sábado, 1 de mayo de 2021

SAMANÁ: PENÍNSULA Y BAHÍA DOMINICANA

 

SAMANÁ: PENÍNSULA Y BAHÍA DOMINICANA

POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES

                          Encantos naturales de Samaná

Samaná es la más grande y hermosa península dominicana, siendo al mismo tiempo tierra de bahías, pues está integrada por al menos tres grandes: Escocesa, Rincón y Samaná, que le dan a esa provincia una característica única en la geografía del país.

La capital provincial, Santa Bárbara de Samaná, sufrió un pavoroso incendio el 14 de octubre de 1946. Solo la iglesia metodista conocida como La Chorcha, y unas cuantas viviendas de estilo victoriano, se libraron de las lenguas del fuego.

Bahía y península son términos geográficos opuestos, sin embargo Samaná tiene la singularidad de ser las dos cosas, pues el mar penetra extensamente a sus costas y una amplia franja de su territorio se interna en aguas marinas.

Esa característica geográfica, y algunos atributos intrínsecos a sus habitantes, han convertido a Samaná en fuente de estudios para historiadores, antropólogos, geólogos, biólogos marinos, minerólogos y ensayistas, pero también en lugar de ambientación para obras de ficción como novelas, cuentos, relatos y poemarios, así como lugar de gran atracción para cineastas, fotógrafos y documentalistas.

Cito un solo ejemplo literario: Fue en las tibias aguas de Samaná que a la embarcación imaginaria de Trigarthon, el solitario del mar, "los ciclones la hicieron pedazos con la furia de sus vientos endemoniados".1

Los ríos de Samaná son pocos y de limitado recorrido, pero en cambio tiene mucha arena en gran parte de sus costas marinas, lo que ha permitido que en el transcurso de los años se hayan formado muchas playas, algunas de ellas de difícil acceso, pero todas hermosas y con sus características particulares para deleitar a moradores y visitantes.

Samaná era una isla, tal vez desde el Cretáceo, hace ya millones de años, y luego se transformó en península, cuando el canal marino que la separaba del resto del país fue tapizado por las terrazas aluvionales del río Yuna. Eso se comprueba al observar los mapas cartográficos y leer los relatos de viajeros de la época colonial.

El Océano Atlántico corteja esa península por el Norte, el Este y parte del Sur. El Parque Nacional de los Haitises cubre una porción de sus lados Sur y Oeste y las provincias María Trinidad Sánchez y Duarte colindan con gran parte de su flanco occidental.

Tiene seis áreas protegidas, incluyendo el Refugio de Vida Silvestre del Gran Estero y un Santuario de Mamíferos para las ballenas jorobadas que de enero a marzo vienen unas a aparearse y otras a parir en esa zona dominicana.

Bahías, playas, ríos, orografía, península, cayos, gastronomía, música, religiosidad, multiplicidad étnica y otras cosas hacen de Samaná un muestrario perfecto de la dominicanidad.

Sobre los bosques, minas y en fin todo lo que como conjunto es Samaná, se ha escrito mucho, y con razón.

Un ejemplo de descripciones referentes a esa provincia peninsular: "...El cambio de rumbo se inicia en Punta Balandra, promontorio de picachos y rocas que desciende en una playita. Un poco más hacia el oeste está el observatorio terrestre de ballenas jorobadas..." Sobre los cayos de Samaná el autor a que aludo dice: "El más conocido es Cayo Levantado, de 3 kilómetros cuadrados, montado sobre el gran arrecife de la bahía de Samaná. Es un lugar paradisíaco, con 600 metros de playa de arena blanca y fina, cocoteros... Otros de los islotes más vistos son: Cayo Los Pájaros, Los Chivos, La Falda, Chingüela, Vigía y La Garza."2

La riqueza y diversidad del litoral marino de Samaná están insertadas en el libro Ecos de la Costa, cuyo "santo y seña" figura en la bibliografía de esta entrega.

