domingo, 10 de julio de 2022

GENERAL ODRÍA, UN DICTADOR DEL PERÚ

                                 GENERAL ODRÍA, UN DICTADOR DEL PERÚ

                                         POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES

El general Manuel A. Odría fue un duro militar de Perú, descendiente de vascos, italianos y franceses. Se subió al poder en el 1948, luego de derrocar al presidente constitucional José Luis Bustamante Rivero, un jurista y escritor arequipeño de gran integridad moral.

El régimen represivo de Odría se mantuvo durante 8 años (“el ochenio”). Fue una calamidad para Perú.

Esparció el terror en el llano, en la costa, en los pueblos de las montañas, collados y cañadas andinas y hasta en caseríos de la amazonía peruana.

La corrupción del general Odría, y su círculo más cercano, así como la capacidad de producir anécdotas con sabor político, parecían no tener límites.

Mientras tenía un estado de terror colectivo el dictador Odría convirtió el palacio de gobierno, también llamado Casa de Pizarro, en una especie de licorería. Allí eran frecuentes las fiestas con gran libación de vinos y licores extranjeros así como el pisco peruano, una bebida famosa hecha a base de diferentes cepas de uvas.

Supo combinar, como elementos contrapuestos, el rigor militar que imprimió a su gobierno de fuerza con el hedonismo que se vivía puertas adentro de la casa presidencial. Sin duda que Odría fue en eso de los placeres un discípulo aventajado del griego Aristipo de Cirene, el viejo.

Se deleitaba con las marchas militares, pero también con merengue, son, guaracha,  danzón y la variada música típica de las montañas andinas del centro del Perú, zona de donde era oriundo.

En el anecdotario peruano hay cientos de páginas sobre el derroche de fiestas (incluido el besamanos) que auspiciaban por cualquier motivo “el general de la alegría” (como  irónicamente apodaban a Odría) y su esposa María Delgado.

Una de las anécdotas más famosas sobre dicho personaje se refiere a su inmensa y extraña suerte para que le “regalaran” inmuebles, mientras ejercía con puño de hierro el mando del Perú.

Varias fueron las casas y haciendas que ingresaron a su patrimonio inmobiliario por presuntas donaciones, entre ellas el célebre Fundo Odría, un inmenso cortijo lleno de frutales.

En la novela Conversación en la Catedral Mario Vargas Llosas hace una radiografía no completa del dictador Odría, describiendo sus hechos violentos y también sus chascarrillos. Presenta, además, un amplio anecdotario del represor Alejandro Esparza Zañurta (Cayo Mierda en esa obra), uno de los hombres fuertes de aquel régimen.

 

 

 

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