sábado, 13 de febrero de 2021

PUERTO PLATA: LA GRAN CIUDAD DOMINICANA DEL ATLÁNTICO.

 

PUERTO PLATA: LA GRAN CIUDAD DOMINICANA DEL ATLÁNTICO.

              POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES

                       Provincia de Puerto Plata

 La ciudad de San Felipe de Puerto Plata es la capital de la provincia Puerto Plata.

Esa hermosa e histórica ciudad está recostada entre la cordillera septentrional y el Océano Atlántico.

Otros municipios de la provincia de Puerto Plata son Sosúa, Luperón, Altamira,  Villa Isabela, Guananico, Imbert, Los Hidalgos y Villa Montellano.

Algunos de esos municipios están  acompañados de distritos municipales. Todos poseen secciones y parajes. Son lugares con una rica y variada existencia; varios  de ellos con preeminencia en la historia dominicana.

En otra entrega se relatará la trayectoria de esos pueblos de la franja más al norte del país, enfocando su impacto en diferentes esferas de interés general.

Pero es oportuno expresar ahora que la provincia de Puerto Plata tiene tres bahías: La Isabela, Luperón y Maimón.

Esas tres ocurrencias de la naturaleza, alineadas en un espacio corto, hacen de esa tierra un lugar de extraordinaria belleza. Ese fue uno de los principales motivos para que décadas atrás fuera el primer gran destino turístico del país.

Integrando esas tres bahías hay un ramillete de playas que arrancan desde Punta Burén, en la colindancia con la playa montecristeña de Punta Rucia,  hasta Boca de Yásica, en la parte más al norte de la Provincia Espaillat.

Las playas puertoplateñas se cuentan por decenas, convirtiendo esa tierra, al borde del Océano Atlántico, en la delicia de turistas nacionales y extranjeros, quienes disfrutan sus cálidas aguas así como el paisaje compuesto por mangles y otras especies vegetales que hacen de su floresta un espacio de singular belleza.

Entre esas playas hay que mencionar La Ensenada, Los Fangos, Los Patos, Maritza, Los cocos de Eddy, Deborah, Luisa, Blanca, Puerto Plegío, Chiquita, Grande, Las Ballenas, Cambiaso, Quintino, Pedrón, Los Cocos, El Lirio, Guzmán, Patilla, Heinsen, La Barranca de Agua, Los Martínez, Maimón, Cofresí, Benji, Serenety, Costámbar, Oeste, La Poza del Castillo, Castillito, Acapulco.

Otras playas puertoplateñas son: Long Beach, Camacho, Cosita Linda, Marapicá, Dorada, Bergantín, Boca Nueva, El Cangrejo, Marté, Puerto Chiquito, Sosua, Alicia, Chiquita, Las Lagunas, Sol de Plata, El Encuentro, Cocón, Kitebeach, Punta Goleta y  Cabarete. 1

                          Ciudad de San Felipe de Puerto Plata

San Felipe de Puerta Plata es una ciudad marítima, fluvial y portuaria. Fue fundada por Cristóbal Colón en el año1495.

Fue por un recodo de Puerto Plata por donde arribó con sus gentes el referido Cristóbal Colón, en el 1492 a la isla que luego bautizaría con el nombre de La Española. El hecho histórico ocurrió en la parte en que el río Bajabonico desemboca en el Océano Atlántico.

En tierra de Puerto Plata comenzó la conquista y colonización de América; también se dio la primera misa en el llamado nuevo continente y, además, ocurrieron muchas otras primicias.

Durante el gobierno del paladín de la Restauración, General Gregorio Luperón,  la ciudad de San Felipe de Puerto Plata fungió como Capital del país.

Por sus muelles turísticos, y por su aeropuerto internacional Gregorio Luperón, llegan anualmente casi un millón de turistas que disfrutan a plenitud los encantos de la ciudad que fue pionera en el país en recibir turistas en grandes oleadas.

A pesar de la debacle producida por los conquistadores españoles contra la población indígena, se puede observar en los infolios amarillentos del Consejo de Indias un asiento fechado el 31 de julio de 1556 en el cual se indica que: “El año pasado se descubrieron en la Española quatro pueblos de indios de que no se sabía. El uno cerca del  Puerto Plata, el otro en aquella costa más adelante…”2

Tal vez  la existencia de esos poblados indígenas en Puerto Plata influyó en el entonces Rey de España Felipe II para ordenar, el 2 de mayo de 1563, que a esas comunidades no penetraran personas tales como españoles, mulatos, negros o mestizos.

