sábado, 24 de octubre de 2020

GANDHI Y MARTIN LUTHER KING, SUS MAGNICIDIOS CONMOVIERON AL MUNDO

 

GANDHI Y MARTIN LUTHER KING, SUS MAGNICIDIOS CONMOVIERON AL MUNDO

POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES

 

Mohandas Karamchand Gandhi, y Martin Luther King Jr. fueron dos eminencias que desde el sur de Asia el primero, y desde el norte de América el segundo, radiaron luz para cubrir el mundo entero con sus consignas de desobediencia civil sin el uso de la violencia.

Ambos fueron asesinados por órdenes de grupos recalcitrantes incapaces de comprender que con eso los elevaron aún más en la cota superior de la escala de la grandeza humana donde ya estaban por méritos propios.

Como abanderados del pacifismo los doctores Gandhi y King se presentaron ante el mundo con la refulgencia de su existencia misma.

Ambos, como la luciérnaga, tenían su luz natural. Ese mismo resplandor que el sapo de vientre frío jamás ha podido entender, como bien lo retrató en una clásica fábula el dramaturgo y poeta español Juan Eugenio Hartzenbusch Martínez.

Gandhi no sólo fue la gran bujía que sacudió la conciencia de su pueblo, sino también el más sobresaliente líder político y espiritual de la India. Su pensamiento religioso, a su vez, quedó expuesto en sus discursos ante las multitudes y en sus numerosas notas personales.

El Dr. King, por su parte, fue el más impactante dirigente de los derechos ciudadanos que jamás hayan tenido los Estados Unidos de Norteamérica. Él inspiró sus luchas de reivindicaciones raciales, religiosas,  educativas, sociales y económicas en los principios enunciados y puestos en práctica por Gandhi.

 

 

Mohandas Karamchand Gandhi

 

Mohandas Karamchand Gandhi nació en cuna rica el 2 de octubre de 1869, es decir que en esta misma semana se cumplieron 151 años de ese gran acontecimiento ocurrido en Porbandar, una comunidad situada al noroeste de la India, en una época en que ese gigante del sudeste asiático era el principal centro de los intereses de todo tipo del entonces llamado Raj Británico.

El magnicidio de Gandhi se produjo en la ciudad de Nueva Delhi el 30 de enero de 1948. Sólo hacía un año que la India había logrado su independencia. A las 5 y 17 minutos de la tarde de ese fatídico día su diminuto cuerpo caía al suelo acompañado de esta última expresión que captaron los que estaban pegados de él: “Hey Rama”, vale decir, una invocación equivalente a oh Dios mío.

Poderosas fuerzas dentro y fuera de la India no soportaban que después que Gandhi logró la hazaña de vencer al imperio británico con su corriente pacifista se dedicara inmediatamente a buscar un acercamiento entre los hindúes y los musulmanes, incluso defendiendo a estos últimos dentro del territorio de la India. Utilizaron para matar a Gandhi a un fulano de nombre Nathuram Vinayak Godse, de mente roñosa y trastornada, invadido de pensamientos integristas, quien apretó el gatillo del arma asesina.

El magnicida fue condenado a muerte, junto con otro individuo acusado de ser parte de la trama criminal. Ambos fueron  ahorcados el 15 de noviembre de 1949, en la norteña ciudad de Ambala. Los hijos de Gandhi se oponían vigorosamente a su ejecución y explicaban su actitud señalando que iba contra los principios que siempre guiaron los pasos de su padre.

Entre su nacimiento y su asesinato transcurrieron 79 años. Ese arco biográfico de casi 8 décadas lo resumiré señalando algunos de los hechos que marcaron esa vida llena de virtudes, vicisitudes y contrastes, pero siempre esencialmente al servicio de los oprimidos.

Gandhi estudió Derecho en la famosa universidad pública de Londres, la cual, con las de Oxford y Cambridge, forman el llamado triángulo de oro de las altas academias británicas.

Al poco tiempo de graduarse como doctor en leyes fue contratado para trabajar por un año como asesor legal empresarial en Sudáfrica; pero su estadía allí se prolongó por 20 años.

Vivió en carne propia la discriminación del apartheid instaurado durante varios siglos en ese país por los bóeres, descendientes de holandeses.

