sábado, 21 de noviembre de 2020

ALFONSINA STORNI, HENRI CHRISTOPHE Y GETÚLIO VARGAS (SUICIDIOS)

 

 SUICIDIOS HISTÓRICOS (II): ALFONSINA STORNI, HENRI CHRISTOPHE Y GETÚLIO VARGAS

                          POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES

Alfonsina Storni Martignoni

Alfonsina Storni Martignoni fue una reconocida poetisa, educadora y activista feminista argentina nacida el 29 de mayo de 1892 en la región de Tesino, al sur de Suiza, en una comunidad cercana a la gran ciudad de Lugano, de donde fue llevada a Argentina cuando sólo tenía 4 años de edad. 

Su suicidio

Se suicidó a los 46 años de edad. Fue en horas de la madrugada del 25 de octubre de 1938. La cronología del hecho consigna que salió de un cuarto de hotel y penetró a una playa de la ciudad argentina de Mar del Plata, ribereña del Océano Atlántico. Emergió como cadáver.

Tiempo antes de su muerte ella dio señales, que luego se interpretaron como una despedida. Su última publicación en el periódico La Nación la tituló de manera sugerente así: “voy a dormir.” Parece que ya presagiaba el final terrestre de su vida cargada de vaivenes lastimosos.

En su libro titulado Poetisas suicidas y otras muertes extrañas la ensayista y poeta Luz María Jiménez Faro escribió que Alfonsina Storni se entregó al mar envuelta en un manto. Más adelante la también antóloga sostiene que: “…cuando se pierde la ilusión…aparece la necesidad de transgredir la frontera de la vida.”1

                                       Antes de su muerte

Hay constancia escrita, y muchos testimonios, de que Alfonsina Storni era una paciente depresiva desde que era una adolescente.

Su primera obra la tituló La inquietud del Rosal, en la cual ya se notaba su calidad literaria, y su inclinación por el movimiento conocido como el Modernismo.

Muchos especialistas en su obra no han vacilado en calificarla como una autora  rodeada de vigor creativo. Al leer sus poemas uno comprueba que los mismos tenían vasos comunicantes entre el modernismo y el romanticismo, con un firme acento de perdurabilidad. Así ha sido en la realidad.

Ello dicho al margen de la forma despectiva en que la trató Jorge Luis Borges, quien la descalificó como poetisa de calidad en más de una ocasión. Fueron otros de sus no pocos destemplados arranques de soberbia intelectual.

 En su referido primer poemario, publicado cuando Alfonsina Storni rozaba los 24 años, también se comprueban las difíciles circunstancias personales que la acompañaban, particularmente en una sociedad de gazmoñería como era la argentina de principios del siglo pasado.

Con el paso de los años ella fue variando la temática de sus inspiraciones y, además, profundizando en contenido, tal y como lo señala el especialista en literatura y prolífico autor puertorriqueño Jaime Martínez Tolentino, quien robusteció su opinión haciendo un laborioso cotejo con variadas opiniones de comentaristas culturales.

En su valioso ensayo titulado La Crítica literaria sobre Alfonsina Storni (1945-1980), Martínez Tolentino hace un largo repaso de la producción poética de la poetisa suicida, y expresa que al dejar de lado el erotismo y los aspectos autobiográficos ella “…se vuelve más depurada y pura, más hermética y más repleta de simbolismo oscuro, y la poeta comienza a rehuirle a las formas poéticas de mayor libertad para acercarse a otras de mayor restricción formal.”2

Alfonsina Storni se destacó defendiendo a las mujeres, que antes tenían sus derechos más menguados que ahora. En su condición de maestra también se erigió en una lideresa defendiendo el  magisterio en Argentina. Muchos de sus ensayos se basaban en esos dos temas.

Algunos de sus biógrafos consideran que por su  lucha social, de la cual se desprendían expresiones y comportamientos inusuales para entonces, fue sometida por ciertos grupos intolerantes a un acoso que no pudo controlar y que contribuyó a que su salud mental sufriera un constante deterioro.

Con su sistema emocional erosionado, con sus zapatillas cerebrales desencajadas, y con graves problemas oncológicos, su vida se fue convirtiendo en una especie de erial, aunque paradógicamente nunca dejó de recibir la visita de las musas inspiradoras para escribir textos poéticos y ensayos que por su calidad han superado el tiempo.

Treinta años después de su suicidio, la gran cantautora Mercedes Sosa, en su producción discográfica titulada Mujeres Argentinas (1969), interpreta en su honor la canción Alfonsina y el Mar, con letras de Féliz Luna y música de Ariel Ramírez. 

Henri Christophe

 

Ese personaje de leyenda no era haitiano de nacimiento, pues vio la luz por primera vez en la pequeña isla caribeña de San Cristóbal (Saint Kitts) el 6 de octubre de 1767. Había sido esclavo, pero luego fue un despiadado esclavizador de miles de hombres y mujeres de su misma raza.

 

Su suicidio

Henri Christophe, convertido por propia voluntad en el rey Henri I de Haití, se suicidó de un pistoletazo (dicen que con una bala de oro) como recurso supremo para no caer en manos de sus enemigos. Ese hecho se produjo el 8 de octubre de 1820. Contaba con 53 años de edad. No gozaba de popularidad entre sus súbditos.

                                            Antes de su muerte

Para poner en perspectiva a esa figura política y militar, en la parte referente a su presencia en lo que desde 1844 es la República Dominicana, es oportuno hacer puntualizaciones apegadas a la verdad de los hechos del pasado.

 Antes de convertirse en amo y señor de una importante parte de Haití desempeñó un macabro papel en la historia dominicana cuando junto a su mentor Jean Jacques Dessalines y otros cometieron muchos crímenes en las ciudades de Santiago de los Caballeros, Moca, La Vega y pueblos aledaños, especialmente el sangriento 25 de febrero de 1805.

Por expresiones de ellos mismos sus propósitos eran arrasar todo lo que encontraran a su paso para dejar a lo que quedara del pueblo dominicano en condiciones de ruina total.

El autor del libro La Dominación Haitiana (1822-1844), Frank Moya Pons, señala que los referidos hechos sangrientos en los que participó Christophe fueron uno de los motivos causantes del rechazo que en el 1822 encontró Jean-Pierre Boyer al arribar a la ciudad de Santo Domingo en plan de ocupante.

Dicho autor lo dice así: “Las matanzas de Dessalines y Christophe en La Vega, Moca y Santiago en 1805 estaban frescas en la memoria de la población dominicana y no podían ser despejadas en pocos años.”3

Mucho se ha escrito sobre ese estrafalario gobernante, pero es importante resaltar los juicios que sobre él expone el ensayista y reconocido intelectual haitiano Jean Price-Mars en los dos tomos de su obra titulada La República de Haití y la República Dominicana.

Price-Mars aprovecha el trágico episodio del fusilamiento en las montañas septentrionales haitianas de un emisario del rey francés Luis XVIII para calificar al rey Henri I de “aficionado a la violencia”. Pero también señala que era vigorosa la creencia de ese auto titulado rey caribeño sobre sus poderes más allá de sus dominios terrenales.4 

Cuando Henri Christophe (Enrique Cristóbal) irrumpe en el primer plano de la vida pública haitiana, en su condición de general curtido en los atajos de maniguas, el antecedente político presente allí era la imponente figura de Jean-Jacques Desssalines, proclamado Emperador de Haití en el 1804.

 Era uno de los tres generales poderosos que sustentaban el duro mandato imperial de Dessalines.

Es necesario decir que estaba en curso desde años antes de la Independencia de Haití un pugilato entre los mulatos, ubicados principalmente en el sur del lado oeste de la isla de Santo Domingo, y los negros puros, como Christophe, que dominaban en el norte de ese vecino país montañoso.

Al producirse el magnicidio de Desssalines en el llamado Puente Rojo los mulatos encabezados por el General de División Alexandre Sabés Pétion maniobraron para crear una nueva constitución en la cual el poder presidencial estuviera limitado, especialmente eliminándose el carácter de vitalicio.

Con esas condiciones fue escogido como presidente de la República de Haití el segundo jefe militar, que lo era el General Christophe. Fiel a su carácter no aceptó el cargo si no se le permitía actuar como “un hombre fuerte”, siguiendo el ejemplo de su maestro Desssalines, asesinado y luego descuartizado como un animal de matadero.

Se produjo entonces un rompimiento entre los mulatos (que se hicieron fuertes en el sur incluyendo Puerto Príncipe, Jacmel, Los Cayos y subiendo a Mirabalais, San Marco y otras poblaciones) y los negros puros del norte que se atrincheraron bajo el escudo de Christophe en gran parte de la zona norte de Haití.

