domingo, 10 de julio de 2022

FÉLIX MARÍA DEL MONTE (Anécdotas)


 

FÉLIX MARÍA DEL MONTE

(Anécdotas)

 POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES


Uno de los trinitarios más prominentes fue el poeta, dramaturgo, periodista y jurista Félix María del Monte.

Se le considera la principal figura literaria de la entidad secreta que sirvió de cuna a la independencia dominicana. En su paso por la vida pública nacional dejó un amplio anecdotario.

Fue el autor del primer himno nacional, el cual se mantuvo como tal hasta el 17 de agosto de 1883, fecha en que se interpretó por primera vez el que compusieron Emilio Prud’Homme y José Reyes.

Algunos de sus poemas dramáticos, como el titulado Las Vírgenes de Galindo, han servido de inspiración para obras clásicas de la literatura criolla.

Fue el primer abogado titulado que tuvo el país, por resolución dictada por la Suprema Corte de Justicia el 11 de agosto de 1845.

En esa condición sobresalió por su gran capacidad jurídica, demostrada en defensas tan conocidas como las que hizo en favor del prócer Antonio Duvergé y el general Santiago Pérez, entre muchas otras.

Fue ministro de Relaciones Exteriores, de Interior y Policía, de Hacienda y Comercio, de Guerra y Marina, etc. Siempre se ha resaltado su honradez en los elevados cargos públicos que desempeñó.

Fue arrestado por un hecho con carácter de anécdota cuando era ministro interino de Guerra y Marina, en el gobierno llamado de los Seis Años, encabezado por Buenaventura Báez.

Esa acción anecdótica se produjo cuando él se presentó al portón frontal de la Fortaleza Ozama, entonces la mayor guarnición militar del país, para tener allí un encuentro con el gobernador de la para ese tiempo provincia de Santo Domingo, que no era la misma de ahora.

El patriota independentista Félix María del Monte llegó de primero a dicho recinto militar. Cuando el centinela y el oficial de servicio le dieron el alto de rigor y él se identificó con su alto cargo gubernamental le pidieron el “santo y seña” para dejarlo ingresar. Su contesta fue que se le había olvidado.

Ese formulismo de reconocimiento es usual en la milicia, por cuestiones de seguridad. Ese olvido, aunque el aludido oficial sabía la personalidad de que se trataba, provocó su arresto de inmediato.

Cuando llegó al lugar convenido el gobernador Damián Báez, y le recordó a del Monte la clave que le habían solicitado, el arresto quedó sin efecto. Ambos pudieron celebrar su reunión nocturna.

Otra anécdota protagonizada por Félix María del Monte se produjo en su propia casa, a la cual un mal día llegó sin previo aviso el general Manuel Ventana, considerado un fanfarrón de aquellos tiempos.

Dicho individuo soltó algunos dichos para que le franquearan la entrada, los cuales llegaron a oídos de del Monte, quien salió a su encuentro con ánimo resuelto.

Cuando ambos se miraron cara a cara el inoportuno visitante le dijo con voz estentórea: -¡Yo soy Manuel Ventana!

Como el general Ventana tenía fama de ser lo que popularmente se conoce como “un perdonavidas” pensó que iba a impresionar con su fama de engreído al poeta del Monte. Lo que recibió, por el contrario, fue una tremenda reprimenda.

En lenguaje dominicano se puede decir que Félix María del Monte repajiló al referido general Ventana con esta anecdótica respuesta: “-¡Pues yo soy la Puerta Otomana!”, en clara referencia a uno de los símbolos del poder del antiguo Imperio otomano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario