GANDHI
Y MARTIN LUTHER KING, SUS MAGNICIDIOS CONMOVIERON AL MUNDO
POR
TEÓFILO LAPPOT ROBLES
Mohandas
Karamchand Gandhi, y Martin Luther King Jr. fueron dos eminencias que desde el
sur de Asia el primero, y desde el norte de América el segundo, radiaron luz
para cubrir el mundo entero con sus consignas de desobediencia civil sin el uso
de la violencia.
Ambos
fueron asesinados por órdenes de grupos recalcitrantes incapaces de comprender
que con eso los elevaron aún más en la cota superior de la escala de la
grandeza humana donde ya estaban por méritos propios.
Como
abanderados del pacifismo los doctores Gandhi y King se presentaron ante el
mundo con la refulgencia de su existencia misma.
Ambos,
como la luciérnaga, tenían su luz natural. Ese mismo resplandor que el sapo de
vientre frío jamás ha podido entender, como bien lo retrató en una clásica
fábula el dramaturgo y poeta español Juan Eugenio Hartzenbusch Martínez.
Gandhi
no sólo fue la gran bujía que sacudió la conciencia de su pueblo, sino también
el más sobresaliente líder político y espiritual de la India. Su pensamiento
religioso, a su vez, quedó expuesto en sus discursos ante las multitudes y en
sus numerosas notas personales.
El
Dr. King, por su parte, fue el más impactante dirigente de los derechos
ciudadanos que jamás hayan tenido los Estados Unidos de Norteamérica. Él
inspiró sus luchas de reivindicaciones raciales, religiosas, educativas, sociales y económicas en los
principios enunciados y puestos en práctica por Gandhi.
Mohandas
Karamchand Gandhi
Mohandas
Karamchand Gandhi nació en cuna rica el 2 de octubre de 1869, es decir que en
esta misma semana se cumplieron 151 años de ese gran acontecimiento ocurrido en
Porbandar, una comunidad situada al noroeste de la India, en una época en que
ese gigante del sudeste asiático era el principal centro de los intereses de
todo tipo del entonces llamado Raj Británico.
El
magnicidio de Gandhi se produjo en la ciudad de Nueva Delhi el 30 de enero de
1948. Sólo hacía un año que la India había logrado su independencia. A las 5 y
17 minutos de la tarde de ese fatídico día su diminuto cuerpo caía al suelo
acompañado de esta última expresión que captaron los que estaban pegados de él:
“Hey Rama”, vale decir, una invocación equivalente a oh Dios mío.
Poderosas
fuerzas dentro y fuera de la India no soportaban que después que Gandhi logró
la hazaña de vencer al imperio británico con su corriente pacifista se dedicara
inmediatamente a buscar un acercamiento entre los hindúes y los musulmanes,
incluso defendiendo a estos últimos dentro del territorio de la India.
Utilizaron para matar a Gandhi a un fulano de nombre Nathuram Vinayak Godse, de
mente roñosa y trastornada, invadido de pensamientos integristas, quien apretó
el gatillo del arma asesina.
El
magnicida fue condenado a muerte, junto con otro individuo acusado de ser parte
de la trama criminal. Ambos fueron
ahorcados el 15 de noviembre de 1949, en la norteña ciudad de Ambala.
Los hijos de Gandhi se oponían vigorosamente a su ejecución y explicaban su
actitud señalando que iba contra los principios que siempre guiaron los pasos
de su padre.
Entre
su nacimiento y su asesinato transcurrieron 79 años. Ese arco biográfico de
casi 8 décadas lo resumiré señalando algunos de los hechos que marcaron esa
vida llena de virtudes, vicisitudes y contrastes, pero siempre esencialmente al
servicio de los oprimidos.
Gandhi
estudió Derecho en la famosa universidad pública de Londres, la cual, con las
de Oxford y Cambridge, forman el llamado triángulo de oro de las altas
academias británicas.
Al
poco tiempo de graduarse como doctor en leyes fue contratado para trabajar por
un año como asesor legal empresarial en Sudáfrica; pero su estadía allí se
prolongó por 20 años.
Vivió
en carne propia la discriminación del apartheid instaurado durante varios
siglos en ese país por los bóeres, descendientes de holandeses.
Dicho
lo anterior aunque desde el 1814, con la llegada de los británicos al lugar, y
por las circunstancias políticas existentes entonces en Europa, ese oprobioso
régimen racista perdió fuelle legal. No obstante, la realidad de discriminación
general en Sudáfrica siguió siendo de una terrible dureza para los negros y las
comunidades de habitantes asiáticos, como los indios.
En
el itinerario vital de Gandhi se
comprueba que en Sudáfrica dejó huellas imborrables. En el 1904 fundó allí el
periódico Opinión India, desde el cual combatió sin tregua el llamado Decreto
de Regulación Asiática, que permitía a
los gobernantes (afrikáneres) mantener oprimidas a las diferentes
colectividades provenientes de países asiáticos. Realizó múltiples acciones de
desobediencia civil en favor especialmente de los indios que sufrían grandes injusticias.
Con su astucia política y su tenacidad logró eliminar
muchas de las arbitrariedades que afectaban a millones de moradores del país
donde nació el inmenso Nelson Mandela. En el 1913 sufrió allí su primer encarcelamiento. Aunque salió rápidamente
en libertad, con el pago de una fianza, eso catapultó sus tácticas de
desobediencia civil, huelga de hambre y el rechazo de cualquier método violento
como forma de protesta.
Cuando
retornó a su país no se cansó de luchar pacíficamente. Sus combates contra los
abusos, desde su atalaya de la paz, fueron finalmente efectivos, obligando a
los británicos a replegarse. Logró, junto a muchos, que la India obtuviera su
independencia, en el año 1947.
Fue
el más notorio símbolo de la corriente pacifista del mundo. Sus combates no
eran con fusiles ni elementos propelentes, sino con la elocuencia de sus
palabras. Sus acciones siempre eran llevadas a cabo desde la trinchera del
pacifismo. Así doblegó al entonces poderoso imperio que el poeta francés
Augustin Louis Marie de Ximénés bautizó como la Pérfida Albión.
Gandhi
fue nominado 5 veces para el premio Nobel de la Paz, pero siempre se lo
negaron. Es el mismo galardón internacional que varias veces les han otorgado
hasta a señores de la guerra que han patrocinado matanzas de indefensas
poblaciones.
Él
luchaba por la independencia de su país, y también combatía el trato de seres
inferiores que los anglosajones les daban a sus paisanos. Porque es oportuno
decir que una cosa es la opresión que cometen los que dominan y otra cosa es
que además cataloguen por debajo de la condición humana a sus víctimas. Ambas
son fatales.
Unas
de las frases que Gandhi repetía con no poca frecuencia eran estas: “La no
violencia no es una prenda que uno se pone o quita a voluntad. Su lugar reside
en el corazón y debe ser una parte inseparable de nuestro ser.”1
Fue
el poeta, filósofo y dramaturgo bengalí Rabindranath Tagore, Premio Nobel de
Literatura, quien en diciembre de 1921, observando la grandeza de alma de
Gandhi, en medio de las jornadas de luchas que encabezaba, lo calificó de
Mahatma, apelativo que se quedaría para siempre como parte de su historia.
En
diciembre de l921 el poderoso partido Congreso Nacional Indio designó a Gandhi
como su jefe supremo; pero tres meses después, el 10 de marzo de 1922, fue
apresado en la populosa ciudad de Bombay, acusado de sedición. Ocho días
después fue llevado ante un tribunal de jueces arbitrarios y sumisos al poder
británico que lo condenaron a 6 años de cárcel.
En
su ponencia de defensa ante dicho tribunal de pura fachada encubridora de
podredumbre interior, pronunció palabras impactantes y de gran elocuencia que
se han quedado como material de estudio para las futuras generaciones. Su
mensaje allí puede ser extrapolado para
aplicarse a otros lugares de mundo, en circunstancias parecidas.
Así
se manifestó Gandhi: “Mi experiencia en casos políticos en India me lleva a la
conclusión de que en nueve de cada diez ocasiones los condenados eran
totalmente inocentes. Su delito fue amar a su país…En mi opinión, la aplicación
de la ley se ha prostituido por tanto de forma consciente o inconsciente en
beneficio del explotador.”2
Pero
ni la cárcel ni la represión ni los vejámenes hicieron variar su pensamiento
basado en la no violencia y en la desobediencia civil. Él explicaba su posición
así: “La no violencia es el primer precepto de mi fe. Y es el último precepto
de mi fe.”3
Desde
el 12 de marzo hasta el 16 de abril de 1930 promovió la gigantesca y larga
marcha de la Sal, un formidable acto de desobediencia civil sin violencia para
enfrentar los abusos que creaban los británicos con la exclusividad en la venta
de ese producto de consumo masivo. Llegó hasta la costa occidental de la India,
y ya en la orilla del mar de Omán, con un poco de agua en el hueco de sus manos,
proclamó “con este sencillo acto sacudo los cimientos del imperio británico.”
Mientras
muchos presagiaban que la estrategia de Gandhi, basada en la no violencia, se
precipitaría en la furnia del fracaso él persistía con la seguridad del que
está consciente de derribar las espinas y guijarros que a menudo tapizan el
camino de la libertad.
Lo
que se creía un proyecto de lucha quijotesco, con una excesiva carga de
idealismo, más girando hacia lo onírico que a la realidad, terminó siendo un
magnífico instrumento de lucha sin antecedentes en la historia de la humanidad.
Los
exégetas de las denominadas Vías Gandhi concuerdan en que la concreción de las
mismas no fue un milagro político, social y económico, sino una barra de
conceptos basados en la persuasión y la no cooperación con los poderes que
domeñaban a su pueblo. Resultaron ser irresistibles en el contexto en que
fueron puestas en prácticas por su creador.
Las
características únicas de su lucha fueron resaltadas por la Organización de las
Naciones Unidos (ONU). Esa entidad de alcance mundial estableció el 2 de octubre
de cada año como el Día Internacional de la No Violencia, en homenaje a Gandhi.
El
ejemplo de la forma de luchar por la libertad que puso en práctica Gandhi dejó
sus frutos en otros lugares del mundo.
El
filósofo, escritor y politólogo estadounidense Gene Sharp (fundador de la
institución Albert Einstein, para “democratizar el mundo” a través de las
enseñanzas de los principios de la no violencia) cuyas cátedras desde la
universidad de Harvard contribuyeron grandemente a difundir el poder de las consignas de paz, fue uno de
los mayores intérpretes de los acciones utilizadas por el Mahatma Gandhi para
dominar a la sin razón de las armas, de la violencia y de los abusos
practicados desde el poder.
El
gran académico Sharp, en su clásica obra Las políticas de la acción no violenta,
se ha constituido en una fuente de permanente consulta para escudriñar el por
qué las armas y la violencia que ellas representan han sido vencidas en
ocasiones por la prédica de la no violencia. Dicho autor, en el referido serial
bibliográfico de tres volúmenes, desarrolla desde la sublimidad de la filosofía el impacto de la
no violencia en muchas luchas de los pueblos por zafarse del yugo opresor.4
Es
oportuno recordar aquí que el poeta chileno Pablo Neruda, presente en una reunión
del partido encabezado por Gandhi, escribió esta estampa de ese irrepetible personaje
de la historia humana, que luego se publicó póstumamente en su libro Confieso
que he vivido : “Conozco personalmente a Gandhi. Una cara fina de sagacísimo
zorro. Un hombre práctico…la multitud es una corriente interminable que toca
adorativamente el borde de su túnica blanca…es un santo que no se gasta.”5
Pero
como colofón debo decir que Gandhi, como casi todas las personalidades más
descollantes, también tiene sus detractores. Pongo un solo ejemplo, el muy
polémico escritor caribeño (nació en la isla de Trinidad) V.S. Naipaul, Premio
Nobel de Literatura, no lanza perlas sobre Gandhi. De él escribió muchas cosas
con sabor a mezquindad intelectual:
“Huxley
le vio como un hombre de una sola pieza, una figura plena como la de Pedro el
eremita. En realidad, Gandhi carecía de esa plenitud. Era una amalgama de
pedazos que había ido recogiendo aquí y allá…Muchos de los experimentos más
pequeños de Gandhi fueron así, irreflexivos, y acabaron malográndose y
olvidándose…tenía una idea sumamente básica, una idea pueblerina, de la
religión y las epopeyas indias, pero no conocía la historia de su país…no era
plenamente indio…era en realidad fruto de Londres y Sudáfrica…la confusión
intelectual de Gandhi…los impulsos inconexos.”6
Martin Luther
King Jr.
Martin
Luther King nació el 15 de enero de 1929, es decir nueve meses antes de que se
produjera en los EE.UU. la llamada Gran Depresión, que dio origen a una etapa de miseria en casi
todo el mundo con descenso del comercio internacional y otros males conexos al
desplome económico.
El
magnicidio de Martin Luther King ocurrió el 4 de abril de 1968 en la ciudad de
Memphis, Tennessee. El sindicado como autor del crimen fue un tal James Earl
Ray, un delincuente dueño de un amplio prontuario judicial por robos con violencia y otros hechos al margen
de la ley.
Su
apresamiento se produjo en el principal aeropuerto de Londres, Inglaterra, dos
meses después del crimen. El 10 de marzo de 1969 fue presentado ante un
tribunal y allí se declaró culpable. Fue condenado a 99 años de prisión.
Luego de confesarse como autor del horrendo
asesinato se retractó cada vez que pudo. El 10 de junio de 1977 se escapó
durante 3 días de la cárcel donde purgaba prisión. Murió ya anciano, el 23 de
abril de 1998, por males derivados de una herida de arma blanca que le infirió
otro preso. La familia King siempre ha rechazado que ese individuo de pésimos
antecedentes fuera el asesino. La justicia determinó otra cosa.
El
Dr. King tenía 39 años de edad cuando fue asesinado, pero en esas casi 4
décadas hizo tantas cosas a favor de la humanidad que su nombre quedó grabado en
la historia con letras de oro.
En
diciembre de 1955 fue investido con el título de doctor en teología y llegó a
ser pastor baptista, en una importante iglesia de ese credo del cristianismo
fundado en el siglo XVII en Inglaterra por el teólogo y predicador bíblico John
Smyth.
Apenas
tenía dos años practicando sus conocimientos como doctor en teología cuando, en
el 1957, creó la Conferencia del Liderazgo Cristiano del Sur, la cual se
considera como la entidad que le sirvió de pilar para sobre ella edificar su
incansable lucha por los derechos civiles de los negros de los EE.UU.
Frente
a los que menospreciaban los derechos inalienables de todos los seres humanos a
una vida digna, y a los que tenían una visión fatalista y pregonaban el
carácter invencible de la fuerza, él luchaba por lograr en su país, y por
extensión en todo el mundo, “el amanecer de la paz y la fraternidad.”
Esa
valiente posición lo llevó a enfrentarse al terrible Ku Klux Klan, que es como
se denominan a las bandas racistas formadas por supremacistas blancos matones, aún
activos en los EE.UU.
Pero
es importante explicar que Martin Luther King también rechazó las acciones
violentas del Partido Pantera Negra, creado en el 1966 por Huey Percy Newton.
Este alzaba la defensa de los negros, pero haciendo uso de la violencia y
creando las llamadas autodefensas armadas. Las Panteras Negras eran todo lo
contrario al ideal que él pregonaba y practicaba.
Siendo
muy joven ya era reconocido a nivel mundial. Una prueba de eso es que el ex
presidente estadounidense Richard Nixon, al referirse en su libro titulado Líderes
al primer encuentro que tuvo con el Dr. King, en Ghana, en el año 1957, en
medio de las festividades con motivo de la independencia de ese país africano,
expresó lo siguiente: “Entonces hablé por primera vez con Martin Luther King.
Conversamos una noche durante una hora sobre el futuro de Ghana. A mí me
impresionó profundamente su análisis inteligente y fríamente objetivo.”7
Él
estuvo muy influenciado por la filosofía pacifista del Mahatma Gandhi. En el
año 1959 viajó a la India para rendirle tributo al campeón mundial del
pacifismo, empapándose allí, in situ, del legado que aquel hombre excepcional
dejó a la humanidad, ostentando en las páginas de la historia las más altas
credenciales sobre la no violencia como mecanismo potente y eficaz para doblegar
a los que sólo creen en la fuerza como vía de dominio sobre los demás.
El
Dr. King fue arrestado en el 1960, 1961, 1963, y otras muchas veces, por su
lucha contra los abusos de muchos blancos contra los negros; así como por
abogar para que se le pusiera fin a la discriminación en las escuelas,
universidades, el transporte, la religión, la
escala salarial y en las demás actividades de la vida cotidiana donde
los negros estadounidenses eran marginados.
La
no violencia era el escudo de lucha que Martin Luther King usaba para que las
autoridades locales, estatales y nacionales de los EE.UU. reconocieran como
sagrados los derechos de todos los ciudadanos sin importar raza, creencia
religiosa, condición social o posición política.
Un
simple análisis lineal de sus discursos, escritos y entrevistas permite decir
que él creía firmemente en la posibilidad de que los seres humanos pueden y
deben ejercer influencia para modificar en escala positiva la realidad que les
rodea.
En
su autobiografía Martin Luther King explica con gran despliegue de detalles su
visión sobre la igualdad de los seres humanos y se plantea los motivos por los
cuales él no aceptaba que los hombres y mujeres fueran simplemente “restos y
desechos en el río de la vida.”8
El
más famoso de sus muchos discursos lo pronunció el 28 de agosto de 1963, en la
ciudad de Washington, al pie de las escalinatas del Congreso Nacional, frente a
un mar de gente que cubría toda la explanada que se extiende hasta el monumento
en honor a Lincoln y la célebre avenida Pensilvania.
Fue
en ese multitudinario encuentro que proclamó sus más profundos deseos para la
pacífica convivencia de todos los ciudadanos. Entre otras cosas dijo en esa
ocasión: “Sueño que mis cuatro pequeños hijos vivirán un día en un país en el
que no serán juzgados por el color de su piel.”9
Un
año después de ese emblemático discurso, vale decir el 14 de octubre de 1964,
le otorgaron el Premio Nobel de la Paz.
Lo
anterior significa que en los próximos días se cumplirán 56 años de esa justa decisión,
que significó un gran empuje en su lucha por los derechos humanos.
El
11 de diciembre de 1964, al recibir en la ciudad de Oslo, Noruega, tan
importante galardón, pronunció un
discurso que impactó como un aldabonazo en todos los rincones de la tierra, por
su contenido elocuente y el mensaje profundo de sus palabras.
Así
se expresó en dicha ocasión Martin Luther King: “…Este premio, el cual recibo en nombre del
movimiento, es un profundo reconocimiento de que la no violencia es la
respuesta a la crucial interrogante política y moral de nuestro tiempo-la
necesidad del hombre de vencer a la opresión y a la violencia sin recurrir a
ellas. La civilización y la violencia son conceptos contradictorios.”10
En
el 1977 el a la sazón presidente de los EE.UU. James Carter le otorgó
póstumamente la Medalla Presidencial de la Libertad, considerada la
condecoración civil más elevada de ese país. Fue un reconocimiento a sus altos
merecimientos como luchador incansable por la paz y la justicia.
En
el 2004 y en el 2014 el Congreso de los
EE.UU. le concedió de manera póstuma la Medalla de Oro al Dr. King, por sus
méritos en la lucha por la dignidad de los seres humanos.
En
el 1983, después de mucho escarceo y una lastimosa comprobación durante años de
la mezquindad de muchos legisladores de los EE.UU., el Congreso de esa nación
aprobó la Ley que declara el día de Martin Luther King. En el 1986 se
estableció que fuera el tercer lunes de cada enero. Ese día es festivo y por lo
tanto no laborable en el poderoso país del norte de América.
El
día antes de su muerte el Dr. King, como si presintiera la llegada a su vida de
la Parca, dijo ante cientos de sus seguidores congregados en una plaza pública
de la ciudad de Memphis, lo siguiente: “Yo sólo quiero cumplir la voluntad de
Dios.¡ Y él me ha autorizado a subir a la montaña! Y he mirado entorno a mí y
he visto la tierra prometida.”11
Bibliografía:
1-Ideario
de Gandhi.
2-Discurso
forense.18 de marzo de 1922.Bombay, India. Mohandas Karamchand Gandhi.
3-Ideario
de Gandhi.
4-Política
de la acción no violenta. Tres volúmenes. Editorial Horizons Book, 1973. Gene Sharp.
5-Confieso
que he vivido (póstumo). Impresora Industria Gráfica, Barcelona, España, 1974.P95.
Pablo Neruda.
6-El
escritor y los suyos. Editora Random House Mondadori, Barcelona, España,
2009.Pp177-186.V.S. Naipaul.
7-Líderes.Editorial
Planeta, Barcelona, España, 1983.Pp253 y 254. Richard M. Nixon.
8-Autobiografía.
Editor Clayborne Carson, 2001. Martin Luther King Jr.
9-Discurso.Washington,
D.C., 28 de agosto de 1963. Martin Luther King Jr.
10-Conferencia
Premio Nobel de la Paz. Oslo, Noruega.11 de diciembre de 1964. Martin Luther King Jr.
11-Discurso.Memphis,
Tennessee. 3 de abril,1968. Martin Luther King. 3-Publicado el 3octubre-2020.Diario Dominicano.
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