viernes, 26 de agosto de 2011

Breves impresiones de un viaje a Cuba

Cuba es un país hermoso, condición palpable al primer golpe de vista, y lo es por su geografía, por su diversidad ètnica, por su riqueza cultural y por el calor de su pueblo y tambièn por su historia llena de acontecimientos extraordinarios.
Siempre es grato compartir alegrías e inquietudes con el pueblo cubano, especialmente con su gente llana, la cual irradia toda la simpatía que con aderezo caribeño uno pueda imaginar, y más allà.

El trece de diciembre del 2009 iniciamos un intenso recorrido por la capital cubana y algunas ciudadades de sus regiones norcentral, sur y occidental, con el fin de descubrir parte del ser cubano, no sólo en el orden material, sino también en sus manifestaciones culturales, sociales y espirituales.

El pueblo cubano es amable y alegre por antonomasia; alegría que no es plena porque no se puede dejar de reconocer que por múltiples razones, y al igual que otros muchos países de América Latina, sufre un gran déficit en su producción de alimentos y un preocupante decrecimiento industrial. Es obvia una ostensible caída en su productividad laboral, hecho que incide significativamente en el ánimo de las personas.

Se observa una mengua en su producción agrícola. En la actualidad hay una baja en el precio del níquel, que es el principal renglòn minero de exportaciòn, a lo cual se suma el penoso hecho de que aún quedan secuelas del azote, reciente en el tiempo, de tres poderosos huracanes.

Las estadísticas reflejan una progresiva disminución de las exportaciones y las importaciones, lo cual demuestra que ha faltado una visión de perspectiva de parte de los planificadores estatales, más allá de los argumentos sobre el impacto del abusivo bloqueo económico de los Estados Unidos de Norteamérica, todo lo cual sin duda afecta el desenvolvimiento cotidiano y las esperanzas de mejor vida del pueblo cubano.
Sin embargo, pase lo que pase en el orden político el pueblo cubano seguirá allí, lo que hace recordar al escritor guatemalteco Augusto Monterroso, y su breve y famoso relato titulado El Dinosaurio: “Cuando despertò, el dinosaurio todavìa estaba ahí”.
El hospedaje inicial fue en el Hotel Habana Libre, el cual reune todos los requisitos de confortabilidad requeridos para pasar unas buenas vacaciones. Se respira amabilidad en el área de recepción, así como es bueno el trato de todo el personal que allí labora. El mobiliario es moderno y muy confortable y las obras de arte que lo adornan están bien distribuidas en diferentes salones y pasillos.
Su sistema de televisión por cable es bastante variado, pero con un predominio de los temas sobre Cuba, resaltando siempre los valores que le han dado el perfil caracterìstico a ese pueblo antillano.

Esa singularidad de la televisión cubana nos permitió disfrutar, a través de la llamada pantalla chica, de manifestaciones artísticas de autores cubanos tan famosos como Benny Moré, Compay Segundo,Sindo Garay, Pío Leyva, Elíade Ochoa, Omara Portuondo, las orquestas Irakere y Van Van, Noel Nicolas, Silvio Rodríguez, Ernesto Lecuona, Alejandro García Caturla y Amadeo Roldán, y muchos otros cuyos nombres figuran de manera destacada en el Diccionario de la Música Cubana, cuyo autor, el profesor Helio Orovio, merece los más encendidos elogios por su tenacidad para legar a la humanidad tan formidable obra, que abarca 500 años de todo lo que en Cuba ha significado música.

En el hotel Habana Libre la comida es excelente, con un toque tropical que la hace singular. Naturalmente que no tenemos pretensiones de ser comensales en el Restaurant El Bulli, de Cala Montjoi, en Rosas, Gerona, propiedad del célebre Ferrán Adriá, el genio español de la más alta gastronomía, y tampoco pensamos en ser parte del sibaritismo propio de una receta de Paul Bocuse, el mago de la cocina francesa, y por eso podemos decir que la cocina cubana está a la altura de los paladares más exigentes, de aquellos que reclaman los mejores manjares, pero dejando de lado las excentricidades ridículas.

Ese hotel es un lugar histórico por múltiples razones, entre ellas por los personajes de fama mundial que han estado allí, así como por acontecimientos de la vida política cubana y latinoamericana que se han fraguado en èl.

Está en una zona emblemática de La Habana, conocida como El Vedado, específicamente en el àrea llamada La Rampa, epicentro de muchos hechos importantes en la vida de Cuba.

Con sus veinte y tantos pisos es uno de los edificios más altos de la ciudad, desde el cual se capta gran parte de esa hermosa urbe caribeña. En el área de recepción está, entre otros puntos de diversión, el Bar Siboney, con música en vivo, por medio de una orquesta de cámara. Las paredes están adornadas con un estilo minimalista y al mismo tiempo vitalista. Antes se llamó Habana Hilton, siendo ese nombre sustituido por el actual, a partir del año 1959.

Muchas de las más prestigiosas figuran que visitan La Habana se hospedan allçi. Entre quienes han sido sus huéspedes distinguidos podemos mencionar a Pablo Neruda y Jean Paul Sartre.

Algunos de los cientos de atentados fallidos contra Fidel Castro, mencionados entre otros por Luis Báez en su libro “El Mèrito es Estar Vivo”; el fraile dominico Frei Betto en “Fidel y la Religión”; Tomás Borge en “Un Grano de Maíz” e Ignacio Ramonet en “Fidel Castro: Biografía a Dos Veces”, fueron focalizados en ese hotel. Uno de esos atentados, tal vez el más comentado, fue el que estuvo a punto de materializarse en su cafetería con cianuro en un batido de chocolate.

En los primeros tiempos de la triunfante revolución dirigida por Fidel Castro las plantas superiores sirvieron de cuartel general del ejército,
según relata la señora Juanita Castro en la pàgina 194 de su libro “Fidel y Raúl Mis Hermanos”, puesto a circular en septiembre del 2009.

Presenciamos allí, en una área destinada a pasarelas, un desfile de moda de estilo vanguardista, con jersey de muaré y vestidos drapeados, con prominencia de colores azules y verdes; con delicada terminación y una clara imposición de la técnica, sin que los diseñadores y promotores desdeñaran la estilística propia de este tipo de actividad.

Oportuno era recordar, al cenar por primera vez en uno de los restaurantes de ese importante hotel, al escritor George Orwell y su obra Homenaje a Cataluña, en la cual el famoso autor inglés dice “…camareros y dependientes miraban al cliente cara a cara y lo trataban como a un igual. Las formas serviles e incluso ceremoniosas del lenguaje habían desaparecido. Nadie decìa señor, o don y tampoco usted…” Salimos rápidamente de nuestros recuerdos de lectores al percatarnos que no estábamos en los “Cuarteles Lenin” de Barcelona.

CALLE OBISPO

La calle Obispo de La Habana es, en términos sociológicos y antropológicos, un lugar clave para captar el alma cubana.
Es quizás la arteria más concurrida y popular de la capital de Cuba. Según algunos pocos lleva ese nombre en honor al obispo Fray Jerónimo de Lara; pero la mayoría de las crònicas históricas dicen que fue bautizada asì en recuerdo de un ilustre ciudadano que cada día se paseaba por allí, el obispo de La Habana Pedro Agustín Morell de Santa Cruz y Lora , quien dicho sea de pasada nació en el año 1694 en Santiago de los Caballeros, antes de que se fundara la Repùblica Dominicana; y en su honor una calle del sector Esmeralda de esa ciudad lleva su nombre.

El 20 de octubre del 2007 apareciò en el suplemento cultural Areito del periódico Hoy, una detallada crónica del referido obispo Pedro Agustìn Morell de Santa Cruz y Lora, y su familia dominicana.
Se puede decir que la calle Obispo es la puerta de entrada a la zona conocida como Habana Vieja. Es peatonal, y dicen que fue la primera en ser asfaltada en esa ciudad.
Partimos desde la Plazuela de Albear, la cual se construyò en honor al ingeniero Francisco de Albear Fernàndez, constructor, entre muchas otras obras de interès colectivo, del primer acueducto habanero, el cual lleva màs de un siglo funcionando, razòn por la cual se le considera una obra maestra en su género. Obtuvo medalla de oro en la Exposiciòn Universal de Parìs, en el 1878.

Desde la esquina Bernaza comenzamos una maratónica compra de libros, que en Cuba se venden a buen precio. En una de ellas procuramos, sin resultados positivos, la polémica obra del poeta, dramaturgo y novelista cubano Antón Arrufat “Los Siete Contra Tebas”, que a pesar de haber sido premiada por el colectivo de autores cubanos le costó a su autor largos años de silencio editorial.

Afortunadamente ya dicho autor ha sido “resucitado” y hoy goza de nuevo su plenitud como escritor, para bien de las letras cubanas y latinoamericanas. Sí pudimos adquirir del mismo autor el libro La Noche del Aguafiesta, novela en la cual se capta rápidamente su estilo irónico y a la vez reflexivo, con un substrato de meticulosidad que lo conduce a escudriñar la alegoría de lo pequeño. De él dijo José Lezama Lima, el autor de Paradiso, que es “temperamento crítico que puede tornarse en una noche fija frente a la resistencia metafísica.”

La calle Obispo tiene un comercio diverso y muy activo, que va desde librerías, artesanías, bares, restaurantes, oficinas gubernamentales, hoteles, hasta boutiques repletas de productos de famosas marcas internacionales como Zara, Oscar de la Renta, Dolce & Gabbana, Mango, Valentino, Ives Saint Laurent y otras.

Los famosos hoteles Ambos Mundos y Florida están instalados allí, así como el ya histórico y mundialmente conocido establecimiento de bebidas y comidas El Floridita.

Recorrimos dicha calle completa desde el citado El Floridita hasta el hotel Santa Isabel, pasando, entre otros sitios históricos, por el Palacio de los Capitanes, que en tiempos del dominio español fue sede del gobierno colonial, en cuyo lateral sur hay una tarja que indica que allí estuvo el famoso Giuseppe Garibaldi, de gran significación en la historia de Italia, Brasil, Uruguay y Francia.

En todo el recorrido sólo recibimos amabilidad de la gente, ninguna necedad asomó por el camino, por lo que hemos de considerar como una desconsideración gratuita al pueblo cubano las expresiones del escritor peruano Santiago Roncagliolo, el cual en la página 170 de su “novela” Memorias de una dama, editada en Talleres Gráficos Dèdalo Offset, Madrid, marzo de 2009, dice, refiriéndose a un supuesto recorrido suyo por la Habana Vieja, lo siguiente: “ a cada paso que daba, una nube de vividores me rodeaba, zumbando como abejorros... Después de dos horas, la situación se hizo insoportable.”

Eso no significa que creamos que todo es color de rosa, ni en la calle Obispo ni en otros lugares de Cuba. En verdad no lo es en ningún lugar del mundo.
“Rampa arriba, la vida pesaba más que un animal cansado”, dice el periodista y escritor cubano radicado en República Dominicana Luis Beiro Alvarez, en su imaginario diálogo con el beatle John Lennon, tal y como se lee en la página 242 de su novela Luyanó, impresa en la Editora Búho, en mayo de 2009. Así es la vida, ni todo bien ni todo mal, para no usar la odiosa comparación con tinte racista de los colores.

La Habana puede definirse como la ciudad de los museos, pues en la actualidad tiene màs de treinta, entre memoriales, polivalentes y especializados. Entre ellos podemos citar los museos de Arte Colonial, de Historia Natural, Antropológico, de la Música, Postal Cubano, Nacional, de la Revolución, la casa donde nació el prócer José Martí, etc.
Muchas iglesias también conforman la estructuralidad espiritual de La Habana.


IGLESIAS

La primera Iglesia visitada fue la del Sagrado Corazón y San Ignacio De Loyola, mejor conocida como Iglesia de Reina, por encontrarse en esta calle del municipio Centro Habana.
Ese templo católico es de estilo neogótico, con todos los elementos que caracterizan ese tipo de arquitectura, lo cual es visible desde la misma fachada, que se capta esplendorosa desde la citada calle Reina.

Está considerada como la Iglesia más elevada de Cuba, gracias a que su torre principal tiene alrededor de 50 metros. Los gestores de su construcción fueron los sacerdotes jesuitas, en los primeros años del siglo veinte. En la actualidad luce remodelada, tarea que estuvo a cargo de la Oficina del Historiador de La Habana, una institución dedicada a rescatar el patrimonio histórico infraestructural de esa ciudad.
Al penetrar a su interior el visitante observa múltiples arcos apuntalados, bóvedas, vitrales, ojivales, ventanales y todos los trazos y curvaturas propias de este tipo de arte arquitectónico.
El altar es de alabastro, bronce y madera preciosa, dominando su centro una artística imagen del Sagrado Corazón de Jesús.
La nave central, que es bastante amplia, está protegida por varias columnas de gran grosor, con una fina y artística terminación.
Como parte de sus símbolos religiosos tiene una representación de la parábola del hijo pródigo, figurando en sus laterales, como elemento de esa alegoría cristiana, las figuras de San Francisco Javier y San Ignacio De Loyola. En sus laterales hay sendas representaciones de las vírgenes de Fátima, de la Caridad del Cobre y de la Inmaculada Concepción .

Los vitrales son grandes y sugerentes, con imágenes de varios santos, en una clara y versátil expresión de la hagiografía del santoral católico, resaltando especialmente las figuras de Jesucristo y la Virgen María. A la mente llegan los bellos murales del pintor José Vela Zanetti, en la Basílica Catedral de Higüey, en la República Dominicana.

La Iglesia Nuestra Señora de la Merced es de estilo barroco, muy en boga especialmente en el siglo XVIII. Las naves centrales y laterales, con el auxilio de las capillas, forman un rectángulo. Las naves que conforman su estructura interior se dividen mediante arcadas sustentadas en potentes soportes macizos y pilastras a modo de cornisas. Sus murales son una muestra elocuente del ingenio creativo de pintores de la talla de Murillo, Zuluaga y Melero.
Otra edificación histórica que no se puede dejar de visitar en La Habana es la Catedral de la Virgen María de la Concepción Inmaculada, que tal es su nombre.
Está enclavada en la Habana Vieja. Su historia es larga, tersa y muy interesante, con una activa participación en ella de los sacerdotes jesuitas. Muchos han escrito sobre ella, siendo uno de los más acuciosos don José M. de la Torre. Es de estilo barroco, con múltiples esculturas.

No hay dudas de que muchos cubanos no tienen ningún inconveniente en convivir con su fe en la existencia de Dios, desde la atalaya de nítidos perfiles cristianos, a la par que alientan los poderes de changó, yemayá y babalú ayé. Lo anterior dicho con todo respeto, sin ignorar que el desarrollo de una creencia alternativa en el imaginario religioso en Cuba tuvo razones antropológicas, históricas y de supervivencia cultural.

Tal vez por eso frente a la Catedral de la Habana Vieja una señora regordeta, de ojos vivarachos, rostro alegre, mirada inteligente, con rasgos de negra lucumí, ataviada con un traje combinado de blanco y amarillo y también con una especie de bufanda de colores semejantes a los del guacamayo, llamaba insistentemente, y con mucha perspicacia, a los visitantes para que se acercaran a su “trono” improvisado, adornado con las deidades del abundante santoral del sincretismo cubano, que en puridad de verdad es lo que se conoce como la Santería.

No le pusimos mucha atención, especialmente por la premura que teniamos, pero sin duda que lo que ella buscaba era tirarnos “los caracoles”, como se le llama en la Regla de Osha o Santería al proceso mediante el cual un babalao le habla a una persona de su pasado, presente y futuro.
Al escucharla recordamos la charanga titulada “un brujo en Guanabacoa” del célebre compositor Hermenegildo Cárdenas, en la cual el babalao invoca a changó y a yemayá y exige al incauto, al momento de “tirar los caracoles”, dizque para que las divinidades no lo engañen, que le entregue un gallo gordo, un pollito colorao, pato, paloma, manteca de cacao, miel de abeja, maíz, ¡ah! y la suma de $4.75.

Esta práctica es muy común entre los creyentes de la “sabiduría espiritual” de estos personajes. De lo que se trata en verdad es de puro exorcismo afrocubano.

PLAZA DE LA REVOLUCION

No se puede estar en La Habana sin visitar la Plaza de la Revolución, la cual ha sido testigo mudo de muchos de los principales eventos políticos y sociales de los últimos cincuenta años. Su torre o eje central domina todo el casco urbano de la ciudad, con una altura de alrededor de ciento cuarenta metros. Fue construida a finales de los años cincuenta del siglo pasado.

Es sede de la estructura de poder de Cuba, y en sus alrededores funcionan algunos de los principales ministerios del gobierno cubano.

Más de setenta mil metros cuadrados han servido de escenario a cientos de gigantescas manifestaciones políticas y artísticas. Allí, en el pedestal de la torre, está majestuoso, con la hidalguía de su proceridad, el insigne José Martí, congelado en el tiempo mediante una estatua de casi veinte metros de altura, burilada en mármol. Alguien dijo que la escultura es poesía hecha materia, y es verdad.

Dos elementos simbólicos de este inmenso descampado son las figuras del Che Guevara, (el médico argentino que durante tres años libró fieros combates desde Alegría de Pío hasta Santa Clara) con un eslogan que dice “hasta la victoria siempre”; y de Camilo Cienfuegos ( el joven obrero habanero que a base de valor espartano colocó su nombre en la historia) con la expresión “vas bien Fidel”.

Muchos discursos se han pronunciado en la Plaza de la Revolución. Cientos de hechos curiosos deben haberse escenificado en ella, pero sin duda que uno de los acontecimientos más significativos ocurridos en ese lugar fue la presencia del Papa Juan Pablo Segundo quien, teniendo como telón de fondo la figura del Che Guevara confeccionada en filigrana, invocó la excelsitud de la divinidad y pidió que “el mundo se abra a Cuba y Cuba se abra al mundo.”

BIBLIOTECA JOSE MARTI

Adyacente a la Plaza de la Revolución se observa la gigantesca Biblioteca José Martí. Entre “cocotaxis” y turistas nos acercamos a ese templo del saber.

Contemplando dicho edificio, majestuoso y sobrio a la vez, y meditando sobre el inconmensurable fondo bibliográfico que atesora, recordamos al valiente pensador y prócer cívico dominicano Américo Lugo, el cual conoció personalmente a Martí, a quien definió como un maestro de la mente y de corazones, tal y como se puede leer en la página 309 de la recopilación de Emilio Rodríguez Demorizi titulada Martí en Santo Domingo.

Sus tesoros bibliográficos son realmente magnificientes. En ese templo del saber recordamos también que el intelectual cubano Juan Marinello dijo de Martí: “El Maestro es como un gran océano que tiene muchos senos por descubrir. Es un enorme torrente.” El que ose dudar de la potencia de verdad que encierran las palabras anteriores sólo tiene que leer al poeta, ensayista, narrador y crítico cubano Cintio Vitier quien con una asombrosa capacidad de síntesis publicó en dos tomos un estudio crítico de la obra completa del apóstol de la independencia de Cuba.

Martí no tenía una visión quijotesca de las luchas que emprendía.Era realista sobre la trascendencia de su misión, lo cual se comprueba de múltiples maneras.En carta fechada el 19 de febrero de 1895, escrita en Santiago de los Caballeros, República Dominicana, dirigida a María Mantilla, haciendo explicaciones pertinentes sobre la situación de la época, dijo: “los héroes verdaderos de la vida, los que padecemos por los demás, y queremos que los hombres sean mejores de lo que son”.

Esa y muchas otras bibliotecas merecen llevar el nombre de ese hombre extraordinario, cuya esplendente personalidad se puede analizar desde muchas facetas, en todas las cuales fue sobresaliente y, sin embargo, era tan sencillo que hasta llegó a escribir que “toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz”.

Para un extranjero se hace difícil leer todo lo que escribió Martí, y todo lo que se ha escrito en torno a él, tal y como juiciosamente señaló poco antes de morir el sabio cubano Juan Marinello, en entrevista con el periodista Luis Báez, pero es propicia la ocasión para decir que los arriba aludidos escritos de Cintio Vitier, en clave de edición Crítica de la Obra Completa de José Martí, permiten conocer la grandeza de este hombre singular. En ellos se condensan su pensamiento, su filosofía de vida, sus afanes de saber y su lucha tenaz por la libertad no sólo de su tierra natal, sino de toda la América que va desde el Río Grande, en México; hasta la Patagonia, en Argentina.


EL CAPITOLIO


Otro de los lugares visitados en La Habana fue el Capitolio. Se trata de una obra de alta ingeniería, construida a finales de la segunda década del siglo pasado. Fue sede del entonces Congreso de Cuba. Su propulsor fue Gerardo Machado Morales, señor de horca y cuchillo que gobernó a Cuba con manos de hierro. Se inauguró con gran pompa y boato el 20 de mayo del 1929, tal y como recogen las crónicas de la época.
Ese palacio, ahora destinado a la Academia de las Ciencias de Cuba, y a otras instituciones culturales, está ubicado en una zona privilegiada de esa hermosa ciudad. Una simple mirada tanto a su exterior como a sus distribuciones internas permite comprobar que fue hecho con una numerosa variedad de mármoles y con otros materiales resistentes a las inclemencias de los elementos de la naturaleza y al tiempo mismo.

Como nota curiosa cabe señalar que en ese lugar se decidió marcar el kilómetro cero de la Carretera Nacional, para lo cual se colocó en la cúpula del edificio un diamante con un peso de 25 kilates, que perteneció a Nicolás II, antiguo Zar de todas las Rusias.

El aspecto arquitectónico de ese capitolio es excelente, sostenido por columnas jónicas cuyos capiteles asombran por su belleza. Tiene una gigantesca escalinata, con varios descansos intermedios. En la misma escalinata se observan elementos esculturales con múltiples simbolismos sobre el trabajo del pueblo cubano. Basta observarlo brevemente para justificar al escritor Alejo Carpentier cuando dijo que La Habana es la ciudad de las columnas.

Tiene tres puertas principales de caoba que dan acceso al edificio, teniendo en su pórtico principal una obra artística hecha en mármol en bajorrelieves, que ayudan a trasladar la mente al Paternón, en la antigua Grecia.

La cúpula, y especialmente el domo, constituyen auténticas expresiones del arte más refinado y donde el genio artístico se esmeró para hacer una obra indudablemente extraordinaria.

Uno de los personajes habituales en aquel lugar nos informó que existe un libro describiendo todos los detalles del edificio, incluyendo el costo de cada uno de los elementos que lo integran.

Como nota curiosa, nos enteramos que un supuesto fantasma se pasea de cuando en cuando por uno de sus salones.

Esto de los espíritus ambulantes en los palacios encantados no es exclusivo de estas tierras caribeñas, pues son muchas las historias narradas sobre ese tema en los castillos de la flemática Inglaterra, como el de Chillinghan, donde dicen que vagan permanentemente muchos espectros y el de Berry Pomeroy, en cuyas paredes, nueve veces centenarias, “aparece” la figura fantasmagórica de la “Dama Blanca”.
Igual ocurre con palacios rurales de otros países de “la vieja Europa” y de los Estados Unidos de Norteamérica.

PARQUE DE LA FRATERNIDAD AMERICANA

No muy lejos del Capitolio está el Parque de la Fraternidad Americana. Es un hermoso pulmón de La Habana, que al tiempo de deleitar a sus usuarios habituales y a los visitantes también expresa la voluntad de los cubanos de mantener vìnculos fraternos con los demás pueblos de América.

El lugar donde está enclavado fue desde los tiempos coloniales el llamado Campo de Marte, en el que se hacìan ejercicios militares y, en determinadas ocasiones, palenque para concentrar cientos de presos.

Ese bello jardín público fue inaugurado en el año 1929, con motivo de celebrarse en La Habana el Congreso Panamericano. Su símbolo más atractivo es una gigantesca Ceiba, identificada como el árbol de la Confraternidad Americana, que según información recabada allí fue resembrada el 24 de febrero de 1928, luego de trasladarla del lugar denominado El Cerro, donde había sido plantada el día de la Proclamación de la Independencia de Cuba.

Esa Ceiba histórica fue abonada con tierra traída de lugares históricos de diversos países de América.

De la República Dominicana se llevó la tierra de la ciudad de Baní, cuna del Generalísimo Máximo Gómez, uno de los héroes fundamentales de la Independencia de Cuba, país que la abonó con tierra del lugar donde se lanzó su primer grito de libertad, el ingenio de La Demajagua.
Ese espacio de uso colectivo concentra palmas, laureles y otros árboles frondosos. En uno de sus costados se observan varios vehículos “medio centenarios”, utilizados especialmente por turistas, para recorrer la ciudad. El trinar de una multiplicidad de pajaritos vivarachos llena el espíritu de alegría.


PARQUE CENTRAL

Ningún viajero que llegue a La Habana, y que esté dotado de un sentimiento de curiosidad, puede dejar de disfrutar los encantos del Parque Central, punto clave de muchos acontecimientos de la vida cubana.

Es un lugar en el cual se pueden captar sin mucho esfuerzo las variantes humanas que perfilan la cubanidad, pues no sólo es un espacio de recreo, sino un retablo que abarca diversos ángulos de esta dinámica sociedad.

Está poblado por muchos árboles con troncos de gran grosor, algunos de los cuales evidencian en su corteza tener una larga vida. Sus pequeños jardines interiores están bien cuidados y la limpieza es más que evidente.

En uno de sus costados observamos grupos de personas en plena tertulia matinal, algunos con voz altisonante, hablando de asuntos deportivos, de manera particular sobre beisbol, mientras otros lo atraviesan en ruta hacia diferentes destinos.

Una gigantesca estatua del prócer José Martí, plantada allí en el 1905, domina la parte central de ese importante lugar, que en la ocasión tenía un arreglo floral en su pedestal.

A pesar del movimiento de vehículos a su alrededor y de las personas sentadas, paradas o simplemente caminando por allí, la arboleda permite disfrutar el ambiente. En su cercanía hay teatros, hoteles, bares y librerías, además de algunos edificios de interés histórico y cultural.

Desde allí se observa el Gran Teatro de La Habana, con su carga de columnas, arcos, nichos y vitrales que constituyen la más alta expresión del barroquismo.

EL FLORIDITA

El Floridita es uno de los dos bares más famosos de Cuba. Es conocido en muchas partes del mundo. Ha obtenido reconocimientos internacionales que elevan su prestigio. Tiene más de 190 años de existencia, pues su fundación data del año 1817, deleitando desde esa lejana fecha, con sus tragos y deliciosa comida, tanto a cubanos como a extranjeros.
No es una herejía decir que es un centro de peregrinación para muchos de los turistas que visitan La Habana. En el tiempo que estuvimos allí llegaron decenas de extranjeros, entre ellos una monumental mujer de piel canela que nos recordó a Cecilia Valdés, el célebre personaje de ficción creado por la fértil imaginación del escritor cubano Cirilo Villaverde. Como entró junta a un grupo no sabemos si la acompañaba esta vez Leonardo Gamboa, otro personaje del mismo libro.

Una tarja en su entrada describe el lugar como “la cuna del daiquirí”, esa popular bebida espirituosa ( mezcla de ron, hielo, limón y azúcar) que se pasea por todos los rincones de mundo con un inconfundible sello de cubanía. Otra versión dice que el daiquirí nació en las minas del mismo nombre en el Oriente de Cuba y que fue una creación de las tropas norteamericanas que bajo el mando de Teodore Roosevelt, quien luego llegaría a ser Presidente de los Estados Unidos ( el mismo que en el 1905ordenó bombardear la parte oriental de la capital dominicana, en el lugar antes llamado Pajarito, hoy Villa Duarte) combatían a los batallones colonialistas españoles. Así lo consigna el periodista y diplomático José Pardo Llada, en la página 99 de su libro Yo me Acuerdo, que es en sí un diccionario de nostalgias cubanas.

El Floridita es un punto de diversión sin grandes dimensiones ni nada del típico sofisticamiento de los relumbrantes salones de fiestas parisinos; pero su historia está preñada de cultura, arte y política, y por su pequeño espacio han pasado figuras de fama mundial, entre otros Ted Turner, Jane Fonda, Paco Rabanne, Ana Belén, Giorgio Armani, el playboy dominicano Porfirio Rubirosa, Errol Flyn, Spencer Tracy, Pierce Brosnan.

Sin duda que el más famoso de sus comensales fue el premio nobel de literatura Ernest Hemingway, quien frecuentaba el lugar para libar su bebida preferida, ginebra con tónica. Probado está que pocas veces tomaba daiquirí, aunque se ha difundido lo contrario.
En el rincón donde Hemingway se sentaba a degustar su bebida preferida erigieron una estatua de él, frente a la cual recordamos algunas de sus más célebres obras, como Por Quien Doblan las Campanas y El Viejo y el Mar, así como tratábamos de memorizar algunos de los pasajes literarios que lo convirtieron en uno de los más grandes escritores de todos los tiempos.
Al disfrutar del ambiente de alegría contagiosa que había en el lugar, aquella tarde del 14 de diciembre del 2009, y casi palpando allí el espíritu de Hemingway, memorizamos que él puso en boca de uno de sus personajes literarios esta fascinante y sugerente expresión: “conoció la angustia y el dolor pero nunca estuvo triste una mañana.”

LA BODEGUITA DEL MEDIO

La Bodeguita del Medio, situada en la acera sur de la calle Empedrado, bien cerca de la Catedral, en el corazòn de sector La Habana Vieja, es el otro bar emblemático de La Habana y de toda Cuba. Su fama trasciende las fronteras del metafóricamente conocido como Lagarto Verde, y sus paredes reflejan de manera gráfica la presencia allí de cientos de hombres y mujeres que por su elevado quehacer han trascendido al anonimato de las muchedumbres y han escrito sus nombres con altos relieves en la historia de la humanidad.
Allí se observan firmas, notas y fotografìas de personajes tan famosos como Gabriel García Márquez, Salvador Allende, Pablo Neruda, Agustín Lara, Joaquín Sabina y Miguel Bosé.

El poeta Nicolás Guillén le escribió un soneto, en una de cuyas estrofas dice que brinda “ porque lo que es ya la bodegona/ nunca deje de ser La Bodeguita.”
La bebida estrella de ese bar es el mojito, de cuya excelencia Ernest Hemingway dejó una nota, que fue el punto de partida para que el lugar comenzara a tener la fama de que goza desde entonces. Se percibe la cubanía desde que se pisa allí.

Tal vez sea por un lento y largo proceso de inducción, resultado de lo que sobre ella se oye y se lee, pero lo cierto es que desde que se pisa el umbral de La Bodeguita del Medio se siente un no se qué. Definitivamente, ese lugar tiene un halo de encanto embriagante.


LA DICHOSA


En nuestro recorrido por la célebre calle Obispo nos paramos en la esquina Compostela y allí entramos en el bar La Dichosa. No tiene la fama ni de El Floridida ni de La Bodeguita del Medio, pero hace sentir bien a sus clientes.

Es un bar que refleja “la movida” de las zonas frecuentadas por los turistas en el área de la Habana Vieja. Allí se ofrecen tragos, ya tradicionales de Cuba, como mojito, daiquirí, cuba libre y cerveza bucanero, bajo los acordes melódicos de una agrupación musical dirigida por una salerosa mulata que con sus movimientos cadenciosos y su voz cálida y pimentosa resumía el encanto de la mujer caribeña.

Disfrutando el ambiente montado en La Dichosa recordábamos al sabio cubano Fernando Ortiz, llegando a nuestra memoria lo que una vez leimos en una de sus tantas obras: “La historia de Cuba está en el humo de su tabaco y el dulzor de su azúcar.También está en el sandungueo de su música.”

Además, como un extra no programado, al frente del local, para deleite de unos y lástima de otros, emergió sorpresivamente de la muchedumbre que caminaba por la calle Obispo un simpático personaje femenino que brindó un espectáculo de baile, con movimientos contagiosos y haciendo cabriolas de todo tipo, con el desenfado propio de aquellos que bordean la demencia o que por tener su mente bajo el dominio de la terrible enfermedad conocidad como parafrenia no paran mientes en nada.

Aunque pensamos que tampoco se puede descartar la posibilidad de que ella haya creado, como mecanismo de auto defensa, un modelo escapista de la cruda realidad que evidentemente arropa su existencia.

Quizá vagar por las estrechas calles de la Habana Vieja, con su mente poblada de duendes, y sintiéndose el hazmerreir de unos y conmiseración de otros, sea su modo de expresar lo que siente.

Su pasado pudo ser una síntesis de un espíritu atormentado y su presente un resumen tal vez muy comprimido de un ser en desbandada, pero de lo que no tenìa pinta era de ser la encarnación de la terribe Jezabel bíblica ni tampoco de la Grushenka descrita en el tercer libro, sobre los lujuriosos, de la novela Los Hermanos Karamázov del escritor ruso Fiodor Dostoievski.

En cada descanso de su agitado baile se identificaba como “La Gitana Solitaria”, y con sus ademanes histriónicos nos puso a pensar en la posibilidad de que estuviéramos viendo en esos momentos, aunque con un comportamiento diferente, a una especie de versión femenina de El Caballero de París, el célebre y popular personaje que según los relatos leídos sobre él se convirtió, décadas atrás, en una estampa folklórica de las calles habaneras.
Son expresiones humanas propias de esta “América Nuestra”, como gustaba decir al apóstol de la independencia cubana José Martí.

Mientras libábamos algunos tragos en ese lugar de sano esparcimiento y contemplábamos las diferentes escenas humanas de los viandantes, nuestros recuerdos, por la semejanza de lo que estábamos viviendo en ese momento, volaron hacia algunos tramos sublimes de la clásica película La Dolce Vita, de Federico Fellini, y no sólo por lo que pasó en la Fontana de Trevi o los papeles estelares desarrollados especialmente en la Vía Veneto por Marcelo Mastroianni y Anita Ekberg, sino por los grandes contrastes y la gran variedad de personajes mezcla de realismo y simbolismo que desfilaban por la calle Obispo.

CEMENTERIO COLON

Está situado en calle Zapata y Doce, en el sector El Vedado. Es uno de los más grandilocuentes cementerios que se pueda imaginar. En su interior el visitante observa una solemnidad total, que hace recordar todo lo que se ha escrito sobre las famosas necrópolis parisinas de Montparnasse y Per Lachaise. Las tumbas son de mármol y otros elementos propios de la arquitectura más exigente.
Tiene categoría de Monumento Nacional, por su imponencia, por su tesoro arquitectónico, y por el simbolismo de centenares de esculturas que adornan todo su interior, que son en sí mismas joyas funerarias.
Ese camposanto, con sus arcos, vitrales y cornisas de todo tipo puede definirse como un gran museo a cielo abierto.

Fue construido en el siglo 19, en los tiempos en que Cuba era una colonia de España. Aún sigue recibiendo cadáveres, y está catalogado como el más grande de América. Según el magnífico guía que nos acompañó, Alejandro Mesa, allí se hacen más de cuarenta entierros cada día.
Desde el frontispicio del Cementerio Colón comienza el visitante a percibir lo que significa un espacio verdaderamente dedicado a respetar los difuntos, pues en fino mármol de carrara se presenta la simbología de la fe, la esperanza y la caridad que, como se sabe, representan en términos teológicos las más elevadas virtudes. La influencia del estilo bizantino es notoria en su portada.
El cementerio está dividido en cuatro grandes secciones, las cuales a su vez se reparten en manzanas y lotes, con calles intermedias. En su principal avenida interior, llamada Cristóbal Colón, hay una Iglesia.

Allí, a la derecha, está la tumba del generalísimo Máximo Gómez, dominicano que es héroe en Cuba por sus proezas libertarias, y a quien se le construyó un obelisco como símbolo de su hidalguía patriótica. No se puede olvidar que Gómez quedó invicto en las dos guerras de liberación de Cuba y que dedicó 33 años de su vida a la justa causa de liberación de ese país.
También vimos el lugar donde yacen en eterno descanso figuras importantes de la historia, de la literatura, de las ciencias y de la política cubanas, como Juan Gualberto Gòmez ( el recio combatiente mambí de vasta cultura, de quien el propio José Martí dijo que tenía “el tesón del periodista, la energía del organizador y la visión distante del hombre de Estado…”. El poeta Nicolás Guillén lo calificó en sus memorias como “genuino prócer”); José Miguel Gómez, Eduardo Chibás , Fernando Ortiz, Celia Sánchez, Pío Leyva y Elíades Ochoa.

Además, pudimos contemplar el imponente Panteón de las Fuerzas Armadas, y el de los Combatientes Internacionales. Hay un museo funerario en homenaje a las 73 víctimas que perecieron en el avión de Cubana de Aviación, derribado en un acto de vulgar terrorismo, el 6 de octubre de 1976, en aguas de Barbados.

Nicolás Guillén, que en vida fue declarado como el Poeta Nacional de Cuba, está enterrado en el Panteón de las Fuerzas Armadas. Frente al nicho que recoge sus restos mortales recordamos de manera especial su libro Sòngoro Cosongo, pues en sus memorias, tituladas Páginas Vueltas, él narra que pudo publicar aquella obra poética gracias a que se ganó parte del premio mayor de la lotería, el 4 de mayo del año 1931, por compra que le hizo a un niño vendedor precisamente en ese cementerio.

Llama poderosamente la atención el Monumento dedicado a un grupo de bomberos que falleció sofocando un pavoroso incendio en el año 1890. Cada aspecto de esa obra, de unos diez metros de alto, representa una alegoría significativa de la hazaña de los fallecidos, tales las ramas de laurel, relojes de arena, las antorchas invertidas, etc., tal y como explicó muy bien el guía Alejandro Mesa.

Allí también se observa la sobria y llamativa tumba del primer Cardenal cubano, Manuel Arteaga Betancourt. Es una especie de triàngulo, frente al lateral oeste de la capilla central, lugar donde él dispuso que sus restos mortales descansaran.

Desde que se penetra al campo santo se ve al fondo de la avenida principal la reluciente capilla, con puertas y ventanales en formas de arcos y con elementos, adornos y símbolos característicos de los templos católicos.

Una tumba que nos llamó especialmente la atención fue la conocida como La Milagrosa, la cual estaba repleta de flores frescas y exvotos que llevan allí sus seguidores, los cuales le atribuyen al personaje que yace en ella acciones milagrosas. El guía oficial del cementerio nos dijo que en ese espacio se hacen peticiones de todo tipo, desde curar enfermedades hasta progreso material, para lo cual se ejecuta un ritual especial que incluye el sonido argentino de toques de metal, con argollas incrustadas en la lápida, oraciones y jaculatorias religiosas.

Se trata en realidad del lugar de descanso de una joven que falleció al dar a luz. Su nombre real era Amelia Goire de la Hoz, perteneciente a la entonces aristocracia habanera.

Toda una larga leyenda se teje alrededor de esa tumba, comenzando porque se narra que en ella se enterró la criatura natimuerta de la citada difunta, y que luego su cuerpo, enterrado en otro lugar del cementerio, también apareció allí como por arte de birlibirloque. Es en realidad un caso digno de estudio por los expertos en cultura popular, y especialmente en sincretismo mágico religioso.

Como nota al margen es oportuno señalar que la administración del Cementerio Colón estaba a cargo de la Iglesia Católica, pero con el llamado Decreto de Socialización de los Servicios Públicos del 5 de agosto del año 1961 pasó a manos del gobierno.


EL MUSEO DE LA REVOLUCION

Ese museo es singular por múltiples razones, comenzando porque funciona en la que fue sede del gobierno cubano hasta el año 1959, y porque en èl estàn expuestos al público muchos de los objetos más simbólicos de la gesta que puso término al régimen de Fulgencio Batista.

En términos arquitectónicos es un edificio hermoso. En diciembre del 2009, lo estaban remodelando y limpiándole los laterales exteriores. Consta de cuatro plantas, con una escalinata de mármol y con un amplio patio. En su interior se exhibe una gran cantidad de portadas de los periódicos de mediado del siglo pasado, fotografìas, notas, armas y demás objetos que recrean vívidamente la lucha contra quien fuera su principal inquilino hasta el último día del año 1958.

El Salón de los Espejos es una muestra del derroche que caracterizaba aquel lugar en tiempos pasados. Fue ideado y diseñado con un exquisito gusto parisino, como si del Versalles se tratara.

Pero una de las cosas que más impactan allí es el Memorial Granma, ubicado detrás del antiguo palacio de gobierno.Fue inaugurado el 25 de noviembre de 1976. En descansa en una especie de urna de cristal, con toda la carga de valor histórico que atesora, el yate Granma, que fue co-guiado desde Tuxpan, México, por el dominicano Ramón Emilio Mejías del Castillo, mejor conocido como Pichirilo, el experto marinero que “mareaba el mar”, y que llevó a Cuba el 2 de diciembre de 1956 a Fidel Castro y sus seguidores, “con toda su audacia y coraje” (como dijo el 6 de marzo del 2009 el mismo Castro, en uno de sus comentarios titulados Reflexiones).

También están en ese museo, como piezas importantes, con vinculaciones históricas, un camión, un cañón y un avión mustang.

Este tipo de museo tiene mucha importancia histórica, cultural, social y política, desde una visión netamente didáctica, pues los objetos expuestos permiten asimilar de modo directo y gráfico un tramo importante de la historia de Cuba.

MONUMENTO A UN PRESIDENTE

En El Vedado, en la calle G, no muy lejos del Hotel Habana Libre, hay un gigantesco y artístico monumento dedicado a una figura que forma parte de la historia de Cuba, con luces y tinieblas, y por lo tanto con una alta cota de controversia, según el prisma desde el que se le evalúe.

Su nombre era José Miguel Gómez. Fue general del Ejército Libertador, y luego se transformó en un político experto en usar trapisondas para saciar sus desmedidas ambiciones personales, llegando a ser el segundo cubano, después de Tomás Estrada Palma, en ocupar la Presidencia de la República, en el 1908.

Le apodaban Tiburón, y él se defendía diciendo que comía pero salpicaba, con lo cual pretendía justificarse como ladrón que dejaba que los suyos también se apropiaran de lo ajeno. Repartía prebendas y canonjías como mecanismo de control para mantener su clientela política, según reseña la historia.
Aunque el poeta Nicolás Guillén relata en sus Memorias que ante un ¡Viva Tiburón! del Guillén adolescente, en Camagüey, el referido gobernante le espetó: “Niño, Tiburón me dicen mis enemigos, yo soy el General Gómez.”

Es evidente que su pasado sentimiento patriótico dio pronto paso al servilismo, ya que fue un colaborador de las tropas norteamericanas que mancillaban el territorio cubano. Entre otros hechos horrendos es necesario consignar que cometió crímenes horribles contra la población negra, simplemente porque deseaba mayores oportunidades en su dignidad humana.

Al preguntar por qué se observaba tan reluciente nos explicaron que dicho monumento, en forma de templete circular y con varias figuras alrededor de la estatua dedicada al personaje en cuestión, fue durante mucho tiempo una especie de estercolero público, pero que después la Oficina del Historiador de la Ciudad reconoció que no se podía olvidar que Gómez también tuvo méritos como luchador independentista, y que prohijó la creación de las academias de la Historia, de las Letras, así como el Museo Nacional.
Donde está la edificación fue llamada en el pasado avenida de los Presidentes y tenía dos hileras con varias estatuas de antiguos gobernantes, las cuales fueron retiradas por diversos motivos.

PALACIO DE LOS CAPITANES GENERALES

Caminando hacia el este de la calle Obispo llegamos al Palacio de los Capitanes Generales, en cuyo frente está el parque Céspedes, lugar no sólo de recreo, sino también centro de ventas de libros y revistas.
La construcción de ese palacio se hizo sobre los restos de una antigua iglesia que, por las riquezas que guardaba en su interior, llegó a ser utilizada a modo de catedral, sin que en realidad tuviera categoría de tal, según las normas eclesiales para la jerarquización de los templos.

El Palacio de los Capitanes fue sede de los muchos gobernadores coloniales (más de 60) que España hizo desfilar por Cuba. Allí dictaba sus úcases el interventor Norteamericano que dirigió de facto a la mayor de las Antillas a finales del siglo 19 y principios del siglo 20; e inclusive los dos primeros presidentes de la República de Cuba también despacharon sus asuntos oficiales desde ahí.
El edificio es amplio, pues cubre una cuadra completa. Está soportado por gigantescas columnatas y su estilo es de un barroco incomparable.
En la actualidad es un museo que atesora elementos históricos, culturales, antropológicos y artísticos del pueblo cubano.

CASTILLO DEL MORRO

Muchas de las ciudades fundadas y ocupadas por los españoles, especialmente las construidas a orillas del mar, fueron dotadas de fortificaciones militares que funcionaban como obstáculos para impedir su ocupación por fuerzas enemigas del otrora imperio español.

La Habana, situada en una hermosa bahía, no fue una excepción a esa práctica de previsión militar.

A un costado de esa ciudad se mantiene resistente al paso del tiempo, con todo su simbolismo histórico, el Castillo del Morro.Oficialmente tiene un largo y sugestivo nombre: El Castillo de los Santos Tres Reyes Magos del Morro de la ciudad de La Habana.

Sus muros guardan, en un silencio sepulcral, muchos hechos importantes de la historia cubana, siendo por ello uno de los monumentos que enarbolan los cubanos como motivo para que los extranjeros conozcan su capital.
Es una edificación concebida y construida para la defensa de la ciudad en los tiempos en que los piratas, filibusteros y corsarios actuaban con patente de corso para cometer todo tipo de felonías.
La argamasa y los elementos pétreos que integran sus enormes murallas, fosos, torres, cuarteles, y todos los compartimientos propios de una ciudadela militar, han resistido las fuerzas inclementes de los elementos de la naturaleza y del tiempo mismo.

En la actualidad es un museo dotado de muchas fotografías, documentos, sables, espadas, arcabuses, machetes y otras armas en desuso (una auténtica y surtida panoplia) que reflejan diversas etapas de la existencia de ese monumento. Se aprende allí que La Habana fue objeto de un formidable ataque, en el año 1762, por decenas de navíos ingleses ( es importante resaltar que Inglaterra dominó por muchos siglos todos los mares conocidos, siendo su marinero más brillante el célebre Almirante Nelson).

Gracias a la formidable estructura y la correcta ubicación de esta fortaleza pudieron los españoles resistir durante más de 40 días el asedio de la llamada por algunos historiadores la Pérfida Albión, aunque al final sucumbieron. El 20 de mayo de 1902 le cupo el honor al Generalísimo Máximo Gómez de izar en ese lugar histórico la bandera cubana, simbólicamente la misma que el patricio Carlos Manuel de Céspedes y sus compañeros habían levantado con ardor patriótico en Yara, 34 años antes.


MONUMENTO AL GENERALISIMO MAXIMO GOMEZ

En ruta hacia el Castillo del Morro contemplamos el hermoso monumento dedicado al Generalísimo Máximo Gómez, dominicano ilustre, nacido en la sureña ciudad de Baní, que luchó denodamente por la libertad del pueblo cubano, y que sembró en tierra fértil, pues su figura es reverenciada por todos los cubanos, sin importar sus creencias políticas o religiosas.

El monumento está frente al Malecón habanero, en la misma entrada de la bella bahía en la que está enclavada la capital cubana. Luce impecable a casi 75 años de su inauguración. Está formado por varias estructuras que se concatenan entre sí, simbolizando cada tramo un aspecto de la lucha del pueblo cubano por su libertad. El mármol y el granito son los materiales utilizados para el pedestal o base; también el bronce está presente allí.

Ese fino conjunto arquitectónico contiene figuras que representan a los libertadores y al pueblo, nimbadas con alegorías bélicas, seguidas por doce columnas de mármol blanco, en estilo dórico.
Corona dicha obra una estatua con la figura gallarda y erguida del generalísimo Máximo Gómez, en traje de campaña militar, en posición marcial, como si avanzara resueltamente en dirección al horizonte marino que está al frente, con su rostro semejando un águila vigilante de la libertad del pueblo cubano, y como si con su apolínea figura recordara al poeta Bonifacio Byrne Puñales, cuando escribió esta estrofa de su poema Mi Bandera: “Si deshecha en menudos pedazos/Llega a ser mi bandera algún día/ Nuestros muertos alzando los brazos/La sabrán defender todavía”.

