SUICIDIOS HISTÓRICOS (II): ALFONSINA STORNI,
HENRI CHRISTOPHE Y GETÚLIO VARGAS
POR TEÓFILO LAPPOT
ROBLES
Alfonsina
Storni Martignoni
Alfonsina
Storni Martignoni fue una reconocida poetisa, educadora y activista feminista
argentina nacida el 29 de mayo de 1892 en la región de Tesino, al sur de Suiza,
en una comunidad cercana a la gran ciudad de Lugano, de donde fue llevada a
Argentina cuando sólo tenía 4 años de edad.
Su suicidio
Se
suicidó a los 46 años de edad. Fue en horas de la madrugada del 25 de octubre
de 1938. La cronología del hecho consigna que salió de un cuarto de hotel y
penetró a una playa de la ciudad argentina de Mar del Plata, ribereña del
Océano Atlántico. Emergió como cadáver.
Tiempo
antes de su muerte ella dio señales, que luego se interpretaron como una
despedida. Su última publicación en el periódico La Nación la tituló de manera
sugerente así: “voy a dormir.” Parece que ya presagiaba el final terrestre de
su vida cargada de vaivenes lastimosos.
En
su libro titulado Poetisas suicidas y otras muertes extrañas la ensayista y
poeta Luz María Jiménez Faro escribió que Alfonsina Storni se entregó al mar
envuelta en un manto. Más adelante la también antóloga sostiene que: “…cuando
se pierde la ilusión…aparece la necesidad de transgredir la frontera de la
vida.”1
Antes de su muerte
Hay
constancia escrita, y muchos testimonios, de que Alfonsina Storni era una
paciente depresiva desde que era una adolescente.
Su
primera obra la tituló La inquietud del Rosal, en la cual ya se notaba su
calidad literaria, y su inclinación por el movimiento conocido como el
Modernismo.
Muchos
especialistas en su obra no han vacilado en calificarla como una autora rodeada de vigor creativo. Al leer sus poemas
uno comprueba que los mismos tenían vasos comunicantes entre el modernismo y el
romanticismo, con un firme acento de perdurabilidad. Así ha sido en la
realidad.
Ello
dicho al margen de la forma despectiva en que la trató Jorge Luis Borges, quien
la descalificó como poetisa de calidad en más de una ocasión. Fueron otros de
sus no pocos destemplados arranques de soberbia intelectual.
En su referido primer poemario, publicado cuando
Alfonsina Storni rozaba los 24 años, también se comprueban las difíciles
circunstancias personales que la acompañaban, particularmente en una sociedad
de gazmoñería como era la argentina de principios del siglo pasado.
Con
el paso de los años ella fue variando la temática de sus inspiraciones y,
además, profundizando en contenido, tal y como lo señala el especialista en
literatura y prolífico autor puertorriqueño Jaime Martínez Tolentino, quien
robusteció su opinión haciendo un laborioso cotejo con variadas opiniones de comentaristas
culturales.
En
su valioso ensayo titulado La Crítica literaria sobre Alfonsina Storni
(1945-1980), Martínez Tolentino hace un largo repaso de la producción poética
de la poetisa suicida, y expresa que al dejar de lado el erotismo y los
aspectos autobiográficos ella “…se vuelve más depurada y pura, más hermética y
más repleta de simbolismo oscuro, y la poeta comienza a rehuirle a las formas
poéticas de mayor libertad para acercarse a otras de mayor restricción formal.”2
Alfonsina
Storni se destacó defendiendo a las mujeres, que antes tenían sus derechos más
menguados que ahora. En su condición de maestra también se erigió en una
lideresa defendiendo el magisterio en
Argentina. Muchos de sus ensayos se basaban en esos dos temas.
Algunos
de sus biógrafos consideran que por su
lucha social, de la cual se desprendían expresiones y comportamientos
inusuales para entonces, fue sometida por ciertos grupos intolerantes a un
acoso que no pudo controlar y que contribuyó a que su salud mental sufriera un
constante deterioro.
Con
su sistema emocional erosionado, con sus zapatillas cerebrales desencajadas, y
con graves problemas oncológicos, su vida se fue convirtiendo en una especie de
erial, aunque paradógicamente nunca dejó de recibir la visita de las musas
inspiradoras para escribir textos poéticos y ensayos que por su calidad han
superado el tiempo.
Treinta
años después de su suicidio, la gran cantautora Mercedes Sosa, en su producción
discográfica titulada Mujeres Argentinas (1969), interpreta en su honor la
canción Alfonsina y el Mar, con letras de Féliz Luna y música de Ariel Ramírez.
Henri Christophe
Ese
personaje de leyenda no era haitiano de nacimiento, pues vio la luz por primera
vez en la pequeña isla caribeña de San Cristóbal (Saint Kitts) el 6 de octubre
de 1767. Había sido esclavo, pero luego fue un despiadado esclavizador de miles
de hombres y mujeres de su misma raza.
Su suicidio
Henri
Christophe, convertido por propia voluntad en el rey Henri I de Haití, se
suicidó de un pistoletazo (dicen que con una bala de oro) como recurso supremo
para no caer en manos de sus enemigos. Ese hecho se produjo el 8 de octubre de
1820. Contaba con 53 años de edad. No gozaba de popularidad entre sus súbditos.
Antes de su muerte
Para
poner en perspectiva a esa figura política y militar, en la parte referente a
su presencia en lo que desde 1844 es la República Dominicana, es oportuno hacer
puntualizaciones apegadas a la verdad de los hechos del pasado.
Antes de convertirse en amo y señor de una
importante parte de Haití desempeñó un macabro papel en la historia dominicana
cuando junto a su mentor Jean Jacques Dessalines y otros cometieron muchos
crímenes en las ciudades de Santiago de los Caballeros, Moca, La Vega y pueblos
aledaños, especialmente el sangriento 25 de febrero de 1805.
Por
expresiones de ellos mismos sus propósitos eran arrasar todo lo que encontraran
a su paso para dejar a lo que quedara del pueblo dominicano en condiciones de
ruina total.
El
autor del libro La Dominación Haitiana (1822-1844), Frank Moya Pons, señala que
los referidos hechos sangrientos en los que participó Christophe fueron uno de
los motivos causantes del rechazo que en el 1822 encontró Jean-Pierre Boyer al
arribar a la ciudad de Santo Domingo en plan de ocupante.
Dicho
autor lo dice así: “Las matanzas de Dessalines y Christophe en La Vega, Moca y
Santiago en 1805 estaban frescas en la memoria de la población dominicana y no
podían ser despejadas en pocos años.”3
Mucho
se ha escrito sobre ese estrafalario gobernante, pero es importante resaltar
los juicios que sobre él expone el ensayista y reconocido intelectual haitiano
Jean Price-Mars en los dos tomos de su obra titulada La República de Haití y la
República Dominicana.
Price-Mars
aprovecha el trágico episodio del fusilamiento en las montañas septentrionales
haitianas de un emisario del rey francés Luis XVIII para calificar al rey Henri
I de “aficionado a la violencia”. Pero también señala que era vigorosa la
creencia de ese auto titulado rey caribeño sobre sus poderes más allá de sus
dominios terrenales.4
Cuando
Henri Christophe (Enrique Cristóbal) irrumpe en el primer plano de la vida
pública haitiana, en su condición de general curtido en los atajos de maniguas,
el antecedente político presente allí era la imponente figura de Jean-Jacques Desssalines,
proclamado Emperador de Haití en el 1804.
Era uno de los tres generales poderosos que
sustentaban el duro mandato imperial de Dessalines.
Es
necesario decir que estaba en curso desde años antes de la Independencia de
Haití un pugilato entre los mulatos, ubicados principalmente en el sur del lado
oeste de la isla de Santo Domingo, y los negros puros, como Christophe, que
dominaban en el norte de ese vecino país montañoso.
Al
producirse el magnicidio de Desssalines en el llamado Puente Rojo los mulatos encabezados
por el General de División Alexandre Sabés Pétion maniobraron para crear una
nueva constitución en la cual el poder presidencial estuviera limitado,
especialmente eliminándose el carácter de vitalicio.
Con
esas condiciones fue escogido como presidente de la República de Haití el
segundo jefe militar, que lo era el General Christophe. Fiel a su carácter no
aceptó el cargo si no se le permitía actuar como “un hombre fuerte”, siguiendo
el ejemplo de su maestro Desssalines, asesinado y luego descuartizado como un
animal de matadero.
Se
produjo entonces un rompimiento entre los mulatos (que se hicieron fuertes en
el sur incluyendo Puerto Príncipe, Jacmel, Los Cayos y subiendo a Mirabalais, San
Marco y otras poblaciones) y los negros puros del norte que se atrincheraron
bajo el escudo de Christophe en gran parte de la zona norte de Haití.
