SABANETA, MONCIÓN Y LOS ALMÁCIGOS: TRES PUEBLOS
RESTAURADORES
POR
TEÓFILO LAPPOT ROBLES
Mini-biografía del General Santiago Rodríguez:
Los
municipios de Sabaneta, como capital, Monción y Los Almácigos forman, junto con
sus zonas rurales, la Provincia Santiago Rodríguez.
Es
un territorio de gran significación en las luchas independentistas y
restauradoras del país.
Esa
provincia es una de las mayores productoras de leche y carne bovina del país.
También se fabrican quesos, dulces y casabes, entre otros alimentos.
Se
beneficia de la Ley 28-01, creada para incentivar la zona fronteriza del país.
Gracias a la misma funciona en esa provincia una gran fábrica productora de
gaseosas, que emplea a miles de trabajadores.
Otras industrias también se han radicado allí
por las exoneraciones de que gozan, al
amparo de “la zona especial de desarrollo fronterizo”.
La
Provincia Santiago Rodríguez fue creada mediante la Ley 1892, del 29 de
diciembre de 1948.
Es
oportuno dejar bien establecido que ese nombre no fue puesto por capricho de
algún mandón de turno ni por criterios oportunistas de un grupo.
Es
un merecido topónimo para honrar la memoria de un hombre que jugó un papel de
primer orden, tanto en las batallas libradas para sostener la Independencia
Nacional como en las jornadas épicas de la Guerra Restauradora.
Santiago
Rodríguez fue héroe independentista, con grado de coronel, habiendo sido herido
en la batalla de Sabana Larga; y también héroe restaurador con título de
General.
Fue la principal figura en las fases iniciales
y decisivas de la Restauración y la bujía inspiradora para producir el grito de
Capotillo, el cual lidereó cuando descendió desde ese cerro histórico para
plantar cara a los anexionistas que creían que
su régimen oprobioso estaba consolidado.
Esa
ilustre figura de nuestra historia nació el 25 de julio de 1810, en un lugar no
definido de la Línea Noroeste. Murió en la sección El Cantón, del municipio
de Sabaneta, el 7 de noviembre de 1893.
En el lugar hay un pequeño monumento, en su honor.
Cuando
a su casa acudieron prestantes ciudadanos de diferentes lugares del país, para
solicitarle que encabezara el primer gobierno restaurador, declinó tal honor
proclamando con sinceridad y desprendimiento que “mi única ambición era ver
flotar otra vez mi vieja bandera y ya está.”
Esa
decisión permite tener una idea palmaria del alto perfil patriótico de ese
bizarro combatiente de nuestro pasado convulso.
Santiago
Rodríguez era una “persona de relativa ilustración y de gran honorabilidad….Con
los emigrados de la región fronteriza Santiago Rodríguez fundó Sabaneta en
1844….Desde entonces Rodríguez se instaló en Sabaneta, desde donde tomó una
parte militar activa en la campaña de la independencia e inició más tarde la
Restauración”.1
Como persona no puede decirse a posteriori que
fue perfecto. El pudo decir, como el sabio Terencio, en boca de su personaje
Cremes: “soy hombre, nada de lo humano me es ajeno.”
Su vocación baecista es un punto negativo en
la luminosidad de su larga estela de patriotismo, pero eso en nada afecta la
hazaña que protagonizó en momentos cumbres de nuestro ayer, pues a nadie dañó.
El
nombre de San Ignacio de Sabaneta, como capital de la provincia Santiago
Rodríguez, surgió a través de la Ley No.142 del 28 de abril de 1967, tal y
como se puede leer en la Gaceta Oficial No. 9031, del 29 de abril de 1967.
Oro en Sabaneta, Monción y Villa los Almácigos
Sabaneta,
Monción y Villa Los Almácigos, incluyendo sus áreas rurales, tuvieron fama
mucho antes de brillar en las jornadas patrióticas que habrían de librarse en
el siglo 19.
El
motivo era bien diferente: El oro que corría por las aguas de correntías de esa
tierra que forma hoy la provincia Santiago Rodríguez fue fuente principal de la
ambición de los conquistadores españoles desde el siglo XV, y siguió siéndolo
para otros, ya entrado el siglo XX.
Los
cronistas coloniales se encargaron de dejar plasmado en innumerables informes
la existencia de oro en esa zona del país, aunque no en la cantidad que algunos
codiciosos pensaban.
Así
las cosas nos encontramos con un memorial sobre minas, enviado a España en el
1699 por un sujeto
que fue privilegiado por el
Consejo de Indias, quien decía, refiriéndose a una mina de oro de Guaraguanó,
que la misma se había hundido y que por ello no siguió funcionando, pero acotó
que “según he averiguado con personas antiguas, ha sido muy rica”.2
En
la colección de leyes dominicanas correspondientes al año 1900, específicamente en una del mes de mayo, se publicó una
concesión que el gobierno de turno le había otorgado seis meses antes a un
grupo de señores para que sacaran los minerales que existían en un punto
específico de esa zona.
El
texto en cuestión, favorable a los fulanos David Santamaría, Emilio Valverde,
Joseph Fieux y Epifanio Rodríguez, se refiere a riquezas contenidas en
“aluviones auríferos y filones de cuarzo, también auríferos, en terrenos
comuneros de que son copropietarios en la común de Sabaneta.”3
En
los tiempos coloniales se registró la existencia de oro en los ríos y cañadas
de Sabaneta, lo cual se extendió hasta ya entrado el siglo XX. Así lo registró
en el 1907 un escudriñador periodista
cibaeño que dejó para la posteridad una obra de gran valor para que las futuras
generaciones interesadas en conocer hechos del pasado pudieran indagar en ella:
“…está la villa de Sabaneta en cuya Común existen ricos placeres de oro de
greda que lavan las campesinas…”4
Un
historiador dominicano, citando textualmente el Decreto No.125 del 8 de mayo de 1931, destaca la decisión de
Trujillo para favorecer a un tal Thomas Klog, con la explotación de “una mina
en Sabaneta (hoy Santiago Rodríguez) en terrenos que abarcaban 34,000 hectáreas”.5
Apunto
aquí que siete días después de la decisión anterior, mediante decreto No.146,
el mismo gobernante favoreció a otro aventurero extranjero de nombre John
Erickson para que recibiera los beneficios de “una mina que ha sido
denominada El Dorado la cual contiene oro”. Esa estaba ubicada en Villa Los Almácigos, que hoy es uno de los
municipios de la Provincia Santiago Rodríguez.
La importancia del casabe liniero desde los tiempos
coloniales
El
casabe producido en el territorio de la hoy provincia Santiago Rodríguez, junto
con el oro, fueron de vital importancia económica, e incluso de estrategia
militar para los colonizadores.
El casabe que los tainos del Cacicazgo
gobernado por Guacanagarix elaboraban como en ningún otro lugar de La Española,
era esencial en la alimentación de los españoles que vivían moviéndose, y hasta
trapichando, por los mares del Continente Americano. Su larga duración de hasta
un año y pico sin dañarse era la clave para más apreciarlo.
Ello
se deduce por las innumerables anotaciones que sobre el casabe dejaron los
principales narradores de esa época, e incluso por comentarios de funcionarios
y gendarmes coloniales.
Por
ejemplo, el cronista colonial Gonzalo Fernández de Oviedo dijo sobre ese
producto de origen indígena lo siguiente: “Hay otra manera de pan que se llama
cazabe, que se hace de unas raíces de una planta que los indios llaman
yuca…Este pan de cazaba se sostiene un año y más…sin se romper ni dañar…”6
Fray
Bartolomé de las Casas también escribió sobre ese producto llamado casabe. Hizo
un extenso recuento que abarcó desde la forma de sembrar la yuca amarga, base
del mismo, tiempo de cocción en los burenes, hasta su importancia nutritiva.7
La
Anexión y lo que ocurrió en la hoy
provincia Santiago Rodríguez
La
Anexión de la República Dominicana a
España quedó concretizada en términos legales por el Real Decreto del 19 de
mayo de 1861; pero la rebeldía de muchos de los pueblos criollos comenzó días
antes, tal y como así quedó registrada en la historia nacional.
Los
oficiales y tropas españolas anexionistas y sus compinches criollos creían que
con sus potentes armas, y los efectos de las maquinaciones generadas desde el
poder neocolonial, el control del país era absoluto y que la Anexión era una especie de Leviatán que a
todos aterrorizaba.
Lejos
estaban de creer, extranjeros y criollos vendidos a los peninsulares ibéricos,
que muchos dominicanos, especialmente en Sabaneta, Monción, Villa Los
Almácigos, otros pueblos de la Línea Noroeste y otras zonas del país,
preparaban las condiciones que emanan del libro bíblico de Job para derrotar el
monstruo que cual Leviatán violaba la soberanía nacional.
“¿Y
a Leviatán, ¿lo pescas tú con anzuelo, y
con una cuerda lo sujeta de la lengua? ¿Le atraviesas las narices con
una caña, o con un gancho lo sacarás de las quijadas…? ¿Acribillarás su piel
con flechas, y clavarás un arpón en su cabeza….! Mira que lucha! No volverá a
comenzar. Así se expresa La Biblia, aunque suene paradógico hacer esa mención
en un comentario sobre asuntos de guerra.8
Los
hechos de la Anexión de la República Dominicana a España, obra execrable
materializada apenas 17 años de proclamarse la Independencia, y la guerra que
luego se desató, fueron registrados no solo por algunos historiadores de ambos
bandos enfrentados, sino también por otros sectores que aunque inclinados para
un lado no participaban del fragor de los combates, por razones obvias.
Así
ocurrió con la cúpula de la iglesia católica de esa época, según hallazgos del
consagrado y culto sacerdote jesuita José Luis Sáez Ramo.
Sobre
un libro de anotaciones diarias, con un
alto valor histórico sobre hechos ocurridos en el país en el tramo comprendido
de 1861 a 1865, él dijo en conferencia magistral lo siguiente:
“De
las muchas cosas que el libro pasa por alto, silencia por completo o incluso
recurre a eufemismos, están el inicio de la Guerra de la Restauración en
Capotillo (16 de agosto de 1863) y la instalación del Gobierno Restaurador Provisorio en Santiago (14 de septiembre de
1863), el estado de guerra casi
generalizado en la Línea Noroeste….”9
Ese
silencio cómplice era por pura conveniencia, pues había desaparecido cuando el
18 de marzo de 1861 se anotó en dicho libro lo siguiente: “Se verificó la
reincorporación de la parte oriental de esta isla, que anteriormente había
pertenecido a la Península Española, y en el momento de la anexión, Su Majestad
la reina Doña Isabel segunda (que Dios guarde) y su gobierno, con la solicitud
que les distingue, se ocuparon del arreglo de las cosas eclesiásticas en esta
antigua Metrópoli, Primada de las Indias…”10
Corresponde decir, para la mayor transparencia, que para
entonces estaba en su apogeo eclesiástico Don Bienvenido Monción Martín, quien
se instaló en el Arzobispado de Santo Domingo el 3 de agosto de 1862, en calidad
de funcionario monárquico, luego de desembarcar en la rada del litoral marino
de la ciudad prima de América desde los camarotes de la fragata española
Princesa de Asturia.
Aunque
el principal propiciador de la Anexión, Pedro Santana Familia, pronto tuvo
choques y enemistades con los ocupantes, es oportuno indicar aquí que el
triunfo de los patriotas restauradores obligó a los españoles a darles albergue
en otras tierras bajo su dominio a los anexionistas de origen dominicano.
El
jefe español neocolonial derrotado, el zaragozano General José de la Gándara
Navarro, ofreció a esos vendepatria una cobertura de fuga al expresar que lo
haría: “a los dominicanos que nos hayan sido fieles y quieran pasar a
posesiones españolas”.11
Sabaneta y la Restauración Dominicana
El
hoy municipio de Sabaneta, capital de la Provincia Santiago Rodríguez, está
inscrito con letras doradas en las epopeyas del pueblo dominicano.
Esa
comunidad liniera está emplazada en la vertiente norte de la Cordillera
Central, y forma parte del lado occidental del Valle del Cibao, el cual se
extiende desde la frontera norte con Haití hasta la península de Samaná,
integrando así 14 de las provincias dominicanas.
Siglos
atrás la población arbórea de la parte sur y montañosa de Sabaneta era más
generosa que ahora.
Un
cronista dominicano, hijo del trinitario Juan Nepomuceno Ravelo, gran aliado
de Juan Pablo Duarte, y cuya familia tuvo que exiliarse en Cuba
siendo él un niño, escribió a finales del siglo XIX lo siguiente sobre los
campos de Sabaneta:
“Allí
crece toda clase de maderas de construcción y tintórea, entre las cuales se
cuentan inmensos pinares, el espinillo, la caoba, de gran renombre en Europa y
Estados Unidos, el cedro, el almácigo, campeche, mora, etc., etc. y las
medicinales quina, y amacey, llamada a enriquecer la farmacopea dominicana; la
aromática osúa, el caramaná, el pachulí, el limoncillo, el jengible…”12
En
el pasado las tierras de Sabaneta eran
refrescadas por muchos ríos y arroyos, entre ellos Guayubín, Yaguajai, Cana,
Arroyos Blanco y Negro, Bánica, Gurabo, La Luisa, La Marilonga, Bambán,
Periquete, El Ojo de Agua, Tomines, Sabana Larga, Clavijo. Algunos de ellos
ahora son simples recuerdos.
Una
de las expresiones que se utilizan para definir a los habitantes del municipio
de Sabaneta es “que sus hombres son cañones y sus mujeres son murallas.”
San
Ignacio de Sabaneta es la cuna de la Restauración Dominicana. Ningún
historiador, con criterio objetivo, nunca ha puesto en duda esa verdad redonda
y rotunda.
El
día domingo 22 de febrero de 1863, en una enramada de Sabaneta, comenzó en
firme, con armas en ristre, la hazaña restauradora que resurgió en su etapa final con el grito de
capotillo el 16 de agosto del aquel glorioso año, para no detenerse hasta que
los españoles salieron derrotados del territorio nacional.
Aquel
domingo histórico los coroneles Santiago Rodríguez Massagó y Pedro Thomas, acompañados de
oficiales como Ignacio Reyes y José Mártir, y bajo el escudo protector de gran
parte del pueblo sabanetero, tomaron la Plaza de Armas del poblado con un
estentóreo Viva la República Dominicana, seguido de un sonoro grito de “al
machete carajo”!
Lo
que ocurrió en el citado 22 de febrero de 1863 quedó registrado en la historia
dominicana como la Sublevación de Sabaneta.
Muchos
hechos ocurrieron en los días siguientes, pero oportuno es expresar que el 5 de
marzo de dicho año 135 sabaneteros, guaraguaneros (hoy moncioneros) y nativos de otras comarcas linieras, al frente
de los cuales estaba el entonces coronel
Santiago Rodríguez Massagó, se
enfrentaron a más de cinco mil soldados anexionistas.
Ese
hecho de bizarría extrema fue justicieramente llamado “el episodio heroico sin
paralelo en toda la guerra domínico-española.”13
Es
de conocimiento general que luego del Grito de Capotillo los campos de la hoy provincia
Santiago Rodríguez, tanto en el llano
como en la montaña, se convirtieron en un escenario de permanente combates,
hasta que los anexionistas fueron derrotados.
Desde
los sangrientos enfrentamientos de la sierra de Zamba, el Arroyo de Maguaca, pasando
por la fiereza de los patriotas dominicanos en el lugar conocido como Loma del
Tabaco, hasta otras muchas áreas de toda la Línea Noroeste y el Cibao Central,
quedó demostrado el coraje de los sabaneteros.
Esa
gallardía sin límites quedó simbolizada en la actitud de Francisco Suriel, el
patriota nativo de Sabaneta que sabiendo que moriría en la acción se ofreció
para, como si fuera soga de un andullo, asegurar el éxito del cañonazo del
Fuerte Patria, en un altozano de la ciudad de Santiago. Fue despedazo por la
metralla, pero con su martirio se logró el objetivo de poner en pánico a los
españoles.
Por otro lado es de rigor decir que un oficial
español, de carácter avinagrado y lleno de rencor por la derrota, falseando
totalmente la verdad de los ellos ocurridos en Sabaneta, cometió la osadía y el
desdén de escribir esto: “…el general Lucas Peña, con su amigo Santiago, se
había declarado en abierta rebelión en el pueblo de Sabaneta, y con unos 800
hombres habían proclamado la república…El caso era muy grave, y reclamaba un
pronto y eficaz remedio…Aquella noticia sorprendió tan sólo a los españoles,
pues los del país la esperaban…..era el fruto de las intrigas de Haití…”14
En
su obra Historia de la Restauración don Pedro María Archambault menciona a
Sabaneta en 48 páginas, comenzando por la número 6 y finalizando en la 317. En
ella todo es exaltación al papel estelar que
Sabaneta y su gente tuvieron en la Guerra Restauradora.15
Sabaneta
en los enfrentamientos posteriores a la Independencia
Si
bien la Restauración fue el
acontecimiento de mayor impacto en la tierra de la hoy provincia Santiago
Rodríguez, no menos cierto es que esa
comunidad no apareció como punto luminoso dominicano por los acontecimientos
restauradores, sino que también tuvo una destacada presencia en las luchas
libradas durante doce largos años por la consolidación de la Independencia
Nacional.
Sería
muy extenso hacer un catálogo de esas jornadas post independentistas, en las
cuales el nombre de Sabaneta salía a relucir.
Por ejemplo, mediante nota del 20 de mayo de
1855 el Presidente de la República, Pedro Santana, ordenaba a la Jefatura
Política y Comandancia de Armas de Santiago tomar el mando del ejército y de
las operaciones militares de la frontera e instruía para que se combinara “ el plan de defensa y otras
operaciones militares que deban operarse en esas fronteras, bien sea antes o
después que el enemigo invada…convendrá mucho que asistan al consejo los
coroneles Hungría, de Sabaneta, y Mieses, de Montecristi, por considerar que
serán principales actores en cualquier plan que se combine…Hoy he remitido a
Sabaneta 1,000 piedras de chispas, más 60 fusiles.”16
La
sabanetera Petronila Gau fue la más sobresaliente heroína en la batalla de
Sabana Larga y, además, la chispa que hacía vibrar de patriotismo en casi todos
los combates librados en su época de gloria en la Línea Noroeste.
En
las hojas de servicios del célebre general Francisco Antonio Salcedo, éste
anotó que el 27 de octubre de 1849, mientras ejercía el mando militar que
cubría la frontera norte “descubrí una estratagema de Haití por la parte de
Sabaneta; la hice sofocar y mantuve el orden en las fronteras.”17
Mediante
Ley 355, de 1854, Sabaneta fue declarado puesto militar, perteneciente a San
José de las Matas.
El
27 de febrero de 1855 fue común de Santiago de los Caballeros, por Decreto
No.567.El 9 de marzo de 1858 fue declarado comandancia de armas de la provincia
Santiago.
Con
ese mismo título, mediante decreto 1765, pasó a ser parte del Distrito Marítimo
de Montecristi, el 25 de abril de 1879.
El
municipio de Sabaneta pasó a llamarse
Santiago Rodríguez, mediante la
Ley No.1194 del 22 de octubre de 1936, tal y como se hace constar en la
Gaceta Oficial No. 4959 del 31 de octubre de 1936.
El joven Gregorio Luperón en los campos de Sabaneta
Volviendo
a la guerra de Restauración de la República, y el papel desempeñado en ella por
Sabaneta y sus moradores, es necesario vincular a la misma al adalid Gregorio
Luperón.
Hacia
los campos de Sabaneta se dirigió Gregorio Luperón, siendo un joven sin
experiencia militar. Allí ejercicio de médico práctico, con un botiquín de
homeopatía y con el nombre de Doctor Eugenio. Funcionaba así especialmente para
confundir a los enemigos de la Patria que conscientes del laborantismo de los
linieros tenían bajo su activa mira todos los recodos de esa zona.
El
motivo de esa vigilancia focalizada era porque los ocupantes españoles y sus
socios criollos sabían que las jornadas
bélicas en pro de la Restauración de la República serían protagonizadas por los
ciudadanos de a pie, por el pueblo llano, que en esa época más que nunca sufría
la enajenación de su libertad.
Pero
si los peninsulares y sus cómplices dominicanos vigilaban (aunque en Sabaneta no había destacada una milicia
española), el pueblo sencillo, y muchas
personalidades del lugar, le brindaron abrigo y protección a quien luego sería
la más brillante espada de la Restauración.
Así
lo hizo constar el mismo General Gregorio Luperón en sus Notas Autobiográficas,
al señalar que: “En Sabaneta, bien pronto se hizo apreciar el improvisado
Doctor, por los principales personajes de aquella honrada, laboriosa y
hospitalaria común. El cura, el General Comandante de Armas, el Alcalde, la
municipalidad y todas las demás autoridades de la Común, donde no había
peninsulares, le dieron cordial acogida y se hicieron amigos.”18
En
dicho libro Luperón hace un amplio recuento de los trabajos revolucionarios que
realizó en Sabaneta, en la fase inicial
del proceso restaurador, con sus tropiezos y dificultades.
Es
pertinente indicar que en Sabaneta el español General Garrido, Comandantes de
Armas de Guayubín, con incidencia militar en toda la zona, si bien no se alineó
a los propósitos de Luperón tampoco hizo resistencia a sus designios de liberar
la Patria.
El
cura de Sabaneta, Don Juan Pinedo,
también español, estaba al tanto de los pasos dados allí por Luperón.
Y
fue más lejos el sacerdote ibérico. “
Luperón estaba hospedado nada menos que en el hogar del cura párraco don Juan
Pineda, quien también era animador de las ideas revolucionarias…24 años tenía
Gregorio Luperón cuando el destino lo colocó en la vía de grandes acontecimientos, que
comenzarían a bordear su estatura histórica…Ocultando su identidad se movió de
Puerto Plata a la entonces común de Sabaneta, identificado como Eugenio de los
Santos, o Eugenio El Médico, dedicándose a curar, y a propagar las ideas
revolucionarias en todos los contornos…”19
Rufino
Martínez, ilustre historiador dominicano, refiriéndose al movimiento
restaurador iniciado en Sabaneta, dejó
plasmado su sabia opinión así: “En esta segunda etapa, los anónimos, los
carentes de significación social, movidos de un sentimiento de amor al suelo, y
más que al suelo, al disfrute de los atributos de la libertad, no estimados
mientras no se perdieron, se lanzan los primeros a la lucha, y tras ellos se
van sumando los aportes de los más conscientes y el vigor de las fuerzas vivas
sociales…”20
Municipio de
Monción
El
pueblo de Monción es uno de los más hermosos del país, poblado por gente de
gran empuje empresarial y una amabilidad exquisita hacia los visitantes.
Es
una comunidad intramontana, situada
entre hermosas protuberancias de la Cordillera Central. Desde el Cruce
de Los Quemados, a ella se llega por una empinada carretera que va haciendo una
especie de S.
A
Monción se le identifica con justicia como la capital del casabe dominicano,
por la gran producción que allí hay de ese alimento heredado de los indios. Aun
se utilizan los burenes mediante los cuales los indígenas cocían la yuca.
Aunque ahora también se utilizan estufas industriales.
También
le dicen la villa de los pinares, por la abundancia de dicho árbol en la zona.
El nombre original de este municipio era
Guaraguanó, que así se llamaba un jefe indígena que ejercía su jefatura en la
zona.
En
la época precolombina ese territorio pertenecía al Cacicazgo de Marién, que a
la llegada de los españoles estaba dirigido por el famoso cacique Guacanagarix, de quien se han escrito muchas
cosas.
El
nombre de Guaraguanó se cambió por Monción. Con esa decisión se honró al héroe independentista y restaurador Benito Monción Durán, nacido
en un campo de La Vega y quien antes de
ser militar al servicio de la Patria era un obrero en los negocios del insigne
Santiago Rodríguez.
Dejo
su retrato como líder restaurador en palabras de él mismo: “Íbamos a recomenzar
con más vigor ahora, y al fin con más feliz resultado para la patria, la lucha
que no habíamos abandonado, desde el 24 de febrero.”21
La mudanza toponímica de Guaraguanó a Monción
se produjo el 23 de marzo de 1898, mediante el Decreto del Congreso Nacional
No.3799.
Las
secciones Gurabo, Monte Higüero, La
Cacique, El Rodeo, Botoncillo,
Mamoncito, La Chorrera, Arroyo
Agua, Rodeo, Bulla y Las Mesetas,
son secciones de Monción, integradas por decenas de parajes, barrios y
sectores.
Por
la gran cantidad de árboles maderables de su zona rural se ha desarrollado allí
la industria del mueble, especialmente son famosas sus mecedoras, sillas y
camas.
