SANTIAGO: LA CIUDAD CORAZÓN
POR TEÓFILO LAPPOT
ROBLES
Santiago de los Caballeros como eje del Cibao
La
hoy gran ciudad de Santiago de los Caballeros surgió como cualquier pueblo de
América Latina, con parecidas tipicidades y controversias conque afloró el
poblacho Macondo, de García Márquez, o con las paradojas de la aldea Comala, de
Juan Rulfo. La marcada diferencia es que estos últimos son de ficción y aquella siempre ha sido una activa realidad.
Se
han tejido versiones sobre el lugar de la creación de la ciudad del Yaque e
incluso sobre su progenitura.
En
lo que hay consenso es en que su fundación se produjo en el año 1495. La
mayoría de los registros históricos ubican ese hecho en un altozano del área
donde se levanta en la actualidad, y que fue un fortín la fuente de su
nacimiento.
Hay
versiones de que fueron 30 caballeros españoles, fervorosos de Santiago el Mayor, el patrono
de España, los que dieron origen a la formación del pueblo y de que por eso es
el nombre.
Un
historiador y gran jurista santiaguero, Julio Genaro Campillo Pérez, sostuvo en
vida, en diferentes foros públicos y en varios ensayos, que el único fundador
de Santiago fue Cristóbal Colón y que eso de los 30 caballeros fue un agregado
que surgió décadas después de que la entonces pequeña comarca ya era una
realidad urbana.
Lo
que nadie discute es que Santiago fue edificada en el fértil Valle del Cibao,
entre las cordilleras Central y Septentrional.
“Santiago
se yergue aproximadamente en el punto más alto del valle, a una altura de 570
pies sobre el nivel del mar, lo cual fue cuidadosamente comprobado mediante
barómetro. Se encuentra situada entre el Yaque y la base de una sierra de
colinas bajas, que se proyectan desde el sur y casi dividen el valle en dos
porciones”. Así se pronunció un paleontólogo
y geólogo estadounidense en el 1870.1
También
se admite como realidad histórica que el núcleo poblacional original de esa
ciudad mediterránea tuvo una mudanza hacia el hoy distrito municipal de San
Francisco de Jacagua, siendo víctima años después de un terremoto que sólo dejó
escombros. Todavía quedan visibles trozos de las construcciones derrumbadas.
De
nuevo se erigió la ciudad de Santiago y con el paso de los siglos se convirtió
en la segunda urbe del país, por su desarrollo económico, su dinámica social y
por muchos otros factores de prolija enumeración.
Ella
es, sin duda, el eje central del orgullo de sus habitantes, especialmente de
los que nacieron allí.
El
fenecido periodista Radhamés Gómez Pepín, que no necesita carta de
presentación, pues su labor en la prensa nacional fue una permanente cátedra de
sabiduría, prudencia y valentía, escribió en una de sus famosas Pulsaciones lo
siguiente:
“A
quienes me acusan de ser “extremadamente santiaguero”, les calmo admitiendo que
tienen la boca llena de bolitas multicolores de razones irrebatibles…Santiago
no es simplemente una ciudad pujante en industria, arte, folklore, deportes,
carnaval y educación, para solo citar seis de sus condiciones precursoras.
Santiago es más que Santiago. Es una realidad que se supera así misma…”2
Inconformidad en el Santiago colonial
A
principios del XVIII las estimaciones poblacionales se basaban en cálculos
probabilísticos, particularmente por la inexistencia de padrones de los años
anteriores.
En
esa falencia estadística Santiago de los Caballeros no era una excepción, pero
sí está registrado un amplio flujo hacia esa ciudad de comerciantes canarios,
andaluces, gallegos y especialmente franceses que quisieron aprovechar el
comercio fronterizo con la vecina colonia francesa.
El
cronista francés Charles Butet cifró para esa época la cantidad de viviendas de
Santiago en 380 casas, indicando que de
ellas 350 eran chozas y 30 de ladrillos.
Fue
en ese contexto habitacional, comercial y social que se produjo la llamada
Rebelión de los Capitanes, motorizada por los comerciantes radicados en
Santiago contra el jefe colonial Fernando Constanzo Ramírez; por estar éste
realizando negocios en su perjuicio en ambos lados del río Dajabón, a través
del cabo Isidro Miniel y consecuencialmente poniéndoles todo tipo de trabas,
incluyendo exacciones ilegales.
Esa
historia es larga y con muchos vericuetos, y no es posible describirla en este
espacio, pero en resumen los jefes de milicias emitieron una carta de protesta
desde Santiago de los Caballeros, con fecha 31 de agosto de 1719. Además,
cientos de moradores de esa ciudad, aunque con la zalema de besar los pies del
rey, comunicaron a la Real Audiencia, mediante súplica del 27 de diciembre de
1720, las órdenes violentas del citado capitán general Constanzo, por conducto
de su íncubo Isidro Miniel.
Eso,
al decir de un reputado historiador dominicano, “surtió un conjunto de efectos
en el funcionamiento de la colonia durante las décadas siguientes. Se puede
catalogar, por tanto como el acontecimiento más importante de las primeras
décadas del siglo XVIII.”3
Batalla del 30 de Marzo de 1844
Una
de las principales batallas en pro del fortalecimiento de la Independencia
Nacional se efectuó en la ciudad de Santiago de los Caballeros, el 30 de marzo
de 1844.
En
horas de la tarde de ese día el General haitiano Louis Pierrot, comandando más
de diez mil soldados, atacó esa ciudad,
la cual siempre ha sido baluarte de la libertad dominicana.
El
general José María Imbert, quien estaba al frente de los dominicanos por
ausencia de Mella, colocó en posición de combate a los patriotas dominicanos,
quienes tenían como aliados a los fuertes denominados Dios, Patria y Libertad.
De igual modo ordenó una avanzada de 400 hombres de infantería para cubrir “los
atrincheramientos de la sabana”.
Refiriéndose
a los preparativos hechos por el general Imbert en la ciudad de Santiago de los
Caballeros, para enfrentar a los intrusos del oeste de la isla, el padre de la
historiografía dominicana consignó que: “Inmediatamente activó los trabajos de
los tres fuertes que bajo los nombres de Dios, Patria y Libertad, se venían
construyendo desde algunos días antes; hizo cavar fosos al pie de ellos,
colocando en cada uno de los tres una
pieza de artillería; y confió al comandante Manuel María Frómeta y al doctor
Bergés, el encargo de ir a observar los movimientos del enemigo.”4
El
Batallón La Flor, dirigido por el coronel Ángel Reyes, e integrado en su
totalidad por jóvenes de Santiago,
conocedores de los recovecos de la ciudad, jugó un papel brillante en
los combates de ese día.
Imbert
contó en la ocasión con el asesoramiento de los veteranos generales Pedro
Pelletier y Achille Michell y la eficaz asistencia de los oficiales Fernando
Valerio, Dionisio Reyes, José Marín López y otros titanes de la libertad
dominicana.
“El
capitán Fernando Valerio llevó a cabo una acción decisiva al encabezar-sable en
alto- un frenético ataque al arma blanca conocido como la Carga de los
Andulleros, el cual hizo grandes estragos entre los invasores.”5
A
pesar del tiempo transcurrido, y dadas las trágicas consecuencias derivadas de
los hechos, los santiagueros tenían viva en su memoria las atrocidades
cometidas en el 1805 por soldados haitianos que actuaban como hordas, degollando
a cientos de personas indefensas y que incluso convirtieron en una antorcha humana
al famoso sacerdote Juan Vásquez en la sacristía de su iglesia e hicieron
profanaciones sobre el montículo de cenizas a que quedó reducido el cuerpo del
cura que escribió una de las más famosas quintillas conocidas en el país sobre
la confusión que existía entonces sobre lo que éramos como pueblo:
“Ayer
español nací/a la tarde fui francés/a la noche etíope fui/hoy dicen que soy
inglés: no sé qué será de mí.”6
Un
prestigioso historiador dominicano, al referirse a la animosidad que
confesó Jean Pierre Boyer haber
encontrado en el país cuando la ocupación haitiana de 1822, indicó que:
“Las
razones para que este prejuicio se mantuviera eran muchas y estaban demasiado
enraizadas en la mentalidad dominicana de aquellos días. Las matanzas de
Dessalines y Christophe en La Vega, Moca y Santiago en 1805 estaban frescas en
la memoria de la población dominicana y no podían ser despejadas en pocos
años.”7
Santiago en la Restauración
Muchas
fueron las batallas que los restauradores dominicanos libraron contra los
anexionistas, pero una de las más sangrientas y definitorias del curso de la
guerra de liberación se llevó a cabo en la ciudad de Santiago de los
Caballeros.
El
arranque de esa nueva gran hazaña de los patriotas criollos tuvo su origen al
oeste de Santiago, en un campo de nombre Quinigua, donde Gaspar Polanco,
Pepillo Salcedo, Benito Monción y Gregorio Luperón planificaron sus tácticas de
guerra.
Enterado
el tristemente célebre general Manuel Buceta del Villar de que allí se
encontraban los dominicanos en preparativos de combate, se dirigió hacia ellos
en compañía de los traidores dominicanos generales José Hungría y Antonio Abad
Alfau con obuses, artillería, infantería y caballería, pero los restauradores
no se amilanaron y fueron a su encuentro.
Los
primeros combates se produjeron en el hoy urbanizado sector de Gurabito, lugar
donde los españoles, y los vendepatria que los secundaban, recibieron una
verdadera zurra, retirándose en loca huida del frente de batalla.
Gregorio
Luperón, un joven de Puerto Plata, con tan solo 24 años de edad, se transformó
en el paladín de la jornada bélica, convirtiéndose desde ese momento, ya con el
rango de General, en el azote de los anexionistas.
El
día 6 de septiembre de 1863 se produjo la gran batalla santiaguera que selló la
derrota de la Anexión y consolidó la cadena de triunfos que los restauradores
habían ido obteniendo desde el histórico Grito de Capotillo, el 16 de agosto de
aquel año glorioso.
Un
desesperado General Buceta pidió refuerzos al general Juan Suero, dominicano
españolizado, apodado por sus amos españoles el Cid Negro, y al coronel Manuel Cappa, que estaban
acantonados en Puerto Plata; pero nada detenía a los restauradores, quienes
pusieron a esos sujetos y a sus tropas en fuga por los breñales de Las Lavas,
Altamira e Imbert.
Hasta
esa fecha la ciudad de Santiago de los Caballeros había sido incendiada tres
veces por tropas extranjeras: En el 1667 y el 1697 los franceses la hicieron añicos carbonizados y en el 1805
los haitianos en su fuga vergonzosa la saquearon, degollaron a cientos de sus
habitantes y luego la quemaron.
Pero
en el 1863 sobre sus restos calcinados caminaron nimbados por la gloria los
libertadores dominicanos.
Don
Sócrates Nolasco, gran historiador sureño, lo dijo con claridad: “…pero sus
botas no ensuciaron, estamparon huellas de luz.”
Sobre
lo ocurrido entonces en Santiago de los Caballeros el General Gregorio Luperón
hizo una revelación en sus memorias: “Aquello no era ya batalla; era un cráter
en espantosa actividad. Santiago, aquel pueblo alegre, bullicioso, sociable,
viril y patriota, de sencillas costumbres, tolerante, con sublime heroísmo e
impulsado por aquel espíritu impenetrable de lo suprasensible, que lo hace tan
superior y admirable en días de las mayores desgracias, no se acongojaba por la
catástrofe…esperando que de sus ruinas saldría la restauración de la
República.”8
Un
ilustrado santiaguero no escatimó esfuerzos para dejar a las futuras
generaciones una sólida obra sobre los acontecimientos que dieron al traste con
la Anexión a España, teniendo a Santiago de los Caballeros como el lugar culmen
de los éxitos restauradores.
En
150 páginas de esa obra aludida, desde su número 3 hasta la 322, aparece el
nombre de esa ciudad, en cada caso con una mención que dignifica su pasado y
que pone de manifiesto que Santiago tiene un papel elevado en la historia
nacional.
En
el prólogo del referido libro el brillante periodista y político zahorí Rafael
Vidal Torres indica que Archambault “desde su juventud adquirió el hábito de la
investigación por el afán de encontrar la verdad siempre escondida entre
marañas de mentira. I para llegar a escribir su Historia de la Restauración ha
empleado gran parte de su vida recogiendo datos, sentando premisas y deduciendo
conclusiones.”9
Tratando
de encubrir la derrota de los anexionistas, y tergiversando la verdad de lo
ocurrido en Santiago de los Caballeros, un oficial español escribió lo
siguiente:
“
El día 13 de septiembre se pactó, como ya hemos dicho, una capitulación entre
tropas españolas y el pueblo sublevado, de la que días antes era capital del
Cibao…Aquel paso desgraciado fue, a no dudarlo, el que dio vida e importancia a
la insurrección, que cual la de febrero, hubiera sido sofocada….Nada, en fin, hemos visto que
justifique aquel paso tan precipitado…¿ por qué mendigar una licencia para
escaparse?...Se nos ha querido convencer de que hubo necesidad de abandonar a
Santiago, pero no hemos encontrado quien con lógica suficiente lo lograra.” 10
Presidentes de la República nacidos en Santiago
En
Santiago nacieron diez de los presidentes dominicanos. El primer santiaguero en
llegar a la Presidencia de la República fue José Desiderio Valverde y el más
reciente Hipólito Mejía Domínguez.
Los
demás fueron Benigno Filomeno de Rojas, Ulises Francisco Espaillat, José Bordas
Valdez, Rafael Estrella Ureña, Joaquín Balaguer, Rafael Bonnelly, Huberto Bogaert
y Salvador Jorge Blanco.
De
ellos el que más tiempo ejerció la primera magistratura de la Nación fue
Joaquín Balaguer. Estuvo como Presidente durante 23 años y 5 meses. Huberto
Bogaert apenas duró horas, entre el 16 y
el 18 de enero de 1962.
Un barbero memorioso recrea el Santiago de ayer
Don
Arturo Bueno se presentó ante la historia de su pueblo, Santiago de los
Caballeros, con su enunciado título de barbero como su primera actividad laboral.
Pero
su potente memoria legó para la posteridad una obra formidable, en la cual hace biografías de personajes célebres,
describe acontecimientos de la historia de su lar nativo, tales como que el
barón del cementerio más antiguo de Santiago aún activo era un catalán; pero
también anécdotas hilarantes y la sustancia de hechos pintorescos que permiten
tener una visión de esa gran ciudad desde su fundación hasta el 1968, en que
cerró el segundo tomo.
El
narra que en el Santiago de un ayer no tan lejano la mayoría de los entierros
se hacían de noche, en un carro fúnebre tirado por dos fornidos caballos, con
su anatomía equina cubierta con capas de negros crespones, guiados por un don
Thomas vestido con “elegante smoking y un bombo de copa elevada; con sus gafas
negras…”
Pero
por él uno se entera de historias tan insólitas como la de Cuchumbito y
Cuchimbé; las estacas como origen de calles torcidas y atravesadas, las
longanizas “ñampiadas”por gatos de dos y cuatro patas; el simulacro de suicidio
de un don Chirí, encerrado en su aposento, haciendo explotar una vejiga llena de sangre de vaca; así como los cuentos sobre el gallo de Perico;
las botijas, el paraguas de don Domingo; el burro astrónomo; la sopa de cascajo
y así una y mil cosas propias del primer Santiago de América.11
Los panfleteros de Santiago
Los
panfleteros de Santiago fue un grupo de valientes jóvenes que confeccionaron y
distribuyeron por toda esa ciudad un volante denunciando el régimen de opresión
de Trujillo y calificando a tan macabro personaje como lo que en realidad era.
Wenceslao
Guillén era el líder de los jóvenes
estudiantes y obreros integrados en la
Unión de Grupos Revolucionarios Independientes.
El
martirologio (en la tercera acepción dada por el Diccionario de la Lengua
Española) de esos jóvenes santiagueros es una prueba fehaciente de la
criminalidad que se asienta en mentes retorcidas, labradas para hacer el mal,
de las cuales se valía el régimen despótico de entonces.
Su
muerte atroz sirvió como una especie de bulbo-raíz que fue levantándose como un
junco para alertar al pueblo dominicano sobre la necesidad de ponerle fin a la
tiranía trujillista.
El
gran jurista Rafael Valera Benítez, preso y torturado en la cárcel conocida
como La 40, narró en el capítulo II, titulado la oscura noche sin tregua, del
prólogo del libro Complot Develado, lo siguiente:
“La
noche del 29 y el amanecer del 30 de enero de 1960, un total de 27 muchachos
con una edad promedio de 13 ó 14 años fueron asesinados en La 40. El grupo
había sido denominado los panfletistas de Santiago por haber impreso y
distribuido un volante en la ciudad de Santiago de los Caballeros, en el que se
insultaba a Trujillo y se exhortaba al pueblo a la insurrección. Algunas de las
víctimas tenían sólo diez y once años. Eran en realidad niños.”12
El
distinguido jurista Ramón Antonio (Negro) Veras, quien formaba parte de esos heroicos jóvenes,
escribió un libro en el cual describe las labores iniciales del grupo, reseña
el contenido del volante, tanto en la página principal con en el dorso, narra
el vía crucis, las torturas, y muerte de sus compañeros de lucha, entre otros
temas referentes a esa masacre.13
Universidades
La
ciudad de Santiago de los Caballeros tiene recintos de casi todos los centros
de estudios superiores que operan en el país.
Pero
de ellos dos de los más prestigiosos tuvieron su origen allí. Es decir, que su
alma mater fue esa ciudad y sus habitantes, quienes siempre se han
caracterizado por ser emprendedores y como tales pioneros en muchas cosas.
La
hoy Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, que a sus inicios no tenía
el rango internacional de pontificia, fue fundada con el auspicio de la
Conferencia del Episcopado Dominicano el día 9 de septiembre del año 1962,
basando sus principios de formación académica en las enseñanzas esparcidas por
el mundo por el gran papa Juan XXIII, aquel campesino lombardo que empujó la
transformación de una iglesia católica anquilosa por el peso de los siglos.
El
primer rector de esa prestigiosa universidad fue el salcedense Hugo Eduardo
Polanco Brito y el segundo en dirigir sus destinos fue el higüeyano Juan Félix
Pepén Solimán. Ambos fueron obispos que impactaron no sólo a la iglesia
católica nacional sino también a la
sociedad dominicana en su conjunto, por su carisma y sabiduría, aunque con
estilos diferentes.
El
segundo centro académico de altos niveles con carácter privado que nació en la
ciudad Corazón es la Universidad
Tecnológica de Santiago.
Su
creador fue el visionario empresario nacido en un apartado rincón rural de la
provincia Santiago Rodríguez, el Dr. Príamo Rodríguez Castillo. La UTESA (como
abreviadamente se le conoce) en sus más de 40 años de existencia ha ido
ramificándose en diferentes lugares del país y ensanchando su matrícula
curricular y el número de sus docentes y estudiantes.
En Santiago Américo Lugo desafió a los invasores
norteamericanos
El
25 de junio de 1922, invitado por los sectores más representativos y
conscientes de la sociedad de Santiago de los Caballeros, y utilizando esa
tierra cibaeña como una plataforma patriótica, el ilustre historiador y jurista
Américo Lugo dictó, en el famoso Teatro Colón de aquella ciudad, una
conferencia en la cual les enrostró a los invasores norteamericanos (algunos de
ellos presentes allí) todas las verdades que no querían escuchar.
Con
el aplauso y el apoyo militante de los santiagueros el referido orador dijo,
entre muchas otras cosas, lo siguiente:
“Ninguna
ocupación de guerra puede crear
comunidad de derecho…La ocupación no es, en derecho internacional, sino un caso
de fuerza mayor; carece de toda base jurídica…En esta lucha del pueblo
dominicano contra los Estados Unidos de América, la derrota de estos es
inevitable, porque el primero tiene para sí todo el derecho, mientras que los
segundos tienen sobre sí el peso de todas las violaciones del derecho…Ningún
malvado crea historia verdadera, porque esta no es la que en los libros se
recoge, sino la que el derecho, la libertad, el trabajo y la justicia escriben
por debajo del océano de la vida…Sólo la verdad es eterna, y la verdad es el
derecho. Y el derecho sólo tiene un medio natural de ejercitarse: la libertad.”14
Carnaval de Santiago
Santiago
es una ciudad carnavalesca. Su alegría colectiva anual se ha ido popularizando
con el paso del tiempo, hasta convertirse en una de las más concurridas y
coloridas del país.
El
investigador y genealogista santiaguero Edwin Espinal Hernández hizo un aporte
significativo publicando las manifestaciones del Carnaval de Santiago en el
siglo XIX.
Revela
el autor que el carnaval era una pieza de las celebraciones de cada 27 de febrero. Resalta la
“coincidencia de conmemoración histórica y festividad popular”, y que “los
bailes de máscaras eran el eje de la festividad”. Que también se hacían en la
época de Cuaresma. Enuncia que los personajes carnavalescos más representativos
eran las comparsas, gigantones, la tarasca, tiznaos, mamarrachos, máscaras,
mascaritas y caballos.15
La obsesión de Trujillo por Santiago
El
dictador Trujillo sentía una fascinación extraña, que llegaba a la obsesión,
por Santiago de los Caballeros.
Quizás
ese comportamiento era porque en esa ciudad fue que ese siniestro personaje
comenzó a fraguar su ascenso en el Ejército Dominicano, cuando ocurrió la
delación que provocó la muerte en un recodo del río Yaque del Norte del Mayor
César Lora (primero que él en el escalafón de los ascensos) abriéndole con ese
hecho el camino hacia la cúspide militar.
Tal
vez porque desde la segunda más grande ciudad del país fue que salió el
movimiento cívico-militar que lo llevó al poder el cual mantuvo a sangre y
fuego durante más de 30 años, cuando con una mezcla de maniobras engañosas
derrocó al presidente Horacio Vázquez, aprovechándose de la angurria de éste y
parte de sus seguidores que con su afán continuista no midieron los alcances de
su ceguera política.
Lo
cierto es que cada vez que Trujillo se le antojaba iba a Santiago de los
Caballeros donde disfrutaba de rumbosas fiestas con abundante comidas y bebidas
y la alcahuetería de los áulicos que lo seguían.
Como
todo lo que de importancia se hacía bajo el régimen de fuerza de dicho señor
era por su voluntad, no hay ningún resquicio de duda de que fue por orden suya
que se construyó en el 1944, en una amplia colina de Santiago, una gigantesca
obra escultórica que fue inicialmente identificada con el pomposo nombre de
Monumento de la Paz de Trujillo, luego rebautizado en honor a los Héroes de la
Restauración.
El
colmo de la egolatría de dicho tirano, ya en las postrimerías de su régimen,
fue lanzar, a través de una entelequia política, su natimuerta candidatura a
gobernador de Santiago.
Un
periodista arrinconado en su casa de Puerto Plata, que llevaba en secreto un
diario del acontecer nacional, anotó el 27 de octubre de 1960 lo siguiente:
“Partido
Nacionalista…..postulará a Trujillo para Gobernador de Santiago, en diciembre,
demostrando así que se trata de una maniobra, como la de 1930, cuando se hizo
postular por todos los partidos…La Información: Trujillo se ofrece para
candidatura como gobernador de Santiago, a 5 columnas con el indispensable y
viejo retratico…La especie es tan absurda que produce náuseas….”16
Santiago, Martí
y Cuba
José
Martí, el apóstol de la libertad de Cuba, se enteró en la ciudad de Santiago de
los Caballeros, en su tercer y último
viaje al país, que ya estaban dispuestos
todos los preparativos para la guerra de liberación de la mayor de las
Antillas.
En
la edición del 18 de febrero de 1895 del periódico La Prensa, de Santiago, se reseñó
lo siguiente:
“…Martí
recibió en Santiago cable de Nueva York indicando que todas las órdenes de
insurrección habían llegado a sus destinos; que la fecha señalada para el
levantamiento era el 24 de febrero; y un cablegrama de Juan Gualberto Gómez que
decía: Giros aceptados, lo que significaba que todo estaba dispuesto para la
revuelta.”17
Aquellos
eran días de Carnaval en Santiago de los Caballeros, y Martí recibió tan fausta
noticia después de estar en el Centro de Recreo “con música de piano y flauta”.
Desde Santiago escribió varias cartas que luego adquirieron la categoría de
históricas, como una fechada el 19 de febrero de 1895, destinada a María
Mantilla y otra de la misma fecha al periodista José Dolores Poyo.
Dicho
lo anterior aunque el más fecundo de los historiadores dominicanos dejó escrito
que:
“En
Santiago de los Caballeros no ha pervivido, como en Monte Cristi, el recuerdo
de Martí: estuvo aquí de paso…Aquí, junto al Yaque, pueden verse aún las casas visitadas
por Martí. Con ánimo acongojado se va por las calles de Santiago, tras las
huellas de Martí. Que sepamos, don Augusto Franco Bidó fue el único que recogió
allí el recuerdo vivo, del paso de Martí por aquella ciudad en que Máximo Gómez
le aceptó oficialmente la invitación de abandonar su hogar de Monte Cristi para
volver a los campos de Cuba libre.”18
Pero
el mismo Rodríguez Demorizi publicó los escritos de Martí, en los cuales el
sabio cubano dejó plasmada parte de su visión sobre el Centro de Recreo de
Santiago, donde fue recibido por un gentío agolpado en las puertas, con
charanga, un vals del país, con güiro y pandereta, con escenas carnavalescas de
“mamarrachos”, máscaras y la tarasca.
Temas variados de Santiago:
1-Santiago
de los Caballeros es la segunda ciudad del país, por la generalidad de todo lo
que ella representa.
2-Es
la capital de la Provincia Santiago, encabezando el dinamismo económico y la
diversidad social de todos sus municipios, los cuales serán objetos de reseñas
posteriores, por tener cada uno de ellos sus propias características con
singulares aportes a la nación dominicana.
3-
Santiago ha sido y es una cantera de donde han surgido grandes patriotas, escritores, abogados, historiadores,
políticos, médicos, periodistas, militares, deportistas, artesanos,
comerciantes, músicos, educadores,
empresarios, artistas en diferentes ramas, científicos, religiosos y en
fin miles de hombres y mujeres que han contribuido al engrandecimiento del
país.
4-En
Santiago se fundó la primera institución cultural del país, correspondiendo ese
honor a la Sociedad Amantes de la Luz. Su fundador, en el año 1874, fue el gran
educador, periodista y poeta Manuel de Jesús de Peña y Reinoso.
5-Digno
de resaltar también es el Archivo Histórico, fundado el 13 de agosto del año
1958. A pesar de los apuros económicos para su sostenimiento, es un manantial
de informaciones de todo tipo sobre esa ciudad.
6-
En la actualidad existe en esa ciudad el Centro Cultural Eduardo León Jimenes, fundado en el año 2003. Es un faro de luz
cultural para todo el país, pues allí se hacen exposiciones temporales y
permanentes sobre temas de antropología, artes visuales y artesanía. También
realizan cursos de diferentes actividades vinculadas con la cultura dominicana
y caribeña e incentivan la creatividad artística a través de concursos
periódicos, en los cuales han sido premiados cientos de talentos criollos, unos nóveles y otros consagrados.
7-
Santiago es sede del equipo de Beisbol Águilas Cibaeñas, también conocido como
Las Cuyayas. Fue fundado el 28 de enero de 1933. En muchas ocasiones ha llenado
de alegría a sus fanáticos, especialmente cuando triunfan en su estadio al cual
los aguiluchos suelen llamar El Valle de la Muerte para sus rivales.
Bibliografía:
1-Sobre
la topografía y geología de Santo Domingo. vI. Editora Amigo del Hogar, primera
edición, p150.William More Gabb.
2-
Pulsaciones, periodismo de opinión 1950-2013. Impresora Amigo del Hogar,
2014.p59. Radhamés Gómez Pepín.
3-La
Rebelión de los Capitanes: viva el rey y muera el mal gobierno. AGN. Editora
Centenario. 2da. edición, 2014. pp465, 473,475. Roberto Cassá.
4-Obras
Completas. Editora Amigo del Hogar, 2006.tII. 7ma parte, libro primero.pp452 y
453.José Gabriel García.
5-Historia
de Santo Domingo. Editora Cultural Dominicana, 1974. p232. Jacinto Gimbernard Pellerano.
6-Quintilla.Autor
sacerdote Juan Vásquez.
7-La
dominación haitiana 1822-1844. Editora Búho, 2013, 4ta. edición. p67.Frank Moya
Pons.
8-Notas
autobiográficas. Editora de Santo Domingo, 1974.t I.p136. Gregorio Luperón.
9-
Historia de la Restauración. Editora Taller, 4ta. edición, 1981. pp 13 y 14 del
prólogo de Rafael Vidal Torres. Pedro M. Archambault.
10-Historia
de la dominación y última guerra de España en Santo Domingo. Editora de Santo Domingo,
1974, p154 y 155. Ramón González Tablas.
11-Santiago
quien te vio y quien te ve. t I y II.SDB. Impresora Búho.2006. Arturo Bueno.
12-Complot
Develado, v I, auspiciado por la
Fundación Testimonio. 2da. edición, impresora Mediabyte, abril 2005. p44.
Rafael Valera Benítez.
13-Los
Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición. Editado por el Archivo
General de la Nación, 2009. Ramón Antonio (Negro) Veras.
14-Conferencia
pronunciada en Santiago de los Caballeros, 25 de junio de 1922. Américo Lugo. Insertada
en las pp 345-354 del libro titulado Los intelectuales y la intervención
militar norteamericana, 1916-1924. Compilado por Alejandro Paulino Ramos.
Editora Centenario, julio 2017.
15-Historia
Social de Santiago de los Caballeros 1863-1900.Editora Amigo del Hogar,
noviembre 2005.pp195-199. Edwin Espinal Hernández.
16-Drama
de Trujillo. cronología comentada. t I y II. AGN. Editora Búho, 2012. pp 147 y
149 del tomo I. Alonso Rodríguez Demorizi.
17-Los
Tres Viajes de Martí a Santo Domingo. publicaciones ONAP,1995. p104. Emilio
Rodríguez Demorizi.
18-Martí
en Santo Domingo, 2da. edición. Editora Gráficas M. Pareja, Barcelona, España,
1978. pp217, 485, 486 y 487. Emilio Rodríguez Demorizi.
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