En
el sur gobernó el mulato Pétion, hasta que la fiebre amarilla lo mató cuando
tenía 47 años de edad. En el norte capaba y señalaba Christophe, hasta su
muerte por suicidio, a título de rey.
El
reinado de Henri I tenía su epicentro en la importante ciudad portuaria de Cabo
Haitiano, aunque el mando directo lo estableció a unos 30 kilómetros al sur de
esa urbe marítima.
Escogió
para vivir y dirigir la parte más elevada de una montaña, en la comuna de
Milot, donde hizo construir una fortaleza que en su momento llegó a ser el
recinto militar más grande de América.
El
nombre de esa fortificación es La Ciudadela Henri Christophe. Es una obra de
ingeniería militar extraordinaria, con muros que superan los 40 metros de
altura.
En
esa zona, donde era dueño de innúmeras plantaciones de diversos cultivos, con
trabajadores esclavos, ordenó la construcción de varios palacios y castillos.
El más imponente de esos casoplones fue el
Palacio de Sans-Souci, que tenía todos
los lujos de las grandes mansiones imperiales de Europa. Allí vivía a cuerpo de
rey, allí movía los hilos de su poder y allí se suicidó.
El
conjunto de esas obras que representaban la megalomanía de Henri Christophe fue
declarado por la UNESCO, en el 1982, Patrimonio de la Humanidad. El Congreso de
Haití lo declaró por ley Parque Nacional Histórico, destacándose la Fortaleza y
los palacios Sans Souci y Ramiers.Ha habido por épocas un interés turístico de
esa zona.
La
corte presidida por él y la reina María Luisa de Haití, también estaba formada
por príncipes, princesas, duques, condes, etc. Una verdadera charada seudo
institucional.
Esa
corte desapareció con la muerte de Christophe, pues uno de sus hijos designado para sucederlo en el trono fue
muerto diez días después de su suicidio. Lo mataron los esclavos de sus
plantaciones, azuzados por altos oficiales que tenían grandes extensiones de
tierra asignadas de las que previo pago al rey obtenían grandes beneficios de
una producción con mínima inversión.
El
mesianismo político que caracterizó a Christophe, envuelto en una egolatría
desbordante, lo llevó a pensar que los dominios geográficos de su reinado, los
fondos que acumulaba en depósitos ocultos de la Ciudadela y los esclavos a su
servicio lo igualaban con cualquier testa imperial europea.
En
efecto, a propósito de una propuesta de Francia, el 20 de diciembre de 1816
lanzó una proclama, con términos como los siguientes: “No trataremos con el
gobierno francés sino en un pie de absoluta igualdad, de potencia a potencia y
de soberano a soberano….”5
Es
pertinente señalar, resumiendo estas
notas en torno a la vida y muerte por suicidio del rey Christophe, que él, bajo el liderazgo de Toussaint
Louverture y Jean Jacques Dessalines, tuvo un papel activo en el 1804, en
aquello que el historiador estadounidense James G. Leyburn describe como el
momento en que: “Las murallas limítrofes de una economía de esclavitud,
cuidadosamente construidas por los franceses y escrupulosamente custodiadas por
todos los blancos, fueron abatidas.”6
El
ex combatiente en la guerra civil de los Estados Unidos de Norteamérica, en el
bando victorioso de Lincoln, Samuel Hazard, en su obra titulada Santo Domingo,
su pasado y su presente, con muchos trazos de racismo, expresó que:
“Por
horrible y tiránica que fuera la trayectoria posterior de Cristophe, es
indudable que inició su mandato de la manera más sabia y juiciosa, que habría
rendido ulteriores beneficios a la isla; pero parece ser una peculiaridad de
los gobernantes negros de esta isla que, tan pronto como se aseguran en el
poder, el instinto negro de ostentación, afán de poder y cierta crueldad
inherente, les induce a cometer actos que acarrean su propia ruina,
horrorizando al mundo con sangrientas crueldades.”7
Getúlio Vargas
Getúlio
Dornelles Vargas nació el 19 de abril del año 1882 en un pequeño pueblo situado
en las profundidades del estado brasileño de Río Grande del Sur.
Fue
un abogado y político que ejerció en Brasil un gran poder en un largo tramo de la
primera mitad y en el primer lustro de la otra mitad del siglo pasado.
Su
figura tiene una indiscutible dimensión histórica en su país natal, pues desde
muy joven se dedicó a las actividades políticas ocupando diferentes posiciones
públicas.