El argumento de esa majestad imperial española para tomar esa decisión, quizás única en la legislación indiana, fue porque  algunos  de los  españoles y de los otros aludidos: “son hombres inquietos, de mal vivir, ladrones, jugadores, viciosos y gente perdida, y por huir los indios de ser agraviados, dexan sus pueblos…”3

En un recuento sobre las Villas que hasta el 1508 habían obtenido el rango de blasonadas, Puerto Plata aparece descrita de esta manera:

“Fundada por Colón en 1495, repoblada por Ovando en 1502 y finalmente por Castro y Mazo el 22 de julio de 1736…”4  

Desde los referidos  años 1495 hasta 1736 ocurrieron muchas cosas en esa ciudad, incluyendo pillajes colectivos, penetración de piratas, filibusteros y corsarios de todos los pelajes hasta culminar con su eliminación total mediante las devastaciones ejecutadas por el gobernador colonial Antonio de Osorio, quien cumplía órdenes de la corona española.

Importancia de Puerto Plata en la economía dominicana

A pesar de los avatares sufridos por sus pobladores, lo cierto es que en las últimas décadas del siglo XIX San Felipe de Puerto Plata llegó a ser la segunda ciudad en importancia del país.

Así lo registraron quienes no buscaban allí otra cosa sino tener un diagnóstico objetivo para hacer negocios: “Después de Puerto Plata, Santiago de los Caballeros es la ciudad más importante de Santo Domingo.”5

Esa histórica ciudad tuvo su primera época dorada entre la sexta y la séptima décadas del siglo XIX cuando floreció, como nunca había ocurrido, la producción de tabaco en la zona del Cibao. Todo se exportaba desde su vetusto puerto.

Un historiador dominicano, con estadísticas fiables en su poder, escribió enfáticamente así: “El aumento en la producción del tabaco en el Cibao fue la causa principal del desarrollo de Puerto Plata en los años 1868-1874.”6

De conformidad con los análisis económicos sobre ese período, el país vio crecer sus exportaciones e importaciones; las actividades comerciales y de servicios crecieron de manera exponencial, se crearon pequeñas y medianas industrias y muchos campesinos, sin horizontes en sus reducidos espacios rurales, se establecieron en las principales ciudades, donde no pocos desarrollaron sus habilidades individuales.

En lo que concierne a la dinámica económica de Puerto Plata hasta las altas instancias del poder norteamericano se interesaron por lo que allí ocurría. En un interrogatorio que le practicaron emisarios gringos a un tal comandante Enrique Abreu ponen en boca de ese baecista consumado, con tono de queja, lo siguiente:

“El comercio del norte de la isla, particularmente Puerto Plata, está en manos de los alemanes. A veces hay hasta ocho barcos alemanes en Puerto Plata. Ellos monopolizan el comercio del tabaco.”7

Sin embargo, retrocediendo en el tiempo, hay que hacer constar, por su connotación económica e histórica, que al entrar la segunda década del siglo XIX (1812), en medio de la llamada España Boba, y como un caso excepcional a la miseria que arropaba gran parte del país, en ese período de muermo nacional, San Felipe de Puerto Plata tenía un papel protagónico en la economía.

También en esa época el tabaco fue protagonista, pues hubo una gran producción de esa planta solanácea, lo cual contribuyó al proceso de transformación de una gran parte de la sociedad cibaeña.

Juan Bosch, refiriéndose a lo que ocurría con la economía tabacalera cibaeña en el 1812, y años siguientes, lo planteó así:

“…Pero ese año ya Santiago era la plaza comercial del tabaco y Puerto Plata era el puerto de salida para todo el tabaco que se vendía en el exterior y el puerto de entrada de los artículos que se adquirían con el dinero que dejaba el tabaco…” 8

Como parte del proceso de industrialización, y del incremento de las actividades económicas, es pertinente indicar que desde el 1888 opera en Puerto Plata una de las más famosas compañías de ron del país.

En la introducción de un importante libro sobre la historia de esa bebida de gran consumo nacional uno de los más brillantes líderes del sector empresarial, el Ing. George Arzeno Brugal, ya fallecido, quien fue un hombre de gran importancia para el país, por sus iniciativas para fomentar múltiples obras sociales, indica que la entidad industrial aludida comenzó sus actividades “cuando el país entraba en nuevo contexto económico…se incorporó a la corriente desarrollista que en el orden económico y social se inició en el país creando una nueva conciencia nacional en sus modos de producción…”9

Puerto Plata fue escenario de diferentes guerras

En las jornadas clandestinas por la Independencia Nacional, previas al histórico 27 de Febrero de 1844,  San Felipe de Puerto Plata fue uno de los pueblos en que los trinitarios crearon grupos de apoyo o células de propagación de sus ideas.

El sacerdote católico Manuel González Regalado fue el designado para mantener viva allí la chispa de la libertad que germinaba entre la mayoría de los dominicanos.

A ese valiente cura lo acompañaron, en las delicadas y peligrosas misiones de propagación del sentimiento independentista, otros patriotas, entre ellos Telésforo Peregrín, Pedro Eduardo Dubocq y quien luego sería el representante de Puerto Plata para la redacción de la Constitución de la República, don José Tejera, cuya cultura ayudó grandemente a la confección de nuestra primera Carta Magna.