Ha
sido tan grande el ataque al área boscosa de la zona que el 12 de julio de 1980
el escritor y cronista de la naturaleza dominicana Félix Servio Ducoudray
escribió, con la responsabilidad que le caracterizaba, lo siguiente: “Monción,
por ejemplo, era un pinar inmenso aunque hoy sólo se le alcance a ver la huella
declinante tras la devastación humana y codiciosa.”22
Ya
para esa época el científico dominicano Eugenio De Jesús Marcano, por todo lo
que estudió en la zona, declaró con la potencia dialéctica de sus muchos
saberes que Monción era “una zona de transición abierta”.
En la parte rural de Monción hay un centro de
espiritualidad con el nombre del sacerdote salesiano César Dal Santo.
Monción,
con su anterior nombre, fue hecho cantón militar, adscrito a Monte Cristi. Eso
fue el 9 de abril de 1884, por Decreto 2210.
Opera
en Monción, desde el 24 de septiembre de 1987, el seminario Nuestra Señora de
Las Mercedes. En el paraje Los Pinos está el monasterio de las monjas
carmelitas, quienes con su propio esfuerzo se sostienen y han construído allí
(con perseverancia digna de encomio) un pequeño, pero hermoso templo religioso.
La
presa de Monción es una maravilla de la ingeniería hidráulica. Según los
informes técnicos elaborados para su construcción está capacitada para producir 21 metros cúbicos de agua por
segundo, de los cuales 12 se vierten en el río Yaque del Norte, seis se usan
para el riego y tres para alimentar el acueducto. También genera electricidad.
Funciona por gravedad.
Un
distinguido moncionero escribió una obra cargada de emociones, en la cual hace un recuento de algunos de los hechos,
acontecimientos y obras más importantes de Monción, tales como la primera
carretera, el primer club recreativo, el impacto ambiental del plan Sierra, la primera
iglesia, el primer acueducto, la llegada del alumbrado eléctrico, las
costumbres más arraigadas en el pueblo, las personalidades que han desempeñado
allí los principales puestos públicos, los atractivos naturales del municipio y
otros detalles también importantes.23
Lo que dijo José Martí sobre Monción
José
Martí, el apóstol de la Independencia de Cuba, y gran amigo del pueblo
dominicano, se refirió al territorio del hoy municipio de Monción, en nota que
escribiera en una de sus tres visitas al país.
Así
se expresó sobre la tierra moncionera ese gigante del saber y de la solidaridad
de los pueblos: “…Don Jesús nos enseña un pico roído, que dice es de tiempo de
Colón y que lo sacaron de la Esperanza, de las excavaciones de los indios
“cuando a la mina de “Bulla” ya le decían “Bulla” en tiempo de Colón,
porque a la madrugada se oía de lejos el
rumor de los muchos indios al levantarse para el trabajo”.
Ya antes había dicho Martí, refiriéndose a la
República Dominicana: “La tierra donde se saben defender con ramas de árboles
de los que vienen de afuera a quitarles el país…. Santo Domingo ostenta con
orgullo a Anacaona, drama vengador; y a Tilema, el drama de la restauración
dominicana.”24
Además
de sus singularidades geológicas, por su posición geográfica Monción tiene uno de los climas más
agradables del país.
Incluso
autores extranjeros han venido con el propósito de estudiar la zona, como fue
el caso en el 1919 de Thomas Wayland Vaugham, quien luego escribió un denso
ensayo sobre la geología del país, en el cual incluye de manera destacada a esa
comunidad montañosa de la provincia Santiago Rodríguez.25
También se interesó por esa tierra un geólogo
suizo, que pasó allí una temporada, y escribió una obra donde externa sus
impresiones sobre el lugar.26
Municipio Villa los
Almácigos
Ese
municipio está ubicado entre los ríos Inaje y Guayubín.El nombre le viene por
la gran cantidad de esos árboles que antaño poblaban la zona. Todavía se
observan algunos de ellos en las áreas rurales.
Ese
municipio tiene una parte del mismo en la Cordillera Central, donde las
estribaciones de La Peonía, Burende y Dajao le sirven de murallas protectoras.
Cuando
en 1850 se formó allí el primer grupo humano se le denominó Sabana de los
Almácigos, pero popularmente sólo se le decía el Caserío.
