PUERTO PLATA: LA GRAN CIUDAD DOMINICANA DEL ATLÁNTICO.
POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES
Provincia de Puerto Plata
La ciudad de San Felipe de Puerto Plata es la capital de la provincia Puerto
Plata.
Esa hermosa e histórica ciudad está recostada entre la
cordillera septentrional y el Océano Atlántico.
Otros municipios de la provincia de Puerto Plata son
Sosúa, Luperón, Altamira, Villa Isabela,
Guananico, Imbert, Los Hidalgos y Villa Montellano.
Algunos de esos municipios están acompañados de distritos municipales. Todos
poseen secciones y parajes. Son lugares con una rica y variada existencia;
varios de ellos con preeminencia en la
historia dominicana.
En otra entrega se relatará la trayectoria de esos
pueblos de la franja más al norte del país, enfocando su impacto en diferentes
esferas de interés general.
Pero es oportuno expresar ahora que la provincia de
Puerto Plata tiene tres bahías: La Isabela, Luperón y Maimón.
Esas tres ocurrencias de la naturaleza, alineadas en
un espacio corto, hacen de esa tierra un lugar de extraordinaria belleza. Ese
fue uno de los principales motivos para que décadas atrás fuera el primer gran
destino turístico del país.
Integrando esas tres bahías hay un ramillete de playas
que arrancan desde Punta Burén, en la colindancia con la playa montecristeña de
Punta Rucia, hasta Boca de Yásica, en la
parte más al norte de la Provincia Espaillat.
Las playas puertoplateñas se cuentan por decenas,
convirtiendo esa tierra, al borde del Océano Atlántico, en la delicia de
turistas nacionales y extranjeros, quienes disfrutan sus cálidas aguas así como
el paisaje compuesto por mangles y otras especies vegetales que hacen de su
floresta un espacio de singular belleza.
Entre esas playas hay que mencionar La Ensenada, Los
Fangos, Los Patos, Maritza, Los cocos de Eddy, Deborah, Luisa, Blanca, Puerto
Plegío, Chiquita, Grande, Las Ballenas, Cambiaso, Quintino, Pedrón, Los Cocos,
El Lirio, Guzmán, Patilla, Heinsen, La Barranca de Agua, Los Martínez, Maimón,
Cofresí, Benji, Serenety, Costámbar, Oeste, La Poza del Castillo, Castillito,
Acapulco.
Otras playas puertoplateñas son: Long Beach, Camacho,
Cosita Linda, Marapicá, Dorada, Bergantín, Boca Nueva, El Cangrejo, Marté,
Puerto Chiquito, Sosua, Alicia, Chiquita, Las Lagunas, Sol de Plata, El
Encuentro, Cocón, Kitebeach, Punta Goleta y
Cabarete. 1
Ciudad de San Felipe de Puerto Plata
San Felipe de Puerta Plata es una ciudad marítima,
fluvial y portuaria. Fue fundada por Cristóbal Colón en el año1495.
Fue por un recodo de Puerto Plata por donde arribó con
sus gentes el referido Cristóbal Colón, en el 1492 a la isla que luego
bautizaría con el nombre de La Española. El hecho histórico ocurrió en la parte
en que el río Bajabonico desemboca en el Océano Atlántico.
En tierra de Puerto Plata comenzó la conquista y
colonización de América; también se dio la primera misa en el llamado nuevo
continente y, además, ocurrieron muchas otras primicias.
Durante el gobierno del paladín de la Restauración,
General Gregorio Luperón, la ciudad de
San Felipe de Puerto Plata fungió como Capital del país.
Por sus muelles turísticos, y por su aeropuerto
internacional Gregorio Luperón, llegan anualmente casi un millón de turistas
que disfrutan a plenitud los encantos de la ciudad que fue pionera en el país
en recibir turistas en grandes oleadas.
A pesar de la debacle producida por los conquistadores
españoles contra la población indígena, se puede observar en los infolios
amarillentos del Consejo de Indias un asiento fechado el 31 de julio de 1556 en
el cual se indica que: “El año pasado se descubrieron en la Española quatro
pueblos de indios de que no se sabía. El uno cerca del Puerto Plata, el otro en aquella costa más
adelante…”2
Tal vez la
existencia de esos poblados indígenas en Puerto Plata influyó en el entonces
Rey de España Felipe II para ordenar, el 2 de mayo de 1563, que a esas
comunidades no penetraran personas tales como españoles, mulatos, negros o
mestizos.