En las batallas posteriores a la Independencia Nacional la ciudad de Puerto Plata también se hizo presente, así como en otros acontecimientos bélicos que sucedieron en el país en el curso de los años sucesivos.

El ilustre historiador puertoplateño don Rufino Martínez hizo puntualizaciones contundentes, en varias de sus obras, sobre el rol jugado por sus coterráneos a través de la historia, no sólo en la guerra, sino además en las diferentes manifestaciones humanas, tales como música, gastronomía, artes, costumbres, etc. Varias de sus obras son testimonios vivificantes sobre Puerto Plata y su gente.10

Puerto Plata en la Restauración de la República

Sobre la Guerra de la Restauración abundan las crónicas históricas referentes al papel clave que desempeñaron muchos de los moradores de esa ciudad norteña.

En San Felipe de Puerto Plata la lucha restauradora comenzó el 27 de febrero de 1863. Así se describe en una obra clásica de esa epopeya dominicana que tuvo como protagonista principal al pueblo llano, al ciudadano de a pie:

“El día 27 tuvo lugar el ataque a Puerto Plata…Esta vez el comandante Juan Nuesí, alias Lafit con sus valientes rancheros marchó sobre Puerto Plata en donde el heróico general Gregorio de Lora tomó el mando del movimiento. Y se apoderaron, al primer choque, de la gobernación y del cuartel, logrando campear en toda la ciudad y ponerle sitio a la fortaleza de San Felipe…”11

En los comienzos de la guerra restauradora el terrible brigadier español Manuel Buceta  (al parecer presagiando, con acertijos de guardia viejo, que en la Novia del Atlántico ocurrirían muchos combates, como en efecto así ocurrió) trasladó “la artillería de Montecristi a Puerto Plata en la fragata Petronila…”

Pero eso no amilanó a los patriotas dominicanos. Está registrado que posteriormente  el general Gaspar Polanco, en su calidad de jefe de operaciones de los restauradores, estuvo con sus combatientes “persiguiendo terriblemente a la columna española en su desesperada retirada sobre Puerto Plata…Un ataque más de los dominicanos habría impedido la entrada de la columna a Puerto Plata…”12

 

Un ilustre hijo de Puerto Plata dejó para la posteridad una obra llena de emoción, pero también cargada de objetividad, sobre lo que ocurrió en su lar nativo cuando se luchaba para restaurar la República Dominicana, vendida a España como un plato de lentejas, mediante la reprochable Anexión.

El sacrificio de los puertoplateños en la lucha por restaurar la soberanía nacional fue de tal magnitud que don Eugenio J. Senior, después de hacer un recuento de los combates, de las confusiones, de las victorias y derrotas, de los excesos y de otras muchas cosas, al retornar de la cercana zona rural de Muñoz, en los contornos de Montellano, expresó que:

“Nunca me había figurado una ciudad deshabitada por sus moradores; con tantos estragos en un lapso de veintidós meses, que hubiera crecido tanta y tanta yerba y malezas, y era preciso valerse de alguna brújula para  que cada propietario pudiera, con acierto, descubrir el lugar donde, antes de la guerra, estaba radicada su casa…Todo era monte, bejuquera, escombros.”13

Gregorio Luperón, patriota de dimensiones proceras, dictó, en tres tomos, sus notas auto biográficas, las cuales recogen, entre muchas otras cosas, todos los hechos marciales que ocurrieron de 1863 a 1865 en Puerto Plata, su tierra natal.14 

                        Las Encomiendas en Puerto Plata

Las terribles Encomiendas implementadas por las autoridades coloniales también se efectuaron en Puerto Plata.

Los repartidores, en presencia de unos tales Juan Mosquera y Alonso de Arce, llegaron a Puerto Plata y  en una sola operación de este tipo distribuyeron, en clave de encomendados, a 587 indígenas.

Allí los encomenderos o beneficiarios de tan inicua subasta fueron los jefotes coloniales Francisco Botello, Diego de Morales, Juan de Córdoba, Juana Esguerra, Alvaro Gallego, Alonso de la Campana, Juan de Campofrío, Cristóbal de Barros, Toribio de Villafranca, Lope de Escalona, entre otros.15

Las Encomiendas constituían un régimen (con una mampara supuestamente legal) puramente esclavista, pues a las víctimas se les negaban todos sus derechos como seres humanos y eran degradados al nivel de objetos.

Esa práctica nefanda de los colonialistas españoles contra los indígenas era como un drama de Esquilo, sin aquello de la culpa heredada que cargan algunos personajes creados por ese griego genial.

Sin asomo de visión radical se puede decir que Las Encomiendas constituían una de las principales manchas indelebles en el proceso de conquista y colonización de España en América. Han quedado registradas como un crimen de lesa humanidad, que jamás debiera repetirse en ningún lugar del mundo.

