sábado, 16 de julio de 2022

GENERALES LILISISTAS (anécdotas)

 

POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES

GENERALES LILISISTAS (anécdotas)

Luego de la muerte del sátrapa Ulises Heureaux (cuya última respiración fue en un callejón de Moca, el 26 de julio de 1899) sus principales seguidores pretendieron mantenerse en el poder, generando sus acciones un mar de anécdotas de política criolla.

Los generales lilisistas Wenceslao Figuereo, Teófilo Cordero Bidó, José Dolores (Loló) Pichardo, José de Jesús Álvarez y otros, quienes formaban una abigarrada mezcla de antiguos partidarios de los partidos Rojo y Azul, quisieron aplicar métodos parecidos a los utilizados por su jefe ya difunto.

Los remanentes lilisistas sólo pudieron sostener el régimen descabezado durante un mes y 4 días. Como ocurrió con la famosa carabina de Ambrosio, el tiro le salió por la culata. El presidente Figuereo fue sustituido por Horacio Vásquez, uno de los conjurados en la gesta histórica de Moca.

En narraciones dominicanas del pasado se describe que el general Teófilo Cordero Bidó, “un personaje indispensable” en el régimen herido de muerte en una angosta calle mocana, trató de atajar la revuelta desatada en  diversos lugares del norte del país para expulsar del poder a los que entonces pretendían mantenerse al frente de la llamada Cosa Pública utilizando el espectro del implacable puertoplateño que primero se llamó Hilarión Lebert, hasta que su padre, al darle su apellido Heureaux, le puso por nombre Ulises.

Cuando la balanza de la lucha armada que se realizaba en pueblos y campos del Cibao se inclinaba en favor de los rebeldes el referido general Teófilo Cordero Bidó le envió a su jefe inmediato el siguiente telegrama:“Presidente de la República. Capital. Sólo necesito oro. Por lo demás, con mi espada me basto. Cordero.”

Al leer ese breve texto el mencionado Loló Pichardo, que al parecer era experto en el juego de baraja española (oro, espada, basto, copa) amén de que era un hombre culto y con un gran sentido del humor, y quien luego de la muerte del tirano movía los hilos del gobierno en desbandada, atinó a decirle a Figuereo:

-“¿Oro, espada y basto? Presidente: tengamos mucho cuidado con este hombre, porque nos copa.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario