MAGNICIDIOS EN R.D. (y IV) SÁNCHEZ,
DUVERGÉ Y MANOLO
POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES
Francisco del Rosario Sánchez
Francisco del Rosario Sánchez del Rosario forma junto
con Juan Pablo Duarte Diez y Matías Ramón Mella Castillo la trilogía de los
Padres de la Patria. Otros ilustres dominicanos también tienen dimensiones
proceras, cuya evocación es de justicia resaltar permanentemente.
Sánchez, nacido en la ciudad de Santo Domingo el 9 de
marzo de 1817 y asesinado el 4 de julio
de 1861 en San Juan de la Maguana, tuvo el mérito y la dicha histórica, para
prez de su memoria, de ser uno de los fundadores de la sociedad secreta La
Trinitaria, cuna de la Independencia Nacional.
Sus condiciones excepcionales de guerrero y
organizador le permitieron dirigir la lucha separatista cuando Juan Pablo
Duarte, luego de evadir una tenaz persecución en su contra, pudo salir del país
en el 1843.
Sánchez, con palabras y con hechos, siempre reconoció
la prevalencia de la figura de Juan Pablo Duarte ante los demás
independentistas, a pesar de que algunos en un evidente exceso lanzaron al aire
la peregrina idea de que él lo superaba en méritos.
Le correspondió ser el primero en proclamar a Duarte
como Padre de la Patria. Lo hizo in absentia del patricio, que entonces estaba
exiliado en Curazao. Fue en la Puerta del Conde, a las tres de la madrugada,
horas después de producirse el trabucazo redentor de Mella en la Puerta de la
Misericordia.
Ese tributo es un ejemplo más que ha permitido con el
paso del tiempo sostener que Sánchez mantuvo invariable su visión respecto al
esplendor de la figura de mayor proceridad que encarna Duarte en la historia
dominicana.
El 15 de marzo siguiente, obviamente inspirado en la
previa alabanza de Sánchez, el prelado Tomás de Portes e Infante, entonces
Vicario General de la Arquidiócesis de Santo Domingo, al recibir a Duarte en su
retorno del exilio, lo saludó jubilosamente diciéndoles a los presentes “Salve
el Padre de la Patria.”
En una etapa tan convulsa como la que siguió a los
acontecimientos del 27 de febrero de 1844 no todos los pasos de Sánchez fueron
lineales, pues hizo algunos meandros casi obligatorios con las fuerzas
conservadoras que controlaban los poderes de la naciente República.
No obstante algún zigzag, coyuntural y por táctica obligatoria,
en lo fundamental Sánchez mantuvo inconmovible, hasta el momento postrero de su
vida, su fe en los destinos nacionales. Eso es lo que vale como sustancia de su
itinerario vital en favor de las mejores causas para el pueblo dominicano.
Francisco del Rosario Sánchez del Rosario entró al
largo martirologio de los dominicanos que ofrendaron sus vidas en la etapa en
que el país había perdido su soberanía luego de que un grupo de renegados
encabezados por Pedro Santana decidió matar y sepultar la República Dominicana.
La posición anti anexionista de Sánchez comenzó meses
antes de que se materializara el macabro acto de la Anexión. Estaba enfermo y
postrado en la pequeña y hermosa
Charlotte Amalie, la población principal de la isla caribeña de Saint
Thomas. Con “carencia de todo recurso para sostenerse.”
Manuel Rodríguez Objío dice, en su obra Relaciones
Históricas sobre la Guerra Restauradora, que cuando fue a visitar a Sánchez en
su exilio de Saint Thomas este le habló “en el idioma del amigo, del padre y
del patriota inspirado. Es preciso, me dijo, que cooperes a evitar esa Anexión
vergonzosa que no es sino una traición infame manejada por Santana y sus
esbirros.”1
Antes de cumplirse tres meses de que las tropas
españolas ocuparan el país, arriando el
pabellón tricolor dominicano e izando la bandera del reino de España, Francisco
del Rosario Sánchez penetró al territorio nacional a luchar por la restauración
de la soberanía vendida por Pedro Santana y sus secuaces.
Cuando finalizaba el mes de mayo de 1861 el patricio y
mártir Sánchez entró por Hondo Valle, en la frontera con Haití. Estaba
acompañado de otros patriotas que por su número formaban lo que en el argot
militar se denomina una unidad con categoría de Sección.
Son de larga narración los hechos entonces ocurridos
en torno a la expedición libertaria de referencia, la cual incluía los
combatientes que encabezados por el General José María Cabral penetraron por la
tierra fronteriza de Comendador y el General Fernando Tabera, quien debía
apoderarse de Neiba. Sobre eso he hecho otros comentarios en este mismo
espacio, a los cuales remito a quienes tengan interés en más detalles.
Sánchez fue gravemente herido y capturado, por un acto de
traición, en un lugar llamado Los Guineos, en territorio de El Cercado.
Fue llevado a la ciudad de San Juan de la Maguana,
donde se produjo su magnicidio la tarde del 4 de julio de 1861, luego de que el
día anterior hicieran un juicio carente de sustento legal.
Junto a Sánchez fueron asesinados más de 20 otros patriotas
que luchaban por la Restauración de la República Dominicana. Paradojas del
destino, el fuego criminal que segó la vida de esos valientes salió de fusiles
accionados por dominicanos anexionistas.
El responsable de esa hecatombe fue Pedro Santana,
quien en la ocasión actuaba al servicio de la Reina de España, como Capitán
General de la neo colonia.
Era él quien desde Azua movía los hilos de la muerte
violenta de Sánchez y sus compañeros de lucha patriótica. Los Mártires de San
Juan los fueron por su macabra decisión. Ni siquiera los santanistas más tercos
se han atrevido a negar la decisiva participación de ese caudillo en los hechos
referidos.
El 4 de julio de 1861 el vendepatria que luego sería
revestido con la pompa del Marquesado de Las Carreras llevó al más alto nivel
su ánimo criminal, incluso contra la voluntad de experimentados oficiales
españoles que consideraron que no era prudente cometer esa masacre cuando
todavía las tropas españolas ni siquiera tenían pleno dominio del escenario
bélico.
Un hombre tan cruel como el General José de la Gándara
Navarro confirmó que los crímenes de Sánchez, y los demás patriotas que con él
murieron, fueron obra de Santana.
En su libro Anexión y Guerra de Santo Domingo el
político y militar aragonés expuso sobre eso, entre otras cosas, lo siguiente:
“Se les sujetó por orden de Santana a un sumarísimo e irregular procedimiento y
fueron fusilados el 4 de julio, contra la opinión y las reclamaciones escritas
del Brigadier Peláez que pasó quizás los límites de la subordinación…”2
Tal vez la
muerte de Sánchez (que tenía 44 años de edad), y demás héroes que pagaron con
su vida el amor a la Patria, fue el punto de partida para que tiempo después se
produjera el Campo de Agramante en que terminó el vínculo entre Santana y las
autoridades españolas de la Anexión.
El Congreso Nacional, al ponderar la pertinencia de
honrar la memoria de Sánchez y los demás mártires del nefasto día en que fueron
abatidos, resolutó en su
sesión del 19 de junio de 1889 lo siguiente: “Único: Se declara solemnemente
Día de Duelo Nacional el 4 de julio de cada
año, conmemorándose esta fecha el 3 del mismo mes.” Ocho días después el
Poder Ejecutivo emitió el Decreto de promulgación de esa decisión congresual.3
El 6 de julio del año 1889 el Vicepresidente de la
República, Manuel María Gautier, pronunció un discurso con motivo de la proclamación
del referido Día de Duelo. Explicó que estaban congregados, como muchos otros
en otros lugares del país: “para rendir parias a vuestro patriotismo y mantener
vivos en el corazón de los que aún os sobrevivimos y en la generación del
porvenir, el ejemplo de vuestras virtudes cívicas y el reflejo de vuestras
glorias. Paz, honra y gloria a vuestros manes.”4
Esa recordación de duelo nacional se mantuvo durante 54 años, hasta que
el 28 de abril de 1943 una ley suprimió el referido decreto de 1889.
