sábado, 24 de octubre de 2020

SISSI E INDIRA GANDHI, SUS MAGNICIDIOS

 

EMPERATRIZ SISSI E INDIRA GANDHI, DOS FAMOSAS MUJERES VÍCTIMAS DE MAGNICIDIOS

POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES

El ejercicio de la política, visto en panorámica general, es un terreno difícil de transitar, por escabroso y lleno de trampas.

Para las mujeres, que generalmente tienen un nivel de decencia personal superior a los hombres, son aún más esquivos los vericuetos y atajos que hay que vadear para sobresalir en la actividad pública vinculada con los negocios estatales desde la atalaya de una vida partidaria.

La realidad es esa y no otra. En cualquier lugar del mundo, ahora y antes, nunca ha tenido asiento seguro aquella expresión del ilustre dominicano Juan Pablo Duarte, cuando escribió desde Caracas, Venezuela, el 29 de octubre de 1869: “La política no es una especulación; es la ciencia más pura y la más digna, después de la filosofía, de ocupar las inteligencias nobles.”1

Dos mujeres con una existencia protagónica en la historia de la humanidad fueron víctimas de magnicidios. Las causales de esos asesinatos partieron del eje central de sus actividades públicas en las sociedades en que participaban como figuras públicas.

 

 Emperatriz Sissi

 

Cuando el 24 de diciembre de 1837 nació una hermosa niña en la ciudad de Múnich, en la región de Baviera, Alemania, en el seno de una familia católica con linaje monárquico por las dos ramas, le pusieron por nombre Isabel Amelia Eugenia, pero pasó a la historia con varios apelativos, entre ellos Duquesa de Baviera, Isabel de Austria y Emperatriz Sissi.

También está registrada en la historia con el sobrenombre de Isabel de Baviera; pero no se le debe confundir con su tocaya la Isabel de Baviera coronada el 22 de agosto de 1389 como reina regente de Francia, al comprobarse la demencia de su esposo, el rey Carlos VI.

Por vínculo matrimonial fue la Emperatriz consorte de Austria desde que tenía 16 años, hasta su trágica muerte, es decir que ejerció esa alta dignidad durante 44 años. Pero también fue reina en Hungría, Croacia, Galicia, Bohemia, Lombardía y otros territorios europeos que estaban bajo la mano imperial de su esposo.

Estaba unida en matrimonio desde 1854 con su primo, el emperador  Francisco José I de Austria;  en su época  uno de los hombres más poderosos del mundo y quien confesó estar “enamorado como un cadete” de ella.

Un hecho familiar que incluyó la muerte por enfermedad de su pequeña hija Sofía Federica, aún infante, provocó en Sissi, entonces con apenas 20 años de edad, una depresión que marcaría su vida hasta su día final.

Desde el 1857 el boato imperial no pudo devolverle una auténtica alegría. La famosa frase “la procesión va por dentro” se le podía aplicar a ella.

Pero todavía estaba por llegar en la vida de Sissi un golpe mayor. Ocurrió el 30 de enero del año 1889, cuando en un coto dedicado a la práctica de cinegética, situado en el pequeño pueblo de Mayerling, a unos 20 kilómetros de la capital austríaca, se produjo la extraña y trágica muerte de su hijo, el archiduque Rodolfo, heredero del trono del imperio austro-húngaro, que abarcaba amplios territorios de Europa.

Hubo muchas conjeturas sobre esa muerte sorpresiva. Hoy sigue prevaleciendo la hipótesis de que ese joven de 30 años fue víctima de una conjura de los servicios secretos austríacos y/o franceses.

Dicho lo anterior a pesar de que 126 años después de esa tragedia, vale decir el 31 de julio del año 2015, autoridades vinculadas con los archivos históricos de Austria divulgaron varias cartas supuestamente escritas por la baronesa Mary Vetsera, amante del referido archiduque, y cuyo cuerpo inerte también fue encontrado en el aludido lugar, en las cuales se lee la confección del suicidio de ambos.2 

Esa inesperada desgracia funcionó en Sissi como una despabiladora, cercenando la pavesa que daba el esplendor que podía quedar en su existencia. A partir de esa pérdida personal la emperatriz siempre vistió de negro, en señal de duelo, y se hizo huraña, alejándose cada vez más de sus deberes conyugales y de todo lo que significara el rigor de los compromisos imperiales, en concordancia con su alta investidura.

