sábado, 4 de abril de 2020

SÁNCHEZ NACIÓ UN 9 DE MARZO, HACE 203 AÑOS. (I)


SÁNCHEZ NACIÓ UN 9 DE MARZO, HACE 203 AÑOS. (I)
                                            (7-Marzo-2020)
                          POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES

SÁNCHEZ EL INDEPENDENTISTA
Francisco del Rosario Sánchez nació en la ciudad de Santo Domingo el día 9 de marzo de 1817 (hace ahora 203 años), “en cuya cuna y sepulcro nace y se pone, día por día, el sol de Febrero”, como dijo Américo Lugo en el 1915, generosamente reproducido en múltiples ocasiones por el historiador higüeyano Vetilio Alfau Durán.1

Cuando Sánchez llegó al mundo descampado, desde el claustro materno de su madre, doña Olaya del Rosario Belén, el país estaba bajo el dominio de una Capitanía General española, en la época de la España Boba (1809-1821), surgida luego de la llamada Reconquista encabezada por Juan Sánchez Ramírez.
Para esa época había una gran miseria en lo que luego sería la República Dominicana.
Esa pobreza extrema estaba básicamente motivada por la dejación de las obligaciones de buena administración (lo que siglos después se conocería como gobernanza) de los ocupantes españoles y sus superiores que desde la Metrópoli no mostraban ningún interés por la suerte de la tierra que había vuelto a sus dominios.

Ello dicho a pesar de que en la teoría el comisionado Francisco Javier de Caro Torquemada llegó en el 1810 con dos decretos reales, emitidos respectivamente el 12 de enero y el 29 de abril de referido año, con un contenido que auguraba una especie de revolución económica y social, como así se interpreta de un minucioso ensayo preparado por la historiadora española María Isabel Paredes Vera, titulado Santo Domingo. De la España Boba a la primera independencia (1809-1821).2

La realidad distaba mucho de lo que como hipótesis de administración se pregonaba desde las poltronas coloniales.
Valga la digresión para señalar que el referido Capitán General, el ilustrado Caro Torquemada, nació en Santo Domingo el 2 de diciembre de 1773 y quien llegó a ser, siendo muy joven, Rector de la Universidad de Salamanca, entre otras funciones de principalía social y cultural.
El Dr. José María Morillas, en una ensalzadora biografía, escribió que Caro Torquemada  fue un “varón eminente…hombre científico, brilló en la Universidad de Salamanca, centro en aquella época de la ilustración en España, y como magistrado dignísimo y distinguido hombre de Estado en la Corte de Madrid.”3

Antonio Del Monte y Tejada, en su obra Historia de Santo Domingo (cuyo contenido permite conectar la figura de Sánchez en el contexto socio económico en que se desarrolló) recoge las opiniones del referido Morillas sobre los hechos que presenció en aquella etapa gris de nuestra historia, incluyendo su señalamiento de que en los últimos meses de la España Boba hubo una especie de repunte económico, especialmente en el comercio capitaleño.4 
Por la posición económica y social de sus padres puede decirse que Sánchez pertenecía a la clase media de su época, o lo que es lo mismo a la pequeña burguesía de la ciudad que luego sería la capital de la República Dominicana.