Dicho lo anterior aunque desde el 1814, con la llegada de los británicos al lugar, y por las circunstancias políticas existentes entonces en Europa, ese oprobioso régimen racista perdió fuelle legal. No obstante, la realidad de discriminación general en Sudáfrica siguió siendo de una terrible dureza para los negros y las comunidades de habitantes asiáticos, como los indios.

En el itinerario vital  de Gandhi se comprueba que en Sudáfrica dejó huellas imborrables. En el 1904 fundó allí el periódico Opinión India, desde el cual combatió sin tregua el llamado Decreto de Regulación Asiática, que permitía a  los gobernantes (afrikáneres) mantener oprimidas a las diferentes colectividades provenientes de países asiáticos. Realizó múltiples acciones de desobediencia civil en favor especialmente de los indios que sufrían grandes injusticias.

 Con su astucia política y su tenacidad logró eliminar muchas de las arbitrariedades que afectaban a millones de moradores del país donde nació el inmenso Nelson Mandela. En el 1913 sufrió allí  su primer encarcelamiento. Aunque salió rápidamente en libertad, con el pago de una fianza, eso catapultó sus tácticas de desobediencia civil, huelga de hambre y el rechazo de cualquier método violento como forma de protesta.

Cuando retornó a su país no se cansó de luchar pacíficamente. Sus combates contra los abusos, desde su atalaya de la paz, fueron finalmente efectivos, obligando a los británicos a replegarse. Logró, junto a muchos, que la India obtuviera su independencia, en el año 1947.

Fue el más notorio símbolo de la corriente pacifista del mundo. Sus combates no eran con fusiles ni elementos propelentes, sino con la elocuencia de sus palabras. Sus acciones siempre eran llevadas a cabo desde la trinchera del pacifismo. Así doblegó al entonces poderoso imperio que el poeta francés Augustin Louis Marie de Ximénés bautizó como la Pérfida Albión.

Gandhi fue nominado 5 veces para el premio Nobel de la Paz, pero siempre se lo negaron. Es el mismo galardón internacional que varias veces les han otorgado hasta a señores de la guerra que han patrocinado matanzas de indefensas poblaciones.

Él luchaba por la independencia de su país, y también combatía el trato de seres inferiores que los anglosajones les daban a sus paisanos. Porque es oportuno decir que una cosa es la opresión que cometen los que dominan y otra cosa es que además cataloguen por debajo de la condición humana a sus víctimas. Ambas son fatales.

Unas de las frases que Gandhi repetía con no poca frecuencia eran estas: “La no violencia no es una prenda que uno se pone o quita a voluntad. Su lugar reside en el corazón y debe ser una parte inseparable de nuestro ser.”1 

Fue el poeta, filósofo y dramaturgo bengalí Rabindranath Tagore, Premio Nobel de Literatura, quien en diciembre de 1921, observando la grandeza de alma de Gandhi, en medio de las jornadas de luchas que encabezaba, lo calificó de Mahatma, apelativo que se quedaría para siempre como parte de su historia.

En diciembre de l921 el poderoso partido Congreso Nacional Indio designó a Gandhi como su jefe supremo; pero tres meses después, el 10 de marzo de 1922, fue apresado en la populosa ciudad de Bombay, acusado de sedición. Ocho días después fue llevado ante un tribunal de jueces arbitrarios y sumisos al poder británico que lo condenaron a 6 años de cárcel.

En su ponencia de defensa ante dicho tribunal de pura fachada encubridora de podredumbre interior, pronunció palabras impactantes y de gran elocuencia que se han quedado como material de estudio para las futuras generaciones. Su mensaje  allí puede ser extrapolado para aplicarse a otros lugares de mundo, en circunstancias parecidas.

Así se manifestó Gandhi: “Mi experiencia en casos políticos en India me lleva a la conclusión de que en nueve de cada diez ocasiones los condenados eran totalmente inocentes. Su delito fue amar a su país…En mi opinión, la aplicación de la ley se ha prostituido por tanto de forma consciente o inconsciente en beneficio del explotador.”2 

Pero ni la cárcel ni la represión ni los vejámenes hicieron variar su pensamiento basado en la no violencia y en la desobediencia civil. Él explicaba su posición así: “La no violencia es el primer precepto de mi fe. Y es el último precepto de mi fe.”3

Desde el 12 de marzo hasta el 16 de abril de 1930 promovió la gigantesca y larga marcha de la Sal, un formidable acto de desobediencia civil sin violencia para enfrentar los abusos que creaban los británicos con la exclusividad en la venta de ese producto de consumo masivo. Llegó hasta la costa occidental de la India, y ya en la orilla del mar de Omán, con un poco de agua en el hueco de sus manos, proclamó “con este sencillo acto sacudo los cimientos del imperio británico.”