Generalmente sólo se mencionan de manera innominadas como playas de Samaná a Las Terreras, Rincón y Las Galeras. Sin embargo desde La Majagua hay un largo rosario de lugares llenos de arena y de agua de poca profundidad, dando origen a playas como:

Punta Arena, Balatá, Cosón, Punta Bonita, Las Ballenas, Los Pescadores, Punta Poppy, Balcones del Atlántico, Portillo, El Ancón, El Estillero, Limón, Morón, Lanza del Norte, Las Canas, El Ermitaño, Puerto Malo, Puerto Brun, Rincón, Breman, Frillet, Ñiñingo, La Colorá, El Caletón de Julito, Playita del Amor, La Playita, Las Galeras, El Rincón de los Naranjos, El Aserradero, Madame.

Además hay que mencionar que son de allí las playas El Frontón, Francés, Balandra, Playa Cayo Levantado, Los Cacaos, Petrona, Las Flechas, Chinguela, Yagrumo, Simi Báez, Carenero, Bushi, Villa Clara, Anadel, Playa de Los Puentes, La Pascuala, Playitas Majagual, Las Garitas, San Pedro, Punta Gorda, Chombito, Palo de Cebo, Caimán y la Gureña.

Pero también el agua dulce de la provincia de Samaná atrae a miles de turistas durante todo el año. Caño Frío, en Rincón, y el salto de El Limón son los más concurridos, así como algunos espacios de escorrentía en bolsones de llanura.

" El río Limón, en realidad tiene dos grandes caídas de agua, realmente impresionantes, el salto del Indio y el Limón, propiamente, el primero escondido en la espesura del bosque de galería y el segundo aflorando como el velo de un ángel en la vertiente norte del sistema montañoso de la península de Samaná".3

Probado está que antes de que los inmensos cocotales ejercieran el dominio casi monótono que tienen sobre las estribaciones y sierras de la península de Samaná la misma estaba tupida de árboles diversos que daban a la zona una más rica configuración visual.

Los testimonios escritos de viajeros de antaño consignan que abundaban allí poblaciones de caoba, mamón, caimito, mara, mamey, ceiba, cedro y otros árboles de la floresta dominicana. Ninguno de los relatores del pasado dijo haber visto los cientos de miles de cocoteros que suplantaron ese otrora paraíso arbóreo.

De la pasada arboleda de la península se escribieron cosas como esta: "La inmensa cantidad de árboles que cubren a Samaná dota de una gran pompa al reino animal."4

Mármol de Samaná

En ese ángulo del nordeste es donde se encuentran las mayores canteras de mármol del país, especialmente en territorio del distrito municipal de Las Galeras, aunque también hay en Arroyo Barril, Rancho Español, Barrancolí y otros puntos de esa provincia.

Viajeros curiosos, especialistas en minería, científicos y cronistas de la naturaleza dominicana han dejado por escrito sus impresiones sobre la riqueza marmórea de Samaná.

"...La península de Samaná resultó de la acumulación escalonada de materiales geológicos...Después de Samaná, pero sobre todo más allá de Anadel y de Clará, está el esplendor más crudo del mármol, donde asoma en blancas desgarradoras."5

Samaná en la historia dominicana

Samaná siempre ha sido uno de los lugares del país que más ambiciones ha abierto a poderes externos, así como entre muchos gobernantes dominicanos y sus adláteres, quienes han querido utilizarla para afianzar su poder y para sacar pingües beneficios particulares en negociaciones antipatrióticas.

"... La Península y Bahía de Samaná desempeñaron un papel protagónico a todo lo largo del proceso histórico dominicano...Desde su constitución en un nitaíno del cacicazgo de Maguá, bajo el mando de Guarionex..." Hasta cuando "Luperón tuvo la oportunidad de protagonizar una de sus más hermosas gestas patrióticas, justamente en Samaná, con sus legendarias hazañas en el vapor Telégrafo, bautizado Restauración..."6

Mucha razón coronan los juicios anteriores del eximio historiador dominicano Emilio Cordero Michel al analizar con el bisturí de la verdad los hechos bélicos ocurridos en Samaná.

Son abundantes las pruebas documentales que avalan que allí se ha puesto en juego varias veces tanto la hegemonía de potencias externas como la existencia de la propia identidad nacional.

Fue en territorio de Samaná, específicamente en la bahía Rincón, donde se libró el primer combate en América (1493) entre los conquistadores españoles y los indígenas. A ese hecho de gran trascendencia histórica se le ha denominado la batalla del Golfo de Las Flechas.