Para aquellos que les dan la importancia debida a los astros en la vida sobre la tierra no resulta abundante indicar que el patricio Sánchez nació bajo el signo zodiacal de agua Piscis. Parece una tontería, pero eso tiene su impacto por coincidir Piscis con una importante constelación de la región celeste que el Sol atraviesa en invierno. Siempre hay sintonía entre el agua y un isleño. Que es el caso, sin surrealismo caribeño.
Francisco del Rosario Sánchez era abogado de ejercicio activo. Juan Bosch, en su obra Composición Social Dominicana, explica una verdad de Perogrullo (como aquel sujeto imaginario paremiológico que llamaba puño a la mano cerrada) al indicar que lo era “-en la práctica, porque entonces no había donde graduarse-, lo que supone que tenía alguna clientela.”5
Sánchez, al igual que Duarte y otros trinitarios, fueron acosados y perseguidos en el 1843 por el presidente haitiano Charles Riviére-Herard, por su lucha tenaz en los preparativos de la Independencia Nacional. Los ocupantes haitianos le tenían terror a la eficacia propagandista de los trinitarios.
Esa campaña de convencimiento sobre la necesidad de expulsar a los intrusos del territorio nacional fue un antecedente de lo que unos 70 años después se conocería en el lenguaje de la estrategia política mundial como la acción de agitprop.  En la ocasión una fingida enfermedad permitió difundir la noticia de que Sánchez había muerto. Esa estratagema lo salvó de la ira de los haitianos.
Una estampa más, demostrativa de la valía del jefe trinitario, en el proceso previo a la proclamación de la Independencia Nacional, quedó marcada en una carta enviada desde Curazao, fechada el 27 de noviembre de 1843, dirigida por el prócer Pedro Alejandrino Pina a Juan Pablo Duarte, quien entonces vivía desterrado en Caracas, Venezuela, en la cual, por conducto del venezolano Buenaventura Freites, defensor de la soberanía dominicana, le hace saber, entre otras cosas, lo siguiente:
“Verá usted lo que ha progresado el partido duartista, que recibe vida y movimiento de aquel patriota excelente, del moderado, fiel y valeroso Sánchez, a quien creíamos en la tumba.”6 
Los esfuerzos de Sánchez en procura de que Duarte estuviera presente al momento de proclamarse la Independencia Nacional quedan demostrados en la carta que en fecha 8 de diciembre de 1843 le dirigió, conjuntamente con Vicente Celestino Duarte, en la cual le decían que si obtenía  en Venezuela fusiles,  cartuchos, plomo y lanzas “deberás dirigirte al puerto de Guayacanes, siempre con la precaución de estar un poco retirado de tierra, como una o dos millas, hasta que se te avise, o hagas señas…”7
Como se sabe, por las circunstancias imperantes en esos momentos en Venezuela, Duarte no pudo obtener los materiales de guerra necesarios y el desembarco por Guayacanes,  en los contornos de la bahía  de Andrés, al Este de la ciudad de Santo Domingo, no se produjo.
La gloriosa noche del 27 de Febrero de 1844 Sánchez era el guía y jefe de los dominicanos lanzados a las callejuelas de la vetusta ciudad de Santo Domingo. Bajo la capa oscura de ese vibrante e histórico momento él fue en los hechos el héroe principal de la Puerta del Conde, y así también al día siguiente.
Los registros históricos consignan que ante la realidad bélica, observada en la Puerta del Conde desde los minutos que siguieron al trabucazo de Mella en la Puerta de la Misericordia, el sibilino y hábil cónsul de Francia Juchereau de Saint Denys desplegó esfuerzos persuasivos ante el gobernador ocupante  haitiano Henri Etienne Desgrotte, quien al no poder contener las ansias de libertad exhibidas por los trinitarios, con  Francisco del Rosario Sánchez a la cabeza, no tuvo más remedio que aceptar que estaba en presencia de eso que los franceses llaman un fait accompli (un hecho consumado).
El primer cargo que Sánchez ocupó en la naciente República Dominicana fue Gobernador del Distrito de Santo Domingo, con el rango de General.
Aunque Sánchez ha tenido desde hace 177 años (cuando arrancó en el año 1843 su activismo político de manera pública, abierta y desafiante) muchos enemigos que se han dedicado a calumniar sus acciones, nadie ha podido regatearle el mérito de formar parte del núcleo duro del partido liberal; aquel que con Duarte a la cabeza luchaba por crear un Estado soberano desde el río Dajabón o Masacre, por el Oeste, hasta Cabo Engaño y sus alrededores, en Higüey, en el extremo Este del país.
Sánchez, como Duarte, Mella, Juan Isidro Pérez, el padre José Antonio Bonilla, Pedro Alejandrino Pina y muchos otros patriotas como ellos representaban todo lo contrario de aquellos que apoyaban la continuidad de la opresión haitiana contra el pueblo dominicano.
Ellos eran el lado opuesto, por ejemplo, de los que auspiciaban el llamado Plan Levasseur, de 1843, para que Francia se apoderara otra vez del territorio nacional. De estar vivos se hubieran enfrentado a los extranjeros y sus secuaces criollos (que con justicia llevan el sambenito de vendepatria) que después volvieron a mancillar la soberanía nacional en los años 1905, 1916 y 1965. El itinerario de sus vidas hace pensar que hubieran plantado cara y combatido al bando de los intrusos y traidores.

Diferentes historiadores coinciden en que la salida forzosa del país, en el 1843, del patricio Juan Pablo Duarte provocó que un grupo nutrido de los trinitarios siguieran en la clandestinidad las directrices de Sánchez y de Vicente Celestino Duarte.
Aunque al penetrar el escalpelo de la crítica objetiva a la realidad de aquel momento no da como resultado que fuera una etapa suave para los trinitarios, Frank Moya Pons, en su obra La Dominación Haitiana 1822-1844, sostiene que: “Estos fueron los meses menos peligrosos para la conspiración debido a que en el Oeste los haitianos se encontraban profundamente divididos con motivo de la celebración de la Asamblea Constituyente…”8
Francisco del Rosario Sánchez fue resaltado en su calidad patricia por figuras estelares de nuestro ayer. Por ejemplo, Américo Lugo, en el Semanario Patria, del cual era Director, escribió el 26 de noviembre de 1927 una ácida crítica a la visita al país del presidente haitiano Joseph Louis Bornó, un títere de los gobernantes estadounidenses que mantenían desde el año 1915 ocupado a Haití, y entre las frases contenidas en ese artículo indicó que “acá estamos los dominicanos, unos para gozar, y son los más, y otros prestos al sacrificio por la honra y la existencia de esta República que Duarte soñó y que Sánchez creó…”9
 Es el mismo Américo Lugo que en su ensayo crítico titulado El Plan de Validación Hughes-Peynado, publicado el 29 de julio de 1922, se preguntaba retóricamente: “Y las sombras de Duarte  y de Sánchez ¿no nos están señalando, en esta hora suprema, el camino del honor y del deber?10
Está altamente demostrado que los sectores conservadores que tenían el control de la Junta Central Gubernativa le negaban a Duarte la sal y el agua, rechazando todas las justas peticiones de reconocimiento a sus altas prendas de patriota integérrimo que hacían sus partidarios. Bobadilla, Santana y otros esgrimían alilayas para reducir la proceridad del inspirador y guía de la soberanía dominicana.
Frente a ese panorama de hostilidad sin fundamentos, y ante la insistencia del Arzobispo Tomás Portes Infante y de Tomás Bobadilla, quienes querían a toda costa el Protectorado de Francia, los trinitarios, encabezados por Sánchez y con la intervención militar del coronel José Joaquín Puello, sacaron de circulación a la cúpula conservadora que encabezaba el principal órgano de gobierno del país recién creado, ejerciendo ellos su control.
Acompañaron a Sánchez en la Dirección de la Junta Central Gubernativa, entre otros, los señores Pedro Alejandrino Pina, Manuel María Valverde y Juan Isidro Pérez,  fungiendo el último como Secretario. Poquísimo tiempo duró el mando de los trinitarios sobre la Junta Central Gubernativa.
En su obra El Cristo de la Libertad Joaquín Balaguer describe ese hecho de nuestra historia de esta manera:“El 9 de junio se apoderaron Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Mella de la Junta Central Gubernativa y expulsaron de ella a quienes carecían de fe en la patria y en su estabilidad futura. Sánchez asumió la presidencia del organismo así herido de muerte y privado ya de toda autoridad moral.”11
El día 12 de julio de 1844 Santana entró a la ciudad de Santo Domingo, con la fuerza terrorífica de una tromba marina, y fue declarado, con el poder de las armas de por medio, como el Jefe Supremo de la Nación, con facultades extraordinarias que incidieron poderosamente, en términos negativos, en el futuro del pueblo dominicano.
Al poco tiempo Francisco del Rosario Sánchez, y muchos otros trinitarios, atravesaron  una dura etapa de amargura y sufrimientos. Incluso fueron encerrados y vilipendiados en la cárcel conocida como Torre del Homenaje.
Un mes y pocos días después de la proclamación referida precedentemente, vale decir el 22 de agosto de 1844, Sánchez era expulsado del país hacia Irlanda.
En el 1849 Sánchez fue otra vez arrestado por Santana, porque rechazó sus maquinaciones golpistas contra el presidente Manuel José Jiménez González, a quien finalmente derrocó.
El 25 de marzo de 1855 Francisco del Rosario Sánchez tuvo que asilarse en el Consulado inglés por la persecución desatada en su contra por el general Pedro Santana, quien ejercía con manos de hierro, de nuevo, la Presidencia de la República.
Para entonces había en el país una gran efervescencia política, y estaba en curso un movimiento insurreccional para poner término al gobierno del llamado Chacal del Guabatico. Existía una lucha encarnizada entre los caudillos Santana y Báez. Este último había sido expulsado del país el 3 de julio de 1853, y tenía su base de operaciones en la cercana isla de Saint Thomas.
 El 7 de julio de 1857 Sánchez participó, junto con el general José María Cabral, en defensa del gobierno que pretendía ser derrocado por Santana y otros.
Los once meses de asedio que sufrió entonces la ciudad de Santo Domingo, sin tener la misma el amurallamiento de la famosa ciudad portuaria situada a ambos lados del Estrecho de Bósforo, llamada en el pasado Constantinopla y ahora Estambul; ni ser sus atacantes de la estirpe osmanlí (los del imperio Otomano) trajo como resultado el surgimiento de los Partidos Azul y Rojo, los cuales tuvieron gran incidencia en la vida pública dominicana en las décadas siguientes.
En una crónica informativa, presumiblemente escrita en 1884, titulada Apuntes y comentarios históricos, versada esencialmente sobre hechos ocurridos en la década de los años 50s del siglo antepasado, el General Damián Báez, al hacer un recuento de los enfrentamientos entre los caudillos políticos Pedro Santana Familias y Ramón Buenaventura Báez Méndez, dicho hermano del  último personaje mencionado dejó escrito que Santana “resolvió por fin remitir en bote aherrojados a la cárcel de Higüey a Valentín y a Carlos….” Señala el referido relator que él mismo fue en esa ocasión expatriado, así como “José María González, Félix María del Monte, General Sánchez (que no era otro que el patricio Francisco del Rosario Sánchez. Nota de TLR), Pablo Sterling, Jacinto Peinado, Juan Andrés Gatón….y muchos más, hasta familias enteras.”12
Aunque en una etapa de su vida Sánchez formó parte de los que creían que Báez era menos malo que Santana, explicó su posición con elegancia y nunca prescindió de su sentido patriótico. Fue un episodio coyuntural de su vida, tal vez acosado por las tenazas diabólicas santanistas. Muy pronto, a la primera de cambio, rompió todo vínculo con el funesto personaje que fue Buenaventura Báez, y luego tuvo fuertes confrontaciones con él.
Cuando algunos, por malquerencia o cubriendo intereses personales y bajas pasiones, osaron dudar de su integridad, Sánchez escribió una carta publicada el 21 de septiembre de 1856, en el periódico El Eco del Pueblo, en la cual enfatizó que:   “amo mucho a mi patria, y este amor es superior a mi amor propio que es el que se quiere lisonjear, y aun diré más, ofuscar.”13