Ese monumento es una elocuente expresión del largo lienzo de la historia cubana, en la cual los dominicanos no están representados exclusivamente por Máximo Gómez. Decenas de otros dominicanos deben mencionarse, como por ejemplo, Marcos del Rosario, el bravo combatiente que acompañó a Martí y a Gómez en su epopeya libertadora, el cual con su lenguaje sin sintaxis ni prosodia, con la crudeza propia de soldado de línea, pero con gran potencia emotiva, al producirse el desembarco milagroso dijo: “ Y yo, cuando lo oí que cantó como gallo, me dije: ¡no salvamo!...Yo creía que taba hecho to lo que veniamo a hacé…Y Martí taba muy contento”, tal y como reseña el historiador dominicano Emilio Rodríguez Demorizi en su obra Martí en Santo Domingo.

Cuando se posa la vista en ese lugar se siente una profunda y genuina emoción.Como dominicanos lo menos que pudimos hacer, al contemplar extasiados esa obra arquitectónica y escultórica transformada en perenne homenaje, fue recordar el momento culmen de la vida militar del generalísimo Máximo Gómez, cuando en el año 1902 declinó el alto honor de ser el primer presidente de Cuba, expresando: “Cuanto hice en Cuba como humilde y devoto soldado de la libertad, lo hice a nombre del pueblo dominicano, cuyas miradas están fijas en mí.”
Lleno de razón estaba tan ilustre personaje cuando de sus labios brotaron tan sabias palabras, porque el Caribe no sólo es el mar que nos une.

El Caribe debe valorarse desde múltiples ángulos. Tal vez una de las visiones más acertadas sobre esta zona de América la tuvo el historiador cubano Manuel Moreno Fraginals, el cual en términos conceptuales la analizó como una especie de micromundo con una cultura común y matices particulares. Únicamente así se pueden entender muchas cosas de de los caribeños.


PASEO DEL PRADO

La Habana es una caja de sorpresas para los turistas, puesto que en cualquier lugar se encuentra algo de interés cultural.

El Paseo del Prado es uno de esos sitios que los visitantes no pueden dejar de conocer. Fue construido hace más de doscientos años.Diseñado por los ingenieros viales españoles que quisieron tener en el Caribe una reproducción de los grandes paseos urbanos madrileños, catalanes, gallegos y andaluces.

Es un lugar de mucho atractivo, por su amplitud, por la arboleda que lo distingue, por la limpieza y el buen cuidado de sus áreas de jardines. Exhibe varias estatuas de leones diseñadas en bronce, que le dan un toque muy especial a esta especie de alameda tropical.

Aunque a través del tiempo se ha ido reduciendo su extensión original aún mantiene un encanto especial. Está flanqueado por múltiples edificios, muchos de los cuales son de estilo neoclásico, formando también parte del entorno el Parque Central y establecimientos culturales, comerciales y de las bellas artes.

HELADOS COPPELIA

Los helados Coppelia son una expresión de lo mucho que gusta en La Habana esa golosina congelada .

Esa heladería, que los cubanos con su hiperbólica gracia llaman la catedral del helado, está ubicada en el sector El Vedado, en la concurrida y céntrica Rampa.

Su casa matriz es un imponente edificio de dos niveles en forma concèntrica, con amplios jardines . Esos helados se pueden disfrutar en más de diez sabores y son de buena calidad. Tal vez no tengan, y no es necesario por demás, el sofisticamiento de los helados Haggen Dasz, Howard Johnson y otros, pero son muy agradables al paladar, amán de que una estadía allí permite captar las vibraciones del cubano de a pie.



EL MALECON DE LA HABANA

El Malecón, con su largo muro gris, salpicado por las aguas espumosas del Atlántico, es otro orgullo de los habaneros. Fue refiriéndose a ese paseo marino que Angel Augier, poeta e intelectual cubano, reseñó que el famoso poeta español Rafael Alberti y su esposa María Teresa León “disfrutaban gozosamente del sol y el mar tropicales, en el extenso balcón náutico del Malecón.”

Pudimos apreciarlo desde la terraza trasera del Hotel Santa Isabel hasta cerca del estuario del río Almendares.

En su lado sur tiene varios monumentos. Uno en honor al bravo héroe Antonio Maceo, el titán de bronce, aquel que con su valentía legendaria mejor supo interpretar el genio militar de Máximo Gómez. Otro en recuerdo del Maine, el acorazado norteamericano del mismo nombre que fue explotado en la Bahía de La Habana el 15 de febrero de 1898.

Uno en reconocimiento imperecedero al héroe independentista Calixto García, figura excelsa de las luchas del pueblo cubano, que cercado por el enemigo colonialista decidió sin éxito quitarse la vida, quedándole una muy visible cicatriz en el rostro, lo que animó a José Martí para indentificarlo como “el de la frente gloriosa”.
Recorriendo este hermoso bulevar marinero presenciamos en plena faena a varios vendedores ambulantes de cucuruchos de maní tostado, lo que nos trajo a la memoria al versátil compositor Moisés Simmons y su mundialmente famoso pregón El Manisero.

De repente llegó a nuestra mente el recuerdo de la voz armoniosa y acompasada de la cantante Rita Montaner, cuya interpretación de esa canción no ha sido superada por nadie.

Paseando por este hermoso lugar, cómo no recordar la novela de Edmundo Desmoes y la pelìcula dirigida por Tomás Gutiérrez Alea, por igual tituladas “Memorias del Subdesarrollo”. Ambas obras, una escrita y otra visual, pintan un cuadro híbrido de realidad y ficción de la Cuba de principios de los años sesentas del siglo pasado.

Por más que anduvimos hacia arriba y hacia abajo el Malecón de la Habana no encontramos en él aquel paisaje descrito por Guillermo Cabrera Infante en su famosa novela Tres Tristes Tigres al decir que :“los cocoteros y los almendros falsos y las uvas caletas no borran del todo el aire de solar de chivos que el sol consigue al quemar la yerba y tostar el verde en un amarillo pajizo…”

EL BARRIO CHINO

Muchas grandes ciudades del mundo tienen Barrios Chinos, que son de alguna manera una muestra en el exterior del milenario y gigante país asiático, especialmente exponiendo, para disfrute de los visitantes, sus sabores, olores, costumbres e historia.
La Habana tiene el suyo desde hace más de cien años. Así lo atestiguan sus edificios y la añeja simbología que como cornisas multiplicadoras se observan en todas las manzanas que lo forman, constituyendo una auténtica expresión de los muchos y variados aspectos de la multiétnica China.
Al penetrar al barrio chino habanero se capta de inmediato el ambiente oriental que domina todos los rincones de la calle Zanja, lo cual se hace más visible en el llamado Callejón del Cuchillo, que son las dos principales arterias de esa zona que en el pasado era reluciente y dinámica.
Hay claras señales de que ahora, después de décadas languideciendo, se está incorporando tímidamente como un importante componente de la oferta turística, siendo la prueba más elocuente de eso la remodelación de edificios y la apertura de restaurantes.

En ese singular vecindario, que puede plenamente resurgir como un verdadero Chinatown caribeño, hay muchos paladares, como se les llama aquì a los negocios regenteados por particulares, con la autorización y fiscalización estatal.

Como es lógico pensar, en esa zona habanera la comida es china, especialmente cantonesa. Los platos más conocidos son chowmein y chowfan, pero se han creado comidas mixtas, en una fusión de las cocinas de Cuba y China.
También se pueden degustar camarones con diversas salsas, legumbres, vegetales, mariscos, arroz frito, bastoncitos de pollo y otras delicias culinarias.
Por el tipo de edificaciones que aún perduran en las cuarenta manzanas que forman el Barrio Chino, es evidente que el lugar tuvo otras etapas de mayor relevancia social y económica como cuadrante arquitectónico de La Habana.
Si bien el tiempo suele hacer estragos en casas y edificios, no menos cierto es que un barniz de cuando en cuando devuelve esplendor a lo que a ojos vistas luce todavía alicaido.
En muchas ciudades del mundo el dinamismo de un barrio chino es una fuente para atraer turistas, y, además, una señal de la integración racial, tan necesaria para mover la vida económica y social de un conglomerado humano.
Los publicistas de la cultura china dicen que no hay gran ciudad sin barrio chino. Creemos que tiene mucha lógica ese eslogan. Como ejemplo elocuente de lo anterior podemos mencionar los barrios chinos de Penan, en Malasia; San Francisco, en California; New York y Londres, para sólo citar algunos.


MATANZAS

Matanzas es una hermosa ciudad edificada sobre pequeñas alevaciones y terrazas marinas.
Está enclavada en el norte de Cuba, al costado de una bahía del mismo nombre. Fue fundada el 12 de octubre del año 1693, mayormente por emigrantes canarios.Es notoria la amabilidad de sus gentes y la sonrisa al visitante es bienhechora y abundante.

El ambiente que se respira allí es el típico de una urbe importante, pues está dotada de teatros, escuelas, bibliotecas, librerías, institutos de formación técnica, polideportivos, universidad, museos y centros culturales.

Matanzas es rica en toponimia, pues se le identifica como territorio yamurino, en razón de que es atravesada por el río Yamurí. Este río , junto con otros dos que también bañan sus contornos, el Canimar y el San Juan, motivan que se le llame la Ciudad de los Puentes. Además, se le ha conocido en el pasado como La Bella Durmiente.

La pasión de sus habitantes por la cultura también ha hecho que se le califique como “La Atenas de Cuba”. Este título está colocado en una gigantesca valla a la entrada de la ciudad, en una especie de recuerdo del esplendor renacentista de la vieja capital griega.

También se le conoció en el pasado como La Venecia de América, por sus puentes, ríos y canales. La Nápoles de América fue identificada en el pasado, por el activo comercio que tenía cuando así se le bautizó.

Disfrutar en las cercanías de esa ciudad del Valle Yamurí, uno de sus atractivos rurales, es entrar en contacto puro con una bendición de la naturaleza.
Otra maravilla de Matanzas que fascina al viajero son las Cuevas de Bellamar. Están integradas por inmensas cavernas que millones de años atrás formaron parte de los tesoros marinos de las costas del norte de Cuba y que desde el siglo 19 pueden ser disfrutadas por nativos y extranjeros.

Esas cavernas y cámaras subterráneas están compuestas de capas cristalinas que realzan su belleza, conjuntamente con singulares combinaciones de estalagmitas y estalactitas.
Esas bellezas de la naturaleza son pruebas demostrativas de que el Caribe es un filón importante para la investigación de antropólogos y paleontólogos.
En casi todas las Antillas, mayores y menores, hay abundantes cuevas y grutas que guardan, como celosas guardianas, una cantidad enorme de informaciones para que los expertos en diferentes ramas del saber descubran aspectos significativos de la evolución de la tierra, del hombre, de los animales, de los vegetales y del complejo mundo marino. La Cueva de las Maravillas, en la República Dominicana, tiene un valor inmenso para esos fines.

De Matanzas era nativa la más famosa cantante y bailarina liliputiense de todos los tiempos. Medía 65 centímetros de altura. Su nombre de pila era Espiridiona Cenda, pero artísticamente se le conocìa como “la muñeca viviente”. Su fama se extendió por Europa y Norteamérica. Fue inmortalizada en la literatura por el escritor cubano Antonio Orlando Rodríguez con su novela titulada Chiquita.

Otro personaje que muchos matanceros mencionan con admiración es el Dr. Mario Muñoz, intelectual y activista político de gran valía, en cuyo honor existe un central azucarero, un hospital y otros lugares de interés colectivo.
De los puentes que unen varios sectores de la ciudad el más emblemático, por su impresionante arquitectura, es el Calixto García.
Los aportes de Matanzas en la historia de Cuba son muchos, tanto así que un matancero, Miguel Teurbe Tolón, fue el diseñador de la bandera y del escudo cubanos.
El Diario de Matanzas se publicó en el 1813, constituyéndose en su primer periódico. La primera biblioteca pública surgió en el 1835, a la cual siguieron otras, todas sometidas al vaivén de las turbulencias políticas de esa época.
Matanzas es una cantera pródiga de la cual han brotado muchos patriotas, poetas, literatos, intelectuales, músicos y artistas en general, pero también se le conoce por ser como una especie de bujía inspiradora en la cual se han establecido, en diferentes momentos de la historia, hombres y mujeres de gran valía que habiendo nacido en otros lugares han hecho de ella su centro de actividades.

El valiente luchador independentista Juan Gualberto Gómez nació en los contornos de esa ciudad; forjó su aureola defendiendo con las armas y con su discurso profundo y depurado los ideales libertarios de José Martí. Por sus múltiples hazañas se le conoce en la historia como el “patriota insigne de Matanzas.”
El mundialmente famoso violinista José White vio la luz por primera vez en esa bella ciudad. El poeta Bonifacio Byrne Puñales, de gran inspiración patriótica en sus versos, también tuvo su cuna allí. Llevaba el gentilicio matancero Dámaso Pérez Prado, justicieramente llamado el rey del mambo por ser el genial artista que puso este ritmo en el mapa musical del mundo.
José María Heredia, el primer poeta romántico cubano, cuya niñez transcurrió en la República Dominicana, vivió una temporada de fecunda creación literaria en esa ciudad, donde ejerció como literato y abogado.

Uno de los hombres de letras más famosos de Matanzas fue José Jacinto Milanés. Nació en 1814 y murió en 1863. Lamentablemente sólo pudo escribir durante un corto período de siete años, pues con apenas 29 primaveras fue víctima de una enfermedad mental que le obnubiló el entendimiento. Desde que hizo su aparición en el mundo de la literatura se constituyó en un orgullo cultural de los matanceros.

En la vertiente poética de Milanés se observan los rasgos propios del costumbrismo y del romanticismo. También fue dramaturgo y teatrista, crítico literario, autodidacta y políglota.

José Jacinto Milanés forma parte del paisaje social de Matanzas y describiéndolo a él es hacerlo en parte por Matanzas, la cual exhibe una estatua del desafortunado vate, autor de los poemas “La fuga de la Tórtola” y “El Invierno en Cuba”.
Frente a su escultura recordamos su bondad, en clave de crítico literario, al enjuiciar las obras de los jóvenes literatos de su época. Así solía expresarse, adelantándose a la severidad de otros:”Es cosa buena, cosa linda, tendrá defectos, pero yo cuando cojo una obra, voy a gozar, no a fiscalizar, voy a deleitar el alma y no a dar filos a la juiciosa y helada razón.”
Uno de los poetas más conocidos en la Cuba del siglo diecinueve fue el matancero de adopción Gabriel de la Concepción Valdés, mejor conocido como Plácido, cuyo repertorio poético retrata la realidad cubana de entonces, con todas sus ricas variantes, y captando al mismo tiempo las hondas populares de la cubanidad.
Dos perlas de su producción literaria que permiten calibrar a este poeta combatiente y combatido son La Flor de la Caña y La Flor del Café. Sus carencias materiales no mellaron su versatilidad creativa, pudiendo sobresalir no obstante los muchos obstáculos que afectaron su vida desde que nació.
Plácido fue fruto del amor de una bailarina española y un barbero habanero. Aunque nació en La Habana desarrolló gran parte de su adultez en Matanzas, lugar donde encontró muy a destiempo la muerte, víctima de las típicas intrigas políticas.
La célebre poetisa de fama mundial Gertrudis Gómez de Avellaneda también dejó sus fecundas huellas literarias en Matanzas, participando breve pero intensamente en la cultura de esa ciudad.
El parque de La Libertad, con más de doscientos años de existencia, tiene como su sìmbolo principal un hermoso monumento escultural en honor a José Martí. Ese lugar de disfrute colectivo sirvió de escenario para presentar por primera vez al público (en el 1879) el danzón, que es para todos los fines de valoración una manifestación artística bailable, ideada, moldeada y delineada por el compositor y arreglista matancero Miguel Failde.
Expertos en géneros musicales lo consideran como el baile nacional de Cuba, del cual han surgido otros ritmos no menos famosos como el danzonete, el chachachá y el mambo; es una importante pieza del arte con claras influencias europeas, africanas y caribeñas.
La Sonora Matancera, una orquesta ícono de la música latinoamericana, fue creada en esa hermosa ciudad.

También vimos el Teatro Sauto, un edificio de estilo neoclásico, inaugurado el 14 de abril de 1863. Ese templo del arte estuvo muchos años cerrado, pero fue restaurado y abierto al público en el 1969, con la participación estelar de la mundialmente famosa primerísima bailarina Alicia Alonso. Ahora está de nuevo en proceso de remodelación, por lo que no pudimos observar su interior.