El argumento de esa majestad imperial española para
tomar esa decisión, quizás única en la legislación indiana, fue porque algunos
de los españoles y de los otros
aludidos: “son hombres inquietos, de mal vivir, ladrones, jugadores, viciosos y
gente perdida, y por huir los indios de ser agraviados, dexan sus pueblos…”3
En un recuento sobre las Villas que hasta el 1508
habían obtenido el rango de blasonadas, Puerto Plata aparece descrita de esta
manera:
“Fundada por Colón en 1495, repoblada por Ovando en
1502 y finalmente por Castro y Mazo el 22 de julio de 1736…”4
Desde los referidos años 1495 hasta 1736 ocurrieron muchas cosas
en esa ciudad, incluyendo pillajes colectivos, penetración de piratas,
filibusteros y corsarios de todos los pelajes hasta culminar con su eliminación
total mediante las devastaciones ejecutadas por el gobernador colonial Antonio
de Osorio, quien cumplía órdenes de la corona española.
Importancia de Puerto Plata en la economía dominicana
A pesar de los avatares sufridos por sus pobladores,
lo cierto es que en las últimas décadas del siglo XIX San Felipe de Puerto
Plata llegó a ser la segunda ciudad en importancia del país.
Así lo registraron quienes no buscaban allí otra cosa
sino tener un diagnóstico objetivo para hacer negocios: “Después de Puerto
Plata, Santiago de los Caballeros es la ciudad más importante de Santo Domingo.”5
Esa histórica ciudad tuvo su primera época dorada
entre la sexta y la séptima décadas del siglo XIX cuando floreció, como nunca
había ocurrido, la producción de tabaco en la zona del Cibao. Todo se exportaba
desde su vetusto puerto.
Un historiador dominicano, con estadísticas fiables en
su poder, escribió enfáticamente así: “El aumento en la producción del tabaco
en el Cibao fue la causa principal del desarrollo de Puerto Plata en los años
1868-1874.”6
De conformidad con los análisis económicos sobre ese
período, el país vio crecer sus exportaciones e importaciones; las actividades
comerciales y de servicios crecieron de manera exponencial, se crearon pequeñas
y medianas industrias y muchos campesinos, sin horizontes en sus reducidos
espacios rurales, se establecieron en las principales ciudades, donde no pocos desarrollaron
sus habilidades individuales.
En lo que concierne a la dinámica económica de Puerto
Plata hasta las altas instancias del poder norteamericano se interesaron por lo
que allí ocurría. En un interrogatorio que le practicaron emisarios gringos a
un tal comandante Enrique Abreu ponen en boca de ese baecista consumado, con
tono de queja, lo siguiente:
“El comercio del norte de la isla, particularmente
Puerto Plata, está en manos de los alemanes. A veces hay hasta ocho barcos
alemanes en Puerto Plata. Ellos monopolizan el comercio del tabaco.”7
Sin embargo, retrocediendo en el tiempo, hay que hacer
constar, por su connotación económica e histórica, que al entrar la segunda
década del siglo XIX (1812), en medio de la llamada España Boba, y como un caso
excepcional a la miseria que arropaba gran parte del país, en ese período de
muermo nacional, San Felipe de Puerto Plata tenía un papel protagónico en la economía.
También en esa época el tabaco fue protagonista, pues
hubo una gran producción de esa planta solanácea, lo cual contribuyó al proceso
de transformación de una gran parte de la sociedad cibaeña.
Juan Bosch, refiriéndose a lo que ocurría con la
economía tabacalera cibaeña en el 1812, y años siguientes, lo planteó así:
“…Pero ese año ya Santiago era la plaza comercial del
tabaco y Puerto Plata era el puerto de salida para todo el tabaco que se vendía
en el exterior y el puerto de entrada de los artículos que se adquirían con el
dinero que dejaba el tabaco…” 8
Como parte del proceso de industrialización, y del
incremento de las actividades económicas, es pertinente indicar que desde el
1888 opera en Puerto Plata una de las más famosas compañías de ron del país.
En la introducción de un importante libro sobre la
historia de esa bebida de gran consumo nacional uno de los más brillantes
líderes del sector empresarial, el Ing. George Arzeno Brugal, ya fallecido, quien
fue un hombre de gran importancia para el país, por sus iniciativas para
fomentar múltiples obras sociales, indica que la entidad industrial aludida
comenzó sus actividades “cuando el país entraba en nuevo contexto económico…se
incorporó a la corriente desarrollista que en el orden económico y social se
inició en el país creando una nueva conciencia nacional en sus modos de
producción…”9
Puerto Plata fue escenario de diferentes guerras
En las jornadas clandestinas por la Independencia
Nacional, previas al histórico 27 de Febrero de 1844, San Felipe de Puerto Plata fue uno de los
pueblos en que los trinitarios crearon grupos de apoyo o células de propagación
de sus ideas.
El sacerdote católico Manuel González Regalado fue el
designado para mantener viva allí la chispa de la libertad que germinaba entre la
mayoría de los dominicanos.
A ese valiente cura lo acompañaron, en las delicadas y
peligrosas misiones de propagación del sentimiento independentista, otros
patriotas, entre ellos Telésforo Peregrín, Pedro Eduardo Dubocq y quien luego
sería el representante de Puerto Plata para la redacción de la Constitución de
la República, don José Tejera, cuya cultura ayudó grandemente a la confección
de nuestra primera Carta Magna.
