POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES
BUENAVENTURA BÁEZ (anécdotas)
El cuarto gobierno de Buenaventura Báez, llamado de
los Seis Años, tuvo un final con sabor anecdótico, pues quienes dieron al
traste con el mismo no fueron sus enemigos del Partido Azul.
En ese sangriento período de la política criolla se
acuñaron las expresiones “hombres de orden”, para calificar a los que
consideraban al caudillo Báez como imprescindible para gobernar, y tildaban
como “hombres de desorden” a los que le adversaban.
El primero de mayo de 1869 el país fue víctima de una
gran estafa de parte del representante de Buenaventura Báez en Inglaterra, un
extranjero de nombre Edward H. Hartmont,
quien comprometió por décadas las
finanzas dominicanas y se alzó con una fortuna.
Buenaventura Báez, en contubernio con el presidente
estadounidense Ulysses S. Grant y los truhanes Joseph Fabens y William Cazneau,
hacían todo lo posible para que la República Dominicana fuera anexionada a los
EE.UU., lo que afortunadamente no ocurrió porque en el 1871 el Senado de ese
último país rechazó eso.
En esa época la crisis económica iba en crecimiento,
así como el malestar social entre la población dominicana que cada vez más
repudiaba a dicho gobernante.
En cambio, a Báez lo apoyaban los caudillos
comarcanos, una parte importante de los comerciantes y principalmente los
productores de tabaco del Cibao que se beneficiaban de los altos precios
internacionales de ese producto agrícola que exportaban hacia Europa,
especialmente por los puertos alemanes de Hamburgo y Bremen.
La tirantez política y económica desató
enfrentamientos sangrientos en los cuales los del Partido Rojo (conservadores)
en el gobierno aplastaban a los opositores del Partido Azul (liberales).
En la región oriental del país la última rebelión
opositora contra Báez fue encabezada por el héroe restaurador nativo de Yamasá
Eusebio Manzueta, quien fue capturado y fusilado
el 12 de noviembre de 1873 por órdenes del general José Caminero, el jefe político
y militar del baecismo en esa zona.
En el suroeste el dictador Buenaventura Báez formó
bandas de asesinos dirigidos por unos tales Llinito, Mandé, Solito, Musié y
Baúl. Esos sujetos y sus secuaces masacraron a cientos de opositores.
Ni el general José María Cabral ni los demás líderes
del Partido Azul lograron articular las fuerzas necesarias para vencer al
caudillo rojo.
Por eso tiene categoría de anécdota política que el
desplome del cuarto gobierno de Báez comenzó cuando el 25 de noviembre de 1873
se rebelaron sus partidarios Ignacio María González (entonces gobernador de
Puerto Plata) y Manuel Altagracia Cáceres, quien era el político baecista más
prominente en el Cibao.
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