En el sur gobernó el mulato Pétion, hasta que la fiebre amarilla lo mató cuando tenía 47 años de edad. En el norte capaba y señalaba Christophe, hasta su muerte por suicidio, a título de rey.

El reinado de Henri I tenía su epicentro en la importante ciudad portuaria de Cabo Haitiano, aunque el mando directo lo estableció a unos 30 kilómetros al sur de esa urbe marítima.

Escogió para vivir y dirigir la parte más elevada de una montaña, en la comuna de Milot, donde hizo construir una fortaleza que en su momento llegó a ser el recinto militar más grande de América.

El nombre de esa fortificación es La Ciudadela Henri Christophe. Es una obra de ingeniería militar extraordinaria, con muros que superan los 40 metros de altura.

En esa zona, donde era dueño de innúmeras plantaciones de diversos cultivos, con trabajadores esclavos, ordenó la construcción de varios palacios y castillos.

El  más imponente de esos casoplones fue el Palacio de Sans-Souci,  que tenía todos los lujos de las grandes mansiones imperiales de Europa. Allí vivía a cuerpo de rey, allí movía los hilos de su poder y allí se suicidó.

 

El conjunto de esas obras que representaban la megalomanía de Henri Christophe fue declarado por la UNESCO, en el 1982, Patrimonio de la Humanidad. El Congreso de Haití lo declaró por ley Parque Nacional Histórico, destacándose la Fortaleza y los palacios Sans Souci y Ramiers.Ha habido por épocas un interés turístico de esa zona.

La corte presidida por él y la reina María Luisa de Haití, también estaba formada por príncipes, princesas, duques, condes, etc. Una verdadera charada seudo institucional.

Esa corte desapareció con la muerte de Christophe, pues uno de sus hijos  designado para sucederlo en el trono fue muerto diez días después de su suicidio. Lo mataron los esclavos de sus plantaciones, azuzados por altos oficiales que tenían grandes extensiones de tierra asignadas de las que previo pago al rey obtenían grandes beneficios de una producción con mínima inversión.

El mesianismo político que caracterizó a Christophe, envuelto en una egolatría desbordante, lo llevó a pensar que los dominios geográficos de su reinado, los fondos que acumulaba en depósitos ocultos de la Ciudadela y los esclavos a su servicio lo igualaban con cualquier testa imperial europea.

En efecto, a propósito de una propuesta de Francia, el 20 de diciembre de 1816 lanzó una proclama, con términos como los siguientes: “No trataremos con el gobierno francés sino en un pie de absoluta igualdad, de potencia a potencia y de soberano a soberano….”5 

Es pertinente señalar, resumiendo  estas notas en torno a la vida y muerte por suicidio del rey Christophe,  que él, bajo el liderazgo de Toussaint Louverture y Jean Jacques Dessalines, tuvo un papel activo en el 1804, en aquello que el historiador estadounidense James G. Leyburn describe como el momento en que: “Las murallas limítrofes de una economía de esclavitud, cuidadosamente construidas por los franceses y escrupulosamente custodiadas por todos los blancos, fueron abatidas.”6

El ex combatiente en la guerra civil de los Estados Unidos de Norteamérica, en el bando victorioso de Lincoln, Samuel Hazard, en su obra titulada Santo Domingo, su pasado y su presente, con muchos trazos de racismo, expresó que:

“Por horrible y tiránica que fuera la trayectoria posterior de Cristophe, es indudable que inició su mandato de la manera más sabia y juiciosa, que habría rendido ulteriores beneficios a la isla; pero parece ser una peculiaridad de los gobernantes negros de esta isla que, tan pronto como se aseguran en el poder, el instinto negro de ostentación, afán de poder y cierta crueldad inherente, les induce a cometer actos que acarrean su propia ruina, horrorizando al mundo con sangrientas crueldades.”7

Getúlio Vargas

Getúlio Dornelles Vargas nació el 19 de abril del año 1882 en un pequeño pueblo situado en las profundidades del estado brasileño de Río Grande del Sur.

Fue un abogado y político que ejerció en Brasil un gran poder en un largo tramo de la primera mitad y en el primer lustro de la otra mitad del siglo pasado.

Su figura tiene una indiscutible dimensión histórica en su país natal, pues desde muy joven se dedicó a las actividades políticas ocupando diferentes posiciones públicas.

Fue legislador en el Congreso de su estado natal, presidente (lo que ahora es gobernador) de Río Grande del Sur, legislador federal, ministro de Hacienda y  presidente de la República Federativa de Brasil. Fundó dos partidos que tuvieron gran influencia en la política de su país: Partido Social Democrático y Partido Laborista Brasileño.

Su suicidio

 El presidente Getúlio Vargas, quien fue un líder laborista, pero también un notorio dictador, se suicidó cuando imperaba en Brasil una gran convulsión política.

Se mató el martes 24 de agosto de 1954, descerrajándose un balazo en el corazón. Lo encontraron en su cama, con el pijama ensangrentado y el revólver suicida a su lado, en el segundo nivel del Palacio de Catete (ahora un museo), en la ciudad de Río de Janeiro, la entonces capital de ese inmenso país sudamericano.

Estaba acosado por generales que le pedían que renunciara o de lo contrario sería derribado del poder. En esa época sus enemigos políticos lanzaban todo tipo de anatemas en su contra.

Con el tiempo se comprobó que la gran mayoría de las acusaciones que le hacían no eran más que falsedades contra quien en ese entonces era considerado como el padre de los pobres, porque patrocinó acciones en su favor desde el poder.

El día que Getúlio Vargas se suicidó escribió una estremecedora carta testamento en la cual señalaba que sus enemigos eran los mismos del pueblo brasileño, que nunca soportaron su papel en la vida pública de su país.

Expresamente indicó: “No me acusan, me insultan; no me combaten, me calumnian y no me otorgan el derecho a defenderme. Necesitan sofocar mi voz e impedir mi accionar, para que yo no pueda continuar defendiendo como siempre he defendido al pueblo y especialmente a los humildes…Doy serenamente el primer paso hacia el camino de la eternidad y salgo de la vida para entrar en la historia.”8 

                                                 Antes de su muerte

Cuando se analiza el tramo de la historia de Brasil en el que le tocó ser protagonista se comprueba que Vargas fue un caudillo que en etapas de su itinerario político gozó del favor de los votos populares, pero cuando la balanza se inclinaba para otro lado no vacilaba en ampararse en el músculo de la fuerza militar para aplastar a sus adversarios.

Así ocurrió el 24 de octubre de 1930 cuando junto a los generales Tasso Fragoso y Joao de Deus Mena y el almirante Isaías de Norhona dirigió el golpe de estado contra el presidente Washington Luis Pereira de Sousa, a quien sólo le faltaban 21 días para completar su mandato.

El objetivo principal de ese derrocamiento era impedir el ascenso al solio presidencial de Julio Prestes, pupilo de Luis. Ahí terminó el período conocido en Brasil como la política del “café con leche”, así llamado porque el poder se lo repartían poderosos políticos y dueños de haciendas cafetaleras y fincas ganaderas de los estados de Sáo Paulo y su colindante Minas Gerais.

A partir de esa fecha Vargas dirigió Brasil como presidente de facto durante 15 años: del 3 de noviembre de 1930 hasta el 29 de octubre de 1945.

 Es importante indicar que el 1937 materializó un auto golpe de estado con apoyo militar. En la ocasión denunció un supuesto plan de los comunistas para tomar el poder y de inmediato ordenó disolver el congreso, promoviendo una constitución a su acomodo, suplantando los poderes legislativo y judicial; también disolvió los partidos políticos. Así comenzó en Brasil la etapa conocida como el Estado Novo.

El historiador argentino Ernesto Bohoslavsky, en su ensayo titulado El Estado Novo a ojos de liberales de Argentina y de Brasil, señala con expresiones que encajan con la verdad, que:

“El putsch dio paso al Estado Novo, un nuevo régimen político caracterizado por el centralismo, el autoritarismo, el anticomunismo y el intervencionismo económico. Por sus principios ideológicos y por discursos explícitos de Vargas, y más allá de diferencias, el Estado Novo se alineó con los gobiernos autoritarios que marcaban la hora en Europa…”9

Pero la controversial figura de Vargas da para todo, pues así como se movía en las coordenadas que definen a los gobernantes de manos duras también tuvo momentos en que sus decisiones fueron de gran impacto social, favoreciendo a los sectores más carenciados.

