sábado, 4 de febrero de 2023

BATATALLAS FINALES FRENTE A INVASORES HAITIANOS

 

 

 

BATATALLAS FINALES FRENTE A INVASORES HAITIANOS

POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES

Antes de obtener su independencia el pueblo dominicano fue varias veces víctima de invasiones armadas procedentes de Haití.

En enero de 1801 lo hizo Toussaint Louverture; en febrero de 1805 llegó Jean-Jacques Dessalines y en febrero de 1822 vino, y dejó sus representantes durante 22 años, Jean-Pierre Boyer.

Esas incursiones militares no cesaron al proclamarse el 27 de febrero de 1844 la independencia de la República Dominicana. A los pocos días del fogonazo libertador estaban de nuevo aquí los haitianos. Esa vez dirigidos por Charles Rivière-Hérard.

La última de una fatídica serie de irrupciones de tropas del país vecino comenzó el 1 de diciembre de 1855, con más de 30,000 soldados bajo la dirección de Faustin Soulouque, un emperador de plastilina que nunca aceptó la realidad de que había nacido el Estado dominicano con todos los atributos de su soberanía.

Los invasores atacaron por varios puntos de la franja del suroeste y por diversos sitios del noroeste dominicano.

En esa época el presidente de la República, y jefe de los ejércitos dominicanos, era el general Pedro Santana. Estableció su cuartel general en Azua de Compostela y desde allí dio las directrices de guerra para la defensa de la patria.

Después de las épicas batallas de Santomé y Cambronal, libradas el 22 de diciembre de 1855, así como la de El Can, del 6 de enero de 1856, ganadas en el sur del país por los patriotas dominicanos, les cupo la gloria a los combatientes de Sabana Larga y Jácuba, en el noroeste.

Esos fueron los últimos escenarios de guerra en los cuales se selló para siempre las pretensiones de los haitianos de volver a ocupar militarmente el territorio nacional.

Como se ve, luego de tres semanas de dicha invasión, en un preludio de lo que ocurriría en la parte noroeste, Soulouque, sus oficiales y soldados masticaron el polvo de la derrota.

Fue insuperable para los intrusos la gallardía de oficiales de la categoría del general José María Cabral, máximo héroe de la batalla de Santomé, librada en una sabana situada al oeste de la ciudad de San Juan de la Maguana.

El mismo general Cabral, en una lucha cuerpo a cuerpo, convirtió en abono para las malvas al terrible general haitiano Antoine Pierre. Otros muchos dominicanos también escribieron en ese descampado sureño sus nombres con letras doradas.

El referido 22 de diciembre del 1855 fue clave para el triunfo de las armas nacionales el tesón y la pericia bélica del general Francisco Sosa, el valiente venezolano que dirigió las tropas dominicanas en la gloriosa batalla de Cambronal, en lo que hoy es el municipio Galván, al este de la ciudad de Neiba.

En Cambronal fue abatido el llamado duque de Leogane, el sanguinario general Pierre Riviére Garat, jefe de los intrusos haitianos que en la región sur nos invadieron el 1 de diciembre del 1855.

Dos días después de los hechos de Santomé y Cambronal, más hacia el oeste, en Sabana Mula, en la hoy provincia Elías Piña, fue derrotado el mismo Soulouque, quien huyó con el remanente de su caballería y dos batallones de soldados que mandó a buscar a la localidad haitiana de Valiere.

En su huida llegó hasta el pueblo de Juana Méndez, fronterizo con la ciudad dominicana de Dajabón, donde instaló su cuartel general para seguir hostigando a los dominicanos.

Sobre la derrota del jefe supremo de Haití y sus tropas en Sabana Mula escribió el 30 de diciembre de 1855 el coronel Juan Contreras al general José María Cabral, informándole que: “La armada haitiana ya va en despedida para la parte de Hincha…También me dicen que llevan muchas literas.”

Días después, en un recodo del suroeste, el 6 de enero de 1856, el general banilejo Pedro Valverde Lara y el almirante Juan Bautista Cambiaso también derrotaron a los invasores, en el lugar conocido como El Can, ahora perteneciente a la geografía del municipio de Oviedo, en la provincia de Pedernales.

El 3 de enero de 1856 el emperador de opereta Soulouque fue desafiado a pelear por altos oficiales dominicanos, entre ellos Juan Luis Franco Bidó, Fernando Valerio, José María López, Pedro Florentino, Manuel Jiménez, José Hungría, Lucas de Peña, Federico Salcedo,  Santiago Sosa, Nicolás Minaya y Tiburcio Fernández.

En un documento histórico de esa fecha, llamado por los mencionados héroes dominicanos “cartel de desafío al ejército haitiano”, se lee, entre otras cosas, que para dicho reto militar los dominicanos desplegaron una infantería de “tres mil setecientos hombres de todas las armas”, dos piezas de artillería en el lado oriental del río Masacre, así como los cazadores de Santiago y Dajabón y las tropas de caballería encabezadas por los oficiales Rafael Gómez y Lucas de Peña.

En la parte final de ese documento, poco divulgado, señalan los patriotas dominicanos que el duelo a Soulouque y su estado mayor “se había hecho por espacio de siete horas…para atraerlo a combate sin poderlo lograr…que era justo y prudente no fatigar innecesariamente las tropas a vista de tanta pusilanimidad de parte del enemigo…”

Es justo decir que el 24 de enero de 1856 el general Juan Luis Franco Bidó era el comandante en jefe de las tropas dominicanas que vencieron en Sabana Larga y en Jácuba a miles de soldados haitianos encabezados por los generales Paul Decayette, Cayemitte y Prophete.

En ejercicio de su pundonor militar, y para dejar constancia histórica de lo ocurrido durante las 9 horas de cruento combate entre los patriotas dominicanos y los invasores haitianos en ese glorioso 24 de enero de 1856, el general Franco Bidó anotó en su diario de guerra que el resultado fue: “…el campo sembrado de cadáveres enemigos desde Sabana Larga hasta la sabana de Dajabón, en tan gran número, que me parece imposible contarlos.”

Añadió, refiriéndose a los soldados victoriosos, que: “Después de la gloriosa jornada del 24 en los campos de Jácuba, en que las armas de la República han obtenido un triunfo tan completo sobre las huestes enemigas, que buscando nuevos escarmientos, osó invadir estas provincias, cumplo con los deseos del Gobierno y los impulsos más sinceros de mi corazón en deciros que habéis merecido bien de la Patria…”

El héroe independentista y restaurador Benito Monción Durán igualmente hizo un amplio relato de los hechos que dieron como resultado el triunfo de los dominicanos en Sabana Larga. Describió lo ocurrido en Talanquera, El Llano, el paso de Macabón, y la persecución contra los invasores en Guayubín y caseríos aledaños, hasta su “retirada en confusa derrota.”

Sobre la batalla de Jácuba el comandante superior militar de Santiago, general Domingo Mallol, de origen catalán y comerciante como su progenitor, le informó al Ministro de Guerra, mediante comunicación del 27 de enero de 1856, sobre los invasores, entre otras cosas, que: “Los Generales Florentino y Peña les salieron por la retaguardia en la sabana de Jácuba y la mortandad fue terrible. Hemos calculado en más de mil los muertos en este sitio.” 

En resumen, los héroes dominicanos de las batallas arriba mencionadas adquirieron suprema categoría marcial, a pesar de que en ellas había en gran cantidad eso que, en el lenguaje militar en otro tiempo, se conocía como “fuerzas brutas individuales”, con el añadido de que era escasa la provisión de boca para las tropas combatientes.

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