Muchos años antes de la muerte del archiduque Rodolfo, Austria y Hungría se unieron (junio de 1867) y Sissi se convirtió en la emperatriz consorte del poderoso imperio austro-húngaro. Ese hecho transformó su vida, pues ella tenía una especial predilección por el país de los magiares, al extremo de que desde entonces duraba más tiempo en Hungría que en Austria.

Varios de los biógrafos de la emperatriz Sissi coinciden en señalar cuatro de sus características más sobresalientes:

a) Hermosa. Condición que realzaba practicando deportes, largas caminatas y gimnasia, así como con el cuidado de su luenga cabellera, tratada diariamente con “una mezcla de huevo y coñac.”

b) Inteligencia. Lo cual demostraba con sus actuaciones tratando asuntos de alto interés colectivo en los mandos de poder del imperio del cual formaba parte principalísima, así como por sus escritos sobre diversos temas.

c) Cultura. Era una lectora voraz, amaba las bellas artes y era políglota, dominando cinco idiomas. El griego, por ejemplo, lo aprendió para conocer la cultura de Grecia en los textos originales, siendo su personaje favorito en la mitología griega Aquiles, el héroe por antonomasia de ese pueblo guerrero, magníficamente descrito por Homero en la Ilíada.

Sus muchos viajes por diferentes lugares de Europa la ayudaron a formarse un criterio amplio sobre las costumbres, los rasgos culturales y las diferentes expresiones humanas de los pueblos que visitaba.

d) Como contestataria, con un inocultable espíritu de rebeldía, estuvo muy avanzada con relación a los cánones sociales de su época. Eso le generaba  malquerencias, especialmente entre los allegados a la corte imperial que presidía su esposo. En cambio, muchos de sus contemporáneos, y luego las generaciones siguientes, valoraron su actitud de oposición a muchas cosas que mantenían anquilosada a la sociedad europea de entonces.

En su epistolario y notas diversas se observan detalles demostrativos de que Sissi no soportaba la mojigatería que predominaba en la segunda mitad del siglo XIX en los refinados salones de la aristocracia de Europa, especialmente en lo referente a la vida protocolaria imperial y a las restricciones impuestas al individuo como ser pensante. Ella era devota de la libertad.

La Emperatriz Sissi expresó dicho sentimiento en un poema cuya parte final dice así: “Mi nostalgia crece día a día y tú, libertad, me volviste la espalda./ Desperté de una embriaguez que tenía presa mi alma,/ y maldigo en vano ese momento en que a ti, libertad, te perdí.”3

El magnicidio de Sissi se produjo el 10 de septiembre de 1898, en  una de las riberas del gigantesco lago de agua dulce Leman, en cuya punta sur está edificada la ciudad de Ginebra, Suiza. Tenía 60 años de edad. Está enterrada en la cripta imperial de Viena, Austria.

El magnicida fue identificado como Luigi Lucheni, un italiano nacido en París, con experiencia militar en Etiopía, de quien se dijo que era un anarquista portador de un elevado nivel de resentimiento social que descargaba su furia interna hacia todo lo que significara la clase alta, sentimiento que tuvo un crecimiento exponencial cuando en mayo de 1898 el rey italiano Humberto I sofocó de manera sangrienta protestas de obreros en Milán, al norte de Italia.

 Según los registros levantados al producirse el crimen, la Emperatriz Sissi no figuraba originalmente en la agenda criminal del tal Lucheni; pero sin embargo  clavó con furia un objeto punzante (una lima usada en carpintería) en el corazón de su víctima.

El anarquista y asesino mencionado fue condenado a cadena perpetua. Al cabo de 12 años de encierro se ahorcó, según el parte emitido en la ocasión por las autoridades que lo custodiaban.

