sábado, 13 de febrero de 2021

SABANA BUEY, ESCENARIO HISTÓRICO ENTRE PLAYAS, RÍOS Y SERRANÍAS

 

 

 

SABANA BUEY, ESCENARIO HISTÓRICO ENTRE PLAYAS, RÍOS Y SERRANÍAS

 

                      POR TEÓFILO LAPPOT ROBLES

Sabana Buey

Sabana Buey comenzó a formarse hace más de dos siglos como un pequeño caserío en medio de una sabana de bosque seco, donde reinaban cactus de flores multicolores, campeche, cambrón, guasábara y bayahonda y otras especies aptas para la supervivencia en medio de un ambiente árido.

 Las crónicas del pasado también contienen informaciones sobre  pequeños montes de baitoas en esta tierra. Según los lugareños desde hace más de cien años no se ve allí ni rastros de baitoas. Es cosa del pasado.

Esta comunidad fue declarada Distrito Municipal mediante la Ley 28, del 31 de octubre de 1991.Forma parte del Municipio Baní, Provincia Peravia.

Se indicaron motivos sociales, económicos, religiosos e históricos para elevar de categoría el territorio que por mucho tiempo había sido una Sección, donde imperaba un ambiente más bien rural.

En el tercer considerando de dicho texto legal se invoca como unas de las razones para darle otro nivel administrativo a Sabana Buey a que allí está el “dos veces centenario árbol de guatapaná, a cuya sombra se albergó el fundador de la República, Don Juan Pablo Duarte y Diez en los días de la campaña de Azua, en 1844.”

Los límites geográficos de ese distrito municipal fueron establecidos en el artículo 2 de la mencionada ley: “Al Norte, Río Ocoa; al Sur, Playa Los Corbanitos; al Este, la Sección de Villa Fundación y la Cañada de la Cruz (de la Sección Arroyo Hondo); y al Oeste, Playa Ensenada (del mar Caribe).”1

Sabana Buey es el último poblado del lado oeste de la provincia Peravia.

Pedro Santana en Sabana Buey

Sabana Buey fue el lugar donde el General Pedro Santana ubicó su cuartel general,  después de abandonar la ciudad de Azua, por razones no explicadas, luego de que los combatientes dominicanos vencieran allí, el 19 de marzo de 1844, a miles de invasores haitianos.

Nunca se ha podido indicar de una manera convincente los motivos que en el orden de la táctica militar pudo tener el General Santana para ubicarse con sus tropas en Sabana Buey.

Ni siquiera los que tergiversando la realidad de los hechos para edulcorar la parábola vital del General Pedro Santana han podido emitir un juicio cónsono con la lógica sobre ese acontecimiento extraño e inexplicable.

Aunque existe el antecedente, rigurosamente registrado, que en el 1843 el presidente haitiano Charles Riviére-Hérard ordenó la captura y traslado hacia una cárcel de Puerto Príncipe de los hermanos Pedro y Ramón Santana y cuando la reata de presos de la que formaban parte iba cruzando por Sabana Buey ellos dos se escaparon. Quizás en ese momento quedó fijado en la mente del caudillo anexionista que volvería a ese lugar, en otras condiciones.

El titulado como padre de la historiografía dominicana, José Gabriel García, describe las diferentes órdenes de apresamiento dictadas por el referido gobernante de Haití. Cita el  envío, en calidad de presos,  hacia el extremo oeste de la isla Santo Domingo, de varios patriotas dominicanos  amarrados  en la sentina de la goleta de guerra Praslin, en un penoso viaje de cabotaje.

 Otros fueron mandados por vías menos húmedas, como les ocurrió a Nicolás Rijo y al capitán Vicente Ramírez, “denunciados de haber tenido propósitos revolucionarios en Higüey, y de arresto contra los hermanos Pedro y Ramón Santana, que suponían resueltos a sublevar a los habitantes de El Seibo, y que conducidos por tierra consiguieron escaparse, después de salir de Baní, y se ocultaron en Sabana Buey.”2

El historiador Víctor Garrido sostiene que la cercanía de un fondeadero y la serranía del lugar conocido como el Número hacían de Sabana Buey un lugar conveniente para escaparse.

