viernes, 2 de septiembre de 2011

COMENTARIO LIBRO INQUILINOS AL DETALLE


La presentación de un libro es una suprema responsabilidad, especialmente si se hace en un pueblo como Baní, en el cual se inspiró el maestro Rafael Solano para decir en su célebre composición musical “Dominicanita”, la cual es un merecido homenaje a las cualidades de la mujer criolla , que ella “tiene carita de mango banilejo”.
Cuando se trata de una obra literaria del calibre de INQUILINOS AL DETALLE el asunto se convierte en un ejercicio delicado, pues se corren dos grandes riesgos: primero: el ditirambo o elogio excesivo, que en este caso sería rechazado en primer término por la autora y segundo: la posibilidad de navegar en el ancho mar de la imprecisión al momento de captar las coordenadas anímicas que condujeron a la autora a producir esa criatura tan potente y tan maravillosa que es un libro.
Cuando tengo que adentrarme en aguas profundas, y esta comparencia me lleva a eso, me colmo de temores, por no saber cual será mi suerte en tan tamaño trance, pero al mismo tiempo acudo a las sabias palabras bíblicas que dicen que ante los retos hay que sacar fuerza de la flaqueza, y completo mis pertrechos con las enseñanzas de grandes figuras que con su saber han llenado de buenos ejemplos a la humanidad.
Es por ello que al recibir de doña DAYSI BETHANCOURT DE BARONI la encomienda de que presentara aquí ésta, su segunda obra literaria, llegó a mi pensamiento el gran poeta hindú Rabindranath Tagore, ganador del premio nobel de literatura, cuando les decía a unos jóvenes japoneses: “Creo que una florecilla esconde una fuerza viva, en su belleza, más poderosa que un cañón maxim. Creo que , en el canto de un pájaro, la Naturaleza se expresa con una energía más grande que la que el rugido ensordecedor de un bombardeo manifiesta… por todas partes este espíritu del paraíso está despierto y saca su voz de la tierra…”
Al meditar sobre tan elevados conceptos no queda más que decir que la profesora DAYSI BETHANCOURT DE BARONI y su libro son un resumen de esos pensamientos del sabio hindú. Ella por el coraje que le impregna a sus pensamientos, en perfecta emulación de la gallardía con que se levantan al sur de esta ciudad las más famosas Dunas de América, las de Baní; y el libro INQUILINOS AL DETALLE por el mensaje de pura humanidad que transmiten los relatos contenidos en él.

En esta presentación trataré de ser objetivo, puntual y preciso en el análisis de la obra, y proyectar, a través de cortas pinceladas, la esplendente personalidad de la autora, no sin antes recordar al famoso escritor español Baltasar Gracián cuando decía que lo bueno si breve, dos veces bueno.

Para conocer las interioridades de un libro es de suma importancia tener muy presente el calibre espiritual y las motivaciones del autor o autora. Es por ello que antes de penetrar al fascinante contenido de los relatos que integran INQUILINOS AL DETALLE es punto obligatorio decir, aunque sea de manera tangencial, algo sobre su autora.

La profesora DAYSI BETHANCOURT DE BARONI, como Gabriela Mistral, Camila Henríquez Ureña y otras tantas maestras y escritoras, tiene como norte central de su vida enseñar a los demás, ora con la voz de su conciencia, ora con su atildada pluma. Para cristalizar la sublime vocación de la enseñanza no se requiere de una aula, una tiza y un borrador, pues como decía el gran escritor argentino Jorge Luis Borges, enseñar es un permanente ejercicio de vida que se expresa de múltiples maneras.

Ella es tan banileja como el cucurucho de Peravia, como las Dunas, como las aguas refrescantes de Puerto Hermoso, como los cactus florecidos de Villa Fundación, como el mundialmente famoso mango banilejo, como el dulce de leche o como la mística elevación de Montería. Su profundo amor por la tierra que la vio nacer hacía más que obligatoria esta presentación en la casa del pueblo que es este salón municipal.

Como pueden todos los aquí presentes observar la autora del libro que hoy ponemos en circulación está en pleno florecimiento de su intelecto, con todo el vigor y la lozanía de su espíritu excepcional.
Ella, al comenzar la madurez de su juventud pudo haber optado, como muchos otoñales, por amoldarse en un rincón de su hogar, en la comodidad de un asiento suave, a ver banalidades en la pantalla televisiva.

En su caso particular pudo simplemente deleitarse recordando compases de las célebres mangulinas surgidas en los campos de este más de tres veces centenario municipio, a cantar manieleras o tonadas banilejas, o a evocar los variados ritmos de la Sarandunga nacida en esta laboriosa comunidad, y hasta pudo dedicarse, porque la vena artística le brota a raudales, a practicar declamación de décimas o de los famosos chuines de Cañafistol, Matanzas, Villa Güera, Sombrero, Pizarrete y otros bellos contornos de esta villa blasonada; pero ella ha preferido, en cambio, cultivar su espíritu y dejar para beneficio de los dominicanos y, por qué no, de la humanidad, sus inquietudes literarias y sus múltiples experiencias en un medio con características tan surrealistas como es el dominicano.

San Juan de la Cruz, el gran maestro de la vida mística y de la contemplación, dijo, en su obra Cántico Espiritual, refiriéndose al gran maestro Jesús de Nazaret, que él era : “ como abundante mina con muchos senos de tesoros, que, por más que ahonden, nunca les hayan fin ni término, antes van en cada seno hallando nuevas venas de nuevas riquezas acá y allá.”
Guardando las distancias, podemos decir de doña Daysi algo parecido, pues cada vez que uno tiene el privilegio de conversar con ella descubre nuevas facetas enriquecedoras de su personalidad.
Es una fuente en la cual el que tiene sed de saber puede acercarse con la seguridad de que encontrará el germen bienhechor de una sabiduría adquirida en la fragua de los libros, en el contacto con la gente y en las vivencias del fructífero trajinar durante 44 años junto a su esposo, don Luis Baroni, un distinguido ciudadano italiano de la zona del Piamonte, aplatanado aquí para bien de los dominicanos.
Hay consenso entre los historiadores que Baní fue fundado el día 3 de febrero del año 1764, a instancias del entonces gobernador colonial Don Manuel de Azlor y Urríes, y desde esa lejana fecha hasta ahora no ha dejado de producir grandes figuras en las letras, en las artes, la política, las armas y en otras manifestaciones humanas, que han llenado de gloria no sólo su lar nativo sino a toda la nación dominicana.
Como un paréntesis necesario es oportuno decir que ningún otro pueblo del país, con las dimensiones de éste, puede presentar ante el palenque de la historia la hazaña banileja de haber aportado cinco presidentes de la República: Eladio Victoria, Marcos A. Cabral, Francisco Gregorio Billini, Jacinco de Castro y Manuel de Regla Mota.
Entre muchos otros ilustres banilejos podemos mencionar al patriota independentista Manuel de Regla Mota, a los héroes restauradores Francisco Gregorio Billini(también gran novelista) y Marcos A. Cabral, al poeta Héctor Incháustegui Cabral, al más emblemático de los periodistas dominicanos, Rafael Herrera Cabral, al diplomático Fabio Florentino Herrera Cabral, al historiador César Herrera Cabral, al narrador y cuentista Ramón Lacay Polanco, al munícipe Uladislao Guerrero,al novelista Francisco Gregorio Billini al pintor Gilberto Hernández Ortega, a la literata Carmita Landestoy, al pintor muralista José Ramírez Conde, al libertador de Cuba, Máximo Gómez, en fin a una pléyade de grandes hombres y mujeres entre los cuales hay que colocar en un merecido lugar a la profesora DAYSI BETHANCOURT DE BARONI.
Pero como mi papel aquí no es hacer su semblanza, sino presentar el libro, a ello me dedico.
En el cuento LA LUZ ES COMO EL AGUA, que forma parte de su obra DOCE CUENTOS PEREGRINOS, Gabriel García Márquez relata lo siguiente: “La noche del miércoles, como todos los miércoles, los padres se fueron al cine. Los niños, dueños y señores de la casa cerraron puertas y ventanas, rompieron la bombilla encendida de una lámpara de la sala..Entonces cortaron la corriente, sacaron el bote, y navegaron a placer por entre las islas de la casa...” Esta aventura fabulosa le permitió decir al nobel de literatura colombiano que : “La luz es como el agua: uno abre el grifo y sale.”

Un perfecto símil de ese tropo literario es exactamente el libro que esta noche estamos poniendo en circulación en este augusto recinto de la casa del pueblo de Baní. INQUILINOS AL DETALLE es un rayo de luz que encandila al lector desde la misma portada; como si nos dijera que una aurora boreal ha surgido en medio de las tinieblas de tiempos tan difíciles como los actuales.