Antonio Duvergé Duval
El
magnicidio de Antonio Duvergé Duval se produjo el 11 de abril de 1855. Fue en
el cementerio de El Seibo, pueblo del oriente del país donde llevaba 6 años
confinado en condiciones de total precariedad y consumiendo su genio militar en
forzada pasividad.
Los registros históricos consignan que el cadáver del
adalid de mil batallas en el largo tramo de consolidación de la independencia
nacional fue cobardemente profanado por su principal verdugo. Santana, con
músculos faciales tensos por el hecho execrable que había dirigido, le dio
varias patadas.
El polifacético
poeta sanjuanero Víctor Garrido plasmó en letras sentidas, para que no quedara
en el olvido, esa acción del general Pedro Santana frente al cadáver del héroe
y mártir cuya leyenda histórica se aproxima al nivel homérico.
En su obra poética titulada Romance de Antonio Duvergé
escribió: “Cuando el héroe legendario/cayó bajo el tiro negro/el dictador sin
entrañas/se apersonó al cementerio/donde a pie firme aguardaba/el pelotón
carnicero./Con irónica sonrisa/ pateó al rival, en silencio/y se alejó del
recinto/en su caballo bermejo.”5
Junto a Duvergé también fueron fusilados el fatídico
día 11 de abril de 1855 (en el pueblo natal de Manuela Diez) su hijo
veinteañero Alcides, así como el luchador independentista Tomás de la Concha,
novio de la heroína Rosa Protomártir Duarte Diez, hermana de nuestro principal
patricio, a quien ella inspiró para que escribiera sobre la cruel muerte de su
prometido; brotándole de su congoja a Juan Pablo Duarte esta estrofa “de alta
poesía”:
“Pensé cantar mi desventura impía/y airado, el numen
se negó a mi intento; /pensé cantar y en la garganta mía/opreso el canto se
trocó en lamento.”6
La realidad incontestable es que la vida de Antonio
Duvergé Duval está enmarcada con el brillo de la proceridad, por el rol
principal que tuvo en muchas de las batallas que libró el pueblo dominicano en
armas contra los invasores haitianos que pretendían ocupar de nuevo el país
después que fueron expulsados a partir del 27 de febrero de 1844.
Sobre uno de los resonantes triunfos de Antonio
Duvergé Duval, ocurrido el 17 de abril de 1849 en un altozano azuano, escribió
el historiador Ramón Marrero Aristy lo siguiente: “El Número fue el primer
revés que rompió el sortilegio de los avances y las victorias fáciles de los haitianos,
habituados ya a empujar a un ejército defensor que, pareciendo fuerte en su
estructura, se disolvía inexplicablemente cada vez que se le sometía a la
prueba de un ataque.”7
“En la frontera, como avanzada ventajosa estaba una
gigantesca personalidad de acrisolado patriotismo y entereza personal
legendaria: el general Antonio Duvergé.” Así figura descrito en Historia de la
Cultura Dominicana, un monumental esfuerzo de investigación de Mariano Lebrón
Saviñón.8
El paso del tiempo y el análisis de sus hechos han
demostrado que sin ningún resquicio de duda Antonio Duvergé Duval era portador
de un criterio militar que Santana envidiaba y era una de las causas eficientes
de su fijación criminosa en su contra.
Una prueba de lo anterior es un relato que está en el
libro Duarte y otros temas. El comentario se le atribuye a la independentista
Dolores Soto, quien ya en los estertores de su muerte dijo que en una reunión
efectuada en la villa de Baní Pedro Santana (al parecer buscando alguna equiparación
tangencial con Duvergé) le espetó lo siguiente: “Usted es más valiente que yo,
pero yo soy más militar que usted.”9
Antonio Duvergé Duval no solamente era más valiente
que Santana, sino también más ducho en el manejo de las armas, y con mayores y
mejores atributos militares que su verdugo. Los hechos así lo demuestran. Sus
conocimientos de táctica y estrategia militar superaban al que luego vendió la
soberanía nacional en la abominable Anexión a España.
Pero como si lo anterior fuera poco hay que resaltar
el compromiso indisoluble que Antonio Duvergé Duval tenía con el futuro de la
Patria, muy diferente a la actitud disoluta de Santana. No es una apreciación
de quien escribe, sino demostraciones del pasado que constan en las páginas
amarillas de la historia dominicana.
Francisco Soñé, el combatiente francés que integró las
filas del ejército de Napoleón en la batalla de Marengo, avecindado en Azua y
participante en enfrentamientos armados en favor de los dominicanos, escribió
en sus memorias lo siguiente:
“…cuando Duvergé libraba la batalla de El Número,
Santana y sus amigos estaban en fiesta en Sabana Buey con lindas aldeanas de
los contornos en un movido baile que duró toda la noche…”10
Sobre la vibrante personalidad de Antonio Duvergé
Duval escribí hace 3 años algo que creo es importante reiterar ahora, por
corresponderse a la verdad: “La hoja de ruta de su vida permite decir de él que
poseía en demasía los atributos de un centurión…Al analizar los combates en los
que él participó de manera decisiva se comprueba que su genio militar iba a la
par con su siempre reconocida bravura. En valles y mogotes, entre monterías y
matorrales Duvergé acumulaba en cascada triunfos tácticos que concluían en
victorias estratégicas.”11
El primer encausamiento judicial contra Duvergé lo
ordenó Santana en el 1849.Era una acusación monstruosa. Por el ambiente
enrarecido que existía para aquella época no es descartable que el fiscal fuera
presionado por el espadón presidencial de la fecha para que concluyera pidiendo
la condena del héroe; pero ante el apabullante impacto de la verdad de los
hechos concernidos al caso lo que ocurrió fue que el acusador, en una actitud
gallarda, terminó solicitando el descargo del acusado, como en efecto ocurrió.12
El abogado de Duvergé en esa ocasión fue el prócer
Félix María del Monte, gran defensor y dramaturgo que ponía el acento histórico
en sus obras teatrales de carácter dramático. En esa farsa de juicio lo llamó
“el Catón del Sur”, en obvia referencia a Marco Porcio Catón, el Joven, el
legendario romano de Útica.
Esa vez se impuso el descargo, pero como el juicio era
una pura pantomima Santana decidió confinar a Duvergé en El Seybo hasta que 6
años después le armó otra acusación ante un tribunal formado por caricaturas de
endriagos que formaban parte de su corte de matones y entreguistas.
En la ocasión se produjo su condena a muerte. En un
régimen de fuerza encabezado por un hombre de mentalidad montaraz como Santana
los argumentos y epifonemas jurídicos no tenían ningún valor.
Esos crímenes, que quisieron justificarse con una
decisión judicial ordenada de antemano por el déspota nacido en el poblado de
Hincha y dueño de grandes hatos en el Seibo, permiten recordar que más de cien
años después James Baldwin, un escritor estadounidense de reconocida fama,
escribió algo que se ajusta perfectamente a lo vivido el 11 de abril de 1855 en
la comarca oriental de la Cruz de Asomante y de calles onduladas: “La
ignorancia, aliada con el poder, es el mayor enemigo de la justicia.”
Manolo Tavárez Justo
Manuel Aurelio Tavárez Justo nació en Montecristi el
viernes 2 de enero de 1931, cuando ya la República Dominicana estaba bajo las
garras de un régimen de fuerza bajo el cual él tuvo que vivir sus primeros 30
años.
Las comodidades materiales que podía proveerle su
familia no lo convirtieron en un ser indiferente a la situación económica y
política de su pueblo natal y de su país. Al contrario, desde la adolescencia
fue tomando conciencia de la dura realidad en que vivían los dominicanos. Fue
forjando en su interior el compromiso de luchar, como lo hizo luego, por la
libertad.
La unión matrimonial y la coincidencia de ideales
revolucionarios que tuvo con Minerva Mirabal fueron la más sólida fragua para
moldear su lucha en favor del oprimido pueblo dominicano.
La extraordinaria, inteligente y valiente Minerva se
convirtió en una potente inyección para vigorizar sus ideales redentores. El
asesinato de ella, sus hermanas Patria y María Teresa, y su chofer Rufino de la
Cruz, ocurrido el 25 de noviembre de 1960, fue para él un acicate para no
desmayar jamás en sus propósitos patrióticos.
Manuel Aurelio Tavárez Justo fue en su época el más
prominente líder político de una parte considerable de la juventud criolla. Su magnética
personalidad simbolizaba, en los primeros años de la sexta década del siglo
pasado, los más puros ideales de bien común para el pueblo dominicano; después
de más de 30 años de opresión y tiranía.
El 10 de enero de 1960, con la dictadura de Trujillo
todavía en pie, se fundó en un lugar rural llamado Guayacanes, dentro del
municipio de Mao, provincia Valverde, el Movimiento Revolucionario 14 de Junio.
Manolo fue escogido como presidente de la directiva de esa audaz entidad de
origen patriótico, cuyo principal objetivo era enfrentar con las armas al
nauseabundo régimen que llevaba 30 largos años cometiendo tropelías en todo el
país.
El jurista Rafael Valera Benítez, en la obra Complot
Develado, recoge más ampliamente el resultado de aquella asamblea embrionaria:
“El Comité Central quedó mientras tanto integrado por el doctor Manuel Aurelio
Tavárez Justo, en calidad de Presidente; Rafael Faxas Canto, como Secretario;
ingeniero Leandro Guzmán, Tesorero; y los demás asistentes fueron nombrados
vocales.”13
Dos días después de aquella intrépida reunión de gran
envergadura política, por las circunstancias imperantes en el país, Manolo fue
apresado y sometido a crueles torturas en varias cárceles. Esos vejámenes
contra su persona no disminuyeron su decisión de no cejar hasta ver caer la
tiranía. Su figura se elevaba cada día más entre sus seguidores presos,
perseguidos o clandestinos. No saldría de la prisión sino poco después de la
histórica noche del 30 de mayo de 1961, cuando Trujillo fue abatido por plomo
heroico.
El 30 de julio de 1961 Manolo fue confirmado como
líder de la organización (entonces renombrada como Agrupación Política 14 de
Junio) cuyo nombre era en memoria a los héroes y mártires que llegaron al país
el 14 de junio de 1959 y días siguientes para combatir sobre el terreno al
nefasto régimen que había comenzado en el lejano 1930.
Si alguien albergaba alguna duda sobre la
determinación de Manolo de luchar por crear una sociedad donde prevaleciera la
libertad y la justicia ella quedó despejada cuando en un vibrante discurso, que
pronunció en el Parque Independencia, en la capital dominicana, el 14 de junio
de 1962, dijo entre otras cosas, lo siguiente:
“El 14 de Junio sabe muy bien donde están las
escarpadas montañas de Quisqueya, y a ellas iremos, siguiendo el ejemplo y para
realizar la obra de los héroes de junio del 59, y en ellas mantendremos
encendida la antorcha de la libertad, de la justicia, el espíritu de la
revolución, porque no nos quedará entonces otra alternativa que la de libertad
o Muerte.”14
Es importante
señalar que el movimiento que Manolo dirigía no tenía simpatías iniciales con
Bosch, pero él comprendió rápidamente la pertinencia de apoyar las iniciativas
de carácter social emprendidas por el breve gobierno que aquél encabezó.
En el segundo tomo de Personajes Dominicanos Roberto
Cassá pone este ejemplo que refuerza lo que señalo en el párrafo anterior: “En
una conferencia pronunciada en Padres Las Casas, a escasos días de Bosch llegar
a la presidencia, Tavárez Justo hizo el sorpresivo anuncio de que el 14 de
Junio apoyaría las medidas del nuevo gobierno tendentes a favorecer los
intereses populares.”15
Dentro de la agrupación política que Manolo Tavárez lidereaba había divergencias con relación a
iniciar una guerra de guerrilla contra los golpistas que usurpaban el poder
luego de derrocar al gobierno constitucional de Juan Bosch. Unos consideraban
que no existían condiciones para ello y otros, como el mismo Manolo, sostenían
lo contrario. Así comenzó el descenso prematuro hacia la tumba el más brillante
dirigente político de su generación.
Tavárez Justo dirigió varios frentes guerrilleros que
buscaban restablecer la constitucionalidad cercenada por las fuerzas que el 25
de septiembre de 1963 destruyeron los anhelos democráticos del pueblo
dominicano.
Muchos de los guerrilleros alzados bajo la dirección
directa de Manolo cayeron en la ingenuidad de creerle al Triunvirato que
desgobernaba el país su promesa de que iba a respetar la vida de los combatientes
que se rindieran.
Al izar bandera blanca, por una miríada de
factores adversos, sin percatarse de que siniestros personajes criollos y
extranjeros eran los que en realidad dirigían las acciones en su contra,
entregaron sus valiosas vidas para festín de asesinos desalmados, que los
masacraron ya estando ellos inermes.
El magnicidio de Manolo Tavárez Justo se produjo el 21
de diciembre de 1963, en el lugar denominado Alto de la Diferencia, cerca del
poblado de Las Manaclas, en la jurisdicción de San José de Las Matas.
El eminente historiador y ex guerrillero Emilio
Cordero Michel, preso en la Solitaria No.9 del Palacio de la Policía Nacional, le
dirigió desde allí el 27 de diciembre de 1963 una carta al director del
periódico Listín Diario, Rafael Herrera (quien no la publicó) en la cual
desmintió la infundada noticia propalada por el gobierno de facto en el sentido
de que Manolo Tavárez Justo y varios de sus compañeros de lucha murieron en
combates con las fuerzas militares desplazadas en esa zona montañosa del país,
con motivo del alzamiento guerrillero de la organización política 14 de Junio.
Así de contundente fue Cordero Michel: “Manolo Tavárez
y 14 compañeros fueron asesinados por las tropas de la Aviación. Desde una
solitaria de la cárcel del Palacio de la Policía acuso al Gobierno y a los militares
de San Isidro de la muerte de esos compañeros.”16
En su obra Vivas en su jardín, Dedé Mirabal, quien
fuera su cuñada y única de las cuatro hermanas Mirabal Reyes que sobrevivió a
la tiranía trujillista, dice de Manolo Tavárez Justo lo siguiente: “Manolo fue
un líder de gran carisma que aglutinó a todo el pueblo dominicano. Irse a la
montaña fue cumplir un compromiso con su pueblo, y yo diría que con sus
compañeros. Tomó la decisión consciente de que le costaría la vida.”
Al describir el cadáver de Manolo doña Dedé expresa
que: “En la cabeza, cerca de la frente, tenía la quemazón de una bala. Estaba
sin camisa; conservaba el pantalón, pero roto. Era un coladero de balas. Tenía
heridas de bayoneta por varias partes. Lo mataron con saña.”17
La amplitud de miras que caracterizaba al doctor
Manuel Aurelio Tavárez Justo, de cara a la libertad y el bienestar del pueblo
dominicano, quedó demostrada tanto en sus discursos y diálogos como en sus
actuaciones durante el trujillato y también ante los golpistas que el 25 de septiembre
de 1963 cercenaron nuestra incipiente democracia.