Fusilamiento del presidente Pepillo Salcedo en Puerto Plata

En el lugar conocido como Las Javillas, de Puerto Plata, fue que los hermanos Gaspar y Pedro Antonio Polanco (acicateados por paniaguados a su servicio que explotaron la particular sicología cerril de ambos hombres) maquinaron la trama criminal para asesinar al presidente patriota Pepillo Salcedo.

Pepillo Salcedo fue llevado mediante trampa al Cantón de Las Javillas y estando dormido fue engrillado. La fatídica orden del magnicidio fue recibida por el general Medrano y el comandante Candelario Oquendo, quienes instruyeron al Capitán Agustín Massagó para que formara un pelotón de fusilamiento que ejecutó la orden cerca de la playa de Maimón, en el territorio de Puerto Plata.16

La muerte alevosa de Pepillo Salcedo fue un crimen abominable, que lanzó al zafacón de la basura histórica a todos los que participaron, en diferentes escalas, en el sacrificio del valiente y patriota restaurador.

El pueblo de Puerto Plata reivindicó con creces la figura de uno de los gigantes de nuestra historia, con las correspondientes exaltaciones a su figura de héroe y mártir.

Loma Isabel de Torres

Una de las elevaciones más conocidas en toda la geografía dominicana es la loma Isabel de Torre, enclavada en la Cordillera Septentrional. Por sus atractivos y por su importancia ecológica fue declarada Parque Nacional.

A ella se sube por diferentes vías, pero la ruta más popular es la del teleférico, el cual está funcionando desde mediado de la séptima década del siglo pasado.

Ese funicular ha sido de gran importancia para el turismo de la Novia del Atlántico, cariñoso apodo de esa gran ciudad.

 En la cima de la loma Isabel de Torres hay un arboreto, formando un  pequeño jardín botánico con una flora típica de esa zona del país. En su cumbre también hay una gigantesca imagen del Cristo Redentor, así como restaurant, puentes, jardines y el permanente trinar de aves cantoras que convierten el lugar en una especie de paraíso para el deleite de los visitantes.

Desde lo más alto de la loma Isabel de Torres se disfruta no solo un microclima, sino también la ancha bahía donde está anclada  San Felipe de Puerto Plata, así como la floresta de todos los alrededores, y la ciudad en su conjunto, con su multiplicidad de elementos singulares tales como las casonas de estilo victoriano, su parque central con una glorieta con la misma expresión arquitectónica de dichas viviendas.

Pero también colma el placer visual el espectáculo espumajoso que se forma cuando las olas marinas chocan con los acantilados ribereños, particularmente en la Poza del Castillo, fuente de inspiración del trovador Juan Lockward; el movimiento vehicular, el pulular  de nativos y visitantes por sus calles, callejuelas y avenidas, etc.

Otros atractivos  de Puerto Plata, que se observan con toda su esplendidez desde la cúspide de la loma Isabel de Torres, son el hermoso malecón, que termina en forma de herradura,  ahora con un anfiteatro que puede recibir a miles de personas; la antigua fortaleza San Felipe, con cientos de años en sus paredes, lugar de hechos trascendentales para la historia dominicana, incluyendo que entre sus paredes, en el más tenebroso calabozo, estuvo preso  de manera injusta el padre de la Patria Juan Pablo Duarte, apenas seis meses después de proclamada la Independencia Nacional.

Así también se ven la Catedral San Felipe, cuyos orígenes como punto de alabanza católica se remontan al 1502, cuando era una simple ermita confeccionada con materiales de origen vegetal; el museo Gregorio Luperón, diversas zonas verdes con jardines floridos, el museo del ámbar. Además el faro de la zona conocida como La Puntilla, que data de 1880.

El gobernador colonial Ovando y Puerto Plata

Nicolás de Ovando, que a la par de su crueldad tenía vocación de constructor de villas y caminos, se interesó por Puerto Plata, tal vez por razones de geopolítica.

El primer camino abierto por los colonizadores en América lo ordenó Colón, en el hoy territorio de la provincia Puerto Plata, e iba desde el lugar llamado la Isabela hasta el Valle de la Vega Real. Ovando lo ensanchó y ordenó varios ramales.

Con el paso de los años Puerto Plata fue languideciendo por múltiples factores y el gobernador colonial Nicolás de Ovando, dentro de sus amplias facultades, ordenó en el 1502 su repoblación con personas de diferentes lugares. Allí volvió a decaer su vida económica y con ella la población emigró. Pero como se indica más arriba se produjo de nuevo la repoblación.