SÁNCHEZ EL RESTAURADOR

Francisco del Rosario Sánchez tuvo el gran mérito de ser héroe independentista y héroe restaurador. Fue herido y capturado por una vil traición, pero su ejemplo y el de los que cayeron junto a él fue un fanal siempre presente entre la legión de combatientes dominicanos que ganaron la Guerra de Restauración.
Es oportuno señalar que antes de producirse la execrable Anexión a España, y como la noticia se filtró al exterior, Sánchez creó en Saint Thomas un movimiento que bautizó con el nombre de Revolución de la Regeneración Dominicana.
Mientras figuras relevantes de la historia nacional, como Buenaventura Báez, se solazaban en Europa y otros lugares del mundo y se negaban a cooperar en favor de la causa nacional, indiferentes al parricidio santanista contra la Patria, Sánchez penetraba a tierra dominicana a combatir por la libertad, junto con luchadores cuyos nombres la historia recoge con veneración, como Pina, Cabral, Piñeiro, Simonó, Mota, Figueroa, Martínez y otros patriotas.
La arriesgada y valiente penetración al territorio dominicano, por las estribaciones de Hondo Valle y zonas aledañas, el día primero junio de 1861, a menos de dos meses de estar ocupado el mismo por la soldadesca española apoyada por traidores criollos, fue un fracaso militar, por la traición de que fue víctima Sánchez en El Cercado, pero se convirtió en un hecho de trascendencia histórica, por múltiples motivos.
En su recuento, con muchas páginas noveladas, titulado Historia de la Dominación y Última Guerra de España en Santo Domingo, el oficial español de artillería  Ramón González Tablas, al relatar las primeras insurrecciones del pueblo dominicano contra la Anexión apela a la exageración, cuando no a mentiras abiertas contra Francisco del Rosario Sánchez  y demás mártires de El Cercado, quienes llegaron a tierra dominicana en una frustrada gesta que buscaba liberar el país, que había caído de nuevo bajo un yugo extranjero.
Como cazabobos o señuelo semántico, para confundir a los lectores, González Tablas dice de entrada una verdad: “Don Francisco Sánchez, aquel general que siendo muy joven había sido el primero en sublevar el país contra la dominación haitiana…”
Pero dicho eso comienza a desgranar una sarta de sandeces y falacias contra Sánchez, las cuales puedo resumir así: Que cruzó la frontera con Haití al mando de  unos quinientos fugitivos bien armados. Que Sánchez y los demás combatientes vagaban por El Cercado y Las Matas de Farfán sin objeto, “causando toda clase de perjuicios y extorsiones a los pacíficos habitantes de los conucos por allí desparramados.” Que los anexionistas sólo disponían en toda esa zona de 120 hombres. Que los españoles tenían prohibido atacar a los dominicanos. Que los restauradores “huyeron a la desbandada”, dejando 21 prisioneros, incluyendo a Sánchez.14
El 3 de julio del 1861 se llevó a cabo, en la ciudad de San Juan de la Maguana, un falso juicio en contra de Sánchez y parte de sus conmilitones capturados en una celada de traidores dominicanos manipulados por el mando militar español. La supuesta corte marcial fue presidida por un enemigo personal de Sánchez, el general Domingo Lazala, teniendo como fiscal al pérfido coronel Tomás Pimentel.
El patricio Francisco del Rosario Sánchez, junto con más de 20 otros patriotas que lo acompañaron en sus ideales restauradores fueron fusilados allí al día siguiente de aquella pantomima de juicio ad-hoc. Se trató de una inicua decisión de retaliación por la nueva defensa que hacía Sánchez a la Patria, mancillada en su honor por la Anexión a España.