El periodista español Torcuato Luca de Tena y Álvarez-Ossorio, al referirse como nota histórica al magnicidio de “la víctima coronada”, escribió en su famosa revista Blanco y Negro lo siguiente: “Había llegado para ella el reposo eterno por el camino del martirio.”4

Todo lo relacionado con la vida y muerte de Isabel de Baviera es fuente de atracción histórica y turística. Los lugares donde ella vivió, especialmente Austria, Hungría, Baviera, Suiza y la isla griega de Corfú, bañada por el mar Jónico, se han convertido en sitios de visitas masivas de gentes de muchos lugares del mundo, unos atraídos por simple curiosidad y otros por diversos motivos culturales e históricos.

Relatos, novelas, cuentos, poemas, dramas, obras musicales, vals, películas, largometrajes, ensayos, historietas y canciones se han dividido la apreciación disímil formada sobre la famosa emperatriz austrohúngara.

Mientras hay autores que han forjado una hagiografía de ella, otros la describen como un ser vanidoso, avaro y con una larga estela de complejos.

Muy pocos han buscado motivos y razones en el fondo de un ser atormentado por circunstancias que sobrepasaron sus posibilidades humanas de buscar un punto de equilibrio en su vida.

 

Indira Gandhi

 

El magnicidio de la primera ministra de India Indira Gandhi se produjo el 31 de octubre de 1984. El motivo visible de ese trágico hecho tuvo su raíz clavada en conflictos religiosos y en afanes separatistas de seguidores del sijismo, una  religión minoritaria con su principal activismo en el noroeste de ese inmenso país, particularmente en el estado de Punyab, una zona fronteriza con Pakistán y Cachemira, en cuyas montañas que forman parte del Himalaya ella había pedido que depositaran sus cenizas, como así ocurrió.

Sus asesinos fueron dos guardaespaldas suyos, fanáticos de la referida creencia religiosa, a los cuales se negó a despedir de su cuerpo de seguridad, a pesar de los cruentos enfrentamientos que en la ocasión tenían el gobierno que ella presidía y los principales líderes sijs.

El asesinato de la famosa primera ministra del gigante país de Asia meridional fue una venganza anidada desde hacía tiempo en la mente de los timoneles del sijismo, que se potenció cuando se llevó a cabo la denominada Operación Estrella Azul, ordenada por ella contra el Templo Dorado, el principal lugar de oración de los sijs.

La BBC de Londres, en su edición del 31 de octubre de 1984, al referirse al asesinato ese día de Indira Gandhi, reprodujo sus palabras dichas en la víspera del magnicidio ante cientos de sus partidarios, en un mitin de reivindicación de su política estatal fundada en la unidad del pueblo indio: “No me importa si mi vida va en el servicio de la nación. Si muero hoy, cada gota de mi sangre vigorizará la nación.”5

Sus magnicidas, que habían comido y bebido durante años junto a ella, le infirieron decenas de balazos que convirtieron su cuerpo en un colador. Ambos fueron de inmediato abatidos por otros escoltas de la lideresa asesinada.

Señalado lo precedente se impone hacer un breve recorrido por la vida pública y privada  de Indira Gandhi, para constatar la poderosa personalidad que se cubría en sus finos modales y su apariencia de timidez.

 

Vida y hechos de Indira Gandhi

 

Su nombre original era Indira Nehru. Nació el 19 de noviembre de 1917, en la ciudad de Allahabad,  en el estado de Uttar Pradesh, situado  en el centronorte de la India.

Sus padres fueron Kamala Kaul Nehru y Jawaharlal Nehru, a este le decían el pandit por ser un brahman o sacerdote de gran erudición. Fue un patriota que luchó por la independencia de su país y un político brillante que se desempeñó como primer ministro de la India desde el 1947 hasta el 1964. Se le reconocía su autoridad como experto en literatura sánscrita. Fue una figura clave en momentos dramáticos para el pueblo indio.

Indira Gandhi fue educada en prestigiosos centros universitarios de la India, Inglaterra y Suiza, con el marcado designio de que tuviera funciones estelares en la vida pública de la India, como en efecto así fue.

Se casó con el periodista, político y parlamentario Feroze Gandhi, del cual tomó el apellido. Procrearon dos hijos. En pocos años esa unión matrimonial zozobró en la práctica, aunque se mantuviera en los documentos. Ella mismo confesó que “éramos dos individuos igualmente fuertes, igualmente tercos: ninguno de los dos quería ceder”.

Ese vínculo conyugal comenzó con reservas del padre de Indira, el pandit Nehru, así como del Mahatma Gandhi, muy allegado a la familia de ella, y otras personas influyentes o no. Se alegaban varios motivos para contrariar el casamiento. Uno de ellos era que el señor Gandhi era miembro connotado de los parsis, un grupo religioso basado en las creencias del reformador iraní Zoroastro.

A ese rompimiento aludió la novelista y periodista italiana Paola Capriolo en su libro titulado Indira Gandhi: “La familia de Indira será la India al completo, una nación frágil de fronteras desdibujadas; su casa será el palacio del poder; sus hijos, los millones de indios que buscaron en su sari cándido y sus ojos ardientes, una esperanza de salvación.”6 

Antes de ser primera ministra de la India ocupó funciones tan importantes como ministra de Relaciones Exteriores, ministra de Interior, ministra de Defensa, ministra de Finanzas, y ministra de Información.

Su dilatada vida política, con roles estelares en acontecimientos fundamentales en la historia no sólo de su país sino de gran parte del mundo, la elevó a la categoría de estadista, bajo el biombo protector de su poderosa agrupación política, el Partido Congreso Nacional Indio, del cual fue lideresa por muchos años.

En su obra Entrevista con la historia la icónica periodista italiana Oriana Fallaci dice de Indira Gandhi que: “En el fondo, era la única verdadera reina de nuestro tiempo…Aquella mujer increíble que gobernaba sobre casi quinientos millones de seres y que además había ganado una guerra a los Estados Unidos y China.”7

Indira Gandhi se definía a sí misma como “demasiado sincera. No pierdo el tiempo en floridas charlas. Piensan que soy fría, gélida, dura. No sé fingir, me muestro siempre como soy. Nunca he pensado en las consecuencias de un gesto necesario.”8

Su vida fue bastante convulsa. Disfrutó las mieles del poder, pero también sufrió  los avatares propios de la política. Incluso estuvo en prisión más de una vez, siendo la primera cuando apenas llevaba seis meses de casada.

No estuvo exenta de grandes controversias surgidas por decisiones de gran envergadura política, militar y económica. En ocasiones porque contravenían intereses nacionales e internacionales de grupos muy poderosos.

Por motivos de alta política durante un tiempo prescindió del poder legislativo y limitó severamente la dinámica interna del aparato judicial de la India, gobernando por decreto. No fueron iniciativas saludables, pues eran el reflejo directo de una especie de sanseacabó desde los resortes del poder.

En varios momentos fue acusada de propiciar fraudes electorales, tolerar la corrupción, alentar la represión contra sus adversarios políticos, etc.

En el 1977, en medio de una gran tensión, fue arrestada bajo graves acusaciones de intentar asesinar al liderazgo opositor en pleno. Eso no se pudo probar. Además, había una atomización en el otro lado del arcoíris político de la India, lo cual facilitó que ella retornara al poder cuando muchos consideraban que su ciclo como gobernante había concluido.

 En su primera etapa como jefa del gobierno de la India se mantuvo en el poder durante 11 años, desde el 19 de enero de 1966 hasta el 24 de marzo de 1977. En ese mismo enero la India y Pakistán estaban enfrascados desde hacía un par de semanas en una de las varias guerras que han tenido y la economía estaba en mínimos, por diversos factores internos y externos.

Luego de un agitado paréntesis de tres años volvió a ocupar el sillón de primera ministra de su país; esa vez desde el 1980 hasta su asesinato en el 1984, ocurrido tres meses después de ganar el último certamen electoral en el que participó.

Sus gobiernos se caracterizaron por aplicar políticas de industrialización del gigante asiático dominante en la península del Indostán.