El movimiento económico y social ha sido una constante en esa parte del país. Una crónica fechada hace más de 500 años así lo confirma: “En una Real Cédula de Segovia, 15 de septiembre de 1505, dirigida a Ovando, se habla del envío de esclavos y de acémilas, camino de Puerto Plata.”17

Desde Cumaná, Venezuela, hasta Puerto Plata

San Felipe de Puerto Plata siempre ha sido un refugio para aquellos que buscan apoyos para sus causas políticas, patrióticas, o para los atosigados por los fracasos, o por la persecución de sus contrarios. En una época lo fue básicamente por las facilidades para el éxito económico.

Un caso emblemático fue el de Fray Bartolomé de Las Casas, quien luego de que en Cumaná, Venezuela, fracasara su proyecto de poner en práctica leyes humanitarias entre conquistadores e indígenas, decidió refugiarse en Puerto Plata.

El había logrado que se le aprobara la Orden de la Espuela Dorada, que no cuajó desde el momento en que Hojeda ordenó a sus huestes sedientas de sangre que cometieran tropelías contra los indígenas que poblaban la zona de Cumaná.

Las Casas relató esa matanza de indígenas así: “Los españoles dan con ellos: a unos los matan, a otros cortan brazos y piernas, otros por no morir hechos pedazos, están quietos, dejándose atar, y treinta y cinco fueron embarcados en la carabela. Este fue el pago que recibieron a cambio de su maíz y de sus cargadores”.

Frente a esa debacle  fray Bartolomé de Las Casas al parecer pensó que el único lugar donde podía reposar su espíritu atormentado era en el Convento Dominico de esa ciudad dominicana y hacia allí se dirigió, donde vivió varios años.

“ Hoy se piensa que durante su larga permanencia en el Convento de Puerto Plata  inició su Historia  de las Indias….Era un dominico más en el apacible Convento de Puerto Plata. El nuevo fraile consagraba su fervor, su deseo de combatir, su ánimo rebelde y tormentoso a devorar libros y a borronear papeles. Fue en Puerto Plata que fray Bartolomé de las Casas, ya como sacerdote dominico, logró que: “Su poderosa inteligencia y su memoria se concentraran en interminables lecturas.”18

 

Pera hasta allí llegó la persecución contra este hombre, que luego de ser hasta encomendero tomó otro curso en su vida.

 El 7 de junio de 1533, en carta fechada en Puerto Plata, unos tales Zuazo, Infante y Vadillo prepararon una especie de memorial de agravios contra fray Bartolomé de las Casas, que entonces era “prior en Puerto Plata, sobre materias de indios”, y se lo enviaron  a los jefes coloniales. En la ocasión se abrió una investigación.19

 

Migraciones por razones  diversas

En diferentes ocasiones, y por motivos variopinto, arribaron a Puerto Plata el insigne Juan Pablo Duarte, el maestro Eugenio María de Hostos, su compatriota Ramón Emeterio Betances, Salomé Ureña, Antonio Maceo y así una gran cantidad de personajes que recibieron el calor del pueblo puertoplateño y dejaron a su vez lecciones de patriotismo, de saberes y de amor a la humanidad.

Las migraciones de familias europeas, norteamericanas y de otros lugares del mundo que se establecieron para siempre en San Felipe de Puerto Plata, donde hicieron fortuna y han dejado su impronta positiva no sólo en la economía, las ciencias, la política, las artes, las letras, sino también  en muchas otras actividades del quehacer humano, han sido tratadas ampliamente en libros, ensayos, obras teatrales, documentales y reportajes.

Abundan en esa hermosa ciudad grupos familiares con apellidos alemanes, franceses, de las islas caribeñas y del Atlántico, gallegos, haitianos, catalanes, asturianos, venezolanos, estadounidenses, cubanos, ingleses, puertorriqueños, belgas, holandeses, canadienses, italianos  y de otros sitios allende el mar que la corteja.

Uno de los historiadores dominicanos más laboriosos escribió así sobre ese tema etnológico-migratorio: “Puede afirmarse que Puerto Plata fue la más cosmopolita de las villas dominicanas. Allí se radicaron, desde el siglo pasado numerosos extranjeros que allí fundaron sus hogares, no sólo provenientes de la América sino también de Europa”.20

Lo de Puerto Plata como refugio escogido por muchas personas no se trata sólo por motivaciones económicas o políticas. Hay algo más. En muchos han sido otras razones ubicadas en los insondables misterios del espíritu.

 La historia registra varios casos de personas que una vez establecidas en Puerto Plata han rechazado disfrutar de una vida de mayor confort y de más significación social, política y económica en otros lugares.

