POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES
GENERALES LILISISTAS (anécdotas)
Luego de la muerte del sátrapa Ulises Heureaux (cuya
última respiración fue en un callejón de Moca, el 26 de julio de 1899) sus
principales seguidores pretendieron mantenerse en el poder, generando sus
acciones un mar de anécdotas de política criolla.
Los generales lilisistas Wenceslao Figuereo, Teófilo
Cordero Bidó, José Dolores (Loló) Pichardo, José de Jesús Álvarez y otros,
quienes formaban una abigarrada mezcla de antiguos partidarios de los partidos
Rojo y Azul, quisieron aplicar métodos parecidos a los utilizados por su jefe
ya difunto.
Los remanentes lilisistas sólo pudieron sostener el
régimen descabezado durante un mes y 4 días. Como ocurrió con la famosa
carabina de Ambrosio, el tiro le salió por la culata. El presidente Figuereo
fue sustituido por Horacio Vásquez, uno de los conjurados en la gesta histórica
de Moca.
En narraciones dominicanas del pasado se describe que
el general Teófilo Cordero Bidó, “un personaje indispensable” en el régimen
herido de muerte en una angosta calle mocana, trató de atajar la revuelta
desatada en diversos lugares del norte
del país para expulsar del poder a los que entonces pretendían mantenerse al
frente de la llamada Cosa Pública utilizando el espectro del implacable
puertoplateño que primero se llamó Hilarión Lebert, hasta que su padre, al
darle su apellido Heureaux, le puso por nombre Ulises.
Cuando la balanza de la lucha armada que se realizaba
en pueblos y campos del Cibao se inclinaba en favor de los rebeldes el referido
general Teófilo Cordero Bidó le envió a su jefe inmediato el siguiente
telegrama:“Presidente de la República. Capital. Sólo necesito oro. Por lo
demás, con mi espada me basto. Cordero.”
Al leer ese breve texto el mencionado Loló Pichardo,
que al parecer era experto en el juego de baraja española (oro, espada, basto,
copa) amén de que era un hombre culto y con un gran sentido del humor, y quien
luego de la muerte del tirano movía los hilos del gobierno en desbandada, atinó
a decirle a Figuereo:
-“¿Oro, espada y basto? Presidente: tengamos mucho
cuidado con este hombre, porque nos copa.”
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