Mientras muchos presagiaban que la estrategia de Gandhi, basada en la no violencia, se precipitaría en la furnia del fracaso él persistía con la seguridad del que está consciente de derribar las espinas y guijarros que a menudo tapizan el camino de la libertad.

Lo que se creía un proyecto de lucha quijotesco, con una excesiva carga de idealismo, más girando hacia lo onírico que a la realidad, terminó siendo un magnífico instrumento de lucha sin antecedentes en la historia de la humanidad.

Los exégetas de las denominadas Vías Gandhi concuerdan en que la concreción de las mismas no fue un milagro político, social y económico, sino una barra de conceptos basados en la persuasión y la no cooperación con los poderes que domeñaban a su pueblo. Resultaron ser irresistibles en el contexto en que fueron puestas en prácticas por su creador.

Las características únicas de su lucha fueron resaltadas por la Organización de las Naciones Unidos (ONU). Esa entidad de alcance mundial estableció el 2 de octubre de cada año como el Día Internacional de la No Violencia, en homenaje a Gandhi.

El ejemplo de la forma de luchar por la libertad que puso en práctica Gandhi dejó sus frutos en otros lugares del mundo.

El filósofo, escritor y politólogo estadounidense Gene Sharp (fundador de la institución Albert Einstein, para “democratizar el mundo” a través de las enseñanzas de los principios de la no violencia) cuyas cátedras desde la universidad de Harvard contribuyeron grandemente a difundir  el poder de las consignas de paz, fue uno de los mayores intérpretes de los acciones utilizadas por el Mahatma Gandhi para dominar a la sin razón de las armas, de la violencia y de los abusos practicados desde el poder.

El gran académico Sharp, en su clásica obra Las políticas de la acción no violenta, se ha constituido en una fuente de permanente consulta para escudriñar el por qué las armas y la violencia que ellas representan han sido vencidas en ocasiones por la prédica de la no violencia. Dicho autor, en el referido serial bibliográfico de tres volúmenes, desarrolla desde  la sublimidad de la filosofía el impacto de la no violencia en muchas luchas de los pueblos por zafarse del yugo opresor.4 

Es oportuno recordar aquí que el poeta chileno Pablo Neruda, presente en una reunión del partido encabezado por Gandhi, escribió esta estampa de ese irrepetible personaje de la historia humana, que luego se publicó póstumamente en su libro Confieso que he vivido : “Conozco personalmente a Gandhi. Una cara fina de sagacísimo zorro. Un hombre práctico…la multitud es una corriente interminable que toca adorativamente el borde de su túnica blanca…es un santo que no se gasta.”5

Pero como colofón debo decir que Gandhi, como casi todas las personalidades más descollantes, también tiene sus detractores. Pongo un solo ejemplo, el muy polémico escritor caribeño (nació en la isla de Trinidad) V.S. Naipaul, Premio Nobel de Literatura, no lanza perlas sobre Gandhi. De él escribió muchas cosas con sabor a mezquindad intelectual:

“Huxley le vio como un hombre de una sola pieza, una figura plena como la de Pedro el eremita. En realidad, Gandhi carecía de esa plenitud. Era una amalgama de pedazos que había ido recogiendo aquí y allá…Muchos de los experimentos más pequeños de Gandhi fueron así, irreflexivos, y acabaron malográndose y olvidándose…tenía una idea sumamente básica, una idea pueblerina, de la religión y las epopeyas indias, pero no conocía la historia de su país…no era plenamente indio…era en realidad fruto de Londres y Sudáfrica…la confusión intelectual de Gandhi…los impulsos inconexos.”6

 

 

Martin Luther King Jr.

 

Martin Luther King nació el 15 de enero de 1929, es decir nueve meses antes de que se produjera en los EE.UU. la llamada Gran Depresión,  que dio origen a una etapa de miseria en casi todo el mundo con descenso del comercio internacional y otros males conexos al desplome económico.

El magnicidio de Martin Luther King ocurrió el 4 de abril de 1968 en la ciudad de Memphis, Tennessee. El sindicado como autor del crimen fue un tal James Earl Ray, un delincuente dueño de un amplio prontuario judicial por  robos con violencia y otros hechos al margen de la ley.

Su apresamiento se produjo en el principal aeropuerto de Londres, Inglaterra, dos meses después del crimen. El 10 de marzo de 1969 fue presentado ante un tribunal y allí se declaró culpable. Fue condenado a 99 años de prisión.

 Luego de confesarse como autor del horrendo asesinato se retractó cada vez que pudo. El 10 de junio de 1977 se escapó durante 3 días de la cárcel donde purgaba prisión. Murió ya anciano, el 23 de abril de 1998, por males derivados de una herida de arma blanca que le infirió otro preso. La familia King siempre ha rechazado que ese individuo de pésimos antecedentes fuera el asesino. La justicia determinó otra cosa.

El Dr. King tenía 39 años de edad cuando fue asesinado, pero en esas casi 4 décadas hizo tantas cosas a favor de la humanidad que su nombre quedó grabado en la historia con letras de oro.

En diciembre de 1955 fue investido con el título de doctor en teología y llegó a ser pastor baptista, en una importante iglesia de ese credo del cristianismo fundado en el siglo XVII en Inglaterra por el teólogo y predicador bíblico John Smyth.

Apenas tenía dos años practicando sus conocimientos como doctor en teología cuando, en el 1957, creó la Conferencia del Liderazgo Cristiano del Sur, la cual se considera como la entidad que le sirvió de pilar para sobre ella edificar su incansable lucha por los derechos civiles de los negros de los EE.UU.

Frente a los que menospreciaban los derechos inalienables de todos los seres humanos a una vida digna, y a los que tenían una visión fatalista y pregonaban el carácter invencible de la fuerza, él luchaba por lograr en su país, y por extensión en todo el mundo, “el amanecer de la paz y la fraternidad.”

Esa valiente posición lo llevó a enfrentarse al terrible Ku Klux Klan, que es como se denominan a las bandas racistas formadas por supremacistas blancos matones, aún activos en los EE.UU.

Pero es importante explicar que Martin Luther King también rechazó las acciones violentas del Partido Pantera Negra, creado en el 1966 por Huey Percy Newton. Este alzaba la defensa de los negros, pero haciendo uso de la violencia y creando las llamadas autodefensas armadas. Las Panteras Negras eran todo lo contrario al ideal que él pregonaba y practicaba.

Siendo muy joven ya era reconocido a nivel mundial. Una prueba de eso es que el ex presidente estadounidense Richard Nixon, al referirse en su libro titulado Líderes al primer encuentro que tuvo con el Dr. King, en Ghana, en el año 1957, en medio de las festividades con motivo de la independencia de ese país africano, expresó lo siguiente: “Entonces hablé por primera vez con Martin Luther King. Conversamos una noche durante una hora sobre el futuro de Ghana. A mí me impresionó profundamente su análisis inteligente y fríamente objetivo.”7

Él estuvo muy influenciado por la filosofía pacifista del Mahatma Gandhi. En el año 1959 viajó a la India para rendirle tributo al campeón mundial del pacifismo, empapándose allí, in situ, del legado que aquel hombre excepcional dejó a la humanidad, ostentando en las páginas de la historia las más altas credenciales sobre la no violencia como mecanismo potente y eficaz para doblegar a los que sólo creen en la fuerza como vía de dominio sobre los demás.

El Dr. King fue arrestado en el 1960, 1961, 1963, y otras muchas veces, por su lucha contra los abusos de muchos blancos contra los negros; así como por abogar para que se le pusiera fin a la discriminación en las escuelas, universidades, el transporte, la religión, la  escala salarial y en las demás actividades de la vida cotidiana donde los negros estadounidenses eran marginados.

La no violencia era el escudo de lucha que Martin Luther King usaba para que las autoridades locales, estatales y nacionales de los EE.UU. reconocieran como sagrados los derechos de todos los ciudadanos sin importar raza, creencia religiosa, condición social o posición política.

Un simple análisis lineal de sus discursos, escritos y entrevistas permite decir que él creía firmemente en la posibilidad de que los seres humanos pueden y deben ejercer influencia para modificar en escala positiva la realidad que les rodea.