Esa hecatombe, transformada en una ignominia en los anales de nuestra historia, que todavía estremece las fibras más sensibles de la dominicanidad, fue descrita por el historiador Pedro Archambault del siguiente modo: “El juicio, cuya sentencia vino pronunciada de la Capitanía General revistió un carácter aparatoso y cruel. El general Francisco del Rosario Sánchez hizo cuanto pudo en sus declaraciones por salvar a sus compañeros, asumiendo toda la responsabilidad del movimiento.”15
 Es pertinente reafirmar que el patíbulo infame levantado en San Juan de la Maguana para materializar el hecho arriba descrito se constituyó en una especie de llama votiva que se mantuvo encendida, iluminando las acciones de los héroes dominicanos durante todo el proceso de la Guerra de Restauración.

Bibliografía:
1-La Independencia de Puerto Rico. Periódico El Progreso,1915.Américo Lugo. reproducido en Vetilio Alfau Durán en Anales.P528.Impresora Corripio,1997.
2-Santo Domingo. De la España Boba a la primera independencia (1809-1821). María Isabel Paredes Vera.
3-Clío, No.74-75.P.8,enero-junio 1946.José María Morillas.
4- Historia de Santo Domingo, La Habana, Cuba,1953. Antonio Del Monte y Tejada.
5-Composición Social Dominicana. Imprenta Soto Castillo,2013.P216. Juan Bosch.
6-Carta de Pedro Alejandrino Pina a Juan Pablo Duarte. Curazao, 27 de noviembre de 1843.
7- Carta de Sánchez y Vicente Celestino Duarte, dirigida a Juan Pablo Duarte, de  fecha 8 de diciembre de 1843.
8- La Dominación Haitiana 1822-1844. Editora Búho, 2013.P119. Frank Moya Pons.
9- Semanario Patria. Edición No.119.26 de noviembre de 1927. Américo Lugo.
10- El plan de validación Hughes-Peynado. Imprenta La Cuna de América.29 de julio de 1922.Américo Lugo.
11- El Cristo de la Libertad. Obras Selectas.Tomo VII. Editora Corripio,2006.P153. Joaquín Balaguer.
12-Papeles de Buenaventura Báez. ADH. Editora Montalvo, 1969.P41.Emilio Rodríguez Demorizi.
13-Carta de Sánchez, 19 de septiembre del 1856. Publicada el 21 de ese mes en el periódico El Eco del Pueblo. edición No.9.
14-Historia de la dominación y última guerra de España en Santo Domingo. Editora Santo Domingo,1974.Pp73-75. Ramón González Tablas.
15-Historia de la Restauración. Editora Taller, 1987.P16. Pedro M. Archambault. (Publicado 7-Marzo-2020)

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