Pero también es importante señalar que Indira Gandhi nunca descuidó la seguridad de su país. En clave de defensa, ella dotó a la India con bombas atómicas cuando en el 1974 se realizó secretamente la operación nuclear subterránea que luego se conocería como “Buda Sonriente”, lo cual se supo luego. 

 

URSS y EE.UU.

 

La primera ministra Indira Gandhi sostuvo excelentes relaciones con líderes de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas e incluso firmó un acuerdo de amistad con ese Estado federal. Fue un convenio de gran aliento en términos de seguridad, asistencia militar y ayuda económica para su nación.9

Estableció distancia con la política hegemónica de los EE.UU., lo cual impulsó al poderoso país del norte de América a apoyar a Pakistán, con un involucramiento pleno y directo en los conflictos bélicos con la India.

No obstante el difícil alfabeto cirílico de los eslavos rusos, Indira Gandhi se entendía mejor con el oso moscovita que con el águila calva que planea sobre los cerezos florecidos de la Cuenca Tidal, en las cercanías del río Potomac, a su paso por la ciudad de Washington.

Los EE.UU., en medio de la llamada Guerra Fría, mantenían un encono contra Indira Gandhi por su tendencia prosoviética.

El rencoroso Richard Nixon escribió con acritud sobre ella en su libro Líderes: “Indira Gandhi utilizaba su feminidad…La señora Gandhi esperaba que se la tratase como a una mujer, y actuaba tan implacablemente como un hombre.”10

Lo real es que Indira Gandhi fue una pensadora política de gran calado y su capacidad como estratega tanto en lo político como en lo militar nadie nunca ha puesto en duda.

En el lado contrario del referido brulote nixoniano están las nutridas opiniones favorables que de ella tuvieron la mayoría de los líderes mundiales que fueron sus contemporáneos, entre los que puedo citar al alemán Willy Brandt, al chino Chu-En-Lai, al soviético Leonid Brézhnev, al británico Edward Heath y al francés Georges Pompidou.

Indira Gandhi fue varias veces condecorada, tanto en su país como en  el exterior. En el 1984, el mismo año de su magnicidio, se le concedió el premio Lenin de la Paz  y  en el 1985 el gobierno de Cuba le otorgó post mortem la Orden Nacional José Martí.

Bibliografía:

1-Carta a José Gabriel García, Caracas, Venezuela, 29 de octubre de 1869. Juan Pablo Duarte.

2-Cartas atribuidas a Mary Vetsera. Biblioteca Nacional de Austria.31 de julio del 2015.

3- Poema sobre la libertad. Emperatriz Sissi.

4- Revista Blanco y Negro, Madrid. 1898. Torcuato Luca de Tena y Álvarez-Ossorio.

5-Primera ministra de la India muere por disparos. BBC. Londres. Reportaje. Edición del 31 octubre 1984.

6-Indira Gandhi. Editorial Laberinto, Madrid, España,2011. Paola Capriolo.

7- Entrevista con la historia. Editorial Noguer, Barcelona, España, 1986.Decimoséptima edición.P172. Oriana Fallaci.

8-Ibídem. P175 y 176.

9-- Tratado indo-soviético de amistad y cooperación. Agosto de 1971.

10-Líderes.Editorial Planeta, Barcelona, España,1983. P279.Richard M. Nixon.

Bibliografía complementaria:

a)Sissi, del mito a la historia. Matteo Tuveri, 2007.

b)Sissi. Emperatriz contra su voluntad. Barcelona, España. Editorial Juventud, 1989. Brigitte Hamann.

c)Sissi, la triste vida de la última gran emperatriz de Europa. National Geographic. Diciembre del 2018. Maria Pilar Queralt del Hierro.

d)Sissi, emperatriz rebelde. Editorial Grijalbo, España,2017. Allison Pataki.

e)Guerra indo-pakistaní, 1971.

f)Tratado de amistad, cooperación y paz India-Blangladesh,19 de marzo de 1972. Publicado el 19-septiembre-2020.Diario Dominicano.

 

 

 

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