En su autobiografía Martin Luther King explica con gran despliegue de detalles su visión sobre la igualdad de los seres humanos y se plantea los motivos por los cuales él no aceptaba que los hombres y mujeres fueran simplemente “restos y desechos en el río de la vida.”8

El más famoso de sus muchos discursos lo pronunció el 28 de agosto de 1963, en la ciudad de Washington, al pie de las escalinatas del Congreso Nacional, frente a un mar de gente que cubría toda la explanada que se extiende hasta el monumento en honor a Lincoln y la célebre avenida Pensilvania.

Fue en ese multitudinario encuentro que proclamó sus más profundos deseos para la pacífica convivencia de todos los ciudadanos. Entre otras cosas dijo en esa ocasión: “Sueño que mis cuatro pequeños hijos vivirán un día en un país en el que no serán juzgados por el color de su piel.”9

Un año después de ese emblemático discurso, vale decir el 14 de octubre de 1964, le otorgaron el Premio Nobel de la Paz.

Lo anterior significa que en los próximos días se cumplirán 56 años de esa justa decisión, que significó un gran empuje en su lucha por los derechos humanos.

El 11 de diciembre de 1964, al recibir en la ciudad de Oslo, Noruega, tan importante galardón,  pronunció un discurso que impactó como un aldabonazo en todos los rincones de la tierra, por su contenido elocuente y el mensaje profundo de sus palabras.

Así se expresó en dicha ocasión Martin Luther King: “…Este  premio, el cual recibo en nombre del movimiento, es un profundo reconocimiento de que la no violencia es la respuesta a la crucial interrogante política y moral de nuestro tiempo-la necesidad del hombre de vencer a la opresión y a la violencia sin recurrir a ellas. La civilización y la violencia son conceptos contradictorios.”10

En el 1977 el a la sazón presidente de los EE.UU. James Carter le otorgó póstumamente la Medalla Presidencial de la Libertad, considerada la condecoración civil más elevada de ese país. Fue un reconocimiento a sus altos merecimientos como luchador incansable por la paz y la justicia.

En el 2004 y en el 2014 el Congreso  de los EE.UU. le concedió de manera póstuma la Medalla de Oro al Dr. King, por sus méritos en la lucha por la dignidad de los seres humanos.

En el 1983, después de mucho escarceo y una lastimosa comprobación durante años de la mezquindad de muchos legisladores de los EE.UU., el Congreso de esa nación aprobó la Ley que declara el día de Martin Luther King. En el 1986 se estableció que fuera el tercer lunes de cada enero. Ese día es festivo y por lo tanto no laborable en el poderoso país del norte de América.

El día antes de su muerte el Dr. King, como si presintiera la llegada a su vida de la Parca, dijo ante cientos de sus seguidores congregados en una plaza pública de la ciudad de Memphis, lo siguiente: “Yo sólo quiero cumplir la voluntad de Dios.¡ Y él me ha autorizado a subir a la montaña! Y he mirado entorno a mí y he visto la tierra prometida.”11

Bibliografía:

1-Ideario de Gandhi.

2-Discurso forense.18 de marzo de 1922.Bombay, India. Mohandas Karamchand Gandhi.

3-Ideario de Gandhi.

4-Política de la acción no violenta. Tres volúmenes. Editorial Horizons Book, 1973. Gene Sharp.

5-Confieso que he vivido (póstumo). Impresora Industria Gráfica, Barcelona, España, 1974.P95. Pablo Neruda.

6-El escritor y los suyos. Editora Random House Mondadori, Barcelona, España, 2009.Pp177-186.V.S. Naipaul.

7-Líderes.Editorial Planeta, Barcelona, España, 1983.Pp253 y 254. Richard M. Nixon.

8-Autobiografía. Editor Clayborne Carson, 2001. Martin Luther King Jr.

9-Discurso.Washington, D.C., 28 de agosto de 1963. Martin Luther King Jr.

10-Conferencia Premio Nobel de la Paz. Oslo, Noruega.11 de diciembre de 1964. Martin Luther King Jr.

11-Discurso.Memphis, Tennessee. 3 de abril,1968. Martin Luther King. 3-Publicado el  3octubre-2020.Diario Dominicano.

 

 

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