La siguiente expresión suya lo pinta como lo que era,
un patriota de pies a cabeza: “Esta lucha no la hace un hombre ni un grupo de
hombres. Es la lucha del pueblo y todo el pueblo, en diversos grados, debe
participar en ella para que el triunfo sea el fruto del esfuerzo común.”18
Bibliografía:
1-Relaciones históricas sobre la guerra restauradora.
Editora Montalvo, 1951. Manuel Rodríguez Objío.
2-Anexión y guerra de Santo Domingo. Tomo I, libro
tercero, capítulo I. Pp 204-207. José de la Gándara Navarro.
3-Decreto del 27 de junio de 1889.M.M. Gautier,
Vicepresidente de la República en ejercicio de la Presidencia.
4-Discurso.6 de julio de 1889. Manuel María Gautier. Vaciado
en la obra titulada Acerca de Francisco
del Rosario Sánchez. Editora Taller,1976.P216.Editor Emilio Rodríguez Demorizi.
5- Romance de Antonio Duvergé. Poesías completas, Argentina,1954.
Víctor Garrido.
6-Primera estrofa de un poema de Duarte. Vaciada en
Historia de la Cultura Dominicana. Editora Amigo del Hogar,2016.P200. Mariano
Lebrón Saviñón.
7- La República Dominicana. Origen y destino del pueblo
cristiano más antiguo de América. Editora del Caribe,1957.Ramón Marrero Aristy.
8-Historia de la Cultura Dominicana. Impresora Amigo
del Hogar, 2016.P 216. Mariano Lebrón Saviñón.
9-Duarte y otros temas. Editora del Caribe, 1971.P340.
Alcides García Lluberes.
10-Memorias de un capitán de artillería de los
ejércitos napoleónicos. P91.Francisco Soñé (Francois Sogne.)
11- El Suroeste Dominicano, su franja más al Sur.
Impresora Amigo del Hogar, 2017.P197.Teófilo Lappot Robles.
12- Sánchez, defensor público. Revista Clío No.71, julio-diciembre.
Pp 94-103.Año 1945. Emilio Rodríguez Demorizi.
13-Complot develado. Segunda edición. Impresora
Mediabyte, 2005. P206. Rafael Valera Benítez.
14-Discurso.14 de junio de 1962.Discursos Políticos
(1961-1963). Editorial Santo Domingo, 2006.Manolo Tavárez Justo.
15-Personajes dominicanos. Tomo II. Editora Alfa y Omega,
2013. P428. Roberto Cassá.
16- Carta al director del Listín Diario, Rafael Herrera.
27 de diciembre de 1963. Emilio Cordero Michel.
17-Vivas en su jardín. Editora Corripio, 2009.Pp216 y
217. Dedé Mirabal.
18-Fragmento de discurso de Manuel Aurelio Tavárez
Justo. Obras escogidas. Ensayos I. Editora Corripio, 2015.P42. Emilio Cordero Michel.
-Fusilamiento de Sánchez.LD.27 de julio de 1926.
Cayetano Armando Rodríguez.
-La guerrilla del decoro. Editora Taller, 1994. Rafael
Chaljub Mejía.
-Movimiento 14 de junio. Historia y documentos.
Editora Búho, 2007.Recopilador Tony Raful.
-Diccionario biográfico-histórico dominicano. Editora
UASD, 1971.Rufino Martínez.
-El centinela de la frontera. Impresora Centeno. Segunda
edición, 1974. Joaquín Balaguer.
Sánchez (biografía). Editora Montalvo, 1947.II
volúmenes. Ramón Lugo Lovatón.
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