Así lo consignó en su ensayo Duarte y Santana: “Santana, sin confianza en la victoria optó el último. Su retirada a Sabana Buey propició a Charles Herald que ocupara a Azua y que luego la incendiase. En vez de pasársele por un consejo de guerra por esta retirada sin justificación, fue aclamado como héroe.”3

Todo conduce a pensar que en su estancia en Sabana Buey fue donde Pedro Santana, maquinó para preparar el andamiaje justificativo de la abominable Anexión a España, con lo cual destruyó la soberanía dominicana, cuya restauración fue a costa de un mar de sangre y muchas penurias para el pueblo dominicano.

Tal vez  la hiena del Guabatico ya vislumbraba materializar su fatal decisión tomada 17 años después, al anexionar  el país en el 1861 a la Corona Española.

Los seguidores de Santana, de antes y de ahora, han hecho mil cabriolas semánticas para darles un barniz de bondad a sus acciones, e incluso algunos de ellos invocan una orden del reino de España, de fecha 14 de enero de 1862, para  que el valle de Hincha, usurpado por los haitianos, volviera a ser parte de la geografía dominicana, en cumplimiento de los límites establecidos en el tratado de Aranjuez.4  

César Herrera Cabral, historiador enrolado en la corriente santanista, sólo adjetiviza como osado el acto anexionista, aunque puntualiza, en medio de matizaciones, que “nunca, en ningún momento de hoy o mañana, se podrá justificar plenamente la conducta del general Pedro Santana al consumar la anexión de la República Dominicana a España…”5 

Lo incontrovertible es que la presencia de ese personaje en Sabana Buey fue clave para la ocurrencia de acontecimientos que luego llenaron de sangre y dolor a muchas familias dominicanas y al pueblo en general.

Razón tuvo  el ensayista e historiador Sócrates Nolasco para dejar por sentado que allí se dieron los primeros pasos para ir cerrando la importancia militar de Santana, desde la óptica de lo que era para la época el sentimiento nacional.

Fiestas santanistas en Sabana Buey

Al no haber un criterio afincado en pilares bien fundamentados sobre la prolongada presencia de Pedro Santana en Sabana Buey, el libre pensamiento deja flotar ideas que van desde el terror que se apoderó de dicho personaje hasta incluso  proyectar juicios que se enmarcan en asuntos libinidosos.

 Francois Sogne (Francisco Soñé) fue un ciudadano francés que combatió en Egipto bajo las órdenes de Napoleón Bonaparte, y que al producirse la Independencia Nacional estaba  residiendo en el país. Le tocó combatir en varios enfrentamientos armados contra los haitianos, entre ellos en la Batalla del 19 de Marzo, en Azua. En sus memorias dejó plasmado lo siguiente:

“Cuando Duvergé libraba la batalla de El Número, Santana y sus amigos estaban en fiesta en Sabana Buey con lindas aldeanas de los contornos en un movido baile que duró toda la noche y se prolongó hasta el medio día.”6

Duarte en Sabana Buey

A la comarca de Sabana Buey llegó Juan Pablo Duarte el 23 de marzo de 1844, en condición de General de Brigada del Ejército Dominicano, y en cumplimiento de un mandato de la Junta Central Gubernativa. Su escolta la encabezaba el coronel Pedro Alejandrino Pina, héroe independentista, héroe restaurador y héroe en la guerra contra el gobierno tiránico de Báez, en su etapa más sangrienta, la llamada de los Seis Años.

 El viaje a Sabana Buey pudo haber sido solicitado por Duarte, en interés de probarse en los fragores de la guerra, aunque algunos han especulado que todo fue una maniobra del famoso Chapapote Bobadilla, quien de antemano sabía que no habría empatía entre el patricio y el caudillo militar.

La historia registra como una especulación, refiriéndose a una estratagema de Tomás Bobadilla y Briones, que “a Duarte le envió a Sabana Buey, en nombre del supremo interés nacional, para que la insolencia de Santana le devorase.”7

En esa tierra, cargada de acontecimientos históricos, estuvo el Padre  Supremo de la Patria hasta el 12 de abril del referido año. Tenía el objetivo de dialogar con el caudillo Santana sobre el curso de las luchas independentistas.

Varios autores coinciden que la estrepitosa retirada de Pedro Santana a Sabana Buey estaba motivada por el miedo que se apoderó de él y que lo llevaba a fantasear con la realidad del número de los enemigos. Incluso notas dictadas por él permiten darle credibilidad a eso.

Cuando Duarte llegó a Sabana Buey no se encontró con un compañero de luchas libertarias, sino con un personaje que  tenía una visión derrotista sobre la soberanía dominicana.

Allí terminó de descubrir nuestro patricio mayor que las fuerzas conservadoras de las cuales Santana era un eje fundamental descreían sobre las posibilidades de supervivencia de la Nación Dominicana.

Pedro Santana tenía, o fingía tener, una gran turbación sobre las posibilidades de éxitos de los combatientes dominicanos frente al enemigo haitiano que pretendía apoderarse de nuevo del país.

De ahí que tenga mucha fuerza de verdad lo escrito por Sócrates Nolasco: “Se comprende por qué cuando Juan Pablo Duarte instaba y lo constreñía para que atacaran juntos al enemigo vacilante, él prefería la intriga del político a la acción peligrosa del guerrero.”8

Otro historiador criollo, interpretando lo ocurrido en marzo de 1844 en el campamento santanista de Sabana Buey, estampó una recreación verosímil del téte á téte:

“Un solo instante bastó para que ambos se calaran el alma y se rechazaran de una vez y para siempre. Duarte no tuvo ni siquiera que meditar para sentir sobre la piel del civilista el espigón irracional del déspota. Adivinó en su mirada fría y penetrante la cólera intransigente de un corazón altisonante.”9

Duarte rindió cuenta del viaje a Sabana Buey

Muchos fueron los hechos, los gestos y las expresiones que demuestran la pulcritud que acompañaba el patriotismo y el sacrificio del principal héroe dominicano.

Una de las más elocuentes demostraciones de la honestidad de Juan Pablo Duarte se produjo con motivo de su viaje a Sabana Buey, donde tuvo casi 20 días.

La Junta Central Gubernativa le entregó mil pesos para cubrir los gastos de su traslado y estadía en esa comarca, a la cual acudió con el objetivo de articular con Pedro Santana un mecanismo de acción militar para aniquilar los diferentes puntos de ataques de los invasores haitianos. No logró su propósito porque en la mente de Santana otras eran las prioridades, pues no creía en la viabilidad de la República Dominicana, anhelaba un nuevo tutelaje colonialista.

Cuando retornó a la capital de la República, con el alma helada por lo que había escrutado en la mente retorcida de Santana, Juan Pablo Duarte presentó una relación de los gastos en que incurrió a cuenta de los dichos mil pesos.

Gastó 173 pesos y el resto lo devolvió, en una suprema manifestación de honradez acrisolada, muy pocas veces imitadas por otros desde entonces hasta ahora.

El entonces Tesorero de la República, Miguel Lavastida, luego anexionista, dejó plasmado ese hecho en un lacónico informe, que desde entonces es una plomada sobre la tierra lodosa y movediza de los negocios gubernamentales criollos:

“Recibí del Gral. Duarte, la suma de ochocientos veinte y siete pesos, para ser entregados en la Tesorería de esta Ciudad. M. Lavastida.12 de abril de 1844.”10 

Siguiendo los hilos de la historia hasta llegar al ovillo se comprueba que el insigne patricio Juan Pablo Duarte estaba al principio confiado en lograr persuadir al futuro marqués de Las Carreras para que de manera conjunta hicieran los preparativos de defensa y tomaran las acciones necesarias para sostener la Independencia de la República Dominicana, pero luego de varias conversaciones debajo de un inmenso e histórico árbol de guatapaná, que dominaba la floresta del lugar, el Padre de la Patria confirmó su sospecha de que las acciones de Santana estaban bajo el dominio de sus intereses de clase y económicos, por encima de cualquier consideración de índole patriótica.

Un traidor  ensangrentó a Sabana Buey

El anexionista nacido en tierra dominicana Eusebio Puello Castro, ostentando el fajín de Mariscal de Campo de las tropas españolas que le había otorgado la reina Isabel II, se presentó a Sabana Buey el 23 de noviembre del 1863 y aprovechándose de la superioridad en elementos de combate y equipos de artillería a su disposición causó una mortandad entre los combatientes restauradores dominicanos que se batieron contra el enemigo en una jornada trágica, pero llena de heroicidad.

Desde allí Eusebio Puello se trasladó hacia poblados cercanos como Fundación, Palmar de Fundación, Moja-Casabe, Yaguate, Doñana y otros, donde también masacró a los que antes habían sido sus compatriotas.

En una importante reseña histórica el ilustre educador banilejo Joaquín S. Incháustegui se refirió a los patriotas dominicanos que desde Sabana Buey enfrentaron a los anexionistas.

“Tuvo conocimiento el general La Gándara que los patriotas merodeaban por Sabana Buey, donde se habían producido algunos incendios en los días 24 y 25, y envío al general Pueblo con 400 hombres y una pieza de artillería. El general Puello merece, por la acción a que nos hemos referido, una grandísima recriminación dominicana…”11

Este Eusebio Puello había luchado por la Independencia Nacional. Estuvo en la Puerta del Conde la noche del 27 de febrero de 1844 e incluso previamente había escondido en su casa a Duarte. El 27 de febrero de 1848 fue condenado a 3 años de prisión y en el 1849 Santana lo expulsó del país junto a su padre.

Pero para sorpresa de muchos el 20 de marzo de 1861, estando en San Juan de la Maguana, se proclamó español y brindó su fervorosa adhesión al caudillo Pedro Santana.

Sirvió bajo las órdenes del mayor traidor, no obstante haber sido este quien, además, ordenó el fusilamiento de sus hermanos Gabino y José Joaquín Puello Castro, hecho nefasto ocurrido el 23 de diciembre de 1847.

Por sus acciones anti dominicanas fue galardonado por las autoridades españolas con la condecoración Gran Cruz de Isabel la Católica, la encomienda de Carlos III y el ya referido maricalato de campo.

Sabana Buey en los archivos estadounidenses

 Uno de los integrantes de la comisión enviada por los Estados Unidos para conocer las riquezas del país (ante el afán de Buenaventura Báez de entregar, en el 1870, la soberanía nacional al poderoso país del Norte) escribió sobre Sabana Buey lo siguiente:

“Salí de Baní para Sabana Buey y Azua a las 5:30 de la mañana del 12 de febrero, en compañía del Coronel Ortiz, el señor Smith y de dos miembros del cuerpo de dragones que servían de guías……Cuando llegamos a Sabana Buey, que es un llano ganadero, nos desmontamos…La aldea tiene cerca de 40 casas y 150 habitantes. Allí no hay ni iglesia ni escuela, y la gente tiene que ir a Baní para asistir a los oficios religiosos…Esta región está extensamente cubierta de montes, pero éstos no son espesos. El suelo es flojo y seco…,pero en la estación de las lluvias produce grama en gran abundancia; el agua es rápidamente absorbida o corre por las hoyas y lechos secos, dejando la tierra alta como buen terreno para pasto.12  

El río Ocoa desemboca en Sabana Buey

En este territorio es que desemboca, por cuatro carriles, el río Ocoa. Generalmente su lecho, en esta parte final de su trayectoria, está prácticamente seco, pero cuando es temporada de lluvia la carga de agua que arroja al Mar Caribe es descomunal.

Antonio Sánchez Valverde, el historiador y sacerdote nacido en Bayaguana, cuya vida estuvo matizada por lo que pudiera decirse “un recorrido mundano”, al referirse a la desembocadura del río Ocoa en el territorio de Sabana Buey lo describió en forma de omega, refutando así el criterio de otros que lo describían como una herradura.

