SEBASTIÁN KINDELÁN OREGÓN
( gobernador colonial 1818-1821)
POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES
El brigadier Sebastián Kindelán Oregón, español
descendiente de irlandeses, tomó
posesión como gobernador colonial de Santo Domingo el día 6 de enero de 1818,
cuando la situación económica y política que vivía el territorio que luego se
convertiría en la República dominicana parecía no aguantar más deterioro.
El significado real del calificativo de La España Boba
estaba en dicha fecha en lo que parecía ser su máximo nivel, pero la fama de
organizador que precedía a Kindelán creó cierta esperanza en los espíritus
alicaídos de los moradores de Santo Domingo.
A pesar del desaliento colectivo de la población, se
le tributó un cálido recibimiento en la ciudad desde donde gobernó la
neocolonia surgida del movimiento denominado La Reconquista, que había dado al
traste con la época de Francia en el país.
Dicho personaje luego reciprocó dicho trato con un
comportamiento moderado en el ejercicio de su mandato y con iniciativas bien
intencionadas en favor de la sociedad bajo su mando, según consta en el
recuento de los hechos principales de esa época.
El referido gobernador colonial Kindelán siempre
pensó que su salida de Cuba hacia Santo Domingo fue una trapisonda orquestada
en su contra por el navarro arzobispo de la arquidiócesis de Santiago de Cuba
Joaquín de Osés y Alzúa.
Valga la digresión para decir que algunas crónicas de
la Cuba colonial resaltan que dicho
prelado católico se preocupó mucho por la cultura de los habitantes del
territorio bajo su dirección arzobispal. También abogó por la eliminación de la
esclavitud y por la creación de programas de reforma agraria. Esa valiente
actitud lo enfrentó a los grupos oligárquicos cubanos.
El desentendimiento entre Osés y Kindelán tuvo su
origen en problemas económicos originados en “indelicadezas” y desvíos de
dinero que hicieron familiares del referido gobernador cuando tenían a su cargo
la reconstrucción de la Catedral del Arzobispado asignado al primero.
Lo cierto es que el legajo de la gobernación colonial
de Kindelán en la etapa conocida como La España Boba en Santo Domingo permite
decir que él hizo algún esfuerzo por cambiar el rumbo torcido que llevaban
ciertas cosas de la administración pública.
Por encima de lo antedicho, en sentido general no
prosperaron sus proyectos de aliviar el estado calamitoso de la población. Cada
día se profundizaba la crisis económica, por factores que escapaban a su
control.
Se impuso aquella vez, como en muchas otras ocasiones,
el poder abrasador de los intereses creados.
Los intereses individuales, de acaudalados o no, fueron
los mismos que 89 años después del comienzo de la gobernación de Kindelán en el
territorio dominicano recreó Jacinto Benavente en una obra teatral, en la cual
uno de sus protagonistas, el tunante Crispín, le dice con voz estentórea y sin ningún tapujo a su
cúmbila el también pícaro Leandro que: “Creedlo. Para salir adelante con todo,
mejor que crear afectos es crear intereses…”1
Otra prueba de lo crítica que era la situación al
final de la España Boba consta en
comunicaciones que el 16 y el 31 de enero de 1821 envió Kindelán a sus
superiores en la metrópoli, en las cuales hacía un memorial sobre las
vicisitudes que se vivían cotidianamente en el territorio nacional. Está
demostrado que no le hicieron caso a sus reclamos.
En la primera de las comunicaciones aludidas el
gobernador Kindelán exponía, en resumen, que las milicias tenían once años
esperando un alivio de su situación y que “en el estado de penuria en que se
encuentra toda la Isla” sólo veían la designación de personas llegadas de fuera
en puestos que “no son de absoluta necesidad.”2
En respeto a los hechos históricos hay que decir que
Kindelán puso en práctica desde su jadeante gobierno lo que mucho tiempo
después se popularizó en el país como “dinero inorgánico.”
Con algunas decisiones intrépidas y novedosas, dadas
las circunstancias imperantes, el mencionado Kindelán amortiguó un poco la
caída libre que llevaba el gobierno a su llegada a la poltrona de la gobernación
colonial.
Uno de los mecanismos que le permitió no sucumbir de
inmediato fue que un mes y días después de su toma de posesión, vale decir el
18 de febrero de 1818, puso en funcionamiento una disposición de años atrás que
autorizaba que algunos puertos del país se abrieran al comercio exterior. Eso
fue un respiro, sólo eso.
El gobernador Sebastián Kindelán tuvo que enfrentar
algunas rebeliones. La primera revuelta se produjo en Santiago de los
Caballeros en julio de 1818, encabezada por los funcionarios municipales José
de Aranda, Leonardo Pichardo, Antonio Martínez, Cristóbal José de Moya y otros.
La última conspiración en contra de dicho funcionario
fue descubierta el 19 de marzo de 1821, figurando como líder de la misma el
capitán Manuel Martínez, quien fue apresado pero puesto rápidamente en libertad
por influencia de sus auspiciadores.
Su gobernación colonial terminó con algunos gestos que
buscaban aligerar ciertos torniquetes que afectaban al cuerpo social, con los
que buscaba disminuir el desempleo y socorrer a los más desvalidos, así como
reducir el sistema de torturas contra los presos.
Después de mucho pedirlo las autoridades de la
metrópoli lo liberaron de su responsabilidad como gobernador en Santo Domingo.
Retornó a Cuba el 22 de mayo de 1821. Su reemplazante fue el brigadier Pascual
Real.
1-Los intereses creados.Acto segundo.Última
escena.Editorial Espasa,1998. Jacinto Benavente.
2-Oficio fechado el 16 de enero de 1821, del
gobernador Sebastián Kindelán a la gobernación de ultramar de España.
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