En las batallas posteriores a la Independencia
Nacional la ciudad de Puerto Plata también se hizo presente, así como en otros
acontecimientos bélicos que sucedieron en el país en el curso de los años
sucesivos.
El ilustre historiador puertoplateño don Rufino
Martínez hizo puntualizaciones contundentes, en varias de sus obras, sobre el rol
jugado por sus coterráneos a través de la historia, no sólo en la guerra, sino además
en las diferentes manifestaciones humanas, tales como música, gastronomía,
artes, costumbres, etc. Varias de sus obras son testimonios vivificantes sobre
Puerto Plata y su gente.10
Puerto Plata en la Restauración de la República
Sobre la Guerra de la Restauración abundan las
crónicas históricas referentes al papel clave que desempeñaron muchos de los
moradores de esa ciudad norteña.
En San Felipe de Puerto Plata la lucha restauradora
comenzó el 27 de febrero de 1863. Así se describe en una obra clásica de esa
epopeya dominicana que tuvo como protagonista principal al pueblo llano, al
ciudadano de a pie:
“El día 27 tuvo lugar el ataque a Puerto Plata…Esta
vez el comandante Juan Nuesí, alias Lafit con sus valientes rancheros marchó
sobre Puerto Plata en donde el heróico general Gregorio de Lora tomó el mando
del movimiento. Y se apoderaron, al primer choque, de la gobernación y del
cuartel, logrando campear en toda la ciudad y ponerle sitio a la fortaleza de
San Felipe…”11
En los comienzos de la guerra restauradora el terrible
brigadier español Manuel Buceta (al
parecer presagiando, con acertijos de guardia viejo, que en la Novia del
Atlántico ocurrirían muchos combates, como en efecto así ocurrió) trasladó “la
artillería de Montecristi a Puerto Plata en la fragata Petronila…”
Pero eso no amilanó a los patriotas dominicanos. Está
registrado que posteriormente el general
Gaspar Polanco, en su calidad de jefe de operaciones de los restauradores,
estuvo con sus combatientes “persiguiendo terriblemente a la columna española
en su desesperada retirada sobre Puerto Plata…Un ataque más de los dominicanos
habría impedido la entrada de la columna a Puerto Plata…”12
Un ilustre hijo de Puerto Plata dejó para la
posteridad una obra llena de emoción, pero también cargada de objetividad,
sobre lo que ocurrió en su lar nativo cuando se luchaba para restaurar la
República Dominicana, vendida a España como un plato de lentejas, mediante la
reprochable Anexión.
El sacrificio de los puertoplateños en la lucha por
restaurar la soberanía nacional fue de tal magnitud que don Eugenio J. Senior,
después de hacer un recuento de los combates, de las confusiones, de las
victorias y derrotas, de los excesos y de otras muchas cosas, al retornar de la
cercana zona rural de Muñoz, en los contornos de Montellano, expresó que:
“Nunca me había figurado una ciudad deshabitada por
sus moradores; con tantos estragos en un lapso de veintidós meses, que hubiera
crecido tanta y tanta yerba y malezas, y era preciso valerse de alguna brújula
para que cada propietario pudiera, con
acierto, descubrir el lugar donde, antes de la guerra, estaba radicada su
casa…Todo era monte, bejuquera, escombros.”13
Gregorio Luperón, patriota de dimensiones proceras,
dictó, en tres tomos, sus notas auto biográficas, las cuales recogen, entre
muchas otras cosas, todos los hechos marciales que ocurrieron de 1863 a 1865 en
Puerto Plata, su tierra natal.14
Las
Encomiendas en Puerto Plata
Las terribles Encomiendas implementadas por las
autoridades coloniales también se efectuaron en Puerto Plata.
Los repartidores, en presencia de unos tales Juan
Mosquera y Alonso de Arce, llegaron a Puerto Plata y en una sola operación de este tipo
distribuyeron, en clave de encomendados, a 587 indígenas.
Allí los encomenderos o beneficiarios de tan inicua
subasta fueron los jefotes coloniales Francisco Botello, Diego de Morales, Juan
de Córdoba, Juana Esguerra, Alvaro Gallego, Alonso de la Campana, Juan de
Campofrío, Cristóbal de Barros, Toribio de Villafranca, Lope de Escalona, entre
otros.15
Las Encomiendas constituían un régimen (con una mampara
supuestamente legal) puramente esclavista, pues a las víctimas se les negaban
todos sus derechos como seres humanos y eran degradados al nivel de objetos.
Esa práctica nefanda de los colonialistas españoles
contra los indígenas era como un drama de Esquilo, sin aquello de la culpa
heredada que cargan algunos personajes creados por ese griego genial.
Sin asomo de visión radical se puede decir que Las
Encomiendas constituían una de las principales manchas indelebles en el proceso
de conquista y colonización de España en América. Han quedado registradas como
un crimen de lesa humanidad, que jamás debiera repetirse en ningún lugar del
mundo.