Dejó escrito dicho autor que: “Por el lado que desemboca el río de Ocoa hay un palmar que se interna mucho y ofrece muy buenas proporciones para establecer una población en el lugar donde se ven las ruinas y paredes de un antiguo molino. Que fue en los principios del Licenciado Zuazo y daba gran cantidad de rico azúcar…”13

Posteriormente, en el 1888, un explorador alemán al recorrer esa zona anotó  con curiosidad de experto lo siguiente:

“El río más caudaloso que puede desbordarse es el Ocoa, en cuya orilla izquierda se encuentra la mísera localidad de Sabana del Rey, y a la derecha de esta se explota una gran plantación de azúcar en el suelo añejo de un gran palmeral.”14

El río Ocoa sirve de frontera a las provincias Azua y Peravia. Su existencia está cargada de historia desde los tiempos que precedieron a la llegada con pujos colonizadores de los españoles, y especialmente cuando el país fue invadido por los haitianos, pues en sus orillas masticaron el polvo de la derrota.

Moreau de Saint-Méry escribió sobre Sabana Buey lo siguiente: “se pretende que el aire no es muy sano en los lugares próximos.”15

Playa Los Corbanitos

Luego del litoral de Las Salinas se produce una curvatura en la geografía de la zona y a poca distancia aparece en el horizonte, después de una amplia franja de arena, dentro del territorio de  Sabana Buey, la hermosa playa Los Corbanitos. Está desde hace un tiempo en proceso de ser incorporada a la oferta turística del país.

De la playa Los Corbanitos escribió el gran explorador de nuestras riberas marinas, Domingo Marte, lo siguiente:

“Las aguas del mar, claras, poco profundas y apacibles, montones de mangles en el agua y el paisaje desértico añaden valor a este lugar. Aunque el borde costero es más extenso, la franja de arena tiene cerca de 4 kilómetros y en varios tramos se mezcla con restos de corales y moluscos.”16

Boca de La Tinaja

Otros de los atractivos visuales que tiene Sabana Buey es la muy poco conocida ensenada denominada Boca de la Tinaja, que a juzgar por las coordenadas de su posición geográfica requiere en sus entornos una inversión de ingeniería vial para facilitar el acceso a la misma.

Sus encantos son múltiples, comenzando  por la playa que allí se formó, adornada con restos de corales. Pero  hay que acotar que en vez de arena el visitante se encuentra con diminutas piedras que hacen que el visitante no tenga una grata plataforma donde pisar.

Coronando la belleza visual del lugar, en la Boca de la Tinaja está el árido Cerro del Burro, en el cual montañistas y escaladores pueden disfrutar poniendo en práctica sus habilidades y aficiones.

Bibliografía:

1-Ley No.28, 31 de octubre de 1991.Gaceta Oficial No.9819.

2-Obras Completas.Vol. I. Impresora Amigo del Hogar, 2016.Pp 428 y 429.José Gabriel García.

3-Los Puello. Editora Taller, 1974.p176. Víctor Garrido.

4-Tratado de Aranjuez, firmado entre los reinos de España y Francia el 3 de julio de 1777.

5-Divulgaciones Históricas. Editora Taller, 1989.p103.César Herrera Cabral.

6-Memorias del capitán de artillería de los Ejércitos Napoleónicos Francois Sogne.P91.

7-Los Puello. Editora Taller, 1974.P42. Víctor Garrido.

8-Obras Completas. Ensayos Históricos. La Batalla del 19 de Marzo. Editora Corripio, 1994.P481.Sócrates Nolasco.

9-Memorias de Concho Primo. Editora Búho, 2006.P96.José Miguel Soto Jiménez.

10-Bloque de documentos oficiales del año 1844.

11-Reseña Histórica de Baní. Editora Búho, tercera edición,2001.P163. Joaquín S. Incháustegui.

12-Informe Comisión de Investigación año 1871.Pp 232 y  233. Franz Sigel.

13- Idea del valor de la Isla Española. Editora Nacional, 1971.P40.Antonio Sánchez Valverde.

14-Santo Domingo visto por cuatro viajeros, 1850-1889, publicado por la Academia Dominicana de la Historia, 2016.p64. Richard Ludwig.

15-Descripción topográfica y política de la parte española de la Isla de Santo Domingo. P124. Louis Élie Moreau de Saint-Méry.

16-Ecos de la costa. Travesía por el litoral marino dominicano. Editora  Amigo del Hogar.2016.P270. Domingo Marte.

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