Cito un solo caso, como prueba de lo anterior: “ el doctor Manuel González de Regalado y Muñoz, célebre orador y teólogo de mucho mérito, que por no abandonar la parroquia de Puerto Plata, única que sirvió durante su vida sacerdotal, no quiso aceptar nunca la mitra que en diferentes ocasiones le brindara el gobierno del general Santana.”21

El calibre intelectual del sacerdote González Regalado  (que era el líder de la célula patriótica de La Trinitaria en Puerto Plata) se puede medir leyendo la oración fúnebre que pronunció el 20 de junio de 1833, ante la muerte del Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo Dr. Pedro Valera.22

Presidentes nativos de Puerto Plata

Puerto Plata fue la cuna de cinco presidentes dominicanos: Gregorio Luperón, Ulises Heureaux (Lilís), Carlos Felipe Morales Languasco, Jesús María Céspedes y Antonio Imbert Barrera.

Leyenda sobre Santa Rosa de Lima

Hay una socorrida versión de que un ciudadano puertorriqueño y una dama peruana concibieron en Puerto Plata, donde habían llegado en una embarcación que ancló allí protegiéndose de un ciclón tropical, a una criatura que luego sería la famosa Santa Rosa de Lima, la primera santa nacida en América Latina.

Han surgido opiniones contradictorias sobre eso, pues alguna nota divulgada en el exterior indica que su madre nunca salió del Perú y que el padre no se alejó del país andino durante varias décadas, antes del nacimiento de ella.

Pero por otro lado hay varias opiniones contrarias a ese parecer. En ese caso se impone como un indiscutible imperativo la dicotomía, tan frecuente en asuntos de historia.

En tiempo tan lejano como el 1877 el  reputado sacerdote Francisco Xavier Billini  difundió la noticia de que Santa Rosa de Lima fue concebida en Puerto Plata y que de allí salieron sus padres cuando ya el feto tenía varios meses.

Un ilustre sacerdote puertoplateño, símbolo de la resistencia nacional, Rafael Conrado Castellanos Martínez, también se inclinó por esa última creencia.23

 Así otros también han opinado de manera similar a los mencionados sacerdotes.  Como lo hizo en un aparte de una voluminosa obra (tres tomos) un historiador, abogado y escritor capitaleño, especializado en historia religiosa, quien fue, además, el papá del Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo y Presidente de la República, monseñor Adolfo Alejandro Nouel Bobadilla.24

Ámbar en  Puerto Plata

El nombre de Costa de Ámbar  puesto a una amplia zona de Puerto Plata se debe a la existencia en la zona de grandes cantidades de ese mineral de origen vegetal. La Cordillera Septentrional es una especie de usina natural de ese elemento pétreo, especialmente en el área que cubre desde Puerto Plata hasta Cabarete.

Algunas de las piezas que se han obtenido en el referido lugar contienen insectos y plantas en miniatura que datan de millones de años. Documentales y películas se han hecho teniendo como elementos  esenciales esa piedra de génesis vegetal, que en nuestro país proviene de la resina del algarrobo.

En Puerto Plata se han encontrado trozos de ámbar verde, marrón, amarillo y azul, este último es el mejor cotizado y el más procurado.

El ámbar siempre ha estado ligado a la economía y a las artes de Puerto Plata. Por eso en el centro de esa ciudad hay un museo dedicado a ese admirado y atrayente fósil vegetal.

Dicha colección lleva más de 35 años abierta al público. Allí se exhiben magníficos ejemplares de ámbar, así como una bien documentada historia del mismo, desde su proceso de formación (decenas de millones de años) hasta la elaboración con el mismo de sofisticadas obras de arte.

 

Riquezas minerales de Puerto Plata

A parte del ámbar, en Puerto Plata también  ha habido otros minerales, que forman parte de la historia de su riqueza y diversidad productiva.

Oro, plata, granito, cobre, y otras fuentes de su patrimonio mineral han sido explotadas a través de los siglos en esa zona del país. Ahora predomina la explotación de ámbar y roca caliza.

En una crónica añeja sobre las estadísticas mineras del país se escribió lo siguiente: “Entre la Isabela y Puerto Plata hay una capa de asperón muy bueno para hacer piedras de molino y de amolar.”25

La importancia de Puerto Plata (por sus riquezas minerales, por la productividad de su tierra, por su posición estratégica en la geopolítica de las potencias que se disputaron parte  del mundo entre los siglos 15 y 18) motivó que todas las miradas giraran en torno a ella.

Por eso el historiador dominicano por antonomasia, en su invaluable rol de recopilador de informaciones que gracias a su trabajo tesonero podemos conocer,  rescató del relator francés Le C. Lyonnet esta crónica de gran relevancia para entender cosas de nuestro ayer:

“…El comandante Ovando ( se refiere al gobernador colonial español Nicolás de Ovando. (nota de TLR) había hecho construir al principio del siglo XVI un magnífico camino que conducía de Puerto Plata, atravesando la cordillera de Monte Cristi y la llanura de La Vega a las montañas del Cibao.”26

Opiniones de viajeros extranjeros sobre Puerto Plata.

Muy pocos de los viajeros con inquietudes literarias que alguna vez han pisado suelo de Puerto Plata se han sustraído de dejar plasmadas sus impresiones sobre esa hermosa tierra dominicana.