Fusilamiento del presidente Pepillo Salcedo en Puerto Plata
En el lugar conocido como Las Javillas, de Puerto Plata,
fue que los hermanos Gaspar y Pedro Antonio Polanco (acicateados por
paniaguados a su servicio que explotaron la particular sicología cerril de
ambos hombres) maquinaron la trama criminal para asesinar al presidente
patriota Pepillo Salcedo.
Pepillo Salcedo fue llevado mediante trampa al Cantón
de Las Javillas y estando dormido fue engrillado. La fatídica orden del
magnicidio fue recibida por el general Medrano y el comandante Candelario
Oquendo, quienes instruyeron al Capitán Agustín Massagó para que formara un
pelotón de fusilamiento que ejecutó la orden cerca de la playa de Maimón, en el
territorio de Puerto Plata.16
La muerte alevosa de Pepillo Salcedo fue un crimen
abominable, que lanzó al zafacón de la basura histórica a todos los que
participaron, en diferentes escalas, en el sacrificio del valiente y patriota
restaurador.
El pueblo de Puerto Plata reivindicó con creces la
figura de uno de los gigantes de nuestra historia, con las correspondientes exaltaciones
a su figura de héroe y mártir.
Loma Isabel de Torres
Una de las elevaciones más conocidas en toda la
geografía dominicana es la loma Isabel de Torre, enclavada en la Cordillera
Septentrional. Por sus atractivos y por su importancia ecológica fue declarada
Parque Nacional.
A ella se sube por diferentes vías, pero la ruta más
popular es la del teleférico, el cual está funcionando desde mediado de la
séptima década del siglo pasado.
Ese funicular ha sido de gran importancia para el
turismo de la Novia del Atlántico, cariñoso apodo de esa gran ciudad.
En la cima de la loma Isabel de Torres hay un arboreto, formando un pequeño jardín botánico con una flora típica
de esa zona del país. En su cumbre también hay una gigantesca imagen del Cristo
Redentor, así como restaurant, puentes, jardines y el permanente trinar de aves
cantoras que convierten el lugar en una especie de paraíso para el deleite de
los visitantes.
Desde lo más alto de la loma Isabel de Torres se
disfruta no solo un microclima, sino también la ancha bahía donde está
anclada San Felipe de Puerto Plata, así
como la floresta de todos los alrededores, y la ciudad en su conjunto, con su
multiplicidad de elementos singulares tales como las casonas de estilo
victoriano, su parque central con una glorieta con la misma expresión
arquitectónica de dichas viviendas.
Pero también colma el placer visual el espectáculo
espumajoso que se forma cuando las olas marinas chocan con los acantilados ribereños,
particularmente en la Poza del Castillo, fuente de inspiración del trovador
Juan Lockward; el movimiento vehicular, el pulular de nativos y visitantes por sus calles,
callejuelas y avenidas, etc.
Otros atractivos de Puerto Plata, que se observan con toda su
esplendidez desde la cúspide de la loma Isabel de Torres, son el hermoso
malecón, que termina en forma de herradura,
ahora con un anfiteatro que puede recibir a miles de personas; la
antigua fortaleza San Felipe, con cientos de años en sus paredes, lugar de
hechos trascendentales para la historia dominicana, incluyendo que entre sus
paredes, en el más tenebroso calabozo, estuvo preso de manera injusta el padre de la Patria Juan
Pablo Duarte, apenas seis meses después de proclamada la Independencia
Nacional.
Así también se ven la Catedral San Felipe, cuyos
orígenes como punto de alabanza católica se remontan al 1502, cuando era una
simple ermita confeccionada con materiales de origen vegetal; el museo Gregorio
Luperón, diversas zonas verdes con jardines floridos, el museo del ámbar.
Además el faro de la zona conocida como La Puntilla, que data de 1880.
El gobernador colonial Ovando y Puerto Plata
Nicolás de Ovando, que a la par de su crueldad tenía
vocación de constructor de villas y caminos, se interesó por Puerto Plata, tal
vez por razones de geopolítica.
El primer camino abierto por los colonizadores en
América lo ordenó Colón, en el hoy territorio de la provincia Puerto Plata, e
iba desde el lugar llamado la Isabela hasta el Valle de la Vega Real. Ovando lo
ensanchó y ordenó varios ramales.
Con el paso de los años Puerto Plata fue
languideciendo por múltiples factores y el gobernador colonial Nicolás de
Ovando, dentro de sus amplias facultades, ordenó en el 1502 su repoblación con
personas de diferentes lugares. Allí volvió a decaer su vida económica y con
ella la población emigró. Pero como se indica más arriba se produjo de nuevo la
repoblación.