Esa
pequeña comunidad, situada en ruta hacia Dajabón, tuvo un papel trascendental
cuando el 6 de mayo de 1963 los restauradores, luego de algunos revereses
militares ocurridos en Guayubín y Mangá, realizaron lo que se conoce como la
Convención de Los Almácigos, cuyo lema central fue luchar hasta lograr la
Restauración de la República.
Esa
reunión patriótica en Villa Los Almácigos fue uno de los gérmenes que meses
después produciría el grito de Capotillo.
El
11 de diciembre de 1937 se le impuso el nombre de Villa Generalísimo, mediante
la Ley 1434, publicada en la Gaceta Oficial No. 5104, del 15 de diciembre del referido año.
Con
la Ley 5678 del 21 de noviembre de 1961, vaciada en la Gaceta Oficial No.863, del 7 de enero
de 1962, se le cambió dicho nombre por el de Villa Los Almácigos. Entonces era
una sección del municipio Sabaneta.
Adquirió
la condición de Distrito Municipal el 2 de mayo del 1974, tal y como se
comprueba en la Ley 659, que figura en la Gaceta Oficial No. 9335, del 24 de mayo de 1974.
Villa
Los Almácigos fue ascendido a municipio el 19 de septiembre de 1996, a través
de la Ley 2096, contenida en la Gaceta Oficial No.2096.
Es un municipio
esencialmente agrícola y ganadero. Décadas atrás era una zona donde se producía
en grandes cantidades maní y tabaco y otros rubros agrícolas de gran consumo
nacional.
La Furnia del río Gurabo
La Furnia del río Gurabo está enclavada en el
territorio de la provincia Santiago Rodríguez. Dicho esto al margen del error
de ubicación geográfica que contiene la ley de su creación.
Mediante
la Ley 121-04 del 5 de marzo del 2004 fue declarada área protegida, refugio de
vida silvestre y patrimonio natural de la Nación. En dicha calidad se mantiene
en virtud de la Ley 64-00, de fecha 18 de agosto del año 2000, que creó el hoy Ministerio de Medio Ambiente
y Recursos Naturales.
Sobre cómo se
formó esa furnia, los fósiles que en ella hay, sus barrancos, las rocas y su grosor, la flora y la fauna de la misma
escudriñaron mucho el gran botánico Marcano, el sacerdote jesuita y biólogo
Julio Cicero y el geólogo Bermúdez, que estuvieron allí en distintas etapas más
que como “agrimensores de la geología”.
Bibliografía:
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de la Restauración. Quinta edición. Editora Taller, 1987.p6.Pedro M.
Archambault.
2-
Clío No.139-enero-diciembre 1982,pp23-49.Memorial de Juan Nieto Valcárcel.
3-Colección
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4-La
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Búho, 2003. Enrique Deschamps.
5-
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Moya Pons.
6-Historia
General y Natural de las Indias, tercer capítulo. Gonzalo Fernández de Oviedo.
7-Oviedo –Las
Casas. Crónica Escogidas. Editora Corripio, 1988.
8-JOB,
cap.40.v.25 y siguientes. La Biblia, edición XXVI, Letra Grande, 1995.
9- Libro de Acuerdos Capitulares del Arzobispado
de Santo Domingo (1861-1865. Conferencia pronunciada por el SJ José Luis Sáez
Ramo en la ADH el 9 de septiembre del 2015.
10-Ibidem.
11-
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12-
Diccionario Geográfico-Histórico Dominicano.Editora Búho, lera. edición
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13-Síntesis
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14-
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15- Historia de la Restauración. Editora
Taller, 1987. Pedro María Archambault.
16-
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18-
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Domingo.
19-Divulgaciones
Históricas. Editora Taller, 1989, p203. César A. Herrera Cabral.
20-Prólogo
para la edición de 1974 de las Notas Autobiográficas del General Gregorio
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21-Apuntes
del General Benito Monción Durán.
22-La
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Ducoudray.
23-
Guaraguanó-Resumen histórico del municipio de Monción. Editora Centenario,
2003.Carlos Rafael Rodríguez.
24-Los
Tres Viajes de Martí a Santo Domingo.p22.Publicaciones ONAP, 1995. Emilio
Rodríguez Demorizi.
25-Reconocimiento
geológico de la República Dominicana. Thomas Wayland Vaugham.
26-
Estudios Micrológicos de la República Dominicana. Wily Long Weiter.
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