 Uno de los primeros extranjeros que llegó al país en plan de turista dejó esta estampa:

“Puerto Plata  ostenta  algunos edificios realmente bonitos, una buena y atractiva estación de ferrocarril, varios buenos clubes y un hospital bien administrado. Existen varias plazas y partes bien cuidados y atractivos y el pueblo está bien iluminado con un sistema eléctrico. El territorio que le rodea es muy atrayente y ya que las carreteras que le bordean son inusualmente buenas, se puede transitar por varias millas en las nativas victorias. Los bosques de las laderas de las montañas cercanas son ricos en maderas de ebanistería y de tinte y hay bastante guayacán, caoba, laurel y yaya, maderas que son embarcadas desde este puerto...Se encuentra ámbar en Puerto Plata…”27

Otro foráneo, en un relato fechado en el 1860, dijo lo siguiente:  “Las tierras alrededor de Puerto Plata son casi todas propiedad de la Iglesia Católica y son arrendadas, a través del gobierno, a precios razonables a las personas que deseen asentarse allí…..La vista del mar es divina. A lo largo de las orillas poco profundas, las olas rompientes lucen de un  verde brillante- más verdes que los árboles- mientras, más allá, donde el agua es más profunda, el tono es de un púrpura perlado-un púrpura más puro que una uva…”28

Un estadounidense, en clave de investigador para una posible anexión del país a EE.UU., reportó lo siguiente:

“Desde La Goleta el camino pasa principalmente por una playa arenosa hasta Puerto Plata, recorriendo una distancia de veinte millas. Los campos desde la costa hacia el interior son  llanos por varias millas y contienen hermosas plantaciones bien cuidadas que pertenecen a inmigrantes norteamericanos y alemanes atraídos por la fertilidad del suelo y el comercio de caoba….”29

 

En Puerto Plata se selló la derrota de Báez

 Fue en  San Felipe de Puerto Plata que la oposición a la tiranía de Báez se unificó, y fue en esa ciudad que el General Ignacio María González fue declarado jefe de la Revolución el 25 de noviembre de 1873. Báez, compelido por la realidad de su derrota, tuvo que renunciar un mes y días después, el 2 de enero de 1874.

Lo hizo cuando el río de sangre humana que provocó su régimen tiránico y su descabellada idea de anexar el país a los EE.UU  había creado, como bien dijo un ilustre dominicano: “una atmósfera de sangre…la hora fatal que llega siempre a los malos gobiernos, había sonado.”30

El ferrocarril de Puerto Plata

El Ferrocarril Central se construyó como una vía rápida, económica, segura y eficiente para exportar  desde el muelle de Puerto Plata parte de  la producción de la región del Cibao y recibir mercancías y otros productos del exterior. Su ideólogo fue un puertoplateño que ejercía con manos fuertes y espíritu sanguinario los destinos del país.

Fue proyectado  para cubrir el tramo de Puerto Plata a Moca. Se fue haciendo por partes. La línea que iba desde la Novia del Atlántico hasta Santiago fue inaugurada el 16 de agosto de 1897. Fue uno de los poquísimos logros materializados en el gobierno tiránico  de Lilís.

 La ramificación del Ferrocarril Central que llegó hasta Moca fue inaugurada el 24 de octubre de 1909, es decir diez años después del ajusticiamiento de ese personaje que llenó de sangre al pueblo dominicano.

Con ese camino de hierro prácticamente desaparecieron las recuas de mulos de cargas, cuyo monopolio  en gran parte del Cibao tuvieron los primos mocanos Horacio Vázquez y Ramón Cáceres, ambos participantes en el magnicidio de Lilís y quienes luego también serían Presidentes de la República.

Variados de Puerto Plata

1-En el 1872 se fundó en  San Felipe de Puerto Plata el Periódico El Porvenir, que se convirtió en uno de los periódicos icónicos de la prensa nacional. Por sus páginas destilaron su sabiduría y grandeza muchos de los intelectuales del siglo XIX dominicano. Es una prueba más del carácter cosmopolita de esa gran ciudad.

2-Ha sido una ciudad pionera de muchas cosas en el país, como por ejemplo en la introducción del cine, lo cual ocurrió en el 1900, con unas películas de los hermanos Lumiére.

3- San Felipe de Puerto Plata figura en la cima del arte dominicano, con una pléyade de artistas clásicos y populares que llenan de orgullo todo el pentagrama nacional. Basta citar los nombres de Emilio Prud Homme (autor de las letras del Himno Nacional) Rafael Solano, Eduardo Brito, Juan Lockward, Vicente Grisolía Poloney y Teté Marcial, para no hacer interminable la lista.