No se debe pasar por Matanzas sin visitar la Biblioteca Provincial “Gener y Del Monte” , el Archivo Histórico Provincial, el parque René Fraga, el
Castillo de San Severino y la Iglesia de Monserrate, con inconfundibles huellas catalanas en sus detalles arquitectónicos.

La tradición cultural de ese pueblo es tan prolongada que ya en el año 1835 tenía una Biblioteca Pública, la cual se convirtió en un venero de conocimientos, donde la juventud ávida de aprender saciaba sus inquietudes.
La historia de Matanzas es un compendio de acontecimientos no sólo históricos, sino también del afán por la educación de sus habitantes, los cuales siempre han disfrutado de periódicos, revistas literarias, recitales poéticos, conciertos musicales y animación artística en sentido general. Tal vez por ello Martí escogió un lugar cercano, Caimito de Hanábana, para desafiar los horrores de la esclavitud al escribir que estaba dispuesto a “ lavar con su sangre el crimen”( Versos Sencillos XXX).


VARADERO

Varadero es el más importante enclave turístico de Cuba. Sus atractivos principales son las playas, el Sol y la variada gastronomía que ofrece a los visitantes.
Está ubicado en la provincia Matanzas, en la costa norte de la Isla, formando parte de la estrecha península de Hicacos, que por su configuración geográfica se parece a un pez aguja.


Se originó como un pequeño poblado, formado por humildes familias que se dedicaban a diversas actividades productivas, entre ellas la pesca y oficios artesanales.
Al margen del núcleo turístico, la comarca como tal se mantiene formada por típicas familias cubanas, con oficinas gubernamentales para diferentes servicios públicos, con aspecto casi bucólico y sin muchas pretensiones urbanísticas.
La historia de Varadero marca sus inicios más remotos como un centro de acopio de sal para los barcos españoles que surcaban el Atlántico, trabajando en tareas propias del proceso de colonización.
También fue utilizado en ocasiones como lugar de operaciones de los piratas que en el pasado azotaban el Mar Caribe, en incesantes viajes de cabotaje.
Los esclavos rebeldes o cimarrones que preferían esconderse antes que aceptar el yugo opresor de los colonialistas españoles, también hicieron de Varadero y sus alrededores lugares estratégicos para establecer sus pequeñas comunidades, aprovechando las ventajas geográficas que tiene la península de Hicacos.
Tal vez el escritor y etnólogo cubano Miguel Barnet se inspiró en esa zona para, en parte, ambientar su muy elogiada novela titulada Biografía de un Cimarrón, en la cual figura el viejo Esteban Montejo como protagonista, con una narrativa sorprendentemente cautivadora.

En las primeras décadas del siglo veinte la parte más oriental de este hermoso recodo cubano se fue transformando, primero como lugar de veraneo de grupos sociales privilegiados, que construyeron grandes mansiones, hasta lo que es hoy:uno de los más afamados centros del turismo caribeño, donde la industria del ocio no para de crecer.

Más de veinte kilómetros de playas de suaves olas y arena blanco marfil reciben a turistas de todo el mundo. Su plataforma marina también es adecuada para algunos deportes acuáticos, tales como yatching, surfing, buceo y otros.
A Varadero se llega por tierra, mar y aire. Su activo aereopuerto lleva el honroso nombre de Juan Gualberto Gómez. Está relativamente cerca de La Habana, lo que facilita el desplazamiento de los turistas.
Uno de sus mejores hoteles es el Meliá Varadero, con excelente servicio. El patio interior del edificio principal posee una gran fuente de agua y gigantescas enredaderas, esas hermosas plantas de tallos trepadores y sarmentosos y hojas sagitales, de la familia de las convolvuláceas, que crean un gran impacto visual.
Presenciamos allí un desfile de moda de diversos “looks” especialmente para los llamados “fashionistas”. Impactó mucho en los presentes el tipo “nerd”, pues los modelos lucieron lentes de gruesas monturas, blusas a cuadros y bolsos cruzados.
También se exhibieron “top models” cubanas con un estilo minimalista, pero sensual, que atrajo la admiración de los espectadores.

CARDENAS

La ciudad de Cárdenas es un sorprendente lugar de la geografía cubana, en la cual se conjugan muchos de los elementos que desde el lado antropológico definen la cubania.
Se tiene como fecha de su fundación el 8 de mayo del 1828.
Cárdenas está ubicada en el norte de la isla, cerca de la bahía del mismo nombre.
Se le conoce también como Ciudad Bandera, porque en ella fue donde el precursor independentista Narciso López colocó por primera vez una bandera que simbolizaba las ansias de liberación del pueblo. Tan singular hecho se produjo el 19 de mayo de 1850.
Su principal templo católico está dedicado a la virgen de la Purísima Concepción, el cual estaba cerrado por motivo de reparación al momento de visitarlo, razón por la cual no pudimos ver su interior.

Muchas de sus calles son anchas y bien trazadas. El principal medio de transporte de sus habitantes es el coche de tracción animal.
En sus casco urbano observamos varias edificaciones que sobrepasan los cien años, dándoles un aspecto de ciudad colonial, aunque también hay construcciones de estilo moderno, especialmente en el extrarradio.
Por su belleza y dinamismo económico también fue conocida como la Barcelona de las Antillas, ya que tuvo en el pasado diversas fábricas vinculadas a la producción de caña, de cuyo procesamiento industrial llegó a ser uno de los polos principales de Cuba.
En contacto con sus gentes se comprueba que a pesar de las dificultades económicas visibles, se trata de un pueblo amante de la cultura, que posee varios centros de enseñanza escolar y múltiples instituciones culturales.

Los cardenenses se sienten orgullosos de su presencia permanente en la historia cubana, desde la llegada a sus costas de Narciso López en 1850 hasta el presente. El luchador por los derechos ciudadanos y gran lìder estudiantil José Antonio Echavarría nació en esa ciudad.
En Càrdenas se colocó la primera estatua que tuvo Cristábal Colón en América. Fue uno de los primeros pueblos de Cuba en tener ferrocarril, luz eléctrica y agua en tubería
Testimoniamos que en Cárdenas la gente es amable, cortés y amistosa con los visitantes, pero nos encontramos en una de sus calles con un individuo (tan deforme de espéritu como de cuerpo es el personaje literario Quasimodo) que pretendió confundirnos señalándonos una ruta inexistente para llegar a otro destino. Varios samaritanos llegaron en auxilio para nuestro bien.
Ese episodio grotesco, y totalmente divorciado de la afabilidad y de la legendaria solidaridad de los cubanos, me hizo recordar al teólogo Reinhold Niebuhr, quien en sus profundas reflexiones y ensayos expone lúcidamente todas las vertientes que conducen a una visión oscura de la naturaleza humana.
JOVELLANOS

Jovellanos es uno de los municipios de la provincia Matanzas.Su historia es rica en acontecimientos históricos. Originalmente fue llamado Bemba.
Su río principal es el Macurijes, alimentado por varios arroyos a manera de afluentes. Recorre gran parte de su territorio, pero lo que vimos de él fue apenas un hilo de agua.
Sus tierras son llanas y fértiles, pero sub utilizadas. Se observan algunas plantaciones de plátanos y frutas tropicales. El centro urbano tiene un aspecto gris y opaco, siendo muy escasas las fuentes de trabajo.

Quedan vestigios de que fue hasta hace pocos años una zona de intensa producción de caña de azúcar, a tal nivel que llegó a tener varios centrales azucareros y pequeñas fábricas relacionadas con la industrialización de esa edulcorante gramínea.
Desde el siglo 19 lleva su actual nombre, en homenaje al poeta español Melchor Gaspar de Jovellanos, cuyas obras, como la comedia sentimental El Delincuente Honrado, son de factura escriptural netamente melodramática y neoclásica.
Observamos muchos jóvenes en sus calles polvorientas. Hay algunos centros de servicios públicos. La Iglesia Católica del pueblo sufre un evidente descuido en su fachada. Estaba cerrada por lo que no pudimos conocer sus detalles interiores.

Los jovellanos son, en el hondón de su alma, de trato cálido. Hablando con algunos jóvenes sobre la historia de su pueblo supimos que se sienten muy orgullosos de su compueblano Domingo Mujica Carratalá, gran luchador en pro de la libertad de Cuba. Murió fusilado por la soldadesca española el 20 de agosto de 1895. Uno de los actuales vicepresidentes de Cuba, Esteban Lazo Hernández, es nativo de Jovellanos.

Es más que visible que los habitantes de ese pueblo tienen dificultades para sobrellevar la vida. La estrechez económica es notoria y no se observan los ajetreos de un pueblo en ebullición. Oportuno es precisar que cuando describimos la cruda verdad sobre la falta de dinamismo de Jovellanos no lo hacemos a la manera en que el gran periodista polaco Ryszard Kapuscinski gustaba “intensificar la realidad” para narrar lo que creía lo principal de un hecho. Lo escrito más arriba es exclusivamente la verdad de lo captado, sin adjetivos ni añadiduras .

JAGUEY GRANDE

Su nombre proviene de un árbol así llamado, una de cuyas características es la frondosidad.

Ese pueblo está construido en tierra llana y de gran fertilidad, lo cual ha permitido el cultivo en gran escala de caña de azúcar y otros rubros agrícolas, así como el fomento de una selecta ganadería vacuna. Tiene el más grande y moderno proyecto citrícola de Cuba, cuya producción alimenta el no muy amplio sector exportador cubano.

En Jagüey Grande funciona la Facultad Internacional Mario Raudilio Fleitas, donde se forman como enfermeros cientos de jóvenes, muchos de los cuales proceden de las pequeñas islas del Caribe Oriental.
No muy lejos está la famosa Ciénaga de Zapata, cuyos atractivos turísticos son proyectados con muchas vallas colocadas estratégicamente en varios puntos de las carreteras. Es, además, una comunidad que tiene sus páginas en la historia de Cuba.

A este vibrante municipio, perteneciente a la provincia Matanzas, llegamos una radiante mañana de diciembre.

Durante la guerra de los diez años, período histórico muy importante en los deseos de libertad de los cubanos, Jagüey Grande fue un activo teatro de operaciones militares.

En esa ciudad se produjo un importante alzamiento armado, el 10 de febrero del 1869, en apoyo al movimiento independentista que había iniciado el 10 de octubre de 1868 Carlos Manuel de Céspedes y demás patriotas, contra las autoridades coloniales españolas. Ese hecho demuestra que aunque oficialmente se tiene como fecha de su fundación el 25 de junio de 1872, mucho antes ya era un núcleo humano con conciencia de comunidad.

En las luchas independentistas se destacaron, entre otros, los cinco hermanos Sardiñas, nativos de allí . Jagüey Grande es un pueblo que luce activo. El templo de la Iglesia Católica está dedicado a la Virgen de Altagracia. A un costado hay una pequeña escuela que lleva el honroso nombre de José Martí, dedicada a la enseñanza de niños en edad pre-escolar.
Al frente de la iglesia está el hermoso y arborizado parque de la ciudad, en honor al patriota Eleuterio Paz, con un busto en su centro del héroe y mártir José Martí.

Jagüey Grande ni es una ciudad grande ni su población es tan numerosa, pero ha estado presente en los acontecimientos históricos de Cuba, aportando siempre un considerable contingente de combatientes, cuando la ocasión lo ha requerido.

Allí nació Mario García Menocal, el más joven de los Mayores Generales de la Guerra de Independencia. Fue, además, dos veces Presidente de la República. También es nativo de esa ciudad el actual Cardenal Jaime Ortega Alamino.

La breve, pero intensa visita a esa ciudad nos permitió nutrirnos de parte de su historia. Hablamos con algunos jóvenes que se mostraron orgullosos de que el 26 de febrero de 1895 decenas de sus compueblanos, a cuyo frente iba Martín Marrero, se levantaran en armas para apoyar la lucha por la independencia de su país.

Las tropas comandadas por el ilustre dominicano Máximo Gómez pisaron suelo de ese pueblo el 24 de diciembre de 1895. Páginas históricas revelan que Fidel Castro estuvo allí en aprestos bélicos contra el régimen de Batista, antes del ataque al Cuartel Moncada, de Santiago de Cuba, logrando el apoyo de un importante grupo de jagüeyanos.
Al preguntar en el parque sobre las actividades culturales de sus habitantes nos informaron que en la actualidad su juventud continúa desarrollando las más finas expresiones del espíritu, escribiendo literatura de ficción y poesía, como una especie de homenaje al poeta matancero Agustín Acosta, a quien le encantaba visitar Jagüey Grande para desarrollar sus tertulias literarias.


SANTA CLARA

Santa Clara es una ciudad muy importante en la vida histórica, política, económica y cultural de Cuba. Es la capital de la provincia Villa Clara. En el transcurso del tiempo también se le ha llamado Pueblo Nuevo de Antón Díaz, Gloriosa Santa Clara y Los Dos Cayos.
Fue fundada el 15 de julio de 1689, y desde entonces ha sido lugar decisivo para muchos de los más importantes acontecimientos de la historia cubana.

Sus principales avenidas y calles están limpias y bien pavimentadas. Está dotada de edificios con trazados arquitectónicos de gran inspiración.
En nuestra estadía pudimos captar la calidez de sus pobladores y admirar la belleza legendaria de la mujer santaclareña, así como la dedicación al estudio de su activa juventud. Las estadísticas reflejan que en Santa Clara hay una gran población de ancianos. El motivo de esa longevidad es porque posee el más alto índice de esperanza de vida de Cuba.
Uno de los más importantes personajes históricos santaclareños es Marta Abreu de Estévez, nacida en el año 1846. Dedicó parte de su inmensa fortuna para el fomento del bien común, creando escuelas, bibliotecas, planta eléctrica, parque y teatro.
La Universidad de esa ciudad lleva el nombre de Marta Abreu de Estévez. Fue fundada el 30 de noviembre de 1952, y sus doce facultades abarcan un amplio arcoiris del saber humano. Está dotada de todos los elementos modernos que permiten al estudiantado aprender en profundidad las materias de sus respectivas carreras profesionales.

Santa Clara tiene una vida cultural dinámica. Observamos varios templos de manifestaciones culturales, tales como librerías, bibliotecas públicas, teatros, escuelas, politécnicos y la ya mencionada Universidad.

No es una ciudad frecuentada por los turistas, pero vale la pena conocerla, pues atractivos no le faltan, además de que tiene habitaciones hoteleras suficientes para los visitantes.
Es de justicia recomendar el hotel Los Caneyes, el cual rememora un poblado indígena, pues las cabañas están diseñadas al estilo de los caneyes, que era como se identificaban a los bohíos de los caciques o jefes de los indios tainos.
En dicho hotel la comida es buena y se puede degustar desde un simple bocadillo hasta pargos eviscerados o carpaccio de merluza con jugo de limòn y aceite de oliva, por señalar una ambrosìa. Su personal les hace agradable la estancia a los huéspedes.
El aereopuerto de Santa Clara lleva el nombre de Abel Santamaría Cuadrado, nacido cerca de esa capital provincial, en el pequeño poblado de Encrucijada. Ese personaje perdió su vida con apenas 26 años de edad, en el conocido ataque al Cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, en el 1953.
Entre los lugares importantes que todo visitante debe disfrutar en esta hermosa tierra está el parque Leoncio Vidal, declarado monumento nacional de Cuba, el 24 de junio de 1999. Es amplio y limpio; posee una glorieta en su centro y una estatua en bronce de la citada heroína cívica Marta Abreu de Estévez. En sus laterales tiene árboles frondosos en cuyas copas se posan decenas de avecillas, tales como sijucitos y zunzuncitos, en una suave y bien sincronizada sinfonía.