El movimiento económico y social ha sido una constante
en esa parte del país. Una crónica fechada hace más de 500 años así lo confirma:
“En una Real Cédula de Segovia, 15 de septiembre de 1505, dirigida a Ovando, se
habla del envío de esclavos y de acémilas, camino de Puerto Plata.”17
Desde Cumaná, Venezuela, hasta Puerto Plata
San Felipe de Puerto Plata siempre ha sido un refugio
para aquellos que buscan apoyos para sus causas políticas, patrióticas, o para
los atosigados por los fracasos, o por la persecución de sus contrarios. En una
época lo fue básicamente por las facilidades para el éxito económico.
Un caso emblemático fue el de Fray Bartolomé de Las
Casas, quien luego de que en Cumaná, Venezuela, fracasara su proyecto de poner
en práctica leyes humanitarias entre conquistadores e indígenas, decidió
refugiarse en Puerto Plata.
El había logrado que se le aprobara la Orden de la
Espuela Dorada, que no cuajó desde el momento en que Hojeda ordenó a sus
huestes sedientas de sangre que cometieran tropelías contra los indígenas que
poblaban la zona de Cumaná.
Las Casas relató esa matanza de indígenas así: “Los
españoles dan con ellos: a unos los matan, a otros cortan brazos y piernas,
otros por no morir hechos pedazos, están quietos, dejándose atar, y treinta y
cinco fueron embarcados en la carabela. Este fue el pago que recibieron a
cambio de su maíz y de sus cargadores”.
Frente a esa debacle fray Bartolomé de Las Casas al parecer pensó
que el único lugar donde podía reposar su espíritu atormentado era en el
Convento Dominico de esa ciudad dominicana y hacia allí se dirigió, donde vivió
varios años.
“ Hoy se piensa que durante su larga permanencia en el
Convento de Puerto Plata inició su
Historia de las Indias….Era un dominico
más en el apacible Convento de Puerto Plata. El nuevo fraile consagraba su
fervor, su deseo de combatir, su ánimo rebelde y tormentoso a devorar libros y
a borronear papeles. Fue en Puerto Plata que fray Bartolomé de las Casas, ya
como sacerdote dominico, logró que: “Su poderosa inteligencia y su memoria se
concentraran en interminables lecturas.”18
Pera hasta allí llegó la persecución contra este
hombre, que luego de ser hasta encomendero tomó otro curso en su vida.
El 7 de junio de 1533, en carta fechada en Puerto Plata, unos tales
Zuazo, Infante y Vadillo prepararon una especie de memorial de agravios contra
fray Bartolomé de las Casas, que entonces era “prior en Puerto Plata, sobre
materias de indios”, y se lo enviaron a
los jefes coloniales. En la ocasión se abrió una investigación.19
Migraciones por razones diversas
En diferentes ocasiones, y por motivos variopinto,
arribaron a Puerto Plata el insigne Juan Pablo Duarte, el maestro Eugenio María
de Hostos, su compatriota Ramón Emeterio Betances, Salomé Ureña, Antonio Maceo
y así una gran cantidad de personajes que recibieron el calor del pueblo
puertoplateño y dejaron a su vez lecciones de patriotismo, de saberes y de amor
a la humanidad.
Las migraciones de familias europeas, norteamericanas
y de otros lugares del mundo que se establecieron para siempre en San Felipe de
Puerto Plata, donde hicieron fortuna y han dejado su impronta positiva no sólo
en la economía, las ciencias, la política, las artes, las letras, sino
también en muchas otras actividades del
quehacer humano, han sido tratadas ampliamente en libros, ensayos, obras
teatrales, documentales y reportajes.
Abundan en esa hermosa ciudad grupos familiares con
apellidos alemanes, franceses, de las islas caribeñas y del Atlántico,
gallegos, haitianos, catalanes, asturianos, venezolanos, estadounidenses, cubanos,
ingleses, puertorriqueños, belgas, holandeses, canadienses, italianos y de otros sitios allende el mar que la
corteja.
Uno de los historiadores dominicanos más laboriosos
escribió así sobre ese tema etnológico-migratorio: “Puede afirmarse que Puerto
Plata fue la más cosmopolita de las villas dominicanas. Allí se radicaron,
desde el siglo pasado numerosos extranjeros que allí fundaron sus hogares, no
sólo provenientes de la América sino también de Europa”.20
Lo de Puerto Plata como refugio escogido por muchas
personas no se trata sólo por motivaciones económicas o políticas. Hay algo
más. En muchos han sido otras razones ubicadas en los insondables misterios del
espíritu.
La historia registra varios casos de personas que una vez establecidas
en Puerto Plata han rechazado disfrutar de una vida de mayor confort y de más
significación social, política y económica en otros lugares.