Fue
legislador en el Congreso de su estado natal, presidente (lo que ahora es
gobernador) de Río Grande del Sur, legislador federal, ministro de Hacienda
y presidente de la República Federativa
de Brasil. Fundó dos partidos que tuvieron gran influencia en la política de su
país: Partido Social Democrático y Partido Laborista Brasileño.
Su suicidio
El presidente Getúlio Vargas, quien fue un
líder laborista, pero también un notorio dictador, se suicidó cuando imperaba
en Brasil una gran convulsión política.
Se
mató el martes 24 de agosto de 1954, descerrajándose un balazo en el corazón. Lo
encontraron en su cama, con el pijama ensangrentado y el revólver suicida a su
lado, en el segundo nivel del Palacio de Catete (ahora un museo), en la ciudad
de Río de Janeiro, la entonces capital de ese inmenso país sudamericano.
Estaba
acosado por generales que le pedían que renunciara o de lo contrario sería
derribado del poder. En esa época sus enemigos políticos lanzaban todo tipo de
anatemas en su contra.
Con
el tiempo se comprobó que la gran mayoría de las acusaciones que le hacían no
eran más que falsedades contra quien en ese entonces era considerado como el
padre de los pobres, porque patrocinó acciones en su favor desde el poder.
El
día que Getúlio Vargas se suicidó escribió una estremecedora carta testamento
en la cual señalaba que sus enemigos eran los mismos del pueblo brasileño, que
nunca soportaron su papel en la vida pública de su país.
Expresamente
indicó: “No me acusan, me insultan; no me combaten, me calumnian y no me
otorgan el derecho a defenderme. Necesitan sofocar mi voz e impedir mi
accionar, para que yo no pueda continuar defendiendo como siempre he defendido
al pueblo y especialmente a los humildes…Doy serenamente el primer paso hacia
el camino de la eternidad y salgo de la vida para entrar en la historia.”8
Antes de su muerte
Cuando
se analiza el tramo de la historia de Brasil en el que le tocó ser protagonista
se comprueba que Vargas fue un caudillo que en etapas de su itinerario político
gozó del favor de los votos populares, pero cuando la balanza se inclinaba para
otro lado no vacilaba en ampararse en el músculo de la fuerza militar para
aplastar a sus adversarios.
Así
ocurrió el 24 de octubre de 1930 cuando junto a los generales Tasso Fragoso y
Joao de Deus Mena y el almirante Isaías de Norhona dirigió el golpe de estado
contra el presidente Washington Luis Pereira de Sousa, a quien sólo le faltaban
21 días para completar su mandato.
El
objetivo principal de ese derrocamiento era impedir el ascenso al solio
presidencial de Julio Prestes, pupilo de Luis. Ahí terminó el período conocido
en Brasil como la política del “café con leche”, así llamado porque el poder se
lo repartían poderosos políticos y dueños de haciendas cafetaleras y fincas
ganaderas de los estados de Sáo Paulo y su colindante Minas Gerais.
A
partir de esa fecha Vargas dirigió Brasil como presidente de facto durante 15
años: del 3 de noviembre de 1930 hasta el 29 de octubre de 1945.
Es importante indicar que el 1937 materializó
un auto golpe de estado con apoyo militar. En la ocasión denunció un supuesto
plan de los comunistas para tomar el poder y de inmediato ordenó disolver el
congreso, promoviendo una constitución a su acomodo, suplantando los poderes
legislativo y judicial; también disolvió los partidos políticos. Así comenzó en
Brasil la etapa conocida como el Estado Novo.
El
historiador argentino Ernesto Bohoslavsky, en su ensayo titulado El Estado Novo
a ojos de liberales de Argentina y de Brasil, señala con expresiones que encajan
con la verdad, que:
“El
putsch dio paso al Estado Novo, un nuevo régimen político caracterizado por el
centralismo, el autoritarismo, el anticomunismo y el intervencionismo
económico. Por sus principios ideológicos y por discursos explícitos de Vargas,
y más allá de diferencias, el Estado Novo se alineó con los gobiernos autoritarios
que marcaban la hora en Europa…”9
Pero
la controversial figura de Vargas da para todo, pues así como se movía en las
coordenadas que definen a los gobernantes de manos duras también tuvo momentos
en que sus decisiones fueron de gran impacto social, favoreciendo a los
sectores más carenciados.
Así
que a la hora de enjuiciarlo lo mejor es oír el tañer de más de una campana.