No se trató de una escaramuza, como han pretendido pintar el hecho algunos neocolonialistas. Fueron varios días de intensa lucha, en los cuales se demostró la valentía indígena y la crueldad de los españoles.

Finalmente, por la superioridad armada y experiencia guerrera de los conquistadores, se produjo una masacre contra los habitantes primitivos, pero lo cierto fue que los ciguayos armados con sus flechas, dirigidos por el cacique de Samaná Mayobanex (al que los españoles colocaron el apodo de el Cabrón) plantaron cara a quienes llegaron a profanar su tranquilidad, quitarles su libertad y apoderarse de sus bienes.

Lo cierto es que 24 años después del enfrentamiento arriba mencionado, la indomabilidad de los nativos se mantenía. En el legajo 1624 del Archivo General de Indias figura el interrogatorio hecho en el año 1517 a un tal Pedro de Ledesma (publicado parcialmente en el 1953 por el historiador español Manuel Jiménez Fernández) en el cual el referido sujeto declaró que en Samaná había más de dos mil indios con un fuerte espíritu de rebeldía, pues cuando se intentaba atraparlos para ponerlos a trabajar la tierra, en condición de esclavos, se alzaban hacia los montes.7

Sobre la hecatombe de los ciguayos de Samaná Las Casas puntualizó que los conquistadores "fueron tras ellos, mataron muchos y asaetearon muchos con las ballestas, y con las espadas desbarrigaron y cortaron brazos y piernas..."8

El almirante genovés narró sucintamente esa acción así: "11-16 de enero. En Puerto de las Flechas (Bahía de Samaná).Primera lucha con los indios."9

A partir de de la referida batalla entre indígenas y españoles Samaná se convirtió en un territorio de extraordinaria importancia tanto para la geopolítica europea y norteamericana, como para la propia política interna dominicana. Fue en realidad una especie de campo de Agramante caribeño, con mucha discordia de por medio.

Los hechos (que siempre flotan con su sedimento de verdad, por más que algunos quieran dorar la píldora) están registrados y sirven como el mejor testigo para avalar lo anterior.

La codicia de unos y el fervor patriótico de otros convirtió en el pasado a la península de Samaná en un verdadero teatro de guerra.

Una de las creencias que movían a las potencias colonialistas del pasado (España, Inglaterra, Francia y EE.UU) para apoderarse de la bahía de Samaná era que pensaban que la misma era tan grande que podía manejar la entrada y salida de "todas las flotas del mundo", pero sobre todo porque estimaban que estaba preñada de carbón mineral, producto de importancia para la economía, la guerra y el dominio de otros territorios en el siglo XIX.

Se trataba de un mito. En efecto, en el 1851 el entonces cónsul inglés en el país Robert Herman Schomburgk, luego de un viaje por esa península, rindió un informe a su gobierno en el cual indicó que en las minas de carbón cercanas al arroyo Almacén, en Samaná, no existía carbón mineral, "sino que están formadas por el combustible fosilizado denominado lignito o carbón de madera... Las laderas de las montañas son muy fértiles y a principios de este siglo estaban cultivadas de caña de azúcar, café y cacao...Se asegura que 60 ríos y riachuelos vacían sus aguas en la Bahía de Samaná."10

Un eminente patriota dominicano, poseedor de una alta dosis de sabiduría, dio en la diana al examinar la razones de tanta ambición sobre esa tierra "...Samaná, bahía segura, defendida y tan grande, que el geógrafo D´Anville le da el título de Golfo; tan cómoda, que encierra varios puertos en sus flancos apacibles para mayor seguridad del anclaje."11

Otro gran dominicano, nacido en la ciudad bautizada como la novia del Atlántico y principal espada de la Restauración, refiriéndose a las amenazas que acechaban al país, escribió desde París que "el gran peligro es la gran importancia de la Península de Samaná en el centro de las Antillas...Esperanza tenemos de llegar a neutralizar la piratería que prepara el Gobierno americano contra Samaná y si por desgracia no lo consigamos evitar, volaré a mi Patria a hacerme matar en la Península de Samaná."12

Antes que el país del Septentrión pusiera sus ojos de águila imperial sobre esa parte del territorio nacional ya Francia había goloseado tenerla bajo su control.

