueblo dominicano estaba animado de nuevas e invencibles energías.”3

Dicho autor también escribió que “…el enemigo experimentó más de mil bajas y los dominicanos no sufrimos ninguna.” El atribuyó esa disparidad a que los dominicanos estaban mejor posicionados con los referidos tres Fuertes y  con las colinas de la ciudad, mientras los invasores se movían básicamente en la tierra plana del área.

General José María Imbert

El  general José María Imbert, que se convertiría en el principal héroe de la histórica batalla de Santiago, llegó allí el 27 de Marzo de 1844, procedente de  la cercana localidad de Moca, donde vivía desde hacía varios años, dedicado básicamente a labores de comercio y agricultura, pero también ejerciendo funciones de aseguramiento militar.

Fue llamado a Santiago por su reconocido coraje, preparación militar y por sus previas expresiones a favor de la soberanía dominicana, como cuando  proclamó en una plaza mocana el 5 de marzo de 1844 que: “Desde las aguas de Higüey hasta Las Matas de Farfán, y desde la península de Samaná hasta Dajabón, ha resonado el grito de Dios, Patria y Libertad…”4

Está demostrado, en todos los rincones de la tierra, que el azar tiene su lugar en la historia de los pueblos, así como en los sujetos. El destino, pues, jugó su papel en el caso del principal héroe de la Batalla del 30 de Marzo de 1844.

He aquí una prueba de lo anterior. Pedro Eugenio Curiel, combatiente de aquella acción bélica, en un documento redactado el 30 de septiembre de 1881, luego de describir pormenores de los días anteriores a ese encuentro armado entre dominicanos e invasores haitianos, señala que: “…por último se piensa en el general Imbert, jefe del movimiento de la Villa de Moca, y se resuelve mandar a buscarle; así fue…llega a Santiago en medio de vítores y aclamaciones. Se le entrega el mando de aquella plaza que él acepta sin dilación.”5

 

El informe oficial del general Imbert

 

 En un informe oficial, fechado el 5 de abril de 1844, en la ciudad de Santiago de los Caballeros, dirigido a la Junta Central Gubernativa (que era el gobierno de la República), el general José María Imbert, en su calidad de Jefe del Distrito y  las operaciones de Santiago, al describir los hechos más notables de la Batalla del 30 de marzo de dicho año, haciendo referencia a la suerte de los invasores, señala que: “Por última vez se presentó en columnas cerradas, y nuestra artillería dejándola avanzar de frente, la pieza de la derecha tiró metralla sobre esta masa e hizo al centro un claro espantoso…”

En dicho testimonio el general Imbert también señaló que “el combate había principiado a las doce y siguió hasta las 5 de la tarde.” Añadió  que hubo unos 600 soldados haitianos muertos, con una cifra mayor de heridos y que “el camino que siguen en su retirada no es sino un vasto cementerio.” Remataba su descripción haciendo partícipe en los hechos a la Superioridad Celestial al decir que los dominicanos contaron con “una protección manifiesta de la Divina Providencia.”

 A ello atribuyó la siguiente sublimidad idílica: “…sin que nosotros hayamos tenido que sentir la muerte de un solo hombre, ni tampoco haber tenido un solo herido.”6

Por su lado el jefe de la artillería santiaguera, José María López, en unas breves notas fechadas el 24 de septiembre de 1881, expresó que el 30 de marzo de 1844 “ha sido el día que más amenazada ha estado esta población; y al mando del general Imbert tuvimos la gloria de rechazar a las tropas haitianas, que eran en fuerzas, cuadruplicadas a las nuestras…”7

 

Bibliografía:

 

1-Apoteosis del héroe. Discurso pronunciado el 27 de febrero de 1891.Reproducido en la revista Clío No.8, 1934. Fascículo II.P38. Federico Henríquez y Carvajal.

2-Personajes Dominicanos. Tomo I. Editora Alfa y Omega, 2003. P235. Roberto Cassá.

3-Dos grandes batallas. Periódico El Diario de Santiago, 30 de marzo de 1926.Alcides García Lluberes.

4-Proclama Pública, 5 de marzo de 1844, Moca. Corregidor José María Imbert.

5-Carta dirigida a Segundo Imbert. Puerto Plata, 30 de septiembre de 1881. Pedro Eugenio Curiel.

6-Parte Oficial a la Junta Central Gubernativa. Santiago, 5 de abril de 1844. José María Imbert. Vaciado en el volumen 3, pp 35 y 36, Obras Completas de José Gabriel García.AGN. Impresora Amigo del Hogar, 2016.

7- Nota del jefe de artillería José María López. Guerra Domínico-Haitiana. Impresora Dominicana, 1957. P88. Emilio Rodríguez Demorizi.

 

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