Así que a la hora de enjuiciarlo lo mejor es oír el tañer de más de una campana. Por eso traigo a referencia que la historiadora Mónica Hirst, en su ensayo titulado La época de Vargas: 1930/1945, hace un análisis con altos perfiles de verdad sobre el primer gobierno de Vargas, que estaba cubierto con tintes democráticos.

 Expresa dicha autora, sobre esa fase del varguismo, lo siguiente: “La actuación de Vargas durante el Gobierno Provisional se caracterizó por el esfuerzo permanente para conciliar, a nivel regional y nacional, conflictos y disputas políticas provocadas por antagonismos declarados entre las oligarquías estaduales y los grupos tenentistas…”10

La historia de Brasil registra, sin ningún ambage, que fue Getulio Vargas quien le dio el tiro de gracia a la llamada República Velha, que era como mejor se conocía la etapa de la Primera República de Brasil (1889-1930).Comenzó entonces lo que se denominó la Revolución Brasileña.

En el 1945 terminó el Estado Novo, cuando Getúlio Vargas fue depuesto por una combinación de fuerzas militares, políticas y económicas.

Pero Vargas siguió en el palenque de la política brasileña y en el 1950 ganó unas elecciones calificadas de libres, instalándose de nuevo en el poder el 31 de enero de 1951 hasta su suicidio el 24 de agosto de 1954.

Muchos de sus biógrafos señalan que en términos de individualidad era un hombre íntegro, que proclamaba que la honestidad es una obligación, no una virtud.

Una corriente historiográfica del país donde el amarillo representa el sol y el oro recoge que Vargas tenía una visión nacionalista sobre el desarrollo de su pueblo, y que se enfrentó a poderes económicos extranjeros para poder abrir cauces al proceso de industrialización del Brasil.

Su decisión de nacionalizar la industria petrolera de Brasil fue el principio del fin de la principalía política de Vargas.

Un interesante enfoque para entender la importancia de Getúlio Vargas en la historia de su país lo hacen Vania  Bambirra y Theotonio Dos Santos en su obra titulada Brasil: Nacionalismo, populismo y dictadura.

Expresan ellos que el caudillo popular Vargas encarnaba “la expresión más fidedigna del poder burgués industrial que se conquista por la victoria de la revolución  de 1930” Y amplían que: “De esta manera la figura del gran cacique se sobrepone a los sistemas caciquistas locales…”11

Un perfil familiar de Getúlio Vargas lo describe así: “Nunca dejó de ser un “gaucho”, le gustaba andar a caballo, recorrer la finca, tomar cimarrón (mate), dormir la siesta, charlar con la gente. Era un hombre de pueblo, y así me gusta recordarlo.”12 

Bibliografía:

1-Poetas suicidas y otras muertes extrañas. Ediciones Torremozas,2014. Luz María Jiménez Faro.

2-La crítica literaria sobre Alfonsina Storni (1945-1980).Edición Reichenberger, 1998. Jaime Martínez Tolentino.

3-La dominación haitiana (1822-1844).Cuarta edición. Editora Búho, 2013.P67. Frank Moya Pons.

4-La República de Haití y la República Dominicana. Editora Taller, cuarta edición,2000. Tomo I. Pp193 y 223. Jean Price-Mars.

5-Proclama.20 diciembre 1816. Henri I de Haití, reproducida en  Estudios sobre la historia de Haití de Beaubrun Ardouin.

6- El pueblo haitiano.Auspiciado por la SDB.Editora Corripio,1986.P356. James G. Leyburn.

7- Santo Domingo, su pasado y su presente..SDB. Editora Serigraf,2012.Pp151 y 152.Samuel Hazard.

8-Carta testamento.24 de agosto de 1954. Río de Janeiro. Getúlio Vargas.

9- El Estado Novo a ojos de liberales de Argentina y de Brasil. Revista historia contemporánea, Río de Janeiro, 2014. Ernesto Bohoslavsky.

10-La época de Vargas. Revista Crítica y Utopía No.5.Argentina, 1981.

11-Brasil: nacionalismo, populismo y dictadura.50 años de crisis social” en América Latina, historia de medio siglo. Vol. I,P140. Vania  Bambirra y Theotonio Dos Santos.

12-El legado de Getúlio Vargas. Entrevista con Viriato Vargas, sobrino-nieto. Leo Sánchez.Telesur.

Publicado el 21 de noviembre del 2020.Diario Dominicano.

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