Por eso traigo a referencia que la historiadora Mónica Hirst, en su ensayo
titulado La época de Vargas: 1930/1945, hace un análisis con altos perfiles de
verdad sobre el primer gobierno de Vargas, que estaba cubierto con tintes
democráticos.
Expresa dicha autora, sobre esa fase del
varguismo, lo siguiente: “La actuación de Vargas durante el Gobierno
Provisional se caracterizó por el esfuerzo permanente para conciliar, a nivel
regional y nacional, conflictos y disputas políticas provocadas por
antagonismos declarados entre las oligarquías estaduales y los grupos
tenentistas…”10
La
historia de Brasil registra, sin ningún ambage, que fue Getulio Vargas quien le
dio el tiro de gracia a la llamada República Velha, que era como mejor se
conocía la etapa de la Primera República de Brasil (1889-1930).Comenzó entonces
lo que se denominó la Revolución Brasileña.
En
el 1945 terminó el Estado Novo, cuando Getúlio Vargas fue depuesto por una
combinación de fuerzas militares, políticas y económicas.
Pero
Vargas siguió en el palenque de la política brasileña y en el 1950 ganó unas
elecciones calificadas de libres, instalándose de nuevo en el poder el 31 de
enero de 1951 hasta su suicidio el 24 de agosto de 1954.
Muchos
de sus biógrafos señalan que en términos de individualidad era un hombre
íntegro, que proclamaba que la honestidad es una obligación, no una virtud.
Una
corriente historiográfica del país donde el amarillo representa el sol y el oro
recoge que Vargas tenía una visión nacionalista sobre el desarrollo de su
pueblo, y que se enfrentó a poderes económicos extranjeros para poder abrir
cauces al proceso de industrialización del Brasil.
Su
decisión de nacionalizar la industria petrolera de Brasil fue el principio del
fin de la principalía política de Vargas.
Un
interesante enfoque para entender la importancia de Getúlio Vargas en la
historia de su país lo hacen Vania
Bambirra y Theotonio Dos Santos en su obra titulada Brasil:
Nacionalismo, populismo y dictadura.
Expresan
ellos que el caudillo popular Vargas encarnaba “la expresión más fidedigna del
poder burgués industrial que se conquista por la victoria de la revolución de 1930” Y amplían que: “De esta manera la
figura del gran cacique se sobrepone a los sistemas caciquistas locales…”11
Un
perfil familiar de Getúlio Vargas lo describe así: “Nunca dejó de ser un
“gaucho”, le gustaba andar a caballo, recorrer la finca, tomar cimarrón (mate),
dormir la siesta, charlar con la gente. Era un hombre de pueblo, y así me gusta
recordarlo.”12
Bibliografía:
1-Poetas
suicidas y otras muertes extrañas. Ediciones Torremozas,2014. Luz María Jiménez
Faro.
2-La
crítica literaria sobre Alfonsina Storni (1945-1980).Edición Reichenberger,
1998. Jaime Martínez Tolentino.
3-La
dominación haitiana (1822-1844).Cuarta edición. Editora Búho, 2013.P67. Frank
Moya Pons.
4-La
República de Haití y la República Dominicana. Editora Taller, cuarta
edición,2000. Tomo I. Pp193 y 223. Jean Price-Mars.
5-Proclama.20
diciembre 1816. Henri I de Haití, reproducida en Estudios sobre la historia de Haití de
Beaubrun Ardouin.
6-
El pueblo haitiano.Auspiciado por la SDB.Editora Corripio,1986.P356. James G. Leyburn.
7-
Santo Domingo, su pasado y su presente..SDB. Editora Serigraf,2012.Pp151 y 152.Samuel
Hazard.
8-Carta
testamento.24 de agosto de 1954. Río de Janeiro. Getúlio Vargas.
9-
El Estado Novo a ojos de liberales de Argentina y de Brasil. Revista historia
contemporánea, Río de Janeiro, 2014. Ernesto Bohoslavsky.
10-La
época de Vargas. Revista Crítica y Utopía No.5.Argentina, 1981.
11-Brasil:
nacionalismo, populismo y dictadura.50 años de crisis social” en América
Latina, historia de medio siglo. Vol. I,P140. Vania Bambirra y Theotonio Dos Santos.
12-El
legado de Getúlio Vargas. Entrevista con Viriato Vargas, sobrino-nieto. Leo
Sánchez.Telesur.
Publicado
el 21 de noviembre del 2020.Diario Dominicano.
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