Basta señalar un caso fortuito para demostrar eso. Bertrand D’Oregon, que desde el 6 de junio del año 1665 era gobernador de la isla La Tortuga, en ruta a un frustrado rescate de franceses apresados en Puerto Rico, naufragó por los frentes de la bahía de San Lorenzo, teniendo por eso que pisar tierra. Allí le creció la ambición típica de los jerifaltes soberbios.

Un pensador dominicano resumió sus investigaciones sobre el caso así: "Las experiencias de D’Oregon por el este de La Española lo enamoraron de Samaná y allí hizo fundar una colonia de franceses en 1673 como avance a su plan de ocupación total."13

El Tratado de Basilea, firmado el 22 de julio de 1795, por conveniencia mutua entre Francia y España, mediante el cual la última cedió a la primera el hoy territorio dominicano a cambio de que ésta le devolviera las ocupadas provincias Vascongadas y la región de Cataluña, convirtió en los años siguientes a Samaná en el foco de la atención de todos. Múltiples fueron las razones de esa fascinación por los 863 kilómetros cuadrados de la península situada al nordeste de la República Dominicana.

En efecto, cuando el 27 de enero de 1801 el general haitiano Francois Toussaint Louverture ocupó la ciudad de Santo Domingo una de sus primeras disposiciones fue enviar el primer regimiento de su ejército invasor a controlar Samaná.

El general Charles Victoire Leclerc, cuñado del emperador Napoleón I, y jefe de las tropas de ocupación de Francia en la isla de Santo Domingo, al ser derrotado en las callejuelas de Puerto Príncipe, en el 1801, estableció en varias ocasiones su puesto de mando en la península de Samaná. Así también lo hizo el general Jean Louis Ferrand, quien encabezó la llamada era de Francia en el país, hasta que se produjo el hecho de Palo Hincado.

Páginas sobre historia dominicana revelan que "...Las tropas europeas enviadas desde Samaná por el general Leclerc, con el objeto de expulsar de la parte española de la isla a sus intrusos invasores y establecer en ella, sobre sólidas bases, la verdadera dominación francesa."14

Décadas después, en diciembre de 1843, los afrancesados dominicanos encabezados por Buenaventura Báez convinieron en solicitar el protectorado de Francia, para lo cual tuvieron varias conversaciones con el cónsul de ese país en Haití Andre-Nicolas Le Vasseur, un archiconocido maniobrador imperial. A cambio de dicha "protección" ofrecieron ceder la península y bahía de Samaná.

Ese nefasto proyecto fracasó gracias a la decidida acción de Duarte, Sánchez, Pedro Alejandrino Pina, Juan Isidro Pérez, el sacerdote José Antonio de Bonilla y otros valientes dominicanos.

Cuando el 9 de febrero de 1822 se produjo la invasión haitiana a nuestro país el presidente Jean Pierre Boyer puso mucho interés en asegurar para sus intereses la bahía de Samaná. Una serie de disposiciones tomadas casi de inmediato así lo demuestran. Comprobado está que "uno de los primeros actos de Boyer fue la construcción en 1822 de un fuerte en Los Cacaos, frente al cayo del Levantado...los haitianos construyeron en la boca del río Limón un pequeño fuerte, con varios cañones..."15

Otros acontecimientos de gran impacto político, económico y militar ocurrieron en Samaná y sus contornos en el período convulso de 1801 hasta el 1822, época en la cual se produjeron tres invasiones de tropas haitianas al territorio dominicano.16

Es oportuno señalar que miles de páginas cubren los diversos intentos de los Estados Unidos por apropiarse de Samaná, así como la actitud obsecuente de algunos dominicanos en ese malsano propósito.

En ese sentido basta con decir que Franklin Pierce, el décimocuarto presidente de los Estados Unidos, envió al país al famoso aventurero texano William Cazneau para "firmar un tratado de reconocimiento de la República Dominicana a cambio del arrendamiento de la Bahía de Samaná y una porción de terrenos en un punto estratégico para una estación carbonera."17

Ante ese acto Juan Abril Cueto, un espía español residente en el país, envió el 20 de septiembre de 1854 una comunicación a sus superiores en Madrid, extensiva a los capitanes generales de las entonces colonias de Cuba y Puerto Rico, en la cual, aludiendo a Samaná, les dice:

"Tenemos la firme convicción de que el señor Cazneau ha hecho un tratado secreto con el gobierno de este país en ceder o arrendar un pedazo de terreno en las costas de esta República para que los americanos puedan establecer arsenales, cuarteles, fortificaciones, poner guarniciones, aguas libres para navegar sus buques de guerra en todo el litoral de la República..."18

Aunque al principio de la Anexión a España una parte de los samanenses la apoyaron, luego se produjo una adhesión masiva a la causa restauradora, provocando que los jefes anexionistas acantonados en la Capitanía General de Santo Domingo tomaran represalia.

Así quedó registrado ese suceso histórico: "Por ejemplo, el cuerpo de policía de Samaná fue suspendido porque la mitad de su personal desertó, pasándose a las filas rebeldes."19

Diversidades samanenses

La provincia de Samaná tiene como capital a la ciudad de Santa Bárbara de Samaná, poseedora de encantos gastronómicos y un idílico paisaje de mar, cayos y montañas; y los municipios de Las Terrenas (cuya singular belleza marina es el deleite de turistas nacionales y extranjeros) y Sánchez, con una alforja repleta de acontecimientos históricos, desde hace décadas transformado en un activo punto de comercio agropecuario y lugar de abasto de pescado y mariscos, especialmente crustáceos.

En el Limón de Samaná, fruto de un francés y una samanense, nació el 20 de septiembre del 1819 Teodoro Chassériu, quien se convertiría en uno de los más famosos pintores franceses del siglo XIX. Su fama es resaltada a nivel mundial. Escuelas y calles del país llevan su nombre.

La provincia de Samaná es uno de los pueblos dominicanos que mayor flujo de inmigrantes ha tenido en el discurrir de los siglos.

Un culto y distinguido samanense, en un enjundioso ensayo sobre las inmigraciones francesas a Samaná, explica con lujo de detalles que "... desde el 1640 hasta las primeras décadas de los 1900, Samaná recibió grandes cantidades de inmigrantes que fueron conformando su población y sociedad...Durante ese lapso-casi 250 años- hubo cinco inmigraciones claramente diferenciadas..."20

La capital provincial, Santa Bárbara de Samaná, sufrió un pavoroso incendio el 14 de octubre de 1946. Solo la iglesia metodista conocida como La Chorcha, y unas cuantas viviendas de estilo victoriano, se libraron de las lenguas del fuego.

Esa famosa iglesia fue pre fabricada en Inglaterra e instalada en Samaná en el año 1901. Es de zinc por fuera y madera preciosa por dentro. A parte de los cultos religiosos ordinarios, en La Chorcha se celebran varias festividades ancestrales, siendo una de ellas la alabanza por las cosechas de productos de la tierra.

En los años 70s del siglo pasado esa ciudad fue reconstruida por el gobierno de Balaguer, quedando sólo en pie el referido templo metodista. En la ocasión hubo graves arbitrariedades gubernamentales contra los samanenses que se oponían a la destrucción del pueblo. Se produjo una voltereta paisajística, pues se destruyeron muchas viviendas que representaban la verdadera historia arquitectónica de Santa Bárbara de Samaná.

La península de Samaná posee su gastronomía particular y sus peculiares conceptos religiosos, ello como resultado de esa especie de crisol de inmigrantes de diversas razas que han ido formando allí una identidad propia.

Desde mediado del siglo XIX se estuvo hablando de un ferrocarril que uniera a las ciudades de Santa Bárbara de Samaná y Santiago de los Caballeros para desarrollar el comercio agropecuario de esa amplia franja de la parte norte del país. La línea férrea fue inaugurada en el 1888, en un tramo que cubría Sánchez-La Vega.