En los alrededor es de ese pulmón de Santa Clara vimos vendedores de flores, especialmente de girasoles, rodeados por decenas de compradores, tal vez porque era el día de San Lázaro, a quienes sus seguidores colman de flores en tan especial ocasión
Las librerías son un buen medio para calibrar el pulso cultural de un pueblo y en esa ciudad hay varias, que no sólo venden libros sino que mantienen una dinámica cultural, con tertulias y exposiciones constantes, en las cuales muchas veces participan escritores y críticos literarios. El Centro Provincial del Libro y la Literatura es un vehículo de gran trascendencia en la formación cultural de los santaclareños.
En la Librería Pepe Medina celebran cada año un evento muy importante denominado Semana de la Cultura Santaclareña. Visitando ese centro del saber nos enteramos de una obra que lleva por nombre Santa Clara Santa, de la autoría del escritor Enrique Cirules, en la cual se narra en forma novelada la historia de la Guerra de los Independientes de Color, llevada a cabo al comienzo de la segunda década del siglo veinte, y que terminó aplastada bajo sangre y terror.
El famoso muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, tal vez inspirado en esos acontecimientos, y también en la persistente discriminación racista que se mantenía en Cuba, creó en 1943, en el sector habanero de El Vedado, un mural que tituló “Alegoría de la igualdad y confraternidad de las razas blanca y negra en Cuba”. Según reseñas históricas, esta obra de arte tuvo efímera existencia, pues la maldad se encargó de hacerla añicos.
De Santa Clara han surgido muchos escritores y poetas. Entre los de la nueva generaciòn citamos a Clara Lecuona Varela y Arístides Vega Chapú. Cabe señalar que es santaclareña Carmen Quidiello de Bosch, autora de la obra teatral La Eterna Eva y el Insoportable Adán, y quien fuera la Primera Daña de la República Dominicana, en el 1963.
El Teatro La Caridad, situado frente al parque Leoncio Vidal, es uno de los más conocidos de toda Cuba, destacándose dentro del conjunto de su hermosura por sus esculturas y murales. Se mantiene en plena actividad, con una dinámica cartelera cultural, después de más de cien años de existencia.
Dicho teatro, que desde el 14 de enero de 1982 tiene categoría de monumento nacional, se construyó en el año 1885, con recursos aportados por la citada Marta Abreu de Estévez. Por dicho escenario han desfilado cientos de artistas nacionales e internacionales, entre ellos cantantes, actores, bailarines, músicos, mimos, humoristas, payasos y otros que han llenado de alegría y nutrido de cultura a los habitantes de Santa Clara y los pueblos vecinos. Como nota importante consignamos que en este templo de cultura actuó el 17 de junio de 1920 el mundialmente famoso cantante operístico Enrico Caruso.
La Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, cuyos primeros pilares fueron construidos en el siglo dieciocho, está en la ruta de los lugares a visitar en Santa Clara. No vaya nadie a creer que se trata de un templo abandonado y lleno de moho. Al contrario, es el centro de una abierta comunidad de católicos que desarrollan múltiples actividades pastorales, con liturgia,catequesis y variadas animaciones religiosas.
Otro lugar que merece conocerse allí es el Museo de las Artes Decorativas, que con sus más de cien años acumula una gran colección de obras de artes, artesanías, vestidos y antiguos miriñaques vinculados con Santa Clara y sus comarcas aledañas.
En sus salas se exhiben objetos de interés histórico que representan diferentes etapas, que cubren desde tiempos remotos hasta el presente.

Es digno de mención el Museo Provincial de Villa Clara, integrado al Colegio Abel Santamaría. Es en sí un resumen de la historia de todos los pueblos de esta zona de Cuba, con sus manifestaciones sociales, políticas, artísticas y culturales.

Sus fondos culturales permiten conocer detalles importantes de muchas de las personalidades nacidas en esta parte del centro de Cuba y que han dado brillo a la cubanidad, por sus saberes intelectuales unas y por sus expresiones artísticas otras.

Un lugar característico de Santa Clara es el Memorial Ernesto Che Guevara, personaje que tiene una significativa presencia en un tramo de la historia de Cuba. Fue inaugurado el 28 de diciembre de 1988, con motivo de celebrarse en esa fecha los 30 años de la Batalla de Santa Clara, hecho bélico que en cierto modo sellò el fin del régimen de Fulgencio Batista.

No se trata de un simple monumento. Es una Plaza y a la vez un Museo Memorial que guarda desde el 1997 los restos del Che Guevara y parte de los que con él cayeron en el antiplano boliviano. Atesora también muchas fotografías, diarios de guerra, múltiples comunicaciones y objetos variados que permiten comprender muchas de las coordenadas que vertebraron su existencia.

El monumento al Tren Blindado es otro lugar de interés en Santa Clara, pues representa una acción militar audaz. Está compuesto por varios vagones, en cuyo interior hay interesantes informaciones de una parte de la historia de Cuba. También hay allí una especie de bosque de cemento, a modo de simbolización del pueblo, y la máquina pesada que descarriló al aludido tren que iba cargado de militares y armas.

CAMAJUANI

Camajuaní está geográficamente ubicado en el centro de Cuba, entre Santa Clara y Remedios.Ya en el año 1841 era un pequeño poblado, cuyas actividades giraban alrededor de una estación ferroviaria, pero fue en enero de 1871 que se le dotó con el título de villa, que entonces era una categoría importante en términos de división política.
Sus calles están bien trazadas y limpias. Mantiene el encanto que suelen tener los pueblos pequeños, con parques, plazas, iglesias, centros de recreación y lugares para prácticas deportivas.

El hermoso parque está bien cuidado y tiene una estatua del luchador independentista Leoncio Vidal. La biblioteca pública lleva el nombre del héroe José María Pérez. La banda de música del pueblo fue creada el 17 de marzo de 1929.

Sus tierras llanas y a la vez onduladas son fértiles, y están bañadas por los ríos Camajuaní, Sagua Chica, Pesquero, Manacas y varios arroyos.

Se observan crianzas de ganado vacuno, caprino y caballar, así como aves de corral. Se cultiva tabaco y diversos frutos menores, claramente visibles desde la misma carretera.
En las primeras décadas del siglo pasado fue una zona de alta producción de caña de azúcar, y habían entonces en sus entornos decenas de centrales para el proceso de industrialización de esa importante gramínea.

En Camajuanì nacieron las poetisas Caridad Hernández Torres y Fefita del Castillo de Antón y también René Batista Moreno, intelectual de gran figuración en la vida cultural cubana, en su condición de poeta, periodista, acucioso historiador y etnólogo.

Ese pueblo ha sido pródigo en parir artistas, entre ellos los músicos Rubén Urribarres Pérez, Felipe Moreno Triana y Manuel Lorenzo Monte de Oca; Leoncio Yanes, en las artes escènicas, Jorge Hernández Pérez y Geovanis Manso, en la literatura. Era camajuanense el dictador Gerardo Machado Morales.

A la entrada de esta pequeña ciudad, llegando por Santa Clara, hay una escultura con las figuras de un sapo y un chivo, los cuales representan a dos de sus principales barrios: Santa Teresa y San José, eternos rivales en las fiestas populares llamadas parrandas.

Las parrandas son expresiones de la cultura popular, que sirven de catarsis social, en las que se manifiestan la ingeniosidad y la alegría del pueblo, con carrozas, guirnaldas y descargas musicales, entre congas y charangas.

El Museo de Camajuaní recoge una amplia gama de hechos sobre su historia y de manera especial tiene mucha información sobre las fiestas anuales conocidas como las parrandas, las cuales fueron abiertas allí de manera institucional en el año 1894. En 1958 esa comunidad fue teatro de guerra con la presencia en su territorio del Che Guevara y Camilo Cienfuegos, encabezando a centenares de combatientes.

REMEDIOS

San Juan de los Remedios es un pueblo cautivador, por su belleza, por su tranquilidad y por la amabilidad de sus gentes. Está enclavada en la provincia de Villa Clara, a pocos kilómetros de la costa de Cabairién.

El Museo Municipal de Remedios está nutrido con un gran material informativo relacionado con la larga trayectoria recorrida desde su fundación, en 1514, hasta el presente. Un simple vistazo a su prontuario histórico permite comprender los papeles estelares que ha jugado esta pequeña población tanto en la historia, como en las ciencias, las artes y la cultura de Cuba.

Las calles, parques y recodos de Remedios están hermoseados con matas de flamboyanes de gruesos troncos y ramas cargadas; unas con flores rojas transformadas en carmesí por el trabajo de los quermes, y otras tan amarillas que hacen honor al tercer color del espectro solar.

Esa comunidad mantiene muchas de las características de una villa medieval española. La cotidianidad de sus gentes nos hizo recordar el pasaje del Cantar de Mío Cid en el que se cita como “muy buena villa, de habitantes siempre mesurados”, a San Esteban de Gormaz, situada cerca del rìo Duero; y tomada por el Cid en el lejano año 1054.
Remedios, ciudad fundada en el año 1578, tiene categoría de Monumento Nacional en mérito a sus tesoros arquitectónicos y seguramente también por su amplia trayectoria histórica, así como por una activa vida cultural, muy rica en matices.
Allí llegamos el día dedicado a San Lázaro, el pobre leproso cuya intensa vida narra la Biblia en Lucas capítulo 16,versículos 19-31, en caso de que se trate del personaje de la paràbola del rico Epulón; porque también puede ser otro Lázaro, el hermano de Marta y María, aquel que fue resucitado por Jesús, como se narra en el Evangelio de Juan, capítulo 11, versículos 1-44.
Lo cierto es que San Lázaro ( ora el de la parábola ora el de las hermanas bíblicas) tiene en Cuba una gran legión de seguidores, tanto en la iglesia católica como en la religión yoruba, en la cual se identifica con el nombre de Babalú Ayé.
Las Parrandas más populares de Cuba se desarrollan en Remedios cada diciembre, desde el lejano siglo diecinueve. Esa festividad popular está considerada como el mayor activo del patrimonio intangible de su cultura.

Según las crónicas recogidas en el museo municipal, estas fiestas populares surgieron como una necesidad para motivar la presencia de feligreses en los actos religiosos. Los curas utilizaron jóvenes que de madrugada recorrían las calles con todo tipo de instrumentos de vientos y percusión, en un tropel incontenible de energía juvenil.
Los barrios principales del pueblo realizan sanas disputas en las cuales se expresan el ingenio creativo y el caudal de festividad de cada cual, pero al final todos se declaran vencedores y nunca nadie se inscribe en la lista de los perdedores. Si en Camajuaní los símbolos de los contendientes son sapos y chivos, en Remedios son gallos y gavilanes, ¡vaya usted a saber que fauna más variada!.

Tan importantes son esas fiestas de puro sabor a pueblo, que en el año 1980 se creó el Museo de las Parrandas de Remedios, en el cual pudimos nutrirnos de informaciones valiosas sobre el discurrir histórico de las mismas, contemplando instrumentos musicales, objetos diversos, documentos, proclamas y fotografías.

El Parque Central es bonito, limpio y con hermosas matas de flamboyanes y diversas flores exquisitamente escogidas para crear un deleite visual. Está flanqueado por dos iglesias, la San Juan Bautista, construida en el siglo dieciseis, que es la más grande y la cual tiene un altar de madera preciosa y laminado en oro, de estilo barroco, en el que reposa una imagen de la Virgen María en estado de buena esperanza.

El día que visitamos dicho templo estaba repleto de creyentes que llevaban velas y flores, especialmente de girasoles, las cuales colocaban frente a la estatua de San Lázaro. La otra iglesia es la de Nuestra Señora del Buen Viaje, de la cual sólo observamos su fachada, en razón de que estaba cerrada.

En el Parque Central disfrutamos un concierto matinal, con la banda de música del pueblo. Escuchamos números musicales de los más variados ritmos, desde danzas del remediano Alejandro García Caturla hasta populares charangas habaneras.
Oyendo esa sencilla, pero bien sincronizada orquesta pueblerina, recordamos al escritor barroco cubano Alejo Carpentier cuando decía “ si las coplas son de herencia española, los rasgueos son de inspiración africana. Los dos elementos puestos en presencia, originan el acento criollo.”

El que llega a Remedios debe tratar de conocer el museo dedicado a uno de los más ilustres compositores cubanos, el ya mencionado Alejandro García Caturla, quien a pesar de la brevedad de su paso por la vida dejó una gran cantidad de yojas musicales. El es, con justa razón, un orgullo de esa comunidad, lugar donde nació en el 1906.

Las composiciones surgidas del talento creativo de García Caturla lograron elevar a las más consagradas salas del arte universal los ritmos de factura afro-cubana y también los de origen campesino. El pudo hacer una simbiosis perdurable en el tiempo entre la música popular y la culta de origen europeo.

Ese remediano sobresaliente logró una verdadera performance en el pentagrama. Como ejemplo de su fecundo encuentro con la musa Euterpe perduran, entre otros aportes al mundo de la música, Preludio Homenaje a Changó, Obertura Cubana, Comparsa y Berceuse para dormir un negrito.

San Juan de los Remedios, por sus características especiales, por la riqueza de su historia, por los tesoros arquitectónicos que lo adornan, por el cuidado que sus habitantes ponen en resguardar sus centenarias tradiciones, es un pueblo que sirve hasta para remedio de espíritus atribulados.

CIENFUEGOS

Llegar a la ciudad de Cienfuegos es no sólo contemplar la singular belleza de la capital de la provincia del mismo nombre, sino especialmente recibir un baño visual del Mar Caribe, pues se trata de una bahía situada en la costa caribeña del sur de Cuba.

Está edificada sobre la península de la Majagua, en las orillas de la Bahía de Jagua y es conocida también como La Perla del Sur, por su gran belleza y potencial turístico.
Originalmente fue bautizada como Fernandina de Jagua, atribuyéndose su fundación al francés Louis D`Clouet en el 1819. Posee el segundo puerto marítimo en importancia de Cuba.
Es una ciudad de gran movimiento social. Se capta de inmediato que allí se conjugan todos los acentos multiculturales y multiétnicos del Caribe insular. Es fácil de apreciar, al penetrar al diario vivir de sus habitantes, que mantienen vivas las tradiciones francesas, españolas, chinas y africanas, en un verdadero crisol de razas y a la vez una fusión de culturas.
En Cienfuegos se observa plenamente eso que los anglosajones llaman el “melting pot”, que es un fenómeno de integración humana que ha sido fuente de muchos ensayos sociológicos y antropológicos, e incluso de obras de ficción.
Las calles de Cienfuegos son anchas y limpias, están trazadas con criterios de fino urbanismo, cortejando como celosas guardianas las manzanas sobre las que están edificadas casas y edificios.

En los abundantes jardines de esa ciudad contemplamos la flor mariposa, que es la flor nacional de Cuba. Lleva ese nombre por su parecido al conocido insecto lepidóptero. Es una flor blanca y según la tradición oral fue escogida como un símbolo , entre otras razones, porque es “paradigma de la gracia y la esbeltez de la mujer cubana.”

La historia de Cienfuegos está preñada de acontecimientos históricos de gran envergadura en la vida cubana, y por ello se dice que el cienfueguero jamás se rinde.

Su centro histórico urbano, integrado por varios edificios con categoría histórica, fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencias y la Cultura (Unesco) en julio del año 2005.

El parque José Martí, que es su principal referencia de recreación colectiva, fue construido en el año 1850, el cual es escoltado por un arco de triunfo edificado en el 1902. En su lateral norte, colocada en un alto pedestal, hay una estatua del patriota, escritor y profundo pensador cuyo nombre lleva ese importante lugar.

En sus frentes se pueden contemplar la Catedral Nuestra señora de la Purísima Concepción, con piezas artísticas de finos vitrales; las oficinas de de las autoridades municipales, un colegio, así como el famoso teatro Tomás Terry, entre otros importantes edificios públicos.

El Teatro Tomás Terry, con más de cien años de existencia (ya que fue inaugurado el 12 de febrero de 1890) tiene una sólida estructura y hermosos detalles arquitectónicos. Se mantiene en plena actividad y ha sido una fuente permanente de exaltación de los valores culturales de Cienfuegos en particular y de Cuba en general. En la actualidad auspicia el premio Terry para promover el interés por la creación de obras teatrales.

Su frente tiene amplias puertas en forma de arcos y en la parte superior de su fachada se exhiben tres figuras alegóricas que representan la música, la comedia y la tragedia.
Al visitar ese templo de la cultura teatral, que cruza las fronteras de Cienfuegos, se siente, y casi se palpa, a Prometeo y a Medea en el Espejo, especialmente la versión criolla del cubano José Triana, y aflora en cada uno de sus rincones el espíritu de la Antigua Hélade (cuna y bujía primaria del teatro universal).

Las secuencias de las carteleras que durante muchas décadas se han celebrado en el Teatro Tomás Terry conjugan en la realidad lo que pensó Federico García Lorca cuando escribió que “el teatro es la poesía que se levanta del libro y se hace humana. Y al hacerse, habla y grita, llora y se desespera.El teatro necesita que los personajes que aparezcan en escena lleven un traje de poesía y al mismo tiempo que se les vean los huesos, la sangre.”
El proscenio de ese teatro tal vez ha sido, en su larga existencia, testigo activo de la presentación exitosa de cientos de obras teatrales que van desde el ligero vodevil y la refrescante comedia guiñol hasta las selectas joyas del arte teatral que legaron a la humanidad, entre otros muchos, William Shakespeare, con su “ El Mercader de Venecia”, que es un auténtico retablo descriptivo de las intrigas que generan el dinero y el poder. Bertold Brecht, con “Vida de Galileo”, una de sus obras teatrales fundamentales, a pesar de las demoledoras críticas que a la misma le formulan los teólogos y filósofos españoles Mariano Artigas y Melchor Sánchez, en el punto 6 del capítulo II de su libro Galileo y el Vaticano. Pirandello, con su drama más completo titulado “Seis personajes en busca de autor”, del cual los más versados críticos en la materia consideran como un punto clave para el arranque del teatro moderno. Valle Inclán, con su drama “Divinas Palabras”, un verdadero pozo de intrigas familiares y de falencias afectivas y Albert Camus, quien con su “Calígula” pone al desnudo el criadero de maldades que son capaces de fomentar las ideologías, agazapadas detrás de mezquinos intereses.
Creemos que también han debido desfilar por ese lugar clásicos teatrales como Yerma, de Federico García Lorca; Fuenteovejuna, de Lope de Vega; a la Vejez, Viruelas, de Bretón de los Herreros y Julieta de los Espíritus, en el formato cinematográfico de Federico Fellini, por mencionar algunos.
Según nos informaron, dìas antes de nuestra visita se había celebrado allí el festival Hispanarte, con la destacada participación, entre otros, del cienfueguero Joel Zamora, maestro del baile flamenco. Esa actividad centraba su objetivo en mantener vivas las tradiciones españolas en Cuba. Se le rindió un merecido homenaje al célebre bailarín español Antonio Gades, cuyo apego a la Antilla Mayor era tan grande que pidió que sus cenizas abonaran su tierra.

Cienfuegos tiene muchos lugares de interés para el visitante, especialmente para aquellos que buscan penetrar al alma de sus habitantes y empaparse de su historia.
Basta citar como prueba de lo anterior, a parte de los arriba mencionados, la Oficina del Conservador de la ciudad de Cienfuegos, que contiene una gran variedad de informaciones relacionadas con el discurrir histórico de la Perla del Sur; la Librería Ateneo Dionisio San Román, el Museo Provincial, el Centro Provincial del Libro y la Literatura, que incentiva permanentemente la crítica literaria; la Dirección Provincial de Cultura, una de cuyas expresiones más elocuentes es el Premio Jagua para desarrollar la vocación literaria y artística de sus habitantes.
También vale mencionar su Jardín Botánico, a pocos kilómetros de la ciudad, fundado en el año 1901, que con miles de árboles de diferentes especies, contribuye a preservar las riquezas forestales de Cuba . De sus doscientas ochenta especies de palmas, una tiene la rara condición de que sólo florece cada veinticinco años.
El Paseo del Prado es otro de los lugares de interés.Fue construido en el 1912, y es el más extenso de Cuba, siendo la principal vía de esa ciudad. Al caer la tarde se convierte en una especie de pasarela al aire libre. La isleta central posee arbustos de diversas especies y jardines bien cuidados, con flores multicolores, así como bancos de metal para el descanso de los visitantes.
Llama la atención en el centro de ese hermoso paseo urbano una estatua de tamaño natural (hecha por el escultor José Villa) del gran cantante y director de orquesta Beny Moré, llamado con razón el bárbaro del ritmo, quien nació en San José de las Lajas, un pequeño poblado cercano a esa ciudad, de la cual dijo que “Cienfuegos es la ciudad que más me gusta a mí”.Allí también observamos un busto en recuerdo y gratitud a la poetisa y maestra Mercedes Matamoros, a quien se le identifica como la “inolvidable cantora del dolor”.
El Cementerio Paseo de la Reina, de estilo neoclásico, inaugurado en el año 1839, es otra expresiòn de la singularidad de esa ciudad. Posee un columbario, o hilera de nichos, en sus cuatro paredes.

Entre las figuras históricas enterradas allí, aunque los celadores no conocen su tumba, está el célebre comandante independentista Henry Reeve, apodado El Inglesito, aunque en realidad era un joven nacido en Brokling, New York, en los Estados Unidos de Norteamérica, y cuyas hazañas guerreras en pro de la libertad de Cuba están bien documentadas en la historia.
Esta necrópolis ya no recibe cadáveres, pero se mantiene como un referente importante para los turistas.Un monumento a la bella durmiente, en mármol de carrara, en el lugar donde está enterrada una señora identificada como María Josefa Alvarez Moré es el punto de mayor atracción para los que se acercan hasta allí.

El Hotel Jagua, de amplias habitaciones y esmerados servicios, tiene como parte de sus atractivos el Palacio del Valle, que es un derroche de ingeniosidad artística, pues en su estructura arquitectónica concurren elementos de los estilos gótico, veneciano, mudéjar, bizantino y barroco.

En su lujoso comedor de estilo mudéjar se puede disfrutar del talento de la fina y esmerada cantante Carmen Iznaga Guillén, que esparce alegría con la magia de su voz, con una bien administrada dosis a veces de contralto y a veces de soprano.

Esa veterana artista maneja a la perfección los mimbres y tonalidades de sus cuerdas vocales y con el virtuosismo de sus dedos de pianista desgrana canciones donde lo primero es lo cubano, como si tuviera en plena diapasón con el sonido acoplado de palmares y cañaverales batidos por la brisa tropical.

Por aquello de las emociones que brotan del espíritu sería mejor escucharla en compañía de un buen vino producido con uvas de los caldos Vega Sicilia o hacerse servir por un sumiller un protos reserva 2004, de esos que “se crían en cuevas naturales bajo el Castillo de Peñafiel, donde la acción de la naturaleza y el transcurso del tiempo potencian sus cualidades hasta alcanzar la plenitud, la nobleza y el rigor necesarios para satisfacer el más exquisito paladar”, como reza su publicidad.

No se debe pasar por Cienfuegos sin visitar el Castillo de Nuestra Señora de los Angeles de Jagua. Es una construcciòn militar de los tiempos coloniales, donde han ocurrido importantes acontecimientos históricos, pues se edificó para proteger al pueblo de los ataques de piratas, corsarios y filibusteros que azotaban el Caribe, especialmente en el siglo dieciocho.

Ese Castillo está en el lado occidental y a la entrada de la Bahía de Jagua, en la Loma de Vigía. Es la construcción más antigua de Cienfuegos.

Durante muchos años estuvo abandonada, pero su restauración concluyó en 1998, y forma parte del circuito turístico de la zona, con categoría de Monumento Nacional.

Un comentario aparte merece el Museo Naval, fundado en el año 1980, situado en la misma orilla de la Bahía de Jagua, en la parte oriental de la ciudad. Por su importancia e impacto histórico se le otorgò la categoría de patrimonio nacional de Cuba.

Aprendimos allí, en un recuento pormenorizado, muchas cosas sobre los vìnculos del hombre y el mar en esta parte del Caribe, desde tiempos remotos hasta el presente.

Además de los asuntos navales, este museo contiene un amplio catálogo acerca de la evolución de la tierra, las rocas, asì como magnìficas descripciones de la flora. El visitante se nutre allí de datos sobre las actividades portuarias y de pescadería, así como sobre todo lo que se relaciona con ejercicios navales y otras artes del mar, de marineros y de navegación en general.
Contemplando desde el museo naval varios esquifes o pequeñas embarcaciones con alegres turistas a bordo, disfrutando del vaivèn de las aguas procelosas del Mar Caribe, recordamos que el poeta español de fama universal Federico Garcìa Lorca visitó esa ciudad en el año 1930, invitado a dar una conferencia sobre “la mecánica de la poesía”, y remando en sus aguas bahianas, al ver a una mulata cienfueguera de cuerpo escultural, la bautizó como “la de piel de magnolia seca”; ingeniosa metáfora que se quedó para siempre en el alma de los habitantes de esa hermosa ciudad.

Cualquiera pudiera creer que el inmortal granadino pensó, seis años después, en el talante de esa mulata caribeña al momento de crear los gestos y actitudes de la enérgica y rebelde Adela, la menor de las cinco hermanas co-protagonistas de su célebre obra teatral La casa de Bernarda Alba.

CANDELARIA‏

Candelaria es un municipio de la provincia Pinar del Río. Está construida en el Golfo de Batabanó, en el suroeste de Cuba. Geográficamente está más cerca de La Habana que de la ciudad de Pinar del Río. En la actualidad tiene una población de más o menos veinte mil habitantes.
Los anales de su historia son ricos manantiales informativos, registrándose su fundación en el año 1809, aunque no fue sino hasta el 1880 cuando logró su actual categoría de municipio.

El aguerrido general independentista Narciso López fue apresado en 1851 en ese poblado, víctima de la persecución de la soldadesca española. En esa zona el cruel jefe colonial Valeriano Weyler cometió muchas tropelías.Es el mismo personaje cuyas abusos registra la historia dominicana, y que al salir hacia Cuba debió llamarse simplemente Valeri porque, según crònicas no desmentidas, en sus andanzas en la tierra de Duarte y Luperón perdió la parte final de su nombre original.

Candelaria fue centro de fuertes encontronazos bélicos en la guerra independentista de Cuba.
Un ejemplo de ello lo describe bien el historiador Emeterio S. Santovenia en las páginas 77 y 78 de su obra "Un Día como Hoy", al reproducir las palabras del general José Miró cuando señaló que el General Antonio Maceo penetró al pueblo bajo "un aguacero de balas" a las cinco de la tarde del 5 de febrero de 1896 y que "a media noche continuaban el ataque y la defensa, bajo el resplandor de las llamas."

Muchos personajes de Candelaria se destacaron en las luchas independentistas, entre los que debemos mencionar a Roberto Delgado Santa Cruz, Antonio Laurent Pèrez, Agustìn Santa Rosa y Pedro Saén Gómez.

El escritor Cirilo Villaverde visitò esa población en plena fiesta popular del año 1839 y aprovechò todo lo que viò para ambientar allì parte de su obra Excursiòn a la Vuelta Abajo.

Candelaria posee varios templos culturales para fomentar el conocimiento de sus habitantes, entre los que pudimos ver los siguientes:Escuelas de formaciòn primaria y secundaria, entre ellas la Josè Martì, situada a la entrada de la población, frente a la cual recordamos al mártir de Dos Ríos cuando dijo: “el pueblo más feliz es el que tenga mejor educados a sus hijos, en la instrucción del pensamiento, y en la dirección de los sentimientos.”
El Museo Municipal, fundado el 31 de mayo de 1982, que recoge la historia de ese pueblo y mantiene un permanente programa de difusiòn cultural.
La Casa de la Cultura, que lleva el nombre de Enrique Jorrìn, en honor a ese ilustre candelariense que sobresaliò como mùsico, violinista, director de orquesta y compositor. Jorrín llegò a lo màs alto de su carrera creando el cha cha chà, un ritmo musical de fama mundial.

La Biblioteca Pùblica Pablo Lafargue que fue inaugurada en 1988, la cual brinda un gran servicio comunitario. La Librerìa Dionisio Chirino, el Cine Soroa. En fin, Candelaria tiene las fuentes necesarias para incrementar permanentemente la cultura de sus habitantes.

Aún se observan allí algunas señales de los grandes daños causados en agosto del 2008 por el poderoso huracán Gustav, pero no obstante esa dura realidad la gente luce animosa y activa.
Se capta un ambiente de lucha por la subsistencia. Es una zona de producción de caña de azúcar, frutos menores y viandas.En en el pasado fue gran productora de café.

En la parte rural observamos algunas instalaciones para disfrutar el campismo.
Visitamos la Iglesia, dedicada a Nuestra Señora de Candelaria. El edificio es de vieja construcción y ha recibido varias reparaciones. En la actualidad tiene su interior bien cuidado y se nota a simple vista que se esmeran en su limpieza.
En ese templo católico compartimos brevemente con varios niños con dificultades en su estructura orgánica-síquica, los cuales eran atendidos por señoras que desde su condición de laicas están vinculadas a la Iglesia Católica, en una clara demostración de que allí está vivo aquello de que "han aparecido en la sociedad espacios, grupos, proyectos alternativos donde se respeta y fomenta la diversidad", que actúan en gesto de solidaridad y caridad, como parte de los elementos de fortaleza de los grupos cristianos-católicos que operan en Cuba, muy bien resumidos en el 2003 por el sacerdote jesuita Ramón Rivas, de los Diócesis de Pinar del Río, en un documento de público conocimiento.


Candelaria mantiene gran parte de las tradiciones ancestrales. En el 2006 quedó establecido que la primera semana de febrero de cada año se dedicaría a fiestas culturales con peñas campesinas, concursos de décimas y repentismos, bailes tìpicos y ferias de artesanìas populares.

Es importante señalar que la espinela tiene en esa comunidad del occidente cubano un terreno fértil para reproducirse en el tiempo, con grandes decimistas de gran calibre emocional, lo cual quedó demostrado en la "Antología de la Décima de Pinar del Río", cuyo autor es el candelariense Lorenzo Suárez Crespo.

En ese municipio observamos la fábrica El Vizcaino, en la cual decenas de torcedores confeccionan los famosos habanos Montecristo, Cohiba y Partagás. Un lector, en las mismas instalaciones fabriles, se encarga de leer trozos de obras literarias, asì como informaciones culturales, cientìficas y noticias a los trabajadores.

En esa fàbrica se expresa en alto nivel la vitolfilia, que es el arte del conocimiento de los anillos de los cigarrillos puros y las làminas que adornan sus embalajes.
Al salir de Candelaria nos llevamos una grata impresiòn de su pueblo y de los encantos de su geografía.

SOROA‏

Soroa es una pequeña comunidad constituida por hileras de casas a ambos lados de una carretera secundaria que une la Carretera Central con un macizo montañoso. Forma parte del municipio de Candelaria y constituye uno de los principales centros del turismo de montaña de Cuba, por su hermosa vegetación y el agradable clima que allí se disfruta en gran parte del año.

Geográficamente está situada en la montaña de la Sierra del Rosario, uno de los principales accidentes montañosos de la orografía occidental de Cuba.
Su privilegiada ubicación hace de Soroa una sensacional ornitofauna y un santuario para la flora silvestre.

Por la multiplicidad de combinaciones de colores de pájaros y flores que abundan allí se le conoce también como el arcoiris cubano.

Dos cosas son las que más distinguen a Soroa, y hacen la estancia allì deliciosa: Un gigantesco orquidiario,de fama mundial, y un Salto de agua del río Manantiales, con un altura de más de 20 metros.


El orquidiario de Soroa está enclavado en la cima de la montaña, posee cientos de variedades y miles de orquìdias y otras plantas tambièn ornamentales. Fue creado por el abogado inmigrante canario Tomás Felipe Camacho, con ayuda del experto en floricultura japonés Kenji Takeuchi, según reseña el célebre geógrafo, historiador y espeleólogo cubano Antonio Núñez Jiménez, a quien algunos consideran como "el cuarto descubridor de Cuba", después de Cristóbal Colón, Alejandro de Humboldt y Fernando Ortiz (¡las cosas ingeniosas de los cubanos!).

Observamos varias personas practicando el turismo ecológico y el senderismo, para lo cual Soroa y gran parte de la Sierra del Rosario son ideales, pues por la exuberancia de su vegetación y todos los atributos que despliega en esa zona la naturaleza, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) la declaró reserva de la bioesfera del mundo.

PINAR DEL RIO


Pinar del Río es el poètico nombre de la provincia más occidental de Cuba, pero igualmente asì se identifica la más importante ciudad del poniente de la mayor de las Antillas, cuyos registros históricos sitúan su fundación en el lejano 1699, cuando existían allí grandes bosques de pino que protegían al río Guama.Es de justicia señalar que todavía el pino tiene presencia significativa en esta zona.

Durante el trayecto por el occidente cubano observamos con placer miles de palmeras. Incluso en el camino, a la altura del kilómetro 120, desde La Habana, nos detuvimos a degustar guarapo de caña en un parador o cafetería que lleva por nombre Las Barrigonas, en honor a unas palmeras cuyo tronco abultado se asemejan a mujeres en estado de gestación avanzada.

Es bueno señalar que la palma real es el árbol nacional de Cuba. Por su esbeltez y su porte majestuoso se le llama con razón la reina de los campos. Es uno de los árboles más vistosos y numerosos de ese país.Muchos poetas y músicos se han inspirado en su deslumbrante belleza para sus creaciones literarios y artìsticos y está representada en el Escudo Nacional cubano.

A la ciudad de Pinar del Río llegamos en ruta hacia el valle de Viñales, pero una vez allí decidimos conocerla en sus detalles más importantes, tanto en su aspecto urbanístico, visible a todos, como en sus asuntos históricos y culturales.

Como casi todas las ciudades cubanas podemos decir de Pinar del Río que sus calles son limpias y anchas, y las personas dispensan un trato exquisito a los visitantes.
Aunque tiene un hotel a la entrada, llegando por la Carretera Nacional, escogimos almorzar en un paladar (que es una especie de fonda) llamado La Casona, en la calle José Martí, que es la arteria principal de la ciudad.

Carne frita de cerdo, congrí, ensalada verde y malanga frita, con el sabor casero, es el plato de mayor demanda, y en verdad es una comida muy sabrosa.
Al llegar lo primero que observamos fue un jardín memorial en forma de rotonda en honor a los hermanos Sergio y Luis Saíz Montes de Oca, nativos de la zona, y quienes con apenas 18 y 17 años de edad, respectivamente, perdieron la vida víctimas del instinto criminal de un policía bajo las òrdenes del dictador Batista. Ellos, como les escribió el poeta Pedro Péglez González, “quisieron su primavera/quemar en plomiza hoguera.”
La calle principal se llama Josè Martì, la cual arranca con hileras de pinos haciendo honor al nombre de la ciudad, y es el centro de las principales actividades comerciales y sociales. A ambos lados tiene edificios de estilo ecléctico, pero con predominio del neoclàsico, aunque pudimos ver tambièn algunas señales del gótico en varios de ellos. Tienen portales y columnas que les dan un aspecto de mayor relevancia.

A lo largo de esa calle observamos el Hotel Pinar del Río, ubicado a la entrada misma de la ciudad, el Museo Provincial de Historia, que atesora una gran riqueza cultural, artística, histórica y folclórica de todas las comarcas y ciudades que forman la provincia, así como el Teatro José Jacinto Milanés, fundado en el siglo 19, de estilo neoclásico, en honor a ese poeta matancero, del cual ya hemos opinado.
Ese teatro tiene todas las características propias de un templo artístico grandilocuente. Por falta de tiempo no pudimos conocer su interior, pero el lenguaje visual de su fachada nos permite pensar que está dotado de todos los elementos necesarios para que en su escenario se presenten dignamente obras teatrales y otras expresiones artísticas con todo los necesario para que las bellas artes sean lo que son, ingenios creativos de la humanidad.

Otra expresión de la cultura pinareña que vimos en esa vía pública fue el Museo de Ciencias Naturales, que lleva el nombre de Tranquilino Sandalio de Noda, quien fue según nos enteramos allí un personaje de gran significación en la vida de la ciudad, tanto en el ejercicio de la medicina como en otras facetas de su vida.

Pasamos también por la Casa de la Trova, la cual está muy activa, manteniendo vivo el espíritu creativo de los artistas de la zona, quienes utilizan aquel importante escenario para deleitar a la población. De igual modo visitamos la librería Raúl Cepero Bonilla, que sirve de plataforma para frecuentes tertulias literarias y artísticas.

Visitamos la Catedral de San Rosendo, que es un llamativo edificio pintado de amarillo mostaza, con combinaciones de rojo ladrillo en las cúpulas de sus dos torres octagonales. Situada en la calle Maceo, es un edificio de hermosa arquitectura, con líneas sencillas, pero con las características del estilo neoclásico. Su entrada principal está dominada por cuatro columnas circulares que convocan al recogimiento de los creyentes.

El interior de esa Catedral es sobrio y hermoso, pues está dotado de cuatro vitrales rectangulares con terminación a manera de arcos, en los que figuran temas y alegorías religiosas e imágenes de santos, como el Cristo de Pinar del Río, San Rosendo, San Pedro, San Pablo y la Virgen de la Caridad. El altar es de mármol, combinando perfectamente los colores blanco, rosado y verde.
Es la sede del Obispado de Pinar del Rìo. En la actualidad lleva el báculo o bastón de mando y la mitra de esa diócesis el obispo Jorge Enrique Serpa Pérez, con una reconocida trayectoria misional. Uno de los obispos más sobresalientes que ejercieron en ese templo es el actua Cardenal cubano Jaime Lucas Ortega Alamino.

Como parte del circuito turístico de la ciudad está la Casa del Ron, donde se pueden adquirir artículos tan diversos como ron, tabaco, café, producciones discográficas y diferentes artesanías.

Es digno de admirar, por su belleza arquitectónica y el simbolismo que representa, un monumento en honor al patricio José Martí, ubicado en uno de los lugares más importantes de la ciudad. Asimismo, es bueno señalar que en el Parque Independencia se puede disfrutar una brisa refrescante y salutífera.

Pinar del Río es una zona altamente productora de tabaco de calidad, al extremo de que nadie discute que allí están las mejores vegas de Cuba, lo que convierte en natural el hecho de que sus habitantes mantengan como símbolo de esa actividad productiva la Casa del Habano.

Allí se fabrica desde el año 1906 el licor denominado Guayabita del Pinar, cuya demanda transciende las fronteras cubanas, por el sabor especial que le da su elaboración artesanal e incluso ha ganado premios internacionales por su excelente sabor.
Pinar del Río figura con letras grandes en la historia de Cuba, por sus aportes a las diferentes luchas libertarias, en las que se destacaron, entre otros, Modesto Gómez Rubio y Alberto Nodarse; pero sobresale también por la contribución de muchos de sus hijos a las artes , la literatura y la cultura en general.
Como figuras pinareñas descollantes se pueden mencionar muchas, pero basta con hablar del cèlebre escritor Cirilo Villaverde, que nació cerca de esa ciudad, en Bahía Honda, el mismo pueblo donde nació el que fuera Presidente de la República, Carlos Prío Socarrás; la afamada violinista Zoila del Pino, Tranquilino Sandalio de Noda, cuyo saber iba desde poeta hasta ensayista, siendo también políglota, agrimensor y naturalista de primera línea; el historiador y gran intelectual Emeterio Santovenia Echaide, Eduardo Zamacoís, Francisco Guasch Ferrer, Elena Sabina de Santa Cruz, Francisco Robaina, Ricardo Díaz y Guillermo Montegú.

La historia de Pinar del Río registra la existencia de cientos de periódicos y revistas, unos efímeros y otros de media y larga duración, lo cual es una elocuente prueba del espíritu creativo y las inquietudes sociales, políticas y culturales de sus ciudadanos.
En la actualidad posee emisoras de radio, museos, teatros, parques, escuelas, politécnicos, polideportivos y facultades universitarias, pruebas más que evidentes de la dinámica cultural que desarrollan sus pobladores.
Visitar Pinar del Río es disfrutar de los encantos del occidente cubano y aprender de la historia y la cultura de un pueblo con notas altas en la vida de su país.

VIÑALES

Viñales es una pequeña ciudad enclavada al norte y centro de la provincia Pinar del Río, en el mismo corazón de la Sierra de los Órganos .

Contemplar el Valle de Viñales es deleitarse con uno de los lugares más hermosos de la tierra, con predominancia de una policromía del verde y paisaje ideal para excelentes fotogramas. Es fuente de inspiración para todo tipo de artista, pues es como una especie de Olimpo natural.

Sus mogotes son únicos y singulares, con su formación maciza y su terminación redonda, dando la impresión de ser aves gigantescas en posición de descanso permanente.
En el área hay varios miradores, estratégicamente ubicados, que permiten al visitante tener una mejor vista del valle en sí y especialmente de esos incomparables caprichos de la naturaleza que son los mogotes.

Se respira un ambiente de tranquilidad y la abundante vegetación que lo rodea provoca un clima agradable a la piel acostumbrada a los fuertes rayos solares del trópico. Fue nuestro último recorrido en esa visita a Cuba.

Allí la naturaleza se prodiga con toda generosidad, pues el clima es excelente, hay una variada vegetación, la fauna es rica, con una inmensa cantidad de pájaros que en bandadas se mantienen moviéndose en el cielo, planeando a la vista de nativos y extraños.


La carretera está en excelentes condiciones, tal vez porque es uno de los lugares turísticos más promocionados en Cuba. Gran parte del trayecto está sembrado de tabaco, pues es una de las zonas catalogadas como excelentes para el cultivo de ese producto.
La Organización de las Naciones Unidas para las Ciencias y la Cultura (Unesco) declaró a Viñales patrimonio natural de la humanidad por su belleza en general, pero especialmente por la excepcionalidad de sus mogotes, por los tesoros arqueológicos que atesora, con grupos de petroglifos y cientos de manifestaciones del arte rupestre de los aborígenes o indígenas que cultivaban sus sentimientos artísticos mucho antes de que fueran exterminados por la maldad de los colonizadores, civiles y militares, sin excluir en esas masacres colectivas y viciosas actos de puras simonías.

Observamos muchas casas con habitaciones para rentar a los visitantes.Sus gentes tienen buenos modales y un rostro de satisfacción hacia el extraño. Vimos en la carretera y en el mismo poblado decenas de turistas de diferentes nacionalidades que se encantaban con las bellezas de ese municipio.
Junto al pequeño parque público, presidido por un busto de José Martì, hay un templo de la Iglesia Católica, dedicado al Sagrado Corazòn de Jesùs, en el cual varias religiosas explicaban pasajes bíblicos a varios jóvenes. Casi al lado hay un centro cultural que lleva el nombre de Polo Montañez, un cantante autodidacta nacido en una comunidad cercana, Las Terrazas, y que en su corta vida gozó de mucha simpatía, cuya fama de trovador popular cruzó las fronteras cubanas.

En los campos de Viñales avistamos varios ejemplares del tocororo, que es el ave nacional de Cuba. Casi todos los seres alados son bellos, sea por su tonalidad de canto, sea por sus hábitos urbanos, su permanencia en los bosques más profundos o por sus acrobacias aéreas.

Siempre habrá mucho que decir de las aves: gorriones, pericos, gaviotas, mirlos,rolas,jilgueros,gallaretas, zorzales, quetzales, ruiseñores, guacamayos, garzas, ciguas, palomas o alondras; pero el tocororo es clase a parte, por sus ágiles movimientos, por la variedad de colores en su plumaje y por su código sonoro, propio de un gran concertino.

Visto a distancia el tocororo da la impresión de ser un arcoiris viviente, con el pecho blanco, la cabeza azul, y plumas verdes y rojas repartidas por su cuerpo ligero.


EMISORAS CUBANAS


Uno de los medios más efectivos parar captar el alma de un país ( eso que los griegos llamaban el “ethos”) es escuchar sus emisoras de radio, pues el alcance de las ondas hertzianas hace que por ellas se difundan las cosas de mayor interés colectivo.

Por eso creemos oportuno hacer un pequeño comentario sobre este aspecto de la vida cultural y artística de Cuba.

Contrario a los que algunos en el exterior creen, en Cuba hay muchas y muy buenas emisoras de radio ( aunque con la falla de que todas son dirigidas por el gobierno), algunas de las cuales pudimos escuchar con intensidad mientras nos desplazábamos por sus carreteras principales e interiores. Radio Habana, Radio Reloj, Radio Rebelde, Radio Enciclopedia, Radio Taino, entre otras muchas.

Radio Habana es dirigida desde la Oficina del Historiador de La Habana y se identifica como “la voz cercana de una añeja ciudad”.Su programación es esencialmente de música y para ofrecer informaciones de carácter histórico y cultural.

Radio Enciclopedia. Como su nombre lo indica tiene pretensiones amplias en beneficio de sus oyentes, pues todos sus programas tienen un perfil de ilustración colectiva.

Uno de sus programas es “Interludio”, en el cual sus animadores abordan todo cuanto esté vinculado con ritmos cubanos y extranjeros, así como efemérides, biografías de autores, géneros musicales. Su fondo musical es instrumental. Pudimos oír la música compuesta por los cubanos Amadeo Roldán, Alejandro García Caturla, Antonio María Romeo, Ernesto Lecuona y también de genios universales como Vivaldi, Mozart y Bethoven.

Es claro que el objetivo de Radio Enciclopedia tiende a resaltar la importancia de la cultura para el desarrollo de los pueblos. Varias veces escuchamos allí la Camerata Romeo, agrupación musical en la cual se privilegian los instrumentos de cuerdas.
En esa emisora escuchamos también “Gotas del Saber”, un espacio radial que es por sí solo una enciclopedia radiofónica, pues en él se escuchan muchas informaciones sobre las ciencias, el medio ambiente, la flora y la fauna, biografías de personajes famosos, mensajes de interés ecológico y curiosidades diversas.

PRECISIONES PERTINENTES

La belleza de un paisaje, la frescura del ambiente, los rostros inocentes de los niños o la sonrisa complaciente de los adultos suelen ocultar, en cualquier rincón del mundo, dramas humanos como los que narra Víctor Erice, en su clásica película El Espíritu de la Colmena, cuyo escenario es un remoto poblado de Castilla, España.

Con el pensamiento puesto en esa verdad dejamos de lado los folletos de propaganda turística , y penetramos hasta donde pudimos en la Cuba de adentro, tal y como se observa en las páginas anteriores, para mezclar "cortejo fúnebre" con "manifestación política", y tratar de captar aunque fuera medianamente algún cambio, tan siquiera de matices, o al menos señales de apertura en el pensamiento tutelado desde los órganos gubernamentales, que como se sabe forman parte importante de la llamada superestructura de la sociedad.
Contrario a los descubrimientos observables en "El Viaje de los Comediantes" de Theo Angelopoulos, sobre la Grecia de los Coroneles, en nuestro caso no pudimos avanzar gran cosa en ese justo objetivo, tal vez por la espontaneidad de la acción, o quizás por el poco tiempo para madurar la iniciativa, o por lo cerrado del tema mismo.

Ni siquiera pudimos comprobar si los que mandan en Cuba han pensado en sazonar un poco el pensamiento de Giusepe Tomasi di Lampedusa (adaptada al cine por Luchino Visconti, con la brillante actuación de Burt Lancaster y Alain Delon) cuando en su novela El Gatopardo dijo, con una tonelada de oportunismo de por medio, que: "si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie."

Todo indica que es casi imposible que sean los mismos comandantes los que tomen la iniciativa de eliminar los callos que afectan la sociedad cubana, pero nada debería impedirles que formen parte de las correcciones que deben hacerse allí.

De todas maneras, sin ninguna duda, está claro que es más que urgente un esfuerzo colectivo, con la participación de Cuba y de la comunidad internacional, para modificar situaciones que no debería estar padeciendo en esta época un pueblo tan bueno y tan noble como lo es el cubano.

No se trata de asuntos políticos, ni de interpretaciones de filosofía de vida, ni de "vicios del capitalismo", ni de "afán consumista", sino de pura lógica existencial, que como se sabe abarca muchas cosas inherentes a la naturaleza humana. Es tiempo de actuar en la indicada dirección, por el bien de Cuba, que es como hacerlo por toda la humanidad.

Santo Domingo, D.N., República Domominicana, marzo-2010

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El Dinosaurio
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2 comentarios:

  1. Sencillamente, !Excelente!, no podía ser menos, que descripción tan exacta de Cuba, detallada, una vez estuve allí hace como 15 años, y me dió nostalgia al recordar algunos de los lugares descrito por usted, plasma todo tan vivencial que pareciera que el lector está ahí. !Felicidades!, que bueno que contamos con su talento.
    Seré una seguidora fiel de su blog.


    Marilyn Lopez

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  2. Estimada y admirada Marilyn López, muchas gracias por sus hermosas expresiones, y espero no defraudarla como seguidora de este blog.Mis afectos para usted.

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