martes, 6 de septiembre de 2011

HISTORIA DE LA ALTAGRACIA,TOMO II(Presentaciòn).


El veterano periodista y escritor Livio Mariano Cedeño De la Cruz siempre nos sorprende gratamente con su intrepidez y valentía editorial.

No es tarea fácil publicar libros, pues el esfuerzo, tanto intelectual como económico, no siempre es recompensado debidamente. Es un fenómeno que se produce esencialmente por las condiciones propias de nuestro medio, las cuales todos conocemos.
Sin embargo, este experimentado periodista, y agudo observador de los fenómenos sociales que se desarrollan en su entorno, siempre tiene una motivación vivencial para mantener a los miles de lectores que lo siguen en espera de un nuevo parto literario.

Se ha especializado en recopilar y desmenuzar las crónicas históricas de la provincia La Altagracia y de manera especial del cinco veces centenario municipio de Salvaleón de Higüey.
A través de esa incesante labor, a quien considero como el cronista por excelencia del siglo XXI de la provincia La Altagracia, va nutriendo a los demás sobre hechos del pasado, pero al mismo tiempo informa sobre el presente y al hilvanarlos va tejiendo las interesantes historias que nos brinda cada cierto tiempo.
Esta hermosa tarde otoñal, con la simpatía que nos brinda el hospitalario pueblo de La Romana, tenemos el honor de presentar el segundo tomo de la Historia de la provincia La Altagracia.
A través de esta obra los lectores descubrirán una serie de acontecimientos históricos, sociales, políticos, religiosos y económicos que han marcado la vida de una provincia que tiene cuarenta y tres años de existencia, pero también podrán apreciar el discurrir que a través de los siglos ha tenido la comunidad de Higüey y sus núcleos poblacionales más cercanos, como son San Rafael de Yuma, La Otra Banda, Bayahibe y Nisibón.

Livio Mariano Cedeño no ha escatimado ningún esfuerzo para revelar detalles singulares de la única provincia del país que tiene fronteras marítimas con el Mar Caribe y con el Océano Atlántico.
En esta obra bien concebida, y mejor desarrollada, podemos comprender por qué es rigurosamente verdad que La Altagracia es la capital turística del país. Las informaciones contenidas en este libro así lo demuestran, y las estadísticas revelan que se encamina a ser en pocos años la comunidad económicamente más activa de todo el territorio nacional.
En esta nueva creación el autor presenta las razones por las cuales La Altagracia puede considerarse como la capital religiosa del país. Ningún otro rincón de la Patria está tan fijo en la mente de los creyentes católicos como Higüey. El hace un recuento histórico que permite a los lectores coincidir en esa afirmación. La adoración mariana es una verdad con carácter de axioma y el trono está allí, como una luminosa señal de que siempre debemos mirar hacia allá buscando el aliento espiritual necesario para ser cada día mejores ciudadanos.
También se coloca a nuestra provincia el calificativo de capital ganadera del país, y la expresión no es exagerada si comprobamos su producción vacuna. No se trata de sensiblería pueblerina, es la realidad de los hechos, la cual siempre es tozuda. En este libro queda altamente demostrado lo aquí dicho.
En este segundo tomo de La Historia de la provincia La Altagracia los lectores se encontrarán con una galería de personajes que han marcado la vida de la porción más oriental de la República Dominicana. Educadores, escritores, intelectuales, artistas, deportistas, políticos, munícipes, militares, religiosos, agricultores, empresarios, sindicalistas, estudiantes y profesionales de todas las ramas del saber han contribuido con el desarrollo integral de La Altagracia.
El autor ha tenido el cuidado de resaltar en esta obra tanto los valores humanos que ya pasaron por este mundo como los que mantienen una pujanza creativa en el presente, haciendo del accionar de ambos grupos una combinación perfecta, que encaja en el tren de la historia que describe con su chispeante estilo de periodista consumado en los tejemanejes de las letras.
Pero faltaríamos a nuestro papel de presentador de este libro si no decimos que dos personajes se destacan en el mismo: Don Cotorro y Don Perico, ambos creados por la fértil imaginación del autor.
Estas figuras radiofónicas, escudándose generalmente en notas de humor, con el gracejo típico de los pendencieros y sabihondos pueblerinos, hicieron historia denunciando males, proponiendo soluciones, cantando verdades, desnudando hechos pecaminosos, resaltando virtudes humanas, criticando bellaquerías, en fin ejerciendo la libertad de expresión en su máximo nivel para mantener edificada a la ciudadanía sobre detalles a veces nimios, pero muchas veces trascendentales.
Los investigadores tienen en los diálogos de Don Cotorro y Don Perico una bien nutrida cantera de informaciones y detalles de un importante tramo de la vida misma de la provincia La Altagracia.
Esta obra está destinada a mantener vigencia por muchos años. Podemos vaticinar que será material de consulta obligatoria cuando se quiera tener una información veraz sobre lo que ha sido, es y será la provincia La Altagracia.
El periodista Cedeño De la Cruz ha hecho un aporte extraordinario con este nuevo libro y merece por ello la gratitud de las presentes y futuras generaciones de altagracianos.
Teófilo Lappot Robles.
La Romana, República Dominicana, primero de octubre del año 2006.

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