4-“Rengifo de Angulo recibe nombramiento de capitán de la villa de Puerto Plata para vigilar las costas y castigar los rescates, en fecha en SD 20 julio de 1572; y título de alcaide, el 23 de julio de 1572”.31

Bibliografía:

1-Ecos de la Costa. Travesía por el litoral marino dominicano. Editora Amigo del Hogar, octubre 2016.pp45-72.Domingo Marte.

2-Anotaciones del Consejo de Indias, 1556.

3- Ley XXI, libro VI, título III, Leyes de Indias.

4-El pleito Ovando-Tapia (comienzo de la vida urbana en América). Editora del Caribe. P108. Emilio Rodríguez Demorizi.

5-Comisión de investigación de los  E.U.A. en Santo Domingo en 1871. Editora Montalvo, 1960. p283.Relato de T.F. Crane.

6-La dictadura de Heureaux. Editora Universitaria, abril 1986.p211.Jaime de Jesús Domínguez.

7-Comisión de investigación de los  E.U.A. en Santo Domingo en 1871. Editora Montalvo, 1960. p413.Interrogatorio a un agente de Buenaventura Báez.

8-Composición Social Dominicana. Colección Bosch para todos. Impresora Soto Castillo, 2013.p197. Juan Bosch.

9- El Ron en la Historia Dominicana, tI. Editora Amigo del Hogar,1988. p11 y 12. José Chez Checo.

10-Puerto Plata,  segunda edición, CETEC, 1995. Puerto Plata de Ayer. Editora del Caribe, 1963.Diccionario Biográfico-Histórico Dominicano1821-1930.Editora UASD, 1971. Obras de Rufino Martínez.

11- Historia de la Restauración. Editora Taller, cuarta edición, 1981, p95. Pedro M. Archambault.

12-Historia de la Restauración. Editora Taller, cuarta edición, 1981, pp126 y 127. Pedro M. Archambault.

13-La Restauracion en Puerto Plata, relato de un restaurador. Obra póstuma. Editora Montalvo, 1963. pp76 y 77. Eugenio J. Senior.

14- Notas Autobiográficas de Gregorio Luperón (tres tomos). Editora de Santo Domingo, 1974.

15-Los Dominicos y Las Encomiendas de indios de la Isla Española. Editora del Caribe, 1978. pp122-128. Emilio Rodríguez Demorizi.

16-Historia de la Restauración. Editora Taller, cuarta edición, 1981, pp246, 257 y   258. Pedro M. Archambault.

17-El pleito Ovando-Tapia. p104.Editora del Caribe, 1978. Emilio Rodríguez     Demorizi.

18- 1992 ¿Qué celebramos, qué lamentamos? Editora Taller, junio 1992.pp121 y

      122. Fernando Benítez.

19-Noticias históricas de Santo Domingo. vI. p39.Editora Taller 1978. Fray Cipriano de Utrera.

20-Noticias de Puerto Plata. Editora Educativa Dominicana, 1975. p225. Emilio Rodríguez Demorizi.

21-Rasgos biográficos de dominicanos célebres. Editora del Caribe, 1971.p127. José Gabriel García.

22-Discursos históricos y literarios. Imprenta San Francisco, 1947. Recopilador Emilio Rodríguez Demorizi.

23-Apuntes para la historia de la parroquia de Puerto Plata, 1931. Rafael Conrado Castellanos Martínez.

24-Apuntes para la historia eclesiástica de la Arquidiócesis de Santo Domingo, Primada de América (tres tomos). Carlos Rafael Nouel Pierret.

25-Relato de Le C. Lyonnet sobre estadística de la parte española de Santo Domingo. Inserto en el libro La Era de Francia en Santo Domingo. Editora del Caribe, 1955.pp 119 y 120.Emilio Rodríguez Demorizi.

26-La  Era de Francia en Santo Domingo. Editora del Caribe, 1955.p136. Editor Emilio Rodríguez Demorizi.

27-Relato titulado Puerto Rico, pasado y presente, y el Santo Domingo de Hoy.1914. A. Hyatt Verril. Incluido en el libro Los primeros turistas en Santo Domingo. Editora Amigo del Hogar 2011, pp153, 154 y 160.Editor Bernardo Vega.

28- Relato titulado Un verano en las fronteras del Mar Caribe.1914. Dennis Harris. Incorporado en el libro  Los primeros turistas en Santo Domingo. Editora Amigo del Hogar 2011, pagina 41. Editor Bernardo Vega.

29- Relato de Henry  A. Ward. Comisión de investigación de los  E.U.A. en Santo Domingo en 1871. Editora Montalvo, 1960. p294.Editor Emilio Rodríguez Demorizi.

30-Ideas de bien patrio. Editora  Búho.3era. edición, 2002.p32. Francisco Ulises Espaillat.

31- Noticias históricas de Santo Domingo. vIV. p114. Fray Cipriano de Utrera. Editora Taller 1979.

 

 

 

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