Cito un solo caso, como prueba de lo anterior: “ el
doctor Manuel González de Regalado y Muñoz, célebre orador y teólogo de mucho
mérito, que por no abandonar la parroquia de Puerto Plata, única que sirvió
durante su vida sacerdotal, no quiso aceptar nunca la mitra que en diferentes
ocasiones le brindara el gobierno del general Santana.”21
El calibre intelectual del sacerdote González Regalado
(que era el líder de la célula
patriótica de La Trinitaria en Puerto Plata) se puede medir leyendo la oración
fúnebre que pronunció el 20 de junio de 1833, ante la muerte del Arzobispo
Metropolitano de Santo Domingo Dr. Pedro Valera.22
Presidentes nativos de Puerto Plata
Puerto Plata fue la cuna de cinco presidentes
dominicanos: Gregorio Luperón, Ulises Heureaux (Lilís), Carlos Felipe Morales
Languasco, Jesús María Céspedes y Antonio Imbert Barrera.
Leyenda sobre Santa Rosa de Lima
Hay una socorrida versión de que un ciudadano puertorriqueño
y una dama peruana concibieron en Puerto Plata, donde habían llegado en una
embarcación que ancló allí protegiéndose de un ciclón tropical, a una criatura
que luego sería la famosa Santa Rosa de Lima, la primera santa nacida en
América Latina.
Han surgido opiniones contradictorias sobre eso, pues
alguna nota divulgada en el exterior indica que su madre nunca salió del Perú y
que el padre no se alejó del país andino durante varias décadas, antes del
nacimiento de ella.
Pero por otro lado hay varias opiniones contrarias a
ese parecer. En ese caso se impone como un indiscutible imperativo la
dicotomía, tan frecuente en asuntos de historia.
En tiempo tan lejano como el 1877 el reputado sacerdote Francisco Xavier Billini difundió la noticia de que Santa Rosa de Lima
fue concebida en Puerto Plata y que de allí salieron sus padres cuando ya el
feto tenía varios meses.
Un ilustre sacerdote puertoplateño, símbolo de la
resistencia nacional, Rafael Conrado Castellanos Martínez, también se inclinó
por esa última creencia.23
Así otros
también han opinado de manera similar a los mencionados sacerdotes. Como lo hizo en un aparte de una voluminosa
obra (tres tomos) un historiador, abogado y escritor capitaleño, especializado
en historia religiosa, quien fue, además, el papá del Arzobispo Metropolitano
de Santo Domingo y Presidente de la República, monseñor Adolfo Alejandro Nouel
Bobadilla.24
Ámbar en Puerto Plata
El nombre de Costa de Ámbar puesto a una amplia zona de Puerto Plata se
debe a la existencia en la zona de grandes cantidades de ese mineral de origen
vegetal. La Cordillera Septentrional es una especie de usina natural de ese
elemento pétreo, especialmente en el área que cubre desde Puerto Plata hasta
Cabarete.
Algunas de las piezas que se han obtenido en el
referido lugar contienen insectos y plantas en miniatura que datan de millones
de años. Documentales y películas se han hecho teniendo como elementos esenciales esa piedra de génesis vegetal, que
en nuestro país proviene de la resina del algarrobo.
En Puerto Plata se han encontrado trozos de ámbar
verde, marrón, amarillo y azul, este último es el mejor cotizado y el más
procurado.
El ámbar siempre ha estado ligado a la economía y a
las artes de Puerto Plata. Por eso en el centro de esa ciudad hay un museo
dedicado a ese admirado y atrayente fósil vegetal.
Dicha colección lleva más de 35 años abierta al
público. Allí se exhiben magníficos ejemplares de ámbar, así como una bien
documentada historia del mismo, desde su proceso de formación (decenas de
millones de años) hasta la elaboración con el mismo de sofisticadas obras de
arte.
Riquezas minerales de Puerto Plata
A parte del ámbar, en Puerto Plata también ha habido otros minerales, que forman parte de
la historia de su riqueza y diversidad productiva.
Oro, plata, granito, cobre, y otras fuentes de su patrimonio
mineral han sido explotadas a través de los siglos en esa zona del país. Ahora
predomina la explotación de ámbar y roca caliza.
En una crónica añeja sobre las estadísticas mineras
del país se escribió lo siguiente: “Entre la Isabela y Puerto Plata hay una
capa de asperón muy bueno para hacer piedras de molino y de amolar.”25
La importancia de Puerto Plata (por sus riquezas
minerales, por la productividad de su tierra, por su posición estratégica en la
geopolítica de las potencias que se disputaron parte del mundo entre los siglos 15 y 18) motivó
que todas las miradas giraran en torno a ella.
Por eso el historiador dominicano por antonomasia, en
su invaluable rol de recopilador de informaciones que gracias a su trabajo
tesonero podemos conocer, rescató del
relator francés Le C. Lyonnet esta crónica de gran relevancia para entender
cosas de nuestro ayer:
“…El comandante Ovando ( se refiere al gobernador
colonial español Nicolás de Ovando. (nota de TLR) había hecho construir al
principio del siglo XVI un magnífico camino que conducía de Puerto Plata,
atravesando la cordillera de Monte Cristi y la llanura de La Vega a las
montañas del Cibao.”26
Opiniones de viajeros extranjeros sobre Puerto Plata.
Muy pocos de los viajeros con inquietudes literarias
que alguna vez han pisado suelo de Puerto Plata se han sustraído de dejar
plasmadas sus impresiones sobre esa hermosa tierra dominicana.
Uno de los
primeros extranjeros que llegó al país en plan de turista dejó esta estampa:
“Puerto Plata
ostenta algunos edificios
realmente bonitos, una buena y atractiva estación de ferrocarril, varios buenos
clubes y un hospital bien administrado. Existen varias plazas y partes bien
cuidados y atractivos y el pueblo está bien iluminado con un sistema eléctrico.
El territorio que le rodea es muy atrayente y ya que las carreteras que le
bordean son inusualmente buenas, se puede transitar por varias millas en las
nativas victorias. Los bosques de las laderas de las montañas cercanas son
ricos en maderas de ebanistería y de tinte y hay bastante guayacán, caoba,
laurel y yaya, maderas que son embarcadas desde este puerto...Se encuentra
ámbar en Puerto Plata…”27
Otro foráneo, en un relato fechado en el 1860, dijo lo
siguiente: “Las tierras alrededor de Puerto
Plata son casi todas propiedad de la Iglesia Católica y son arrendadas, a
través del gobierno, a precios razonables a las personas que deseen asentarse
allí…..La vista del mar es divina. A lo largo de las orillas poco profundas,
las olas rompientes lucen de un verde
brillante- más verdes que los árboles- mientras, más allá, donde el agua es más
profunda, el tono es de un púrpura perlado-un púrpura más puro que una uva…”28
Un estadounidense, en clave de investigador para una
posible anexión del país a EE.UU., reportó lo siguiente:
“Desde La Goleta el camino pasa principalmente por una
playa arenosa hasta Puerto Plata, recorriendo una distancia de veinte millas.
Los campos desde la costa hacia el interior son
llanos por varias millas y contienen hermosas plantaciones bien cuidadas
que pertenecen a inmigrantes norteamericanos y alemanes atraídos por la
fertilidad del suelo y el comercio de caoba….”29
En Puerto Plata se selló la derrota de Báez
Fue en San Felipe de Puerto Plata
que la oposición a la tiranía de Báez se unificó, y fue en esa ciudad que el
General Ignacio María González fue declarado jefe de la Revolución el 25 de
noviembre de 1873. Báez, compelido por la realidad de su derrota, tuvo que
renunciar un mes y días después, el 2 de enero de 1874.
Lo hizo cuando el río de sangre humana que provocó su
régimen tiránico y su descabellada idea de anexar el país a los EE.UU había creado, como bien dijo un ilustre
dominicano: “una atmósfera de sangre…la hora fatal que llega siempre a los
malos gobiernos, había sonado.”30
El ferrocarril de Puerto Plata
El Ferrocarril Central se construyó como una vía
rápida, económica, segura y eficiente para exportar desde el muelle de Puerto Plata parte de la producción de la región del Cibao y recibir
mercancías y otros productos del exterior. Su ideólogo fue un puertoplateño que
ejercía con manos fuertes y espíritu sanguinario los destinos del país.
Fue proyectado
para cubrir el tramo de Puerto Plata a Moca. Se fue haciendo por partes.
La línea que iba desde la Novia del Atlántico hasta Santiago fue inaugurada el
16 de agosto de 1897. Fue uno de los poquísimos logros materializados en el
gobierno tiránico de Lilís.
La ramificación
del Ferrocarril Central que llegó hasta Moca fue inaugurada el 24 de octubre de
1909, es decir diez años después del ajusticiamiento de ese personaje que llenó
de sangre al pueblo dominicano.
Con ese camino de hierro prácticamente desaparecieron
las recuas de mulos de cargas, cuyo monopolio en gran parte del Cibao tuvieron los primos
mocanos Horacio Vázquez y Ramón Cáceres, ambos participantes en el magnicidio
de Lilís y quienes luego también serían Presidentes de la República.
Variados de Puerto Plata
1-En el 1872 se fundó en San Felipe de Puerto Plata el Periódico El
Porvenir, que se convirtió en uno de los periódicos icónicos de la prensa
nacional. Por sus páginas destilaron su sabiduría y grandeza muchos de los
intelectuales del siglo XIX dominicano. Es una prueba más del carácter cosmopolita
de esa gran ciudad.
2-Ha sido una ciudad pionera de muchas cosas en el
país, como por ejemplo en la introducción del cine, lo cual ocurrió en el 1900,
con unas películas de los hermanos Lumiére.
3- San Felipe de Puerto Plata figura en la cima del arte
dominicano, con una pléyade de artistas clásicos y populares que llenan de
orgullo todo el pentagrama nacional. Basta citar los nombres de Emilio Prud
Homme (autor de las letras del Himno Nacional) Rafael Solano, Eduardo Brito,
Juan Lockward, Vicente Grisolía Poloney y Teté Marcial, para no hacer
interminable la lista.
4-“Rengifo de Angulo recibe nombramiento de capitán de
la villa de Puerto Plata para vigilar las costas y castigar los rescates, en
fecha en SD 20 julio de 1572; y título de alcaide, el 23 de julio de 1572”.31
Bibliografía:
1-Ecos de la Costa. Travesía por el litoral marino
dominicano. Editora Amigo del Hogar, octubre 2016.pp45-72.Domingo Marte.
2-Anotaciones del Consejo de Indias, 1556.
3- Ley XXI, libro VI, título III, Leyes de Indias.
4-El pleito Ovando-Tapia (comienzo de la vida urbana
en América). Editora del Caribe. P108. Emilio Rodríguez Demorizi.
5-Comisión de investigación de los E.U.A. en Santo Domingo en 1871. Editora
Montalvo, 1960. p283.Relato de T.F. Crane.
6-La dictadura de Heureaux. Editora Universitaria,
abril 1986.p211.Jaime de Jesús Domínguez.
7-Comisión de investigación de los E.U.A. en Santo Domingo en 1871. Editora
Montalvo, 1960. p413.Interrogatorio a un agente de Buenaventura Báez.
8-Composición Social Dominicana. Colección Bosch para
todos. Impresora Soto Castillo, 2013.p197. Juan Bosch.
9- El Ron en la Historia Dominicana, tI. Editora Amigo
del Hogar,1988. p11 y 12. José Chez Checo.
10-Puerto Plata,
segunda edición, CETEC, 1995. Puerto Plata de Ayer. Editora del Caribe, 1963.Diccionario
Biográfico-Histórico Dominicano1821-1930.Editora UASD, 1971. Obras de Rufino Martínez.
11- Historia de la Restauración. Editora Taller,
cuarta edición, 1981, p95. Pedro M. Archambault.
12-Historia de la Restauración. Editora Taller, cuarta
edición, 1981, pp126 y 127. Pedro M. Archambault.
13-La Restauracion en Puerto Plata, relato de un
restaurador. Obra póstuma. Editora Montalvo, 1963. pp76 y 77. Eugenio J. Senior.
14- Notas Autobiográficas de Gregorio Luperón (tres
tomos). Editora de Santo Domingo, 1974.
15-Los Dominicos y Las Encomiendas de indios de la
Isla Española. Editora del Caribe, 1978. pp122-128. Emilio Rodríguez Demorizi.
16-Historia de la Restauración. Editora Taller, cuarta
edición, 1981, pp246, 257 y 258. Pedro M.
Archambault.
17-El pleito Ovando-Tapia. p104.Editora del Caribe, 1978.
Emilio Rodríguez Demorizi.
18- 1992
¿Qué celebramos, qué lamentamos? Editora Taller, junio 1992.pp121 y
122.
Fernando Benítez.
19-Noticias históricas de Santo Domingo. vI.
p39.Editora Taller 1978. Fray Cipriano de Utrera.
20-Noticias de Puerto Plata. Editora Educativa
Dominicana, 1975. p225. Emilio Rodríguez Demorizi.
21-Rasgos biográficos de dominicanos célebres. Editora
del Caribe, 1971.p127. José Gabriel García.
22-Discursos históricos y literarios. Imprenta San
Francisco, 1947. Recopilador Emilio Rodríguez Demorizi.
23-Apuntes para la historia de la parroquia de Puerto
Plata, 1931. Rafael Conrado Castellanos Martínez.
24-Apuntes para la historia eclesiástica de la Arquidiócesis
de Santo Domingo, Primada de América (tres tomos). Carlos Rafael Nouel Pierret.
25-Relato de Le C. Lyonnet sobre estadística de la
parte española de Santo Domingo. Inserto en el libro La Era de Francia en Santo
Domingo. Editora del Caribe, 1955.pp 119 y 120.Emilio Rodríguez Demorizi.
26-La Era de
Francia en Santo Domingo. Editora del Caribe, 1955.p136. Editor Emilio
Rodríguez Demorizi.
27-Relato titulado Puerto Rico, pasado y presente, y
el Santo Domingo de Hoy.1914. A. Hyatt Verril. Incluido en el libro Los
primeros turistas en Santo Domingo. Editora Amigo del Hogar 2011, pp153, 154 y 160.Editor
Bernardo Vega.
28- Relato titulado Un verano en las fronteras del Mar
Caribe.1914. Dennis Harris. Incorporado en el libro Los primeros turistas en Santo Domingo.
Editora Amigo del Hogar 2011, pagina 41. Editor Bernardo Vega.
29- Relato de Henry A. Ward. Comisión de
investigación de los E.U.A. en Santo
Domingo en 1871. Editora Montalvo, 1960. p294.Editor Emilio Rodríguez Demorizi.
30-Ideas de bien patrio. Editora Búho.3era. edición, 2002.p32. Francisco
Ulises Espaillat.
31- Noticias históricas de Santo Domingo. vIV. p114.
Fray Cipriano de Utrera. Editora Taller 1979.
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