La educadora y escritora Daysi Bethancourt de Baroni ha preferido utilizar como protagonistas de este formidable libro a personas reales, con las cuales ella tuvo vivencias especiales, dada la cercanía temporal, por razones detalladas en la obra, pero como la realidad tiene una presencia dialéctica tan poderosa, que desborda el marco del pensamiento humano, y por lo tanto las palabras no pueden abarcarlo todo, al leer esta entrega literaria de su intelecto podemos decir que en ella se ha cumplido lo que los expertos en semiología y los grandes filólogos definen como la imposibilidad de que las palabras se conviertan en metáforas auténticas de la realidad.
No obstante la sencillez (que no es lo mismo que simpleza) con que fue escrita la obra, es tarea de cada lector escudriñar en los meandros de sus páginas el justo sentido que quieran darles a los diversos temas desarrollados por la autora.
El libro que estamos poniendo a circular ahora tuvo su germinación aquí, en el número uno de la calle Uladislao Guerrero. Es decir, que hay que otorgarle su acta de nacimiento banileja, y por ello debe registrarse con justiciera razón como parte de la larga lista de obras cuyo primer aliento se produjo entre las montañas y valles preñados de ríos, cafetales, cacaotales, vacas y vegetales de este escudo sureño que es Baní.
En la lectura de los treinta y tres temas de INQUILINOS AL DETALLE los lectores se encuentran con una verdadera galería de acontecimientos variopintos y de personajes de todos los pelajes:
Podrán leer situaciones tan dramáticas y absurdas como la que le ocurrió a la autora con un alto funcionario gubernamental, quien le dijo, no muy lejos de donde estamos en estos momentos, que él tenía que hablar primero con el mismísimo presidente de la República para ver si era posible aumentarle cien pesos a la renta de la casa donde operaba una reconocida institución oficial aquí en Baní
Se encontrarán con personajes tan extraños como el Señor del Lino, a quien el tiro le salió por la culata, pues no contaba con el coraje de la co-protagonista, no pudiendo concretizar su estratagema para engañar a la autora.
Descubrirán personajes jacarandosos, como Los Alegres Italianitos, que dejaron en el apartamento que ocuparon por unas cuantas semanas, como prueba de la expansión de su espíritu festivo,: “Una cartera negra de mujer y en su interior había unos “panties” y una botellita con agua de color morado y perfumada, con una etiqueta que decía “Ven conmigo.”
Descubrirán con escenas tristes, como en el relato titulado La Víctima, en el que la autora, con gran brillantez deja un mensaje enternecedor por la muerte a destiempo de una persona que se dejó seducir por el mundo siniestro de las drogas.
Observarán sujetos grotescos, como el titulado El Engreído; un joven nacionalizado norteamericano, de origen africano, muy inteligente, pero que nunca entendió nuestra idiosincrasia, por lo que siempre vivió entre nosotros en total confusión con relación a la valoración intrínseca del ser dominicano; personaje a quien un virus informático le penetró bien a fondo en la que él decía era su computadora mental.
Gozarán de momentos de hilaridad, como el caso que le ocurrió a la joven
acompañante del inquilino número tres, un dominicanyork ya maduro, a quien, como si emulara a Gargantúa y a Pantagruel, la glotonería le hizo una mala jugada con una cacerola repleta de carnes.
Podrán disfrutar de los perfiles humanos de individuos inocuos, como aquel roncador, visitador a médicos o el fortachón alemán que se jactaba de su condición de karateca, y a quien dos rateritos, de los que pululan por nuestra bella Zona Colonial, le dieron una tunda, sin que el infeliz pudiera hacer uso de sus conocimientos de las artes marciales.

Pero el lector de esta obra también disfrutará, con la debida fruición, de acontecimientos tan inesperados como el de El Nudista, un español que se la traía y se la llevaba, como decimos en Higüey.
Podrán leer las peripecias de hombres abusadores y libinidosos, como el narrado por la autora en su relato titulado El Enviado de Satanás.
Descubrirán la doblez de mujeres profundamente livianas en materia de honestidad, como aquella Doña Bella de ojazos verdi-azules; pareja de un piloto español de la línea aérea Iberia, la cual mientras él “…hacía largos vuelos por el Atlántico, la joven en su Pacífico mundo, hacía vuelos interminables con diferentes pasajeros.”

Pero si es extraordinaria la prosa que la profesora Bethancourt de Baroni desgrana en esta obra, podemos decir que es sencillamente genial la parte correspondiente a la décima con que concluye cada relato.
Los estudiosos de la lengua coinciden en afirmar que la décima pertenecía a la parte culta de la versificación de la lengua de Cervantes, hasta que los españoles llegaron a estas tierras benditas de América y dicho género literario se convirtió en popular. Resulta casi un misterio esa transformación, desde que Vicente Espinel le dio su actual codificación, al extremo de que figuras tan preclaras como Don Miguel de Unamuno, sabio entre los sabios, jamás comprendieron ese giro tan insólito.
En verdad debo decir que resulta difícil de descifrar lo que ocurre sobre el tema. Pienso que fuerzas superiores a la voluntad del ser humano se mueven en ello, pues cualquier persona sin preparación académica, pero tocada por la voluntad divina, puede expresarse en décimas, y en cambios grandes académicos tienen vedado su camino.
Para tener una idea de lo difícil que es escribir décimas acudamos al Diccionario de la Real Academia de la Lengua, el cual la define de la siguiente manera: “ Combinación métrica de diez versos octosílabos, de los cuales, por regla general, rima el primero con el cuarto y quinto; el segundo, con el tercero; el sexto con el séptimo y el último y el octavo con el noveno. Admite punto final o dos puntos después del cuarto verso, y no lo admite después del quinto.”
Como se ve, hay que ser portador de los duendecillos del genio para salir triunfante en el difícil arte de escribir esta singular manera de versificar. Doña Daysi ha logrado treinta y tres décimas que son perlas que orlan la prosa de esta obra grandilocuente, ante cuya majestuosidad literaria me inclino reverente.
Por Teófilo Lappot Robles
En la ciudad de Baní, República Dominicana, doce (12) de mayo del año dos mil cinco (2005).

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