En la provincia Samaná nació el gran historiador y eminente ciudadano dominicano Emilio Rodríguez Demorizi. Llegó al mundo en la comunidad de Sánchez, el 14 de abril de 1906. Escribió o editó más de 120 libros sobre diversos temas y acontecimientos históricos, incluyendo en su bibliografía la deliciosa novela La Tertulia de los Solterones ("hastiado ya de publicar viejos papeles y largas cosas de historia, escribo este libro para divertirme...)."Es raro que la mujer superior pueda encontrar compañero de su categoría que acepte una igualdad y menos una superioridad...Por eso lo triste de muchas solteronas es que los que se les acercan se sientan, frente a ellas, o muy jóvenes o muy viejos o muy indignos de ellas..."21

Esa descollante personalidad ocupó diversas posiciones de gran relevancia: Secretario de Educación, Secretario de Interior y Policía, Rector de la Universidad de Santo Domingo, Presidente de la Academia Dominicana de la Historia y de la Sociedad Dominicana de Geografía, Director del Archivo General de la Nación, Presidente del Concejo de Regidores del Ayuntamiento del Distrito Nacional, embajador acreditado en varios países. Escuelas y bibliotecas se honran con su nombre.

El historiador Dr. Frank Moya Pons lo definió como "el más alto modelo de la abnegación que haya dado el país desde los días de Pedro Henríquez Ureña."

Bibliografía:

1- Anadel (la novela de la Gastrosofía). Editorial Ucamaima 1976. Julio Vega

Batlle.

2- Ecos de la Costa. Editora Amigo del Hogar. Octubre 2016. Páginas 128 y

131. Domingo Marte.

3- Pacto con las Aguas. Impresora Ocean Grafic Printing, China.Abril 2015. Autora Miriam

Calzada. p416 (texto citado Agua y Vida, de Eleuterio Martínez).

4- Noticia Estadística sobre Samaná (1822), por J. Becker.

5- La Naturaleza Dominicana. t3. p93.Editora Corripio, 2006.Félix Servio Ducoudray.

6- Schomburgk y Samaná. Colección Orgullo de mi Tierra. Editora Búho 2009.pp 45-47. Emilio

Cordero Michel.

7- Los Dominicos y Las Encomiendas de Indios de la isla Española. Editora del Caribe, 1971.p.

295. Emilio Rodríguez Demorizi.

8- Oviedo, Las Casas, Crónicas Escogidas. Editora Corripio, 12 diciembre 1988. pp436, 438.

Fray Bartolomé de las Casas.

9- Cristóbal Colón Diario de Navegación.p 355. Editora Corripio, 14 de mayo de 1988.

10- Asuntos Dominicanos en Archivos Ingleses. pp38, 39 y 43.Editora Corripio 1993. Editores:

Bernardo Vega y Emilio Cordero Michel.

11-Papeles de Pedro F. Bonó. Editora del Caribe 1964. Página 97. Publicado originalmente en la

Impresora del Cibao en 1857.

12- Carta de Gregorio Luperón a Pedro F. Bonó, fechada el 15 de abril de 1882.

13- La isla de la Tortuga. p244. Ediciones Cultura Hispánica, 1951. Editada en facsímil en el

1974. Manuel Arturo Peña Batlle.

14- Rasgos biográficos de dominicanos célebres. p116.Editora del Caribe. Septiembre 1971.José

Gabriel García.

15- Breve historia de Samaná. Editora Búho, 2009. Colección Orgullo de mi Tierra. p23.

Bernardo Vega.

16- Invasiones haitianas de 1801,1805 y 1822.Editora del Caribe 1955.pp186 y siguientes.

Emilio Rodríguez Demorizi.

17- Documentos para la historia de las relaciones domínico-americanas (1837-1860). Editora

Corripio 1987.p228.Alfonso Lockward.

18- Paz en Santo Domingo (1854-1865). Página 83.Madrid, 1987. Editor Centro de Estudios

Históricos. Cristóbal Robles Muñoz.

19- El Caribe Hispano en el siglo XIX.p115.Editora Búho, octubre 2012.Luis Alvarez López,

quien tomó la información de la nota del legajo 1034 A del Archivo General de Indias.

20- Las Inmigraciones francesas a Samaná. Colección Orgullo de mi Tierra. Editora Búho

2009. p62. Ing. Efrain Baldrich Beauregard.

21- La Tertulia de los Solterones. Editora Taller, mayo 1995.p81. Emilio Rodríguez Demorizi.

Publicado 5-